Cherry Glazerr en Galera

Desenfreno total con Cherry Glazerr en Galera.

La banda de Los Ángeles ha crecido a pasos agigantados en estos dos últimos años. Su talento es real, su sonido es llamativo y tiene personalidad. Aunque no es la primera vez que pisa nuestro país, esta visita es importante para el grupo por ser el primer show que hace por su cuenta. Este es un concierto solo para fans, que nos dirá mucho sobre dónde está parado este proyecto y cómo funcionan las nuevas promesas del indie rock en México.

La cita fue en Galera, venue que a pesar de llevar poco tiempo ya ha recibido a importantes artistas. El sitio era inmejorable, pues no solo era pequeño e íntimo, también la estructura daba la sensación de que estábamos en cualquier warehouse europeo clandestino. Invitaba a la locura, a la espontaneidad y ser impulsivos.

El grupo dio comienzo rápidamente con “Ohio”, uno de los temas más agresivos de su repertorio. La canción, aunque punzante y provocadora, asentó bien el tono de la noche y sorprendió a varios de los asistentes.

Cherry Glazerr no se guardó nada y soltó sus cartas fuertes desde el principio. “Had Ten Dollaz” sonó solo unos minutos de haber iniciado el show. La canción encendió al público en Galera y avivó las cosas. La banda confía en lo que tiene y no depende de algunos singles.

Siguieron “That’s Not My Real Life” y “Self Explained”. La gente respondió bastante bien a los tracks de Stuffed & Ready a pesar de que este disco no tiene más de unos meses. Con su tercer álbum de estudio, la banda ha regresado mejor y más grande.

En todo momento Clem Creevy se mantuvo en un vaivén de emociones. Entre cada canción mostraba su alegría e impresión por el buen recibimiento del público, pero una vez que tomaba su guitarra se transformaba en esta figura mordaz y enfurecida. “Nurse Ratched” nos mostró el lado obscuro, mientras “White’s Not My Color This Evening” fue uno de los momentos más explosivos.

El punto más flojo de la noche llegó con “Grilled Cheese”, pero ya habíamos agotado las baterías antes con “Trash People”. Algunos conocían todas las canciones y los que no, estaban contagiados por la energía y actitud de Cherry Glazerr. Nadie podía quedarse estático, ni, aunque quisieran.

“Wasted Nun” jugó directo con nuestra imaginación. Ya no estábamos en Galera, estábamos en Los Ángeles viendo el nacimiento del fem grunge. El grupo toma mucha influencia de las all girl bands americanas de los 90, pero no es una parodia como Greta Van Fleet con Led Zeppelin. Cherry toma un concepto para ofrecer algo nuevo y, sobre todo, algo suyo.

La noche se hacía corta, llevábamos varias canciones, pero estábamos dispuestos a más. Nadie quería parar y el grupo aún tenía un par de sorpresas. “Daddi” fue la que más llamó la atención, casi tan aclamada con “Had Ten Dollaz”. La banda ya tiene verdaderos fans en México y al parecer les encantó el nuevo disco.

Antes del encore, la agrupación fascinó al público con “Apocalipstick” y “Sip O’posion”. Elllos ya habían cumplido, Clem y el público de la CDMX fue amor a… tercera vista. Mejor que Corona Capital, mejor que con Billy Idol; el show de Galera levantó la mano como la mejor experiencia que ha tenido Cherry Glazerr en México.

La mayor parte de los asistentes estaba pidiendo el regreso de la banda y otros, debo confesar, ya querían irse a sus casas, pero tampoco se movían hacía la salida. En general, creo que todos estábamos a la espera de más, aunque fuera una pequeña dosis.

Finalmente, el grupo volvió a subirse al escenario para tocar un cover de Nirvana. La referencia pasó bastante desapercibida, pero no la emoción del momento. Comenzó un mosh y la gente se estaba esforzando por disfrutar al máximo cada canción. Sabíamos que nos quedaba poco tiempo y mantuvimos el frenesí hasta la última nota de “I Told I’d Be With The Guys”.

