La estatua de Chris Cornell llega a Seattle

La estatua de Chris Cornell será exhibida en el Museo de Cultura Pop.

Después de poco más de un año del fallecimiento del reconocido cantante Chris Cornell, fue develada la estatua que su esposa Vicky Cornell, mandó a construir como un homenaje que permitirá recordar a “la voz de una generación”, según las propias palabras de la Vicky.

La estatua de bronce, del vocalista de bandas memorables como Soundgarden y Audioslave, fue colocada en la parte exterior del Museo de Cultura Pop, en una acera. Fue donada por la viuda de Cornell y sus hijos fueron quienes develaron la escultura ante la multitud que presenció el momento.

Antes de que la estatua fuera mostrada, la esposa de Chris Cornell, Vicky Cornell dijo. "Él fue la voz de una generación y un artista que continúa acercándonos, para siempre", posteriormente sus hijos mostraron la creación del artista plástico Nick Marra.

Los asistentes fueron foco de atención debido a la presencia de Matt Cameron, Kim Thayil y Ben Shepherd, miembros de Soundgarden, quienes acompañaron a la familia Cornell, en tan memorable evento. Entre el publico también se vio a Jeff Ament de Pearl Jam y a Jenny Durkan, alcaldesa de Seattle.

Además de la escultura, Vicky Cornell y su familia, también ofrecieron ropa que el vocalista de Audioslave usó en sus giras, así como dos canciones de Soundgarden escritas a mano. Todo este tesoro biográfico de Chris Cornell, será resguardado en el Museo de Cultura Pop, en el centro de su natal Seattle.

Tendremos nueva música de The Raconteurs

Foto: Dean Chalkley

Jack White está preparando el regreso de The Raconteurs con dos sencillos.

El músico estadounidense es conocido por tener múltiples proyectos, tantos que algunos se han quedado olvidados con los años, pero ahora está por revivir una de sus viejas agrupaciones, aquella que lo marcó como uno de los artistas más prolíficos de la actualidad.

Jack White anunció a través de la redes de su sello, Thrid Man Records, que regresará con The Raconteurs para el 2019. Esto por el décimo aniversario de Consolers of the Lonely, disco con el que logró una nominación al Grammy por mejor álbum de rock y ganaron uno por los mejores arreglos.

El ex líder de The White Stripes se volverá a unir con: Brendan Benson; el baterista de The Afghan Whigs, Patrick Keeler; y su compañero en The Dead Weather, Jack Lawrence. La banda no solo sacará una reedición de su último material, también revelará dos temas inéditos, que será su primer lanzamiento en más de una década.

La edición especial de Consolers of the Lonely vendrá en dos discos de vinilo de color cobre y contendrá un siete pulgadas con los nuevos tracks de The Raconteurs, así como un parche y stickers.

En este año Jack White compartió su tercer álbum de estudio en solitario, Boarding House Reach.

MUTEK.MX XV: Entrevista con Lanark Artefax

El futuro distópico estará sonorizado por Lanark Artefax.

De haber elegido el camino de la literatura, es poco probable que el nombre de Calum MacRae, mejor conocido como Lanark Artefax, se incluyera en un cartel de MUTEK; pero es su estilo para deconstruir sonidos, crear ambientes etéreos que transportan a cualquiera a un futuro distópico, lo que hizo que este escocés forme parte del cartel del festival que llegará a finales de noviembre a la Ciudad de México.

Calum estudió la carrera de Literatura, aunque la música nunca lo abandonó. Desde pequeño tocaba el piano y más adelante su sueño sería convertirse en compositor para películas, algo que aún está pendiente.

“Amo las películas y amo los soundtracks. He discutido varios proyectos con ese tipo de gente, pero aún debo encontrar el indicado, pero sé que lo haré pronto”, dijo en entrevista con Indie Rocks!.

La música que hace Lanark Artefax ha sido descrita con diferentes términos: abstracta, IDM escultural e incluso ambiental minimalista del futuro, pero basta con escuchar un par de tracks hechas por Calum para saber que estamos ante algo totalmente vanguardista. Tanto que varias de sus canciones terminaron por convertirse en las favoritas de Björk para tocar durante los DJ sets de la islandesa y es su show de apertura.

“Es algo totalmente increíble. Abrirle conciertos es algo que siempre recordaré”, dijo el escocés quien dio una descripción de su música un tanto intrigante.

“Es un poco de cómo yo me imagino sonaría cuando las moléculas de diferentes materiales se frotan las unas a las otras en el vacío –si pudiéramos escuchar el vacío–”.

Una descripción que se puede entender solo al escuchar su música. Beats electrónicos que suenan a como lo haría el corazón artificial de un robot, con ambientaciones obscuras que te hacen sentir en un mundo desolado, frío y gris. Música perfecta para un futuro que aún es incierto.

