Escucha "Tongue Kissing", lo nuevo de Little Dragon

Además de compartir "Tongue Kissing", Little Dragon anuncia un tour por Europa y Estados Unidos.

Después de dos años de su último LP Season High, la agrupación sueca Little Dragon, está de vuelta con el estreno de su sencillo "Tongue Kissing". La canción ya está disponible en todas las plataformas digitales de música en streaming, además de que en Spotify, podremos escuchar la versión original y la versión editada.

Dale play ahora a "Tongue Kissing":

En un comunicado de prensa, la agrupación comentó que la canción habla acerca de dar pasos valientes.

Enfrentarte a tus propios demonios y besarte de lengua con la vida de una manera, sin detenerte, sino con todo lo que conlleva, cada momento en tu cara".

Por otra parte, la banda de música electrónica anunció un tour por Europa y Estados Unidos para el próximo año. La gira tendrá un total de 31 fechas, iniciando el 0 de marzo en su país natal Suecia y finalizará el 12 de mayo en San Diego, California. Los boletos saldrán a la venta el próximo viernes 25 de octubre. Aquí abajo puedes revisar fecha por fecha del próximo tour.

Little Dragon

Quédate al pendiente de las redes sociales de Little Dragon, pues aunque no han confirmado nuevo álbum, quizás podrían sorprendernos próximamente.

The Neighbourhood en el Pepsi Center WTC

Una noche con balance monocromático a cargo de The Neighbourhood, ofreció instrumentos brillantes y una voz camaleónica.

Como parte de su gira por diferentes festivales de México, The Neigbourhood se presentó en el Pepsi Center WTC. Después de lanzar Hard To Imagine The Neighbourhood Ever Changing, regresó para presentar un nuevo tema y descubrir un nuevo personaje.

Antes de comenzar, HEALTH de Los Ángeles se adueñó del público para dar inicio a una magnífica noche. Al presentar la primera canción ocurrieron un par de fallas técnicas que provocaron su salida del escenario, sin embargo, el público los recibió de nuevo con toda la energía. Una combinación de noise y electro rock con un toque de psicodelia se hizo presente a través de sintetizadores y solos de batería. Destacando el headbanging del bajista John Famiglietti aclamado en todo momento por el público.

El telón se cerró y el personaje de Jesse Rutherford, Chip Chrome apareció con una guitarra acústica para interpretar “In The Middle of Somewhere”. En seguida, se abrió el telón y la alineación completa ya estaba en el escenario para interpretar “Lost in Translation”, otro de los nuevos temas. Alargando un poco la canción entre solos de guitarra y redobles de batería que emocionaron más al público, finalmente sonó “Wiped Out!”. Con este Jesse se hizo presente en el escenario con un traje como el resto de sus compañeros. Aunque el sonido de le voz, ocasionado por el reverb se perdiera en ocasiones, para los asistentes al lugar era fácil identificar la canción que la banda tocaba.

Desde el primer tema Jesse se adueñó del escenario yendo de lado a lado, mientras saltaba, daba algunos giros o simplemente se movía al ritmo de la canción. Zach, Michael, Jeremy y Brandon se mantuvieron seguros y dando lo mejor en sus instrumentos.

The Neighbourhood no dejó pasar más tiempo para tocar uno de los temas más conocidos “Daddy Issues”. En esta canción los asistentes sacaron sus celulares para grabar cada uno de los versos, además de cantar a todo pulmón el coro. En “Compass”, todos aquellos acompañados por la persona especial se miraban, abrazaban o cantaban al oído. Los temas de su primer álbum I Love You no faltaron. La línea "you're too mean, I don't like you, fuck you anyway" de “Afraid” se escuchaba entre gritos ahogados y “Sweater Weather” describió perfectamente el clima de la noche.

Tras un retumbante bombo “R.l.P. 2 My Youth” transformó la atmósfera a lo más oscuro de la banda. El momento de la noche se suscitó cuando el vocalista ofreció unas palabras, tomó la bandera mexicana y se envolvió en ella. Después de más de una hora de concierto sonó “Stuck With Me”, con la que el público brincó y danzó de un lado a lado con la misma energía que la banda transmitía. Finalmente, las luces se encendieron y el telón se cerró. Tras el inesperado cierre, la adrenalina quedó contenido en los fans espectantes de "Scary Love".