Como dije, la noche en Galera ha sido la mejor de Cherry Glazerr en México, pero esperemos que su base de fans siga creciendo. No éramos pocos, pero tampoco muchos, y queda claro que esta banda merece reflectores más grandes. Si fuiste a verlos, corre la voz; si no los conoces, te invito a que lo hagas, para que sea mejor cada vez que vengan.

TOP: Discos de la semana

Mitad de octubre y tenemos una selección de discos esta semana recomendados por el Equipo Editorial de Indie Rocks!

Llegó el fin de semana y tenemos nuevos discos que te pueden interesar. Destaca la segunda entrega de Foals en el año, el nuevo disco de Mark Lanegan, el cuarto álbum de Battles, los beats de Floating Points y Vagabon quien muestra sus dotes multinstrumentista. Recuerda que puedes dar tu opinión en nuestras redes sociales.

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Foals
Everything Not Saved Will Be Lost Part 2
Warner Music

 

Vagabon
Vagabon
Nonesuch

Mark Lanegan 
Somebody's Knocking
Heavenly Recordings

Battles
Juice B Crypts
Warp Records

Floating Points
Crush

Ninja Tune

Jenny Lewis en El Plaza Condesa

Un tornado de música campirana para liberar el alma.

Pocos minutos antes del show de Jenny Lewis, el escenario se ilumina con una intensa luz roja, se escuchan grandes clásicos de la música popular mexicana a piano solo y los asistentes se encuentran metidos en platicas muy profundas.

Del lado derecho se escucha la intensa discusión de cómo se nos complica tener una buena administración de dinero, del lado izquierdo, y en otro idioma, recuerdan que el Aha Shake Heartbreak de Kings of Leon era increíblemente bueno y como poco a poco se empezaron a ir al demonio.

Precisamente la generación que escuchó ese disco en 2004 y que ahora odia a Kings of Leon, es el tipo de audiencia que viene a un concierto como este.

El Plaza no estaba tan lleno, aún hasta el final del concierto, nunca llegó al lleno total, ¿pero eso importa para presenciar un gran concierto? Por eso era tan fácil escuchar las voces de varios círculos de plática, conversaciones que al comenzar el show se convirtieron el aplausos, baile y risas de gran satisfacción.

Un breve intro musical es el que da la entrada a Jenny Lewis que sale amedrentando a los presentes quienes aplauden con tan solo verla montada en el escenario.

Los demás miembros de la banda apenas se acomodan sus instrumentos, los afinan y ajustan sus asientos cuando un par de teléfonos con luces neón, sobre el teclado de Jenny, se encienden y comienza la noche con “Heads Gonna Roll” a guitarra, piano y voz.

“Wasted Youth”, la segunda canción de la velada, comienza a sonar ya con todos los músicos vibrando al mismo tiempo y todo se escucha de súper lujo.

El bajo, el órgano, la batería y la guitarra realizan una economía de sonido bien gestionada, ahorrándose acordes innecesarios, manteniéndolo todo simple a lo individual para que en el ensamble todo tenga una ejecución más precisa y fina.

Esa estrategia les da más control en la ejecución y sobre todo ayuda a la voz de Jenny a jugar con diferentes rangos que obviamente mandan al demonio la cordura del público que lanzan gritos eufóricos completamente impredecibles. A veces gritos de mariachi, a veces algún tipo de grito polinesio de batalla o hasta gritos de emoción al estilo Pérez Prado.

Una onda muy rara, pero divertida, todo eso es lo que provoca la gran voz de Jenny, que se ha vuelto más potente y mucho más experimentada durante el transcurso de su carrera.

Pero la voz no es lo único que Lewis ha evolucionado, también su visión del show en vivo ha mejorado increíblemente. Ella sabe muy bien lo que quiere, usar un jumpsuit con hartos brillitos, una escalera pequeña difícil de subir con tacones gigantes, globos enormes para que el público termine de divertirse en grande o un micrófono dentro del auricular de un teléfono para interpretar “On The Line”.

Esa selección de recursos, más la forma en la que Jenny Lewis se desenvuelve en el escenario, hacen que el show se vuelva tremendamente disfrutable. Cada instante está pensado premeditadamente, pero también un poco de improvisación entra en el show para hacerlo más orgánico y divertido para quienes se posan frente al público.