“Es verdad, siento que puedo escuchar y sentir cómo se escucharía el futuro, pero no puedo verlo. Será muy interesante”, dijo Lanark al preguntarle si se imagina cómo seremos en un par de cientos de años.

Para darse una idea, bastaría tal vez con ver Arrival (2016) de Denis Villeneuve y en quien Calum se inspiró para el show visual que traerá a México: The Absent Material Gateway; un show que él mismo describió como intenso.

Finalmente, al conocer la relación que encuentra entre la literatura y su trabajo como músico experimental, es cuando uno se da cuenta de por qué dejó las letras por las notas y beats.

“La literatura informa la música que hago, pero solo tangencialmente. Cuando estudiaba leía increíble material, pero al estar basado en lenguaje y palabras, no era tan significativo, la música es mejor”, aseveró.

Force Fest 2018

Fotos Diego Figueroa

Cuando las piedras hablan los hombres tiemblan.

El lugar donde los hombres se convierten en dioses, donde nunca habíamos ido antes a presenciar un festival, y así, a ciegas, en la tierra aún fértil nos abrimos paso ante la sorpresa, y sin previo aviso A.N.I.M.A.L. ocupaba el lugar de DevilDriver. Hatebreed como en cada actuación que han dado en nuestro país denotaron su condición al unísono: “I Will Be Heard”, y siempre se llevan nuestro reconocimiento. Dino Cazares y Tony Campos enfundados en sus máscaras hicieron honor a su nombre con un setlist Asesino que incluyó temas de Brujería.

Garrobos con las botas bien puestas y su infaltable himno y condición: “Sacude el cráneo”, P.O.D. para comenzar una inevitable travesía en la nostalgia por los viejos tiempos que se vio interrumpida por una masacre sonora llamada Code Orange, ante la respuesta escéptica del público me vino a la mente la frase de Marty McFly después de interpretar a Chuck Berry en Back To The Future: “Tal vez no estén preparados para esto, pero a sus hijos les encantará”. Increíble despliegue de energía, sonidos en glitch y pesados riffs de una de las bandas más nóveles del cartel del primer día de actividades de Force Fest, que a la par de la música ofrecía actividades alternas como un mini-show de motocross, una villa vikinga y puestos de mercancía diversa.

Bush fue la gran sorpresa de la primera jornada al mostrar su alteza desde la primera canción: “Machinehead” nos llegó directo a la psique y a la nostalgia, Gavin Rossdale demostrando que hay vida después de una tal Gwen y que la música opaca la falsa celebridad que abunda en las calles de Hollywood. Con los golpes a su Fender Jaguar y su impecable talento vocal, “Everything Zen” avivó la mecha que incendiaría nuestra memoria de aquellos días en los que el grunge dominaba al mundo, una impecable interpretación de “Glycerine”, Gavin y su guitarra hipnotizando a miles, hablando en impecable español, dando a entender que a pesar de las inclemencias la música nos salva de alguna extraña forma.

“Crackerman” fue el emocionante inicio de Stone Temple Pilots y su extraña nueva forma, la esencia transformada, los hermanos DeLeo como resquicio de lo que nos queda, Jeff Gutt y sus movimientos tratando de emular la gloria perdida de Scott Weiland, la voz extraña que se pierde entre versiones diferentes de temas como “Big Empty” e “Interstate Love Song”, los clásicos para una generación perdida que nunca vivió el absoluto cenit de una banda grandiosa. “Check My Brain” y la pesadumbre absoluta de Alice In Chains, “Them Bones” y “Dam that River” para añorar tiempos perdidos, “Hollow” y “Stone” para avivar glorias recientes de su discografía, renovarse o morir, “No Excuses”, “Would?” y “Rooster” como despedida ideal. Carcass dejándonos cicatrices gracias a su acero quirúrgico, NOFX ofreciendo una divertida y energética presentación.

“Innervision” como sorpresa absoluta para comenzar la catarsis ansiada, el sistema cashless había caído pero nunca el System of a Down, ellos hicieron que valiera la pena la espera para los fans que soportaron hasta el final. Y a partir de ahí el slam y los gritos irían in crescendo ante el recorrido por su historia y curiosidades como “U-Fig” o ”P.L.U.C.K.”, ese intrincado y sedoso telar sonoro que resulta ser “Spiders”, hasta su tóxica pero dulce despedida ante un público enardecido que disfrutó 32 canciones.