 

Bat For Lashes — Lost Girls

Lost Girls: Sonidos nostálgicos de una historia personal.

El regreso al pasado, la revisita a épocas previas, la añoranza de tiempos vividos con anterioridad. Un mundo ficticio, una realidad simulada, una historia con guión ya escrito. Lost Girls es todo lo anterior y más, es un homenaje a la década de los 80, pero uno que propone y hace suya esa energía característica de bandas y artistas como Depeche Mode, The Cure o Madonna; pero también es una banda sonora de películas sci-fi y de terror de la misma época. Aún así el disco no deja de ser una bocanada de aire fresco, hay una intención latente de innovar y hacer de cada track una experiencia única.

Empieza nuestro recorrido con “Kids In The Dark”, que en un crescendo de los sintetizadores nos introduce a la tersa voz de Natasha Khan. Es una remembranza de su infancia rodeada de historias como The Goonies en la que los sonidos oscuros terminan apoderándose de el colorido de los 80, pero sin borrar todo rastro de esos destellos. El disco en general mantiene la misma energía que este primer corte, con sus claras excepciones. Aunque el álbum funciona como un ente en conjunto, la realidad es que cada uno de los tracks podría ser bien un sencillo bastante bien logrado… las historias que se cuentan en cada canción son independientes y, al mismo tiempo, terminan siendo un compendio maravilloso de cuentos como los que nuestros padres escuchaban durante su adolescencia.

El andar continúa con “The Hunger”, un tema que produce una sensación de ansiedad y tensión con un órgano en el fondo que mantiene la atmósfera opresiva, mientras que el resto de los instrumentos y la voz de Khan estallan en júbilo. “Feel For You” es una de las bellas excepciones al tono lúgubre que se extiende por todo el proyecto, pero aún así hay cierta oscuridad en el fondo que se hace más latente con cada pausa abrupta que hay en el track, tal como “Jasmine”, esta última recordándonos temas de la reina del pop por aquellos años; aún así la alegría que emana es suficiente para alumbrar toda la primera parte del álbum. Su sonido, lleno de sintetizadores y secuenciadores, es una fiesta en la que los vestidos satinados y llenos de color protagonizaban la pista de baile. Y de nuevo cambia la temperatura con “Desert Man”, que vuelve a llenar de tinieblas el panorama, pero esta vez de una manera tan cálida que las lágrimas pueden empezar a rodar por tus mejillas sin que seas consciente de ello. Uno de los temas que más me recuerdan su The Haunted Man.

Para la primera mitad del disco ya estamos completamente enganchados o no lo estamos, es así de simple. Llega el momento en el que podemos cambiar de álbum o en el que nos encontramos intrigados con lo que viene… no importa si ya lo escuchaste más de cinco veces de manera previa. “Vampires” es un tema puente, pero en el que la sensualidad de un saxofón solitario va jalándote hasta hacerte cruzar a tierras inhóspitas donde “So Good” nos recibe con sus sonidos sintéticos y repletos de una especie de magia oscura. El escuchar cantar a Natasha es sentir como decenas de manos te jalan de una manera suave para adentrarte a una fiesta melancólica. Pasas el portón y después de atravesar una gruesa cortina ya estás moviendo el cuerpo sin hacerte dado cuenta. La dopamina baja, cuando comienza “Safe Tonight”, para tener un momento reflexivo e introspectivo… vuelves a ser consciente de ti mismo y el lugar en el que estás, pero aún así un beat hace que tu corazón lata con un ritmo nada natural. Llega “Peach Sky” y ahora sonidos festivos del caribe aderezan una triste balada. La noche termina con “Mountains”, un track sencillo en el que la voz de nuestra heroína se escucha en todo su esplendor. Sin necesidad de arreglos redundantes ni un ritmo apresurado, Natasha termina enseñándonos el camino de regreso como una luz en el cielo, la estrella polar.

En realidad durante todo el álbum son de aplaudirse la producción y la calidad de cada composición, pero lo que nos mantiene embelesados en todo momento es la voz de la británica. El disco surge como una reinterpretación sonora de la película The Lost Boys y aunque el camino termina sintiéndose como un mero pretexto, la realidad es que al menos en cuanto a una atmósfera cumple con creces. La imposibilidad de Natasha de hacer un disco no personal es algo que terminamos agradeciendo, pues su perspectiva artística y su talento innato para crear historias y mundos sonoros es un aliciente para los corazones rotos con los que todos cargamos.

