Fotografo: David Barajas

Instagram: @daviddbarajas

"Everybody Here Hates You", el nuevo video de Courtney Barnett

A casi un año del lanzamiento de Tell Me How You Really Feel, la artista australiana estrena un sencillo.

En octubre del año pasado, Courtney Barnett nos sorprendió con el lanzamiento de un nuevo sencillo que forma parte de un material en conmemoración a los 10 años del sello discográfico independiente, Mom + Pop Music. Después de "Small Talk", muchos nos quedamos con ganas de escuchar algo más. Sin embargo, tuvieron que pasar algunos meses para este nuevo lanzamiento.

Con toques grunge rock, Courtney Barnett nos presenta "Everybody Here Hates You". En esta canción la artista describe el sentir que queda cuando alguien nos deja. Jugando con un concepto simple, la artista y el director Dany Cohen nos presentan este audiovisual.

"Está solo en tu cabeza". Ese parece ser el fragmento en el que Dany se inspiró para crear este audiovisual. En él podemos ver a Courtney y a su banda tocar dentro de un cerebro (por las paredes con relieves en forma de sesos). Poco a poco, los músicos son aplastados por los muros que les rodean. Hasta que, para el final del video, no se percibe más que la luz que logra colarse entre ellos.

Para la edición pasada del Record Store Day, Courtney Barnett lanzó un vinilo de "Everybody Here Hates You",el cual contenía "Small Talk" en su lado B. Como portada, se podía ver el arte del sencillo, que fue elaborado por la cantautora australiana. Aquí lo pueden ver:

Todo parece indicar que la artista australiana seguirá de gira en lo que resta del año, ya que además de sus fechas en solitario, acompañará a The National en su tour por Norteamérica.

Mira la entrevista que tuvimos con ella en el programa TALKS de Indie Rocks! TV:

Havoc en SALA

Una noche de hip hop a medias.

Lejos han quedado los días de la supremacía del East Coast rap, donde Mobb Deep jugaba un rol protagonista en la pelea contra Tupac y compañía. De parte de ambos bandos se han perdido figuras clave, entre ellos Prodigy, a quien se le dedica este intento de revivir el proyecto de Queensbridge.

En papel la idea pintaba increíble, llenar un cartel de actos de hip hop para cerrar con una leyenda del rap en los 90. Y en un inicio todo comenzó de manera convincente, los actos invitados como Willie DeVille y Lil Supa buscaban animar al público con sus beats y barras en punto; raperos mexicanos de la escena llegaban a ver las propuestas y a pesar de que el recinto se veía con un público reducido, las pantallas de led gigantes adonarban el escenario de SALA de manera majestuosa.

El declive de la noche llegó cuando DJ Les tomó el escenario junto con Veronica Reign a.k.a The Mobb Deep Princess, quien no estaba anunciada en el cartel y que entregó un set deplorable al sonido esperado en la noche y breve de una fusión de pop latino con trap, que no solo no entraba en sintonía con lo que habíamos escuchado previamente, sino que era playback.

Curioso que se haya permitido utilizar espacio del set para darle “publicidad gratuita” a una allegada del crew y no solo por eso, sino por el estilo comercial de su propuesta. Tras ese percance, DJ L.E.S. empezó su warmup para la salida de Havoc, mezclando clásicos del hip hop como NAS, Snoop Dog y demás, sin lograr conseguir conectar con la audiencia. Cabe señalar su horroroso efecto de sonido de pistola que parece un balazo, del que abusó.

Cuando salió Big Noyd intentó todo lo que un MC pudiera hacer para rescatar la noche, invitaba al público a mover sus brazos, a que corearan las letras (que probablemente muchos en la audiencia desconocían), pero fue hasta que Havoc decidió aparecer que hubo conexión con la audiencia y probablemente porque fue cuando sonaron los temas del álbum The Infamous, "Survival of The Fittest" y "Eye for an Eye (Your Beef Is Mines)".

La canción que todos fueron a escuchar fue "Shook Ones Part II" y dónde hasta cerveza salió volando. Este concierto nos dio una idea de que el hip hop de antaño no es un favorito del público mexicano y/o desconoce del género al que le apuesta PHONO.