Para el segundo día y ante cambios sin previo aviso The Warning comenzó la actividad, talento comprobado en los escenarios de los festivales de metal en el país, siempre precisas y magníficas, cerrando bocas, ganando aplausos. Pinhead como cambio intempestivo tocando con el display de Anthrax de fondo, la expectativa que se convirtió en insultos para la banda que estaba ocupando el lugar de Exodus, y ante la ausencia de Testament el recorrido por los escenarios alternos en busca de opciones. Cemican y su increíble ritual sonoro y estético, abriendo el camino al Mictlán, conchas, flautas de barro y caracoles cual complemento perfecto para su mezcla sonora entre thrash y progresivo, la representación de un sacrificio en honor a Tláloc y la invocación a su ausencia, ya que padecíamos de las consecuencias de su aparición el día anterior. Steel Panther y Dee Snider fueron un combo perfecto para apreciar, por un lado, entretenidas variantes y tributos al glam rock del Sunset Boulevard, y por el otro, el talento vocal y energía que se mantienen a pesar de los años.

La larga espera por Vital Remains y sus fallas de audio que en cierto punto del terreno se mezclaban con el sonido de División Minúscula nos llevó a la sorpresiva aparición de Phil Anselmo en uno de los escenarios principales, quien acompañado por The Illegals, complació a una generación entera que invocaba a gritos a Pantera, y así, ante uno de los dos sobrevivientes de aquella legendaria banda, “I’m Broken” (con la colaboración de Phil Rind de Sacred Reich), “Domination” y “A New Level” fueron la complacencia ideal. Y ante la llegada al escenario alterno para apreciar a Dark Funeral en su horario estipulado, su lugar fue ocupado por Dokken, Scars on Broadway y su gran poder de convocatoria, Anthrax ocupando el lugar que dejó vacante Lamb of God, el poder del thrash de esta banda más que conocida y celebrada en nuestro país siempre de manifiesto, el display de Danzig como anuncio evidente de que ocuparía el lugar que dejó Rob Zombie, la tormenta cual ave de mal agüero, la venganza de los dioses ante la invasión de sus territorios sagrados, las piedras hablaron, los monolitos canalizaron la furia, y de la nada Slayer emergiendo con “Repentless”, los “no tengo idea” que se convirtieron en corretizas, el descontrol de la seguridad, no llovía sangre pero reinaba la confusión. “Disciple” y el fuego emanando de cruces invertidas, ¿dónde está tu dios ahora?, “Hate Worldwide” para calmar la ira contenida, el cansancio, las inclemencias del tiempo y las cosas que se pudieron haber corregido. “War Ensemble” para desatar la batalla, y esperamos que esta no sea la última ocasión en la que la magia negra nos hace olvidarnos por completo de todo lo que habíamos padecido: auténticas “Seasons in the Abyss”, “South of Heaven” como eterno tributo a Jeff Hanneman, “Raining Blood” para un último desfogue, el “Angel of Death” abriendo sus alas para volar a un destino incierto, y nosotros emprendiendo camino a la normalidad esquivando los charcos, asentando los pies lo más firme posible en el lodo, procurando gastar el crédito cashless debido a la desinformación sobre el reembolso, rendidos y con el ansia de no haber visto y escuchado a Glenn Danzig, cuyo logo seguía inerte en el escenario a modo de obituario. Situaciones difíciles que deparan en el ánimo de la gente, el los comentarios en redes sociales, y como dice la frase popular: “cada quién hablará de cómo le fue en la feria”.

Mudhoney — Digital Garbage

Muchas promesas sin cumplir en Digital Garbage de Mudhoney.

Estamos viviendo tiempos muy extraños, con nuestro planeta en números rojos, una constante amenaza nuclear, decadencia moral y la superpotencia mundial liderada por un loco racista que no cree en el calentamiento global. Este es el futuro que temíamos y parece que nadie se ha dado cuenta, o que prefieren vivir bajo la falsa idea de que estamos bien. Pero la banda de Washington está consciente de lo que está pasando; aunque no puede solucionar el problema, por lo menos lo va a exponer.

Iniciamos con “Nerve Attack”, un track que llama la atención, pues el grupo no se mete en discursos políticos, como había prometido para Digital Garbage. Este más bien parece un agradecimiento a sus fans, con el sonido clásico de la banda y una línea de bajo que te transporta directo a la década de los años noventa.

Es en “Paranoid Core” cuando Mudhoney cumple las expectativas de este disco, plasmando su visión sobre la actualidad. Una de las grandes preguntas que rodeaban este material era cómo la banda iba a expresar su descontento; la respuesta es con imágenes bizarras y satirizando todo el contexto. El racismo, la inmigración y campos de concentración se presentan bajo un sonido proto-punk.

“Please Mr. Gunman” mantiene el estilo, pero aborda un tema más específico: los tiroteos. Ninguno se salva en este track, pues hace referencia a la masacres en la iglesia de Sutherland Springs; las decenas de matanzas en escuelas, e incluso la balacera del club gay de Orlando. La manera tan cruda en la que se habla de estas tragedias podría parecer ofensivo, pero es más ofensivo no hacer o decir nada.