Y sí, éramos un quórum un poco mínimo, pero eso no impidió que liberáramos todo lo que traíamos dentro en una catarsis con gritos y baile.

Billy Idol en el Palacio de los Deportes

Rebelde e indoblegable ¡Billy Idol desata furia en el Palacio!

Luego de que sonara durante días en la radio y tras la inagotable publicidad en redes, por fin se dio el primer concierto de Billy Idol en nuestro país.

El músico británico pisó tierras mexicanas a sus 63 años y con casi cuatro décadas de carrera en solitario. Honestamente, creo que Billy tardó en venir, pero ver a una de las figuras más importantes de los 80 era algo que no nos podíamos perder.

La gente empezó a llegar al Palacio de los Deportes cerca de las 19:30 H. Desde metro velódromo ya se distinguían las chamarras de piel, notas y estoperoles. También las canas y las arrugas.

Iniciamos la noche con Cherry Glazerr, banda de Los Ángeles que ya ha estado en México y que ahora vuelve para promocionar su tercer álbum de estudio. El grupo liderado por Clementine Creevy logró transportarnos a la época del fem grunge y darnos una idea de lo que sería ver a una banda como Hole o Throwing Muses en un show de gran magnitud.

A decir verdad, a Cherry Glazerr no le sienta tan bien un recinto de ese tamaño y mucho menos el Palacio de los Deportes. El sonido no les ayudó para nada y no pudieron contagiar toda su energía. A pesar de todo, la banda agradó y muchos estuvieron preguntando el nombre del grupo para buscarlo en su celular. Pronostico que les irá mejor en Galera y, ya les diré en mi siguiente reseña.

No esperamos mucho para que saliera Billy y tampoco tardó en arrancar. La noche inició con “Cradle Of Love” y pensamos que poco a poco iría soltando sus hits, pero para la segunda canción Idol ya nos tenía bailando con “Dancing With Myself”. Siendo sincero, quemó este tema muy rápido, él todavía no entraba en calor y nosotros tampoco. Más que comenzar fuerte, el principio fue tropezado.

La gente cantó temas como Flesh For Fantasy de la misma manera que sencillos más recientes. Durante el show, el músico hizo sus conocidas poses, levantaba el puño y hacía las mismas expresiones de sus portadas. Sin embargo, le costaba mantener el ritmo y mostrar esa agresividad en el escenario. No sé si solo fue cuestión de la edad o también tuvo que ver la altura y el cansancio.

El momento bizarro ocurrió justo a la mitad del setlist, cuando Billy Idol tomó el micrófono para ponerse personal. Para no hacer esto largo, el cantante dijo que no estuvo con su papá en sus últimos días por estar “rockeando con nosotros”. Lo gritó con un orgullo que contagió a muchos pero que a mí me causó desconcierto. Eso no está bien, Billy.

El músico le dedicó “Ghost In My Guitar” a su papá y como acto de consideración, los asistentes prendieron la luz de sus celulares para iluminar el Palacio de los Deportes. Fue emotivo, sí, pero no me podía quitar de la cabeza lo que había dicho antes.

Siguió “Eyes Without A Face” y aunque lo de las luces ya se había gastado, fue uno de los mejores momentos de show. La canción hizo que todos se levantaran y que vibrara el lugar. Billy dejó todo puesto para el solo de guitarra de Steve Stevens.

El guitarrista, compañero de Idol desde la década de los 80, se robó la noche. Su talento dejó maravillados a muchos y Billy le dejó gran parte del show para aprovechar e ir al backstage en repetidas ocasiones. Durante su solo de guitarra, el músico tocó algunas notas de “Stairway To Heaven” y la gente se le entregó con un rugido ensordecedor. Steve solo estaba bromeando y dejó a muchos con las ganas.

Billy Idol sí tocó algo de Generation X y fue “Your Generation”, el primer sencillo de la banda. La gente reaccionó bien, pero creo que el artista tiene más fans por su carrera en solitario que por su etapa punk.

El británico decidió hacer explotar el Palacio con “Rebel Yell” y la gente terminó por entregarse al frenesí. Billy se retiró para el encore, pero pasó tanto tiempo en el backstage que nadie se enteró de lo que había pasado.