FIDLAR en SALA

Es la vieja camaradería lo que mantiene unida a una escena.

Hace algunos años, en uno de esos videos que circulan por la red, encontré el de unos muchachos que entre cervezas, parecían cantar con una alegría que desbordaba. Eran de Canadá, pero igual podían ser de Europa, de África o de Tailandia. En una de esas muchas entrevistas, aquel muchacho que cantaba decía que FIDLAR era como el niño que siempre hacía reír a las personas en la preparatoria, pero que, muy en el fondo, también lloraba por dentro.

Nunca he sabido si los integrantes de FIDLAR se sientan parecido, pero siempre he pensado que han sabido conectar muy en lo profundo con sus seguidores. Hay pocas bandas que, con tan poco, transmiten tanto. Quizá hay quienes se comuniquen con una vocalización, los que a través de una frase conecten con su público de toda la vida, o quienes, sin decir nada y a través de la actitud, quieras conocer de toda tu vida. FIDLAR es una banda que radica en ese último selecto grupo de artistas. Quizá nunca nos enteremos que, en lo que parece otra vida, alguna persona se perdió para nunca volver en la búsqueda de algún estupefaciente, quizá nunca nos enteremos de las vicisitudes que tenga una persona para cumplir con el deber que es entretener, pero lo que queda claro, entre tantas personas, es que existen algunos seres humanos con la virtud de conectar vidas.

Ayer, en SALA, muchos estábamos con ese vínculo inefable. Cuando algún vocalista te pide silencio, muchas veces contestas con lo contrario, con abucheos. Cuando algún artista te pide una pose, igual. Alboroto. Ayer, quizá por la espontaneidad, quizá por la algarabía que representaba tener a una de esas bandas que crees nunca ver en vivo en México, la gente logró conectarse en un mismo eje de mentalidad. Las mismas sonrisas. Las mismas vivencias. FIDLAR es una vorágine de pasiones contenidas. Son una de esas bandas que no te pueden dejar con la sensación de indiferencia. Pueden haber unas canciones que ames, pueden haber unas canciones que tildes de sosas, pero en su presentación en vivo, esa que tuvimos la suerte algunos de vivir el día de ayer, ninguno salió con una cara estoica.

Además de la presentación que habíamos visto, los viejos amigos circulaban por doquier. Era como la fiesta de la preparatoria a la que nadie podía faltar, a pesar de que ya nadie estaba en preparatoria y, más bien, todos, por nuestro bien, debíamos evitar. Es la vieja camaradería lo que mantiene unida a una escena, un leitmotiv, tal vez solo seamos algunos necios que queremos escuchar historias de cuando la vida parecía ser más controlada, tener menos trabas, y estar crudo durante cinco noches seguidas no cobraba factura por las próximas tres semanas. Al menos sabemos que con FIDLAR, tendremos eso por largo rato.

Rosalía estrena tres temas durante su paso por Lollapalooza

En las ediciones de Argentina y Chile, la catalana nos regaló unos temas que esperemos sean interpretados en Ceremonia GNP.

Rosalía inició El mal querer tour en las ediciones sudamericanas de Lollapalooza en donde el público la recibió de una manera bastante calurosa. Durante su paso por ambos países pudimos escuchar algunas canciones inéditas.

El primero tiene como titulo "Como Ali", track que combina trap con sonidos flamencos, por su parte "Lo presiento" es uno de los temas que ya habíamos medio escuchado en el intro del videoclip de “Bagdad (Cap.7: Liturgia)” y "Aute Cuture", que tiene una seductora letra. Puedes escucharlas a continuación:

Recientemente Rosalía estrenó "Con altura", canción en la que contó con la colaboración de J Balvin y la producción de Pablo Díaz Reixa a.k.a El Guincho en el que vemos a los tres artistas disfrutando de una fiesta en un avión.

Recuerda que Rosalía se presentará en Ceremonia este fin de semana compartiendo cartel con Massive Attack, Aphex Twin, Khruangbin, entre otros.

Entrevista con Ximena Sariñana

No más llorar, ahora toca bailar: Ximena y su nuevo disco.