La creatividad de Mudhoney explota en “Kill Yourself Live”, pues no llevan el tema de las redes sociales a otro nivel. No solo hablan de la decadencia moral que puede provocar la búsqueda de la fama, también invita a que la gente se atreva a morir en vivo por unos cuantos likes, para que todos te puedan ver en sus pequeñas pantallas.

Comparado con su predecesor, “Night and Fog” luce como un tema demasiado sencillo, sin dirección, algo que pudo surgir durante un jamming en el estudio. Toda la composición es insustancial, pero que la letra carezca de sentido directo hace que perdamos el ritmo.

“21st Century Pharisees” nos pone de regreso en el camino, pero no devuelve la esencia de los primeros temas de Digital Garbage. La canción tiene un título engañoso, pues no habla de los Fariseos, sino del fariseísmo, que es la hipocresía o falsedad de aquellos que creen en la recompensa eterna. El único problema aquí es que la hipocresía religiosa no es una cuestión única del siglo XXI.

En “Hey Neanderfuck” volvemos a tropezar y de peor manera. En lugar de un discurso político y social, la banda nos entrega un sencillo sin propósito y con falta de coherencia. Es como si hubiera metido todas las ofensas que se les ocurrió en ese momento y las puso en diferentes versos. Mudhoney perdió el objetivo por completo.

Para “Prosperity Gospel” ya está perdido el sentimiento, uno se desencanta con facilidad. Sin embargo, ya hay mejores intenciones. Tenemos un track abrasivo, dinámico y que critica a una sociedad que solo se preocupa por cumular fortunas.

A primera vista los últimos temas: “Messiah's Lament” y “Next Mass Extinction”, prometen mucho. El título y los versos iniciales pueden avivar el interés de cualquiera, pero solo tenemos eso. La canción se vuelve repetitiva e incongruente. El disco de Mudhoney, en lo colectivo, ya es un fracaso, pero todavía se salva en lo individual.

Es muy común que en un álbum tan deliberado se pierda la idea original, pues pueden haber muchos factores detrás: apuraciones, falta de presupuesto, presiones o ansiedad por terminar. Pero Mudhoney, con este disco tan especial, tuvo que tomarse su tiempo o hacer algo conceptual. Sin duda, aquí hay un par de éxitos que le vendrán bien a la banda, pero desperdiciaron una gran idea.

HIPNOSIS 2018 presentado por Aeroméxico

Fotos Toni François

Tormenta de psicodelia en HIPNOSIS 2018.

En anteriores ocasiones y reseñas de conciertos y discos me he referido al poder de la música como aliciente creativo, como embalsamador del alma o como fuerza inexplicable con la capacidad de mover a las masas sin importar la ideología, el destino o el momento en el que vivan. En otras palabras, de esos clichés de los que siempre habla uno como apasionado y que pierden objetividad. Pero por algo son objetivos a la hora de presenciar y analizar. Y volví a cerciorarme el día de ayer cuando fui testigo de la audiencia devota y vitalizada que acudió a la segunda edición de HIPNOSIS, el festival de música psicodélica que tiene todo el potencial para ser un punto obligado de encuentro anual para todos los melómanos. ¿Qué me hace estar tan seguro?

Primero que nada, el HIPNOSIS de este año cayó víctima de un par de factores que para algunos les hizo pensar que demeritaría la experiencia. Primero, un inesperado cambio de locación, moviéndose del ubicuo Deportivo Lomas Altas —que había sido empleado anteriormente— a Las Caballerizas, en las profundidades de Huixquilucan, foro que complicó el traslado para la gran mayoría. En segundo, una fuerte temporada de huracanes que hemos presenciado a lo largo de las últimas semanas y que amenazaba con arruinar la fiesta. Sí, hubo un descontento por el cambio y, efectivamente, hubo una tormenta considerable que hizo del recinto un lodazal inaccesible, hecho que propició a que ciertos asistentes lo bautizaran como “Fangosis” en redes sociales. Algo jocoso, pero muy acertado.

Pero la fiesta no se canceló e incluso se convirtió en un evento para recordar, por razones inesperadas.

Pero, ¿qué hay del talento? El cartel de este año fue más ecléctico que el previo, demostrando el creciente interés por el género psicodélico entre los escuchas alternativos y el afecto que tienen las bandas internacionales por venir a presentarse, así como la apertura hacia las propuestas nacionales que poco a poco también van ganando tracción. Como entremeses para los que llegaron temprano, estuvo el conjunto punk hermosillense Sgt. Papers, que no se anduvo con rodeos e inició el descontrol con el pie derecho al interpretar “Pank”, “Hey Ya!” y “Open D”. Acto seguido, subió al escenario Build A Vista, defeños con influencias de desert rock, shoegaze y folk que agudizaron las estridencias con canciones como “Lying Lips” y "They Know I'm Leaving".