Luego de su quinto regreso al escenario, Billy mantuvo la efusión con “White Wedding”, un favorito de su servidor. La verdad, ahí ya teníamos un cierre memorable, fuerte y poderoso pero el plan del músico era terminar con “Mony Mony”, el cover de Tommy James and The Shondells que popularizó en los 80. Fue un final inesperado, pero sobre todo extraño. No obstante, el ídolo estadounidense se las arregló para darnos una noche increíble.

Billy Idol, por primera vez en México, fue un éxito y adoración a primera vista. La gente salió encantada y estoy seguro que Billy, al igual que muchos músicos de sus mismas condiciones, ve en México una oportunidad de volver a su mejor época.

HIPNOSIS Presenta: Jonathan Bree en C3 Stage

El misticismo del hombre sin rostro: Jonathan Bree.

Las nubes y una brisa ligera cubren al C3 Stage, sin embargo el calor abrumador y la gran emoción por conocer el místico show de Jonathan Bree se sienten en el ambiente.

Victor Rosas, mejor conocido como Rosas, fue el encargado de inaugurar el concierto. Su presentación desprendió calma y paz sobre el ambiente, pues la manera sensitiva de interpretar sus temas, aunado al acompañamiento de su guitarra fueron una combinación que logró ganarse a un público que atento disfrutaba el momento.

Minutos después, cinco individuos enmascarados se hicieron presentes, entre ellos, la figura estelar de la noche: Jonathan Bree. Todos vistiendo de blanco de la cabeza a los pies, siendo el baterista, el bajista/guitarrista y dos bailarinas los que complementarían la enigmática presencia de Jonathan.

Uno de los grandes atractivos del show es la combinación de elementos visuales: las proyecciones en las que se observaban videoclips sincronizados perfectamente con el bailar de las chicas sobre el escenario, las luces simétricas que coincidían en momentos hacia donde Jonathan ejecutaba su espectáculo y las cortinas de humo que de momento ocultaban todo detrás de ellas.

De pronto, una de las bailarinas toma el micrófono y comienza a cantar “Say You Love Me Too”, canción donde Jonathan cruzó micrófonos con la antes mencionada, a la par que un fondo en blanco y negro resaltan las palabras del coro. Cada paso que daba el Neozelandés sobre el escenario se lograba con una gracia admirable, mientras que la inquietud por adivinar las expresiones en su rostro no dejaba de pasar por mi cabeza.

La exactitud en el ejecutar de cada músico, la coordinación entre las bailarinas, la enorme presencia de Jonathan y el ritmo incesante entre canción y canción, hizo de este un gran concierto, donde pudimos ver distintas transiciones entre los miembros de la banda, intercambio de instrumentos y posiciones sobre el escenario, incluso, hasta el uso de dos raquetas que simularían ser guitarras.

Luego de un setlist de 13 canciones, las proyecciones sobre las pantallas agradecen al público y señalan el final del show. Cada integrante se despide de un público que fue atento y educado al mantenerse en silencio durante los momentos precisos, lo que hizo de este concierto una experiencia más disfrutable.

Sin pensarlo dos veces, recomiendo asistir a sus próximas presentaciones a aquellos que no han tenido la oportunidad de hacerlo así como a aquellos que aún no sé han adentrado a lo hipnótico de este proyecto musical. Incluso, puede que al final logres llevarte una foto o su merch autografiada, pues Jonathan y una de sus colaboradoras se dieron el tiempo para convivir con sus fans y tomarse fotos al final del evento.

10 000 Russos en el Foro Indie Rocks!

10 000 Russos o la apología de la distorsión como forma de arte.

22:20 H en punto comenzó la noche musical en el Foro Indie Rocks! donde se rindió una ofrenda a la distorsión como forma de arte y donde reinó una psicodelia actualizada.

El dúo Nada se sirvió del banquete durante 26 minutos en los que sus integrantes se lucieron solo con bajo y batería. Una chica en el escenario con su voz y bajo lidera el inicio de este encuentro y lleva al público a querer más. Quizá el único inconveniente para Nada fue no terminar de explotar pues primero consiguió encender los ánimos y tuvo tiempo para darse a conocer; pero ya en pleno vuelo pudo subir un poco más como para mostrarnos sus sonidos desde otras alturas. Sin embargo por algún motivo se quedó ahí. Quizá solo sea cuestión de tiempo, de más recitales y más música para que lo logren y cuando así sea seguramente lo harán genial.