PREMIERE: Xato presenta "Quatro"

Encuéntrate a ti mismo y disfruta del nuevo video de Xato.

Xato, el dúo mexicano conformado por José Luis Domínguez (Movus, Rifle y Andreu) y Daniel Salazar (Technicolor FabricsDan SoloPonyrex, entre otras) nos comparte –en exclusiva para Indie Rocks!– el nuevo sencillo que formará parte de su primer EP.

Se trata de "Quatro", un tema en el que el dúo continúa en una búsqueda hacia el interior del ser humano y de la reconciliación personal. Además de experimentar con una amplia variedad de sonidos como elementos vocales, percusiones, metales y muchos beats electrónicos rígidos y agresivos. Fue compuesto por Dan Solo y Luis Domínguez, mientras que en la producción solo estuvo a cargo Dan.

El video –lleno de colores y figuras– fue dirigido por Guillermo Llamas y grabado en la bodega de Surface en la Ciudad de México. Dale play a continuación:

Así como el resto de los tracks que conformarán el EP, este sencillo tuvo diferentes etapas de realización. Pues se grabó en dos estados del país (Zirahuen, Michoacán y Tampico, Tamaulipas), y se mezcló en el estudio Sundlaugin de Sigur Rós, Islandia para finalmente ser masterizado en Chab Mastering en París.

Sí quieres escuchar nuevamente "Quatro" o guardarla en alguna playlist, ya está disponible en todas las plataformas digitales, ¡Da clic en el siguiente enlace!

Peter Hook en Frontón México

Concierto maratónico lleno de grandes hits.

Desde 2009 a la fecha, Peter Hook ha sumado 16 conciertos en toda la República y 8 en la CDMX. Ha venido a presentar Unknown Pleasures y Closer de Joy Division, así como Movement, Power, Corruption & Lies, Low-Life, Brotherhood y un double feature de Substance, tanto de Joy Division como de New Order, una gira para volver loco a cualquier ultra fan.

Pero ahora es turno de un nuevo show, algo diferente, álbumes jamás escuchados en México. Technique y Republic son el doblete de la noche, acompañados por una tromba de grandes éxitos de Joy Division y New Order, todo esto en un show de tres horas. Si The Cure lo hace por qué demonios Peter Hook no debería de hacerlo.

Joy Division abre la noche

La arquitectura de temas de la noche constaba de 3 sets y encore, el primer set lucía por acordes oscuros, sus letras violentas y gritos potentes, un set de puras reliquias de Joy Division.

Suenan “Digital”, la epiléptica “Transmission”, la bailable “She’s Lost Control”, la ultra famosa “Shadowplay” y a pesar que hay mucha gente vestida de negro, con ojos delineados y chamarras de mezclilla rotas, podemos observar poco baile y muchos celulares en el aire.

Considerando que gran parte del público son adultos contemporáneos, de los que anteriormente se quejaban de los celulares en los conciertos y hasta podrían caracterizar el famoso meme de “¡Tú qué vas a saber de rock, chamaco pendejo!”, ver tantos celulares en mano.

En vez de bailar al ritmo de grandes hits, prefirieron guardar el recuerdo en la memoria de su celular y dejaron pasar el momento para gozar por completo el único set de canciones de Joy Division de la noche.

Termina el set. Peter Hook sale del escenario demostrando durante la primera parte de la presentación que tiene una gran presencia en la tarima, tiene una actitud muy fuerte y enérgica, tiene un semblante intimidante que genera respeto, pero a pesar de todo, no dejaba de reverenciar a su público por los aplausos y gritos que recibía de la gente.

Y una cosa es muy cierta, fueron varios presentes los que abandonaron las instalaciones del Frontón al momento que terminó el set de Joy Division, al parecer no es obligatorio que te guste New Order si también te gusta Joy Division.

Technique

Technique dura 40 minutos, un poco más en vivo por las pausas entre rolas y los momentos de improvisación, de él se desprenden grandes clásicos de la pista de baile como: “Fine Time”, “Love Less”, “Round & Round” y “Vanishing Point”, una muy buena elección de álbum para tocar en vivo.

En el primer set logramos ver cómo Peter Hook lo hace muy bien con las canciones de Joy Division, impregnándoles mucho poder para hacer sus propias versiones y con su visión única de cómo deberían sonar, pero con las canciones de New Order, la sufre un poco.