Encontrar un espacio propio, designado y que sea único en la industria musical es tremendamente complejo; los artistas deben buscar algo que les caracterice, que los haga ser únicos. Más de una vez, hemos visto que a Ximena Sariñana se le encasilla en el grupo “Las Natalias”, ese conjunto de cantantes que se presume son bastante similares. Dicha acusación no incomoda a la cantante, pues se considera amiga de las cantantes con las que se le relaciona; a propósito de su cuarta producción en el estudio, estuvimos cara a cara con la tapatía para que nos contara lo que hay detrás de ¿Dónde bailarán las niñas?, su más reciente álbum, el sucesor del gloomy No todo lo puedes dar.

Casi cinco años pasaron para tener otra entrega de la cantante; un lustro en el cual contrajo nupcias, se embarazó y se convirtió en madre por primera vez, ella misma describe este periodo como el más importante en su vida. “La maternidad te cambia mucho, de repente todo cobra más sentido; cada acción que haces, la piensas para dejarle un mundo mejor a ella, en darle un mejor ejemplo a tu hija. Eso reafirma tu compromiso con el arte, con tus causas, sobre los temas de los que hablas”, afirmó la artista.

Su acento característico, su voz inconfundible y su pasado como actriz la tienen puesta en el mapa del público mexicano; a eso le sumamos sus colaboraciones tan diversas, esporádicas e impensables. “Cuando era niña, estaba enamorada de Ricky Martin y de Laura Pausini, tenía todos sus discos; hace un tiempo, tuve la oportunidad de cantar junto a ella y fue un sueño cumplido. Como artista, siempre he manejado un perfil honesto, me gusta experimentar en géneros y con artistas, me considero muy ecléctica y disfruto la oportunidad que cada disco te da para reinventarte; las colaboraciones más inesperadas, son las que más se disfrutan y te permiten generar nuevos lazos y conectarte con distintos artistas. En este álbum, logré colaboraciones que tenía ganas de hacer, con mujeres a las que admiro y que respeto, grandes amigas, talentosas desde su trinchera”, aseguró la jalisciense.

Con la madurez que su vida personal le dio, además de la soltura con la que encaró este nuevo reto, sobre todo el de compaginar su papel de madre con el de una artista de primera línea en la industria mexicana, se creó ¿Dónde bailarán las niñas?, un nombre tanto irónico como feminista. “Lo creé por y para todas las mujeres, pero en mente siempre tenía a mi hija, a mi madre y a mi mejor amiga, que son las mujeres que me marcaron. No se puede entender este disco sin los anteriores, es así como se entiende la evolución de un artista, no podría hablar de mí hoy sin ellos; es el trabajo donde me siento segura, di carta abierta a descubrir, a probar; me estoy presentando de una manera más transparente y me siento plena y ansiosa con el resultado”, aseguró Ximena.

¿Dónde bailarán las niñas? alega con descaro el derecho a la mujer; con un nombre que la cantante pensó con los discos de Maná y Molotov, de nombres similares, pero pensados para ellas. “Este proceso de grabación fue el que más disfruté, porque tuve tantos sentimientos opuestos y madurez, primeras veces, momentos de familia y amigos; el disco se volvió muy divertido, personal, se volvió un reflejo muy grande de la persona en la que necesitaba convertirme para ella (su hija). Me es difícil escoger una favorita porque todas forman parte de un concepto y tienen su personalidad, su lugar y su porqué. Logré tras colaboraciones con IZA, Girl Ultra y Francisca Valenzuela, con quienes compartí vivencias y experiencias, además de mucho cariño. Con Fran ya tenía ganas de trabajar y al fin pudimos; con Girl Ultra colaboramos en más de una canción, no solo en esa y además, trabajamos también en el suyo. Sin duda, puede llegar a ser tedioso el hablar de lo mismo o sentir que vuelves a lo mismo, pero me encanta promocionar, componer y girar en varios países, aunque no me conozcan aún”, finalizó la bella cantante.