Un receso de banda en vivo fue quizá necesario para que el público digiriera mejor lo que se acababa de presentar. El temple es importante y fundamental en noches como esta. Fue el turno entonces para el folk psicodélico y decaído de Pedro Tirado, quien es una oda a la construcción musical putrefacta, honesta y sin ninguna pretensión más que ser así. Lo consigue. Valiente este músico en su apuesta que se vio acompañada por cajón, bajo y batería. La música de Pedro es la que nace a las 10:00 H después de toda una noche de fiesta hasta lo más hondo. Acá, a diferencia de la primera banda, fue que el tiempo frente al público fue más de lo necesario y eso pudo llegar a cansar a algunos asistentes, mismos que no dejaron de agradecer la música que ahí se presentaba.

Pedro Tirado

Así, llegó el turno para el trío compuesto por Pedro Pestana, André Couto y João Pimenta. Poca gente en el público pero quienes ahí estuvieron se sintieron muy afortunados de llegar a ese momento de la noche. Brutal la banda portuguesa 10 000 Russos. Puedo asegurar que en el tiempo reciente no se había presentado un sonido tan particular y bien realizado por estos pagos y vaya que por acá viene la música más interesante a probar suerte. No cabe duda que cuando el talento sobra se luce en su totalidad en vivo, porque el trío conformado por batería, guitarra, bajo y pedales, hizo un derroche de post punk, psych y distorsión llevada a lo majestuoso.

Notas sobre lo extraño reinaron el lugar mientras visuales misteriosos hacían juego con las luces en el escenario. La música de 10 000 Russos parece no tener una estructura que sirva de soporte para su despegue y vuelo, incluso así logran crear algo que en verdad podría por momentos rozar lo sublime. Paisajes distorsionados que hacen pensar en la rabia interna o en un futuro pos apocalíptico, sonido que da la impresión de pulverizarse para volverse partículas que envuelven y retienen al espectador.  La evocación de sonidos de sintetizador industrial, logrados gracias a la genialidad de sus músicos, es parte clave para el éxito de esta banda, que toco poco en verdad, apenas una probada de lo que pueden llegar a hacer en vivo, no pudo faltar uno de sus éxitos “Usvsus”. Creo que parte del espíritu nocturno de esta ciudad se sintió agradecido con esta propuesta musical, que esperemos no tarde en volver.

Entrevista con The Twilight Sad

The Twilight Sad: La banda triste salvada por Robert Smith.

Dos escoceses caminando por las calles de la colonia Condesa, uno usando una playera de rayas blancas y negras y otro con un jersey de la Selección Mexicana podrían pasar desapercibidos como un par de turistas más, pero no lo son. Ellos, James Graham y Andrew McFarlane fueron apadrinados nada menos que por Robert Smith y juntos, son los creadores de una triste y oscura banda llamada The Twilight Sad.

Cuando se habla de México, su comida es de los temas principales y esta ocasión, no fue diferente. James y Andrew llegaron a las oficinas de Indie Rocks! justo después de haber comido en uno de las tantos restaurantes de comida mexicana del área. Andrew, comió enchiladas; James, había probado el mole —que calificó de extraordinario— ambos, habían maridado su comida con mezcales. Qué mejor excusa para una gran plática que giró en torno del gran rol que tuvo el líder de The Cure en que la banda continuara haciendo música, los nuevos artistas emergentes y cómo, si tuvieran la oportunidad de cambiar algo, sería el nombre de la banda.

Empecemos por el inicio. Su primer álbum fue lanzado en 2007. La banda había sido formado por James y Andrew, quienes han escrito las letras juntos desde los inicios, y un amigo bajista. No fue sino hasta siete años después y tres álbumes de estudio que, justo antes de darse por vencidos, entró Robert Smith a la ecuación y literalmente, salvó a The Twilight Sad.