Para este set podemos darnos cuenta que su voz es demasiado punk para las letras de New Order, pero eso sí, el bajo se escucha increíblemente estruendoso y en las melodías que hace en “All The Way”.

Este es un set ultra bailable, un set que nos manda de regreso a la época rave en Inglaterra, pero aún no logramos ver a mucha gente bailar. El público esta muy ocupado por contarle su vida a sus amigos o solamente disfrutar el concierto muy a su manera, completamente inmóviles.

Es cierto que Peter Hook puede hacer sonar con más potencia las rolas de Joy Division, pero con las canciones de New Order solo puede hacer una buena actuación, igualar el sonido y hacerlo bien, pero no mejor.

Republic

Uno pensaría que para este punto todos estarían cansados de estar parados por horas, en día laboral, después del trabajo o la escuela, pero fue todo lo contrario. Este fue el momento de todo el concierto en el que el público comenzó a moverse, el baile se apodero de sus cuerpos y comenzaron a contonearse al ritmo de “Regret”, “World”, “Ruined in a Day” y “Spooky”, los singles del Republic.

Los celulares se empezaban a notar menos y los cantos de la gente eran cada vez más evidentes, de aquí para el fin del concierto todo fue in crescendo. Esto nos hace pensar que para este concierto fue dedicado a esos fans ultra específicos, que solo estaban esperando este tercer set para alocarse sin inhibiciones.

Peter Hook en el escenario se divierte, ríe, baila, golpea con gran violencia un pad, lanza patadas al aire y luce muy feliz por la respuesta del público. No manda muchos mensajes a sus fanáticos porque al parecer el tiempo está contado pero cada que tiene la oportunidad saluda a su público y les hace saber que está agradecido por los aplausos.

El bajista ha tocado ya en diferentes lugares de la CDMX, en Pabellón Cuervo, en Pepsi Center WTC, en El Plaza Condesa, en el José Cuervo Salón, en el Lunario y en Pasagüero, ahora en el Frontón, pero quién haya logrado ver a Hook en otras salas de concierto, también podrá distinguir dónde suena mejor. Por ejemplo, lugares pequeños como el Lunario y Pasagüero hacen que un concierto de Peter Hook se disfrute mucho más.

Y acá en el Frontón el sonido del lugar no es tan bueno, pero vamos, estamos en una sala dedicada a los deportes y no a la música. Por eso, todo lo que sale del escenario no nos llega con tanta definición, hay mucho eco y arquitectura que hace que se pierda un poco el audio. El Frontón de México es un lugar muy lindo a pesar de todo.

El final de la noche

Llegó el momento del encore y quizás el momento más lleno de baile de la noche. Ya en el set pasado el público había soltado su cuerpo al baile, ya estaban encarrerados para que “World in Motion”, “Blue Monday”, “Ceremony” y “Temptation”, un combo de hits de New Order, los terminara de sacudir sus cuerpos.

Eran casi 00:30 de la madrugada cuando “Love Will Tear Us Apart” provoca un estallido de gritos que retumba en las paredes del Frontón y un coro de cientos de personas sonara hasta fin de la canción. Con esta canción termina el concierto, con la que ha cerrado toda su gira en 2019 y así se despide Peter Hook del público quien empapado en sudor se quita la playera y semidesnudo cierra su presentación.

Kaiser Chiefs en El Plaza Condesa

Memorias de la noche en la que El Plaza Condesa explotó en baile y emoción.

Poco antes de las 19:00 H la gente comenzó a llegar a El Plaza Condesa, la emoción por ser las personas más cercanas al escenario era notoria por la desesperación con la que entraban al recinto para apartar el mejor lugar para ver el espectáculo de Kaiser Chiefs, y es que, después de una larga ausencia en nuestro país la banda inglesa eligió México para el cierre de su gira con el álbum, Duck.

La fiesta no tardó en empezar, ya que la banda regiomontana Efelante apareció apenas dadas las 20:00 H para dar inicio a lo que prometía ser una noche llena de nostalgia y diversión.

Los minutos pasaban y, a pesar de que el concierto no sería sold out como en las pasadas presentaciones de la agrupación, El Plaza Condesa se llenaba poco a poco de fans que entraban coreando las canciones de Kaiser Chiefs.