Tocó el turno de la irreverencia de los tijuanenses San Pedro el Cortez, banda que poco a poco está trascendiendo el culto para acercarse a ser una referencia obligada al hablar de psicodelia nacional. El conjunto no decepcionó y siguió calentando motores con su dinamismo musical y química entre músicos. Los actos nacionales brillaron bajo un sol cegador que estaba a pocas horas de desaparecer.

Al mismo tiempo que seguía aumentando la concurrencia e iba visitando los tianguis culturales (destacando especialmente la fila prolongada para el stand de La Roma Records con un excelente catálogo de merch oficial), los food trucks y la tirolesa instalada, tocó el turno para el cuarteto australiano de Stonefield, integrado por las hermanas Findlay. Con un arsenal potente de órganos, riffs crujientes y la voz dulce y peligrosa de Amy Findlay, canciones como “Through the Storm”, “Delusion”, “Sister” y “Love” cimentaron los rumores de su fuerte presencia en vivo y de lo influyente que seguía siendo la escena musical australiana en términos de psicodelia.

Otros que tampoco negaron la cruz de su parroquia fue Boogarins, sus integrantes directos desde Brasil y criados con una dieta estricta de Os Mutantes y Novos Baianos. Su toque funky y juguetón salió a relucir con “Foimal”, “Erre” y “Lucifernandis”, en las que el vocalista, Dinho Almeida, susurraba, se reía y declamaba las letras. Al mismo tiempo, las primeras gotas empezaron a caer y todo se convirtió en un carnaval con una verdadera sensación tropical.

Mientras algunos iniciaron sus quejas por el repentino cambio del clima —que, si estuvieran al tanto de los pronósticos, era clarísimo que iba a pasar— de las filas de pago y la negativa de los vendedores por aceptar efectivo sin ser depositado en una pulsera -—que también, era clarísimo que iba a pasar— los neoyorkinos de DIIV tomaron el escenario para ofrecer un toque más surf y dream pop a las festividades al son de “Is the Is Are,” “Dopamine”, “Under the Sun” y “Out of Mind”, con la finalidad de contrastar cualquier malestar. A medida que iba oscureciendo, OM subió para retumbar oídos con su doom metal minimalista, que bien ayudó para limpiar un poco el paladar aural de tantos sonidos y colores y convirtió el bosque nublado en un pantano desolado y lúgubre.

La tormenta empezó a caer con más aplomo, pero fue justo lo que Wooden Shjips aprovechó para hacer que las masas sacudieran las gotas y el frío para olvidar esta tempestad. Los originarios de San Francisco, California, causaron revuelo con sus rendiciones de “Staring at the Sun”, “These Shadows” y “Ruins”, llenas de improvisaciones y solos creativos. Pero la lluvia no cesó, y esto ocasionó problemas para que Allah-Las comenzara su set, para el disgusto de quienes estaban parados ahí tiritando y esperando. Los californianos tocaron un set agradable y relajado, en donde incluyeron “Busman’s Holiday”, “Artifact” y “Catamaran”, pero no fue suficiente para subir los ánimos. Algunos comentaron que hubieran intercambiado su horario con Wooden Shjips, pero creo yo que no hubiera hecho la diferencia. De todos modos, ambas bandas hicieron una labor increíble.

El agua cesó, la fogata que habían encendido a varios metros del escenario volvió a resurgir y muchos la emplearon para resguardarse de la tempestad. Fue entonces cuando estuvimos más listos para el primer plato principal de la noche, los neozelandeses de Unknown Mortal Orchestra, ya afamados y respetados por el público mexicano. Con el propósito de promocionar su disco reciente, Sex & Food, el virtuoso y carismático frontman Ruban Nielson y compañía tocaron “Major League Chemicals”, “Ministry of Alienation” y “Hunnybee”, así como las conocidas “Ffunny Ffriends”, “Multi-Love” y “So Good at Being in Trouble”. Un set eficaz, pero muy parecido a lo que presentaron en el Corona Capital de 2016.

El mañana ya era hoy, y alrededor de las 12 de hoy empezaron a asomarse algunos miembros del siguiente acto para hacer live check de sus instrumentos. Seguramente era la intención el provocar para generar expectativa de lo que sucedería después. Y así fue. Ya era casi la 1 de la mañana y King Gizzard & the Lizard Wizard tomó el escenario para apoderarse del evento y los corazones de todos los asistentes. No tuvieron misericordia ni dejaron escapatoria desde los primeros acordes de “Rattlesnake”. Quizás por eso fue la razón de los encharcamientos, el frío y el lodazal, para que la tranquilidad de un bosque se volviera un mosh pit mugriento y alborotado mientras máscaras de dinosaurio se meneaban, inflables de cocodrilo volaban y hombres y mujeres se empujaban y gritaban.