“Antes del álbum Nobody wants to be here and nobody wants to leave no veíamos un futuro. Pensamos que no estábamos yendo a algún lado […] y teníamos problemas para ganar dinero. Era muy difícil y aunque no queríamos dejar de hacer música, teníamos que vivir de algún modo”, dijo James en entrevista.

Mientras todo esto pasaba, la banda había trabajado en su cuarto álbum y cuando tuvo un demo presentable, decidió enviarlo a varios especialistas, entre ellos Robert Smith, el vocalista de The Cure.

“En cuanto Robert entró en la producción, comenzamos a ver todo con un poco más de optimismo. En cuanto él cubre los costos de hacer tus canciones y te invita a ser el acto invitado principal en un tour, se te abre el mundo por completo”, explicó James quien dijo que aún ahora, cinco años después, no encuentran la manera de agradecerle al cantante británico lo que hizo por ellos y salvar, literalmente, a la banda.

De este modo, The Twilight Sad, específicamente James y Andrew, siguen tocando canciones que hablan de situaciones reales de la vida, con letras que el mismo James describe como intensas y sobreacogedoras.

“La vida real es lo que más me ha inspirado. Tanto de manera positiva como negativa. Incluso más que el arte o la música”, dijo Andrew; mientras que James considera que lo que hace especial a The Twilight Sad es la honestidad en las letras y la música lo que ha hecho que a lo largo de estos años, se haya creado una comunidad —y no un culto como bromeó Andrew— alrededor de su música.

Pero al preguntarles si después de todos estos años con altibajos, hay algo que cambiarían, no dudaron ni un momento en darle una segunda oportunidad al nombre de la banda, mismo que surgió del poema del escritor británico Wilfred Owen titulado But I was looking at the permanent stars.

“Definitivamente cambiaríamos el nombre de la banda porque es terrible”, dijo James, mientras que Andrew, un tanto decepcionado dijo “es lo que es, pero no es mi favorito”. Pero ambos estuvieron de acuerdo con algo. Esas decisiones del pasado, como el nombre, reflejan un momento en el que pensaron que eso era lo indicado porque es lo que consideraban correcto en el momento.

Y aunque se arrepientan del nombre, nunca se arrepentirán de haber aceptado la oferta de Robert Smith. Incluso ahora, no tienen cómo agradecerle haberle dado la oportunidad de tocar en lugares del mundo que, como ellos dijeron, nunca pensaron haber pisado. Uno de ellos, México. Que por cierto, el Foro Sol, es uno de los estadios más grandes para los que han tocado y todo, gracias a no darse por vencidos hace cerca de cinco años.

Wilco — Ode to Joy

Wilco y su búsqueda de las pepitas de oro musicales en Ode to Joy.

El lanzamiento de Ode to Joy ha levantado discusiones acerca de si es más de lo mismo en cuanto a discos anteriores de la banda o si ésta no logra despegar después de más de una década haciendo música.

La realidad es que éste es un álbum con distintos matices, todos hermosos y complejos; además, al darle play suena ésta y no otra placa, es evidente. Entonces desde la primera canción se puede disfrutar la combinación de indie rock con un pop oscuro (paradójicamente) y detalles musicales que agradan.

Las primeras cuatro canciones están regidas por las percusiones de Glenn Kotche, mismas que aparecen en primer plano, martillan el cerebro (más si se disfrutan con auriculares) y dejan flotar suavemente la voz del fabuloso Jeff Tweedy, apenas sostenida por una guitarra que suena muy parecida en la primera parte del disco.

Sin embargo, apenas en la segunda canción: “Before Us” se exhibe un hallazgo en la combinación de guitarra y coros. Lo bueno es que el recurso es explotado en este tema y no se vuelve a usar más. Esto último es un gran acierto y una forma muy significativa que tiene Wilco para abordar las distintas composiciones de la placa, pues al respetar esta idea de usar una sola vez un hallazgo, ofrecen un disco que nunca cansa y casi siempre sorprende.

Otra característica es que resulta inevitable no darse cuenta del halo de tristeza que recorre las letras incluso en canciones como “Love Is Everywhere (Beware)” pues describe el enamoramiento como algo abrumador, casi un mal viaje. Así, no importa que se narren situaciones vitales positivas o negativas, la decepción y angustia siempre están presentes.