A las 21:00 H, haciendo alarde de la puntualidad inglesa, las luces se apagaron y Kaiser Chiefs apareció en el escenario, donde Ricky Wilson no tardó ni un minuto en demostrar lo dispuesto que estaba a hacer del concierto un momento memorable para todos los presentes. “People Know How To Love One Another” fue la primera canción que retumbó en las paredes del lugar, pero fue con “Never Miss a Beat” que el público perdió el control y comenzó a bailar y cantar con la misma pasión que cualquier adolescente del 2008 lo hubiera hecho.

Temas como "Na Na Na Na Naa", "Parachute" y "Modern Way" sonaban mientras la banda incitaba a sus fans a dar todo de sí al mismo tiempo que ellos lo hacían, y es que no hubo momento donde Ricky dejara de bailar, saltar sobre la batería o subirse a las bocinas para enloquecer a todos los fanáticos.

El momento tranquilo y melancólico llegaba de la mano de los acordes de “Coming Home” y “Record Collection”, que bien fueron el momento perfecto para recobrar energía para el alboroto que vendría a continuación.

Solo bastó que Ricky, Peanut Baines, Simon Rix y Andrew White interpretaran “Everyday I Love You Less And Less” para que todos los asistentes comenzaran a saltar y cantar a todo pulmón, emoción que acompañaría el resto del show cuando otras canciones clásicas de la agrupación como “Ruby”, “I Predict a Riot”, “The Angry Mob” y “Oh My God” sonaron.

Sin duda, Kaiser Chiefs sabe cómo honrar la memoria de sus fans mientras brindan un espectáculo digno de disfrutar.

El Unplugged de Café Tacvba ya está disponible

Baila con Un Segundo MTV Unplugged de Café Tacvba.

Café Tacvba anunció en sus redes sociales que ya está disponible en todas las plataformas digitales Un Segundo MTV Unplugged, álbum en vivo grabado en versión acústica el pasado 5 de marzo de este año.

Este material cuenta con un total de 17 canciones, todas en versión unplugged. Checa la portada del disco y el tracklist aquí abajo:

Unplugged

  1. "La 11"
  2. "El espacio"
  3. "La locomotora"
  4. "Las Batallas/Rarotonga"
  5. "Medio día"
  6. "Enamorada"
  7. "EO"
  8. "Quiero ver"
  9. "El outsider"
  10. "Vaivén"
  11. "Muerte Chiquita"
  12. "Olita de Altamar"
  13. "Diente de León"
  14. "Eres"
  15. "Chilanga Banda"
  16. "Volver a Comenzar"
  17. "Cantito"

En agosto de este año, la agrupación liderada por Ruben Albarrán, emprendió una gira por Estados Unidos y por México para celebrar sus 30 años de trayectoria musical. Teniendo una fecha agotada en el Foro Sol el próximo 7 de diciembre.

Un dato curioso de la agrupación, es que es la primera banda hispana en hacer un segundo MTV Unplugged en la historia de MTV. El primero se realizó en el año 1995, y fue hasta el año 2005 que se publicó como álbum y en versión remasterizada.

Sí te perdiste la oportunidad de asistir al unplugged y tampoco pudiste verlo en MTV, aquí abajo podrás escuchar completo Un Segundo MTV Unplugged de la chilanga banda.

Chelsea Wolfe — Birth of Violence

Birth of Violence de Chelsea Wolfe: Un viaje a las entrañas del folk goth.

Chelsea Wolfe tiene todos los elementos para ser un enigma: su apariencia es etérea y hasta mística, mientras que su voz nos despoja con su dulzura, pero no cualquier dulzura, sino una escabrosa, una tan hermosa que llama al peligro.

Con Birth of Violence, esa carnada para caer en las garras de Wolfe contiene elementos más inclinados al folk, género que hace de este disco un pretexto para acercarse cuidadosamente a esa ilusión, que bien podría ser un embrujo o una aparición angelical.

“The Mother Road” abre este álbum con un guiño a Stevie Nicks, de ahí que hablamos del misticismo. Un track que, si cierras los ojos, puedes ver la neblina, sentir el frío, acercándonos a una barca que iniciará este recorrido. “American Darkness” continúa con las melodías etéreas recordándonos más una canción de cuna salida de los cuentos escandinavos más oscuros.