Desde el 1 de marzo, ¿Dónde bailarán las niñas? está en todas las plataformas musicales y el video de “Cobarde” ya se puede mirar; además de los sencillos “¿Qué tiene?”, “Si tú te vas”, “Fuego” y el colorido “Lo bailado”.

Miles Kane en El Plaza Condesa

Un rockstar clásico.

Sábado. Un día después de que The Hives tocó en el mismo lugar, El Plaza Condesa. Una noche antes de su concierto en el Foro Sol con los mismos The Hives y la banda de su colíder en The Last Shadow Puppets, Arctic Monkeys. Después de la presentación de su telonero, el regiomontano Charlie Rodd, Miles Kane aparece en el escenario, cuyo fondo está decorado con unas enormes letras en tonos rosas que forman su nombre. Contrario a lo que vestía en su soundcheck (unos jeans rotos con una playera con la imagen de John Lennon y Yoko Ono, y una mascada en el cuello), ahora aparece muy elegante, todo de negro, con la camisa/chamarra abierta casi hasta el ombligo y un poco de maquillaje plateado brilloso bajo los ojos.

El look de rockstar lo completan sus brazos marcados por practicar box y su guitarra roja. Saluda a sus fans con un concreto. "Buenas noches, México" y de lo primero en sonar es “Two-faced Johnny, hotel lobby”, la enérgica letra de “Silverscreen”. El británico llena el escenario mientras que los tres músicos de su banda lo acompañan en la guitarra, el bajo y la batería.

Al tema abridor le seguirán rolas como “Inhaler”, “Loaded”, “Cry On My Guitar”, “Give Up” y “Killing the Joke”, que llenaron el recinto de riffs de guitarra y gritos de fans. Lo mejor del concierto fue la súper bailada “Better Than That”, que junto con la muy coreada “Don't Forget Who You Are” (la última que tocó antes de desaparecer para luego volver), fueron de las mejores recibidas en una noche en la que el inglés se notaba emocionado y por momentos dejaba su guitarra para pasear por el escenario o dejaba de cantar para darle la voz al coro de fanáticos que aplaudían cada cosa que hacía.

Para terminar un concierto que se caracterizó por la humildad y agradecimiento de su estrella, Kane tocó “Come Closer”. Así la noche fue una de rock clásico de calidad, con fanáticos entregados y una estrella que necesita poco más que su guitarra y buena actitud para dar un show de excelente calidad.

"Dawan", lo más nuevo de Apparat

Apparat estrenó “Dawan”, su reciente material desde 2013, cuando hizo Krieg und Frieden (Music for Theatre).

En un comunicado de prensa, Apparat comentó sobre el nuevo álbum. “Solo me sumergí en los detalles y las estructuras”.

Este año el ex integrante de Moderat nos deleitará con LP5, su quinto disco como solista. Para darnos una probadita de lo que nos espera el 22 de marzo lanzó “Dawan” junto con un video con gráficos psicodélicos en tonos azules, rosas y verdes que se mueven al ritmo de los bajos y las suaves percusiones.

Como en sus trabajos anteriores, para la creación de LP5 colaboró con Mute Records, quienes también han trabajado con New OrderEl álbum contará con 10 canciones y la preventa está disponible en este link.

Para presentar LP5 dará una gira por Europa que empezará en abril.

Aquí te dejamos esta pieza para que tomes tus audífonos y disfrutes de la experiencia:

Primus en el Auditorio BlackBerry

La noche que no terminó de freír nuestro cerebro.

Cabezas de cerdo, huevos de gallina en un sartén, críticas socio-políticas, relatos surrealistas, letras de asesinos seriales e incitación sexual, sonidos corrosivos, bajos pantanosos y ahora, raros duendes que intentan atrapar un arcoíris. Eso y más es Primus, un mito que el inmortal Les Claypool, junto a Larry LaLonde y Tim Alexander han construido por tres décadas. La institución que no respeta géneros y que destruye cerebros cuando le plazca.