“Everyone Hides” que fue presentado como segundo single, ocupa el puesto cinco en las 11 canciones que componen el álbum. Aquí el ritmo cambia, como si en el auto musical pasáramos a cuarta velocidad. Los arreglos presentan la voz más alegre, persiste la base de percusión y la guitarra es absolutamente bailable, además que hay un lucimiento mayor en el bajo de John Stirratt.

“White Wooden Cross” en verdad tiene un lindo juego de guitarras. Acá teclados y batería también entran a un juego donde la voz se muestra más rasgada, personal y distintiva. Ode to Joy tiene el gran acierto de que sus arreglos son precisos, sin adornos extra, puro jamón del medio, sin un gramo de grasa o desperdicio. Tal como sucede también en “We Were Lucky”, que suena desafiante con sus guitarras distorsionadas que se tensan conforme avanza la canción.

Entonces, éste disco tiene todo para ser querido por nuevos y viejos seguidores de la banda. Hay complejidad en sus arreglos y composiciones; pero dan al centro de la diana cuando esa complejidad no es un impedimento para disfrutar desde el principio esta nueva propuesta que incluye secretos allá en el fondo, tal como ocurre con los rastros de ese country alternativo (pequeñas pepitas de oro) de los orígenes de la banda: Uncle Tupelo. Si pegamos el oído a la guitarra, en momentos que duran poco los hallaremos, como sucede en “Love Is Everywhere (Beware)”  o en “An Empty Corner”, pero ojo, para nada es un disco de este género.

Top 5 con los mejores tracks de la semana

Te compartimos esta selección de los mejores 5 nuevos tracks de la semana en este Top Indie Rocks!.

Mucha música se ha estrenado en este 2019, releases y sorpresas de los proyectos que recomendamos para tu oídos, pero nuestro equipo editorial hizo una selección muy especial para el top 5 de los mejores tracks de la semana del 14 al 20 de octubre de 2019. Aquí encontrarás diferentes géneros y ritmos que te pueden acompañar durante el fin de semana.

Estos días se estrenaron muchos sencillos dobles, así que esta vez fue más difícil elegir los puestos de este top. The Drums compartió "I didn't Realize" y "You Lied", mientras que Noa Sainz publicó "ya mi mamá me dijo que contigo sí" "pero ahora que lo pienso mejor". Además, Taylor Hawkins & The Coattail Riders –banda liderada por el baterista de Foo Fighters– anunció un disco que saldrá a la venta el próximo 8 de noviembre a través de Shanabelle/RCA y estrenó el primer sencillo que lleva por título  “Crossed The Line”; y Miami Horror nos prepara para su presentación en el Corona Capital con "Luv Is Not Enough".

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Tayrell comparte su sencillo "Paycheck"

Con "Paycheck" cada vez estamos más cerca de escuchar el primer LP de Tayrell.

Los hermanos Hugo y Miguel Galicia –mejor conocidos como Tayrell– estrenaron "Paycheck", penúltimo sencillo de su primer LP Shapes. La canción tiene el toque de french house característico del dúo nacional, además de tener ese estilo funk lleno de ritmo que hará bailar a cualquiera que lo escuche.

Ponte de buen humor y dale play a "Paycheck" aquí abajo.

Para este tema los hermanos contaron con la participación del holandés Maydien y la cantante francesa Holy Brune, con quien ya habían trabajado previamente en su sencillo "Fond Of Me".

Además, Tayrell compartió la portada de este primer material discográfico, que fue diseñado por Helena Garza.

Esta es la portada de nuestro primer LP Shapes finally les podemos decir que ya está muy cerca y el próximo jueves 17 sale el penúltimo sencillo “Paycheck ft. Maydien y Holybrune “ 💸
denle pre-save para que sean los primeros en escucharlo y compártanlo con sus homies, es una 🔥💣 🔥", expresó el dúo en redes sociales. 

Tayrell

Sin duda alguna Tayrell cerrará el año con broche de oro, pues a principios de diciembre se estará presentando en la séptima edición del festival Trópico en Acapulco. Sí aún no tienes tus boletos, adquiérelos ahora dando clic aquí.