Al momento de llegar a la canción que da nombre al disco, “Birth of Violence”, ya nos hemos percatado de que este viaje es de introspección, de reflexión, pero sobre todo de sentir con todo tu cuerpo cada una de las canciones.

“Deranged for Rock & Roll” se aleja un poco de esta aura estilo Salem para darle un espacio al folk rock con tintes industriales, una combinación que si bien en papel se ve extraña, en la ejecución Wolfe la combina a la perfección.

La línea folk se intensifica en “Be All Things”, este recorrido sónico se vuelve más íntimo, casi como si entráramos a una cabaña oscura, donde Wolfe trata de atraernos con infalibles guitarras de ensueño.

“Erde” pareciera ser una transición colocada en el lugar exacto del tracklist, como una escalera que nos llevará a otro nivel: “When Anger Turns to Honey”, una de las canciones más experimentales del disco, no solo en instrumentos, sino también en su voz.

“Dirt Universe” y “Little Grave” nos llevan a donde está el corazón del álbum: sonidos acústicos suaves, pero poderosos. Es ahí donde todo cobra sentido: es gentil al oído y devastador con tus emociones.

El clímax de Preface to a Dream Play, las cálidas guitarras “Highway” y el relajante sonido de lluvia de “The Storm”, nos devuelven poco a nuestro punto de inicio con una sensación de desolación y embrujo.

La voz de Wolfe es un espectáculo aparte. Tan tenebrosa, como dulce. Tan etérea como enigmática. Tan perversa como angelical. Así también es la dualidad de Birth of Violence, un álbum que te eleva sin que te des cuenta, te emociona sin agitarte el corazón, te posee sin pedir permiso.

Es un hechizo que, dependiendo de tu estado o enfoque, puede perturbarte hasta los huesos o ser la calma que necesitas. Tú decides.

Cage The Elephant en el Pepsi Center WTC

Locura, desenfreno y melancolía con Cage The Elephant y amigos.

Muchas veces envidio de nuestros vecinos del norte cuando tienen tantas giras conjuntas de ensueño, una de ellas fue el Night Running Tour que unía los talentos de Beck, Cage the Elephant, Spoon, entre otros.

Afortunadamente para nosotros, por la cercanía a veces nos llega alguna de rebote como fue el Rage and Rapture con Blondie y Garbage hace dos años. En esta ocasión Cage The Elephant y Spoon se aventaron a deleitar a sus fans con una noche de euforia pura en el Pepsi Center WTC.

Para el melómano capitalino fue un dilema escoger dónde pasar la noche del 21 de octubre. Por un lado Vampire Weekend en el Teatro Metropólitan, por otro Kaiser Chiefs en El Plaza y LP en el Auditorio BlacBerry. Nada de esa competencia evitó que el Pepsi se encontrara al tope de su capacidad.

Calentando motores con Spoon

A las 20:00 H salió Spoon, la banda encabezada por Britt Daniel, ante una cálida bienvenida. Un sencillo telón rojo con el nombre de la banda de fondo y empezó a sonar "Do I Have to Talk You Into It" para bailar sensualmente. En seguida retrocedemos un poco en el tiempo con "The Way We Get By" y "My Mathematical Mind". "The Underdog" fue la primera canción reconocida por la mayoría, notorio por la cantidad de celulares alzados.

"Hot Thoughts" continúa con el ánimo para bailar y con "Don't You Evah" están de racha. Muchos como el sujeto detrás de mí no dejaban de pedir "Do You" y, cuando llegó ese momento, fue el más coreado de la agrupación de Austin, Texas.

Suena "I Turn My Camera On" y Britt Daniel no deja de agradecer la calidez del público y a la banda estelar por haberlos invitado. En "Inside Out" los sintetizadores asfixiantes y atmosféricos son la cereza del pastel y entre guitarrazos y feedback, "Rent I Pay" marca su despedida con 40 minutos sin un segundo desperdiciado.

Euforia con el elefante enjaulado

En cuanto se retira el telón de Spoon se revela el inmenso escenario de Cage The Elephant que consiste en una plataforma elevada con escalones, lo cual inmediatamente sube los ánimos. Desde hace años que el público mexicano clama por un show en solitario de los de Kentucky y su triunfal debut en el Corona Capital de 2017 solo elevó las expectativas.