Y con esta pequeña introducción que no le hace justicia al trío (y tal vez nunca exista algún texto que lo pueda hacer), comienza el relato sobre el regreso de la criatura mitológica a México. Eran las 21:00 H. y el Auditorio BlackBerry ya estaba a un 80% de su capacidad, situación que se sostuvo así y no se puede hablar de un lleno total o un sold out abarrotado. Te podías mover por una cerveza o ir al sanitario y regresar a tiempo con tus amigos. En verdad se agradece cuando llegan a existir este tipo de situaciones, aunque era raro por la banda que íbamos a tener de frente. Y sobretodo por ser el primer gran concierto del 2019. El público mexicano suele ser raro en algunas ocasiones.

Con 15 minutos de retraso (situación igual de inusual que el aforo), Primus salía a escena y con ello el primer gran dolor y gancho al hígado: el audio. Había leído en varias ocasiones que el sistema del venue no era el ideal, rumores que hablaban de no subir el volumen lo suficiente por las quejas vecinales y que el acondicionamiento del sitio estaba a la deriva, factores que se hicieron realidad con "To Defy the Laws of Tradition", clásico tema del Frizzle Fry que no sonó como merecía. Un bajo ejecutado con maestría, una guitarra que "Ler" rasgaba poseído y una fina batería no conectaban como debían. El público estaba enardecido y el trío daba lo mejor de si. Pero era triste tener a una banda de culto tan cerca y que no se sintiera ese temblor de tu pecho con el corazón a punto de explotar.

El set siguió con "The Seven", marca de su noveno y más reciente LP que le da nombre al tour: The Desaturating Seven. Con una ligera mejora sonora, el proyecto nos presentaba parte del nuevo disco y relataba en su peculiar género (sí, existe el género Primus) el cuento del italiano Ul De Rico. Cuando creíamos que las criaturas y duendes se harían cargo de gran parte del show, otro clásico volvía a sonar y "Wynona's Big Brown Beaver" se apoderaba de todos haciendo mover el piso. "Wuuuuuh uuuuuh". La explosión la continuaba "American Life" y las fallas quedaban atrás en nuestra cabeza. Eramos de Primus, y todos lo sabíamos, ¿Claypool tendrá un dedo extra en cada mano para tocar así el bajo?

El bajo de Les era retirado, al igual que su elegante personalidad. Una cabeza de cerdo con cuerpo de humano se hacia presente, Christopher P. Bacon tomaba el control para que el lúgubre circo llegará con "Seas of Cheese" y "Mr. Krinkle". Los visuales hacen que los conciertos de Primus sean una experiencia audiovisual única y bastante completa. Nada de qué quejarse en ese aspecto. Para terminar la primera parte y que todos disfrutáramos de las aventuras de Popeye y su eterna lucha de poder contra Brutus, "Eleven" y "Harold of the Rocks" terminaban con una intensa ráfaga de sonidos escabrosos. Faltaba lo mejor.

Too Many Pupupupuppies...

"Too many puppies are being shot in the dark...", con el inconfundible golpe en el bajo, la voz y protagonismo de Les Claypool abría el segundo segmento del show con "Too Many Puppies". El single de ya casi 29 años de vida es atemporal, mismo caso que Primus. Cabe mencionar que en esta segunda parte ya no me encontraba en medio del público, decidí estar frente a la línea de audio, que aunque se escuchaba bien, no terminaba de explotar. En ese momento me di por vencido al tratar de jugar con la acústica del sitio y simplemente disfruté de la bestia que se encontraba en el escenario.

"Pudding Time", "Golden Boy" y "The Storm" radiaban nuestros intestinos. Nos pulverizaban y hacían añicos los sentidos. Todos agradecíamos que el 2019 empezará de esta manera. Lo bueno de ver a tríos que hacen tan bien su trabajo es que todos explotan su instrumento al máximo. Y este compuesto de inadaptados nos hacen recordar que la música retorcida y confusa siempre tendrá un lugar especial en nuestro corazón.

La antesala del infierno se vivía con "Welcome to This World" y "My Name Is Mud", la locura reinaba el espacio. Y como todo tiene un desenlace, "Jerry Was a Race Car Driver" presagiaba el final del manicomio que Primus nos presentaba en la ciudad.