Hubo quienes se sabían a la perfección todos los acordes, cambios de tiempos y solos en “Sleep Drifter”, “Crumbling Castle”, “Digital Black”, “The Lord of Lightning”, “Robot Stop”, “I’m in Your Mind”, cuando llegó el cierre épico de “Head On/Pill”, dejó de importar algún dejo de inconformidad con el servicio, las condiciones de los alrededores o hasta el estrés de la semana. La música nuevamente había curado todo, y la acumulación de esta dosis de psicodelia en medio de la penumbra y la suciedad era justo lo que muchos necesitábamos. Si podíamos afrontar eso acompañados de música que nos hiciera sentir como ese 6 de octubre de 2018, podemos con lo que sea.

 

 

 

 

Nightwish en la Arena Ciudad de México

Foto Germán García para Dilemma Entertainment

Un viaje único a través de dos décadas y tres facetas entrañables.

El regreso a México de una de las bandas más representativas del metal sinfónico a nivel mundial representó un nostálgico viaje a través de dos décadas de carrera. Un concierto único que a más de uno trajo recuerdos, no solo de la banda sino de vivencias propias.

En medio de una atmósfera conformada por sentimientos encontrados, los instrumentos de viento de Troy Donockley y la cerveza cara, los asistentes pudimos presenciar un show único en el que la agrupación recapitula en vivo grandes momentos de la trayectoria de Nightwish en apoyo a su séptimo álbum recopilatorio que también da nombre a la gira mundial Decades.

El concierto comenzó antes de las 20:00 H., a muchos impresionaba el hecho de que la banda ahora estuviera en un recinto tan grande como lo es la Arena Ciudad de México, desde ese hecho el evento prometía una experiencia digna de una celebración.

El primero en salir al escenario fue Troy interpretando una versión dulce e instrumental de “Swanheart”, el público mostró su emoción con gritos y aplausos a medida que el artista salía de la oscuridad y en la pantalla principal del escenario parecía abrirse una especie de caja conformada por mil engranes acompañados por la emblemática portada del álbum Oceanborn, un momento por demás emotivo que drásticamente se convirtió en euforia cuando inmediatamente después de esa introducción apareció la banda rompiendo la calma con los poderosos riffs de guitarras de “Dark Chest of Wonders”, un inició bastante sorpresivo ya que habitualmente el tour no comienza con esa canción.

Un sonido impecable en cada uno de los instrumentos y la perfecta interpretación vocal de Floor Jansen continuaron con “Wish I Had An Angel”, que junto a "Nemo", fue una de las canciones más coreadas de la noche.

Ciertamente el concierto fluyó con las reminiscencias del sonido folk característico de su reciente álbum de estudio Endless Forms Most Beautiful, pero ahora implementado en las canciones que posicionaron a la agrupación como uno de los grandes pilares del metal sinfónico.

Canciones como “10th Man Down”, “Come Cover Me”,  “Gethsemane”, “The Kinslayer” y “The Carpenter” fueron las encargadas de evocar los sentimientos de nostalgia en la parte del público que hasta la fecha se declara severamente “fan de Nightwish en la época de Tarja Turunen”.

Otra de las grandes sorpresas del show fue la interpretación de “Amaranth” al estilo de Floor Jansen, quien con una presencia inigualable en el escenario demostró, en cada una de las canciones del setlist, estar a la altura de la evolución de Nightwish.   

“ElvenPath” y “Sacrament of Wilderness” se hicieron presentes para darle a la noche un toque de power metal ambientado con un invierno azul y un lobo gigante en la pantalla principal.

“The Greatest Show On Earth” fue la encargada de anticipar el final del concierto, la canción más larga del show y de la historia de la banda en general, la cual expresa la teoría de la evolución de Charles Darwin y el paso del hombre por la tierra. Casi al final de la canción, el público coreaba con fuerza a la par de Floor “We Where Here”, uno de los grandes lemas del álbum Endless Forms Most Beautiful.

El final de la noche llegó con una de las canciones más esperadas del público, “Ghost Love Score” la cual, acompañada de una armonía perfecta entre el sonido del metal y las orquestaciones creadas por el maestro Tuomas Holopainen, fue la encargada de hacer salir las lágrimas en uno que otro de los asistentes.

Aunque a más de uno nos dejó con ganas de más, el concierto fue impecable desde la organización hasta el sonido. Una presentación que, debido a la evolución de la banda, difícilmente volverá a reunir todas las facetas de Nightwish en una sola noche.

 

Blood Orange estrena video de “Chewing Gum”

El video de "Chewing Gum" fue dirigido por el propio Blood Orange.