Empieza a sonar “Broken Boy” y el Pepsi Center se cimbra ante tanto brinco, el vocalista Matt Shultz siempre teatral sale disfrazado en lo que solo puedo describir como un vaquero colorido de látex –reminiscente al personaje de la portada de su más reciente disco, Social Cues-, atuendo que a lo largo del show cambia a lo que parece un traje típico oaxaqueño y un impermeable blanco.

“Cry Baby” y “Spiderhead” no dan un descanso al público, el cual parece un mar agitado. Brad Shultz, guitarrista y hermano del vocalista, se deja llevar completamente por el ambiente y aprovecha la oportunidad para surfear sobre el público con su guitarra. “Too Late to Say Goodbye” es la primera oportunidad para descansar un poco, pero no de parar de cantar a todo pulmón.

Durante el concierto, la agrupación fluctuó entre sacudir melenas y destrozar gargantas al ritmo de temas como “Mess Around”, “It’s Just Forever” o “House Of Glass” y ponernos sentimentales con “Shake Me Down”, “Trouble”, “Telescope” y en especial con los temas de su desgarrador nuevo disco, cuyas letras en su mayoría fueron inspiradas por el reciente divorcio del vocalista.

“Ready To Let Go”, “Tokyo Smoke”, “Social Cues” y “Skin and Bones” fueron recibidas por el público casi con la misma emotividad desgarradora pero enérgica que emitía la banda.  “Ain’t No Rest For The Wicked” nos puso nostálgicos por ese debut homónimo que cumple una década este año y durante “Come a Little Closer”, Shultz se envuelve en la bandera mexicana para que los acompañemos al viaje místico que es dicho tema.

Las emociones más fuertes al final del camino

Al momento que suena “Cigarette Daydreams” creí que no habría un momento más coreado y emotivo durante la noche -más adelante probarían mi equivocación-. “You can drive all night looking for the answers in the pouring rain, you wanna find peace of mind looking for the answers”, canta el público como una sola voz mientras se va desvaneciendo la canción.

Parecía un cierre apropiado, pero Cage The Elephant aún tenía combustible suficiente para sacudirnos una última vez al ritmo de “Teeth”, donde Shultz aprovechó para navegar sobre el mar de gente hasta llegar a la mitad de la sección general y lograr el equilibrio suficiente para ponerse de pie sobre este como una figura de poder en medio de decenas de celulares que buscaban capturar el momento.

Las luces del Pepsi Center se encienden para advertir que el concierto ha concluido, pero Matt Shultz no está listo para irse, aún es temprano y tiene mucho qué decir. Solitario, con una guitarra y sentado en un banco se propone a tocar “Love's The Only Way”, la introduce entre lágrimas, las cuales se contagian y se quita su anillo de compromiso que aún porta.

Por si para ese momento no estabas conmovido, el tecladista Matthan Minster y el guitarrista Nick Bockrath regresan al escenario para acompañar al vocalista para una última canción. “Goodbye” concluye el concierto entre un sonido de órgano distante y melancólico, discretos arpegios de guitarra y una desgarradora interpretación vocal que se siente como golpes al corazón. Shultz se despide con un mensaje contundente: el amor existe y hay que creer en él.

En general, fue uno de esos conciertos en que si no acabaste empapado en cerveza y sudor, con los zapatos pegajosos y un poco golpeado es como si no hubieras estado ahí. En un show de Cage The Elephant el público canta a todo pulmón, sacude la melena y derrama una que otra lágrima y en esta ocasión tanto público como artistas dieron todo de sí en una noche de múltiples emociones.

Vampire Weekend en el Teatro Metropólitan

Vampire Weekend: Modernos vampiros de la CDMX.

Yo había dado por muerto a Vampire Weekend cuando hace unos años se salió del grupo Rostam Batmanglij, compositor, productor y multiinstrumentista, vaya, un chingón (aunque es de suponerse que cualquier persona con la palabra Batman en su apellido es automáticamente un chingón), cuando de la nada salió Father of the Bride, un ecléctico y robusto álbum doble anclado en el folklor norteamericano, que aparte, tomaba su título de una poco recordada comedia de 1991 con Steve Martin. Pensé que fue uno de los mejores álbumes de este año y que el Teatro Metropólitan sería el recinto perfecto para disfrutar el ambicioso sonido que el grupo viene presentando en esta gira homónima al álbum.