El pasado 16 de agosto Blood Orange, a través del programa Jimmy Kimmel Live, dio a conocer "Chewing Gum", un sencillo que forma parte de su más reciente producción discográfica Negro Swan, el cual salió a la venta el 24 de agosto de este año por medio de Domino (distribuido en Reino Unido) y Terrible Records (en Estados Unidos).

El día de hoy, Dev Hynes dio a conocer la producción visual de su tema "Chewing Gum", en la cual colabora con A$AP Rocky, los dos aparecen en vehículos todo terreno recorriendo la inmensidad del desierto, el cantante logra capturar la grandeza del lugar y la oscuridad del paisaje, dejando ver otra perspectiva con el videoclip de bajo perfil.

En un comunicado, Blood Orange, habló acerca de su nuevo disco Negro Swan y de lo que significa para él. “Mi más reciente álbum es una exploración de mis propios y muchos tipos de depresión negra, una mirada honesta a los rincones de la existencia negra y las ansiedades constantes de las personas homosexuales / de color. Un regreso a la infancia y los traumas modernos, y las cosas que hacemos para superarlo”.

Es por eso que Blood Orange busca transmitir en sus canciones una sensación de esperanza; "El hilo subyacente en cada pieza del álbum es la idea de ESPERANZA y las luces que podemos intentar encender dentro de nosotros mismos con un resultado positivo esperanzador de ayudar a otros a salir de su oscuridad", dijo en el comunicado.

 

Disfruta del video, al igual que del disco Negro Swan (disponible en todas las plataformas digitales).

 

 

 

Lenny Kravitz — Raise Vibration

30 años no son suficientes.

Después de casi tres décadas de su álbum debut Let Love Rule, Lenny Kravitz regresa con Raise Vibration, un LP cargado de rock, funk, blues y soul, en el que, como es costumbre, el cantautor toca la mayor parte de los instrumentos mientras solamente se hace acompañar del guitarrista Craig Ross.

Puedes encontrar distintas referencias de los trabajos anteriores del autor entre las canciones de su última producción aunque con una visión más experimental. Cada una de las composiciones tiene una ejecución perfecta en la que los bajos funk, los solos de guitarra, los sintetizadores psicodélicos y la impecable voz de Lenny se funden para dar vida a las 12 pistas que conforman el álbum.

El LP transcurre entre lo cursi y lo cool. La primera canción “We Can Get It All Together” mezcla un poderoso ritmo que incrementa poco a poco hasta convertirse en un conjunto de vibraciones optimistas que transforman el ambiente.

Probablemente el mejor de los tracks es “Low” una pista seductora y palpitante que, además, cuenta con la participación del ya fallecido rey del pop, Michael Jackson. "Who Really Are the Monsters?" es una denuncia hacía las prioridades de las personas, donde pareciera que el dinero y el poder toman un papel más importante que el bienestar de la humanidad.

“Johnny Cash” es una balada que homenajea a la difunta madre de Kravitz por medio de los recuerdos de haber conocido al "rey de la música country".

El mensaje sigue siendo el mismo que en sus producciones anteriores que, en palabras del artista “Fue y siempre será sobre el amor… con estas canciones ofrezco vibraciones de paz, amor y unidad”, siendo “Raise Vibration” y “Here to Love” las piezas más claras al respecto.

“It’s Enough!” es la forma en la que Kravitz expresa su inconformidad en contra la desigualdad y la ambición desmedida. Casi cerrando el álbum aparece “Ride” con una vibra de rock suave de los 70 de casi seis minutos, que bien podría durar dos minutos menos y ser aún más memorable.

Resulta innegable que Lenny Kravitz sigue siendo fiel a su estilo y que en esta ocasión busca “elevar las vibraciones” con sus fans, aunque por momentos su discurso parece superficial y ligeramente repetitivo el LP resultará agradable para sus fanáticos. Raise Vibration, el onceavo álbum de Kravitz alienta a ser positivos en momentos carentes de positivismo a través de sonidos apasionados, conmovedores y en ocasiones reflexivos.

Peter Hook and The Light en el Pabellón Cuervo

La interminable influencia de Joy Division y New Order.

Noche de contrastes en el Pabellón Cuervo (la versión mini del Palacio de los Deportes), donde en una mitad del concierto se escucho el dance/synth pop electrónico de New Order, y en la otra, el rock de Joy Division. Peter Hook regresó a la CDMX, como es ya su costumbre anual, después de pasar por el legendario Café Iguana de Monterrey, y donde también estará en la Arena VFG de Guadalajara. El setlist cambió a partir de lo que venía presentando en su gira por Europa, donde, junto con un puñado de canciones de Joy Division, estaba tocando los álbumes completos de New Order: Technique (1989) y Republic (1993). Pero para esta mini gira mexicana, la omnipotente OCESA le habrá ordenado que no se anduviera con ternuras y nos diera los hits, así que en México si se pudieron escuchar canciones queridas de New Order como “Bizarre Love Triangle” y “True Faith”.