Afortunadamente estaba en lo correcto y aunque el fuerte de la banda nunca ha sido las presentaciones en vivo, anoche estuvimos en la presencia de un concierto emocionante y bastante cumplidor, pensé que no iba a ser posible, pero Vampire Weekend sí se echó más de 25 canciones, solo en la primera hora ya llevaban 19, y escuchamos algunos deep cuts como “Mansard Roof”, “M79” y “Finger Back”, algo que no pudieron hacer los otros asistentes connacionales durante el fin de semana en el Coordenada y el Live Out. Ezra Koenig, lánguido y endeble sobre el escenario, no dejaba de mencionar lo importante que era este, el primer show solitario de la banda en México, cualquier palabra en español era ovacionada, y se desprendió la locura cuando anunció “los amo cabrones”.

El público se alegraba especialmente con las canciones más antiguas, como fue el emocionante recibimiento a “Step”, o el eufórico brincadero en “A-Punk”, hasta el coreo en “Diplomat’s Son”, donde Ezra pidió que lo acompañaran gritando “Bum cha cha, bum bum cha” (algo que el público hizo por 15 segundos, luego se le olvidó), quedaba claro que en los seis años que pasaron entre Modern Vampires of the City y Father of the Bride, sus fans, añejos y nuevos, habían llegado a apreciar toda la gama de su discografía.

Concierto de Vampire Weekend en el Metropolitan. Foto: Paulo Vidales/OCESA

Al costado de Koenig, el bajista Chris Baio hacia sus propios bailes de white boy inspirado, que incluía dar pasitos con las rodillas casi tocando el piso, y Chris Tomson se rifaba en UNA de las baterías, porque sí, había dos baterías en el escenario, la otra comandada por Garrett Ray quien también se rifaba en las percusiones de mano. El añadir al guitarra principal Brian Robert Jones, el dude del enorme afro y los shorts pequeños, a la alineación en vivo de la banda, ha sido de lo mejor de esta gira, tal como lo demostró el guitarrista con unos riffs monstruosos en “Sunflower” y la mencionada “Diplomat’s Son”.

Había un globo terráqueo enorme encima del escenario, como el de la portada del último álbum, y finalmente empezó a girar en “Diane Young”, la 16ava rola de la noche, y el sonido de Vampire Weekend siempre ha sido tan ecléctico, que el disfrutable sonido inspirado en el zydeko que escuchas en una rola como “White Sky” es momentos después acompañado por los grititos más molestos de Koenig jamás grabados en el estudio. Hablando de otro punto malo de la banda, nos informó Koenig que iban a tocar una rola que originalmente había sido grabada en la CDMX…la nefasta “Cousins”, que en su momento fue el primer sencillo de Contra (y que nos hizo a varios preguntar: “¿neta?”) y que incluye la olvidable letra “Me and my cousins and you and your cousins, I can see it cooooming”. “Horchata”, por alguna extraña razón, nunca se hizo presente esta noche.

Koenig, por su parte, hizo alusión a los que hemos estado chingando demasiado diciendo que Father of the Bride suena muy parecido a Graceland de Paul Simon, otro álbum emblemático donde un rockero explora los diferentes sonidos folklóricos de su país. “Dicen que sonamos mucho a Paul Simon, y puede que sí en un par de canciones, pero ahora si ahí les va una verdadera canción de Paul Simon, anunció Koenig antes de interpretar “Late in the Evening” de Simon, claro. Para el encore estaban tomando pedidos del público, y un dude con una camiseta de The Strand, una librería de Nueva York, pidió “Giving up the Gun”, así que escuchamos esa, antes de que el grupo se despidiera definitivamente con una versión electrizante y bien rockera de “Walcott”.

A la salida, y porque me gusta hacer rankings pendejos en mi cabeza, me preguntaba si será Vampire Weekend la mejor banda norteamericana de los 00, por encima de The Strokes, The White Stripes, etc.?, no sé…de banda hiper cool cuando salió (había gente como Bowie mencionando “Cape Cod Kwassa Kwassa” solo para hacerse los cool) han llegado a ser unos verdaderos músicos consolidados, este concierto me recordó la (casi) impecable discografía de la banda, con, extrañamente, un constante sonido, humor y una agradable sencillez en sus temáticas. Y por lo menos en mi caso, este último álbum me ha hecho quererlos aún más…ahora nada más que regresen a Batman.