Hubo algún imperfecto en la logística del evento y a mí y al resto de la querida “prensa fifí” nos tuvieron esperando hasta la cuarta rola para entrar, nos metieron por detrás del escenario, y por un resquicio podíamos ver de lado a la banda, y ahí estaba Peter Hook, en shorts (bermudas en la CDMX), tenis y camiseta, elegante como siempre, interpretando “Everything’s Gone Green” de lo que era la parte New Order del concierto. Una vez en la plancha principal del recinto, nos mezclamos con el resto del público, casi todo vestido de negro, algunos vatos con lentes oscuros, y otros con boinas negras de piel, muy al estilo del club The Haçienda a mediados de los ochenta, e invariablemente, muchísimas playeras oficiales de los “Melómanos Cool”, aquella de Joy Division que trae las ondas de radio en el frente, sacadas de la portada del debut Unknown Pleasures (1979).

Peter Hook, y su banda The Light, interpretaron rolas como “Temptation”, “Thieves Like Us” y “Sub-culture”. “Blue Monday” recibió una enérgica reacción por parte del público, y Hook presentó una versión un poquito más roquera e “industrialona”, hasta más parecida a la versión de Orgy que a la propia. Fue un setlist añejo, tanto este como la parte de Joy Division, si no me equivoco, no se escuchó en toda la noche música posterior a 1989.

“Hooky” nos regalaba esporádicamente su sonido tan particular en el bajo, lo rasgaba y se aventaba algunos solos reconocibles de vez en cuando, pero principalmente era Jack Bates el encargado en el instrumento. La voz ronca y áspera de Hook, sorpresivamente se suavizó para cantar al estilo de su némesis Bernard Sumner en el hit “Bizarre Love Triangle”, canción icónica de los años 80, que uno casi jura que es parte del soundtrack de alguna película de John Hughes (no lo es, pero si escuchamos “Shellshock”, que forma parte del soundtrack de Pretty in Pink). Y finalmente, la parte de New Order terminó con “True Faith”, la cual, me había comentado Hook algunos días antes, no habla de la sobriedad, como yo siempre lo había pensado.

Tras el intermedio, la banda reapareció sobre el escenario. “Esto es Joy Division”, dijo Hook y el público se volvió loco, acto seguido presencié una de las mejores experiencias musicales en vivo en lo que va de este año. Cada rola fue una joya y la electricidad en el Pabellón Cuervo era palpable. El contraste entre el rock y el dance fue disfrutable para todos, y quedé impactado con lo poderosa que es la música de Joy Division en vivo.

Salió la caja de ritmos y en su lugar entró una batería que ahora, a diferencia del set de New Order, tenía más presencia y fondo, el bombo te golpeaba el pecho, al tiempo que el bajo de Bates y Hook se había tornado más “grungesco”, la acústica del Pabellón, que no es la mejor, pero que si crea mucho eco, era perfecto para apreciar el crunch de las guitarras en “These Days” y “Warsaw”. Para “Digital”, se armó el slam más friendly que jamás hubieras visto, con cientos de personas bailando con los extraños de a un lado, “Autosuggestion” sonaba como el prototipo del post punk y en “Dead Souls” me dieron ganas de haber visto en vivo a Ian Curtis tan siquiera 5 minutos bailando como esquizofrénico entre las potentes guitarras rítmicas y los redobles de la batería, ya se que hay muchos videos en YouTube de Joy Division, pero no es lo mismo. Si no tuviera que escribir esta reseña, me daban ganas de llegar a la casa a volver a ver Control de Anton Corbijn.

“Ian era un buen chico…era nuestro más grande fan”, me acordé de las palabras de Hook solo días antes. Antes de empezar “Atmosphere”, Hook le dedicó la canción a su ex cantante: “Esta canción es para Ian Curtis, un aplauso para Ian”, y todos en el Pabellón lo celebramos con las palmas por unos segundos. La noche terminó con “Love Will Tear Us Apart”, canción muy memorable, en gran parte, por la parte en el bajo de Hook, y aquí lo teníamos en persona, al fundador de no una, pero dos bandas tremendamente influyentes a nivel mundial. El público, nuevamente, se volvió loco en cuanto reconoció la canción y todos empezaron a saltar al unísono. Hook me lo había dicho claramente cuando hablamos: “Lo que hago es realmente fantástico, me toca encerrarme con 2000 o 3000 personas que tienen los mismos gustos que yo, les encanta New Order y Joy Division”. Lo estaremos esperando para el 2019.