Con un encore para finalizar la velada, el trío californiano con su alineación más venerada se despedía con una ovación. México y Primus tienen una relación de amor recíproca sin igual. Quien fue al concierto de ayer no me dejará mentir. Y sí, el audio dejó a desear bastante y durante todo el show, no se mandó el cerebro a freír ni destrozaron nuestra mandíbula, pero su perfecta ejecución y la entrega del público se llevaron la noche. Con un sabor agridulce, Claypool y compañía nos hicieron volar con su cavernario y primitivo ADN. ¡Vaya manera de comenzar el año!

Entrevista con Lucius

Una vida con Roger Waters, tribus lejanas y relaciones complicadas.

The Green Room, el hospitality del concierto de Roger Waters en la capital inglesa. A mitad del show los miembros de la banda tienen un momento para ir a convivir con las celebridades e invitados especiales que ahí disfrutan. Noel Gallagher permanece sentado bebiendo hasta que Holly Leassing aparece en la escena, y le pide que se tome una foto con ella para darle celos a su marido. Él obedece pensando que se lo quiere ligar. Ya con su trofeo, ella se despide y parte para continuar su labor como corista de Waters. Así es un día cotidiano en la vida de Leassing, quien junto con Jess Wolfe no solo forma parte de la banda de Roger, sino que además comparten un proyecto de indie rock llamado Lucius.

“Esa fue la última vez que una celebridad me impresionó”, explica Leassing refiriéndose a Gallagher. “Mi esposo es su fan y lo he visto mil veces a través de una pantalla –en la tele, en internet– entonces fue muy raro verlo en persona y sin querer le tiré la onda. Yo solo quería una foto para darle envidia a mi esposo. Ya después entendí lo ridículo de lo que hice”.

La escena quedó en eso; una anécdota para hacer reír a su marido. Sin embargo, es el resumen de uno de los principales retos que se enfrentan estas dos chicas al dedicar su vida entera a la música. “En realidad no tenemos tiempo fuera de esta banda o del tour con Roger. Literalmente toda nuestra vida es la música”, explica Wolfe. Y no exagera. Una vez estuvieron tanto tiempo de gira que cuando volvieron a su hogar en Nueva York, la ciudad ya no era la misma. “Estuvimos rodando dos años y cuando volvimos hubo un éxodo de gente creativa porque la ciudad dejó de sentirse como un lugar artístico, así que fuimos a Los Ángeles a grabar un disco, nos quedamos en varios AirBnBs en distintos barrios para ver qué energía nos gustaba y luego decidimos quedarnos para siempre en esta ciudad”.

“¿Sabes? Hay muchas versiones de Los Ángeles. La nuestra consiste en estar en casa rodeadas de amigos de la escena. Siempre hay algo que hacer si quieres pero a la vez te puedes aislar en tu patio y no ver a nadie por semanas. Eso me fascina. Hacemos muchos asados, vamos a exposiciones. Para bien o para mal estar en nuestro hogar en L.A. es algo que valoramos, aprovechamos para escribir, hacemos sesiones de composición, cada una lleva ideas, tocamos instrumentos simples como al guitarra y el ukelele, luego sobre eso hacemos arreglos vocales que mutan”, agregó Holly. “Aún así, casi nunca estamos. Para que me entiendas, el último concierto al que fui fue de Jonathan Wilson en Colombia, y eso porque es parte de la banda de Roger. No tengo mucha vida social”.

¿Pero entonces como funcionan sus relaciones amorosas? Sencillo: no funcionan dicen ambas de forma tajante. Luego Holly elabora. “Es difícil. Son sube y bajas. Porque creces lejos de tu pareja, vives cosas distintas y eso es duro. Por más que le cuentes lo que sucedió no es lo mismo que estar ahí. Pero es como es y con suerte estás con alguien que tiene una pasión similar y entiende por qué haces lo que haces y cada quien vive su vida a la vez que de una forma extraña comparten una en periodos intermitentes”.

Sin embargo, ante cada desventaja, algo que hace que valga la pena. Lucius se caracteriza por ser una banda que realmente conoce cada destino que pisa. “Hacemos un esfuerzo por ponernos en una situación en la que en verdad respiremos la cultura del lugar en el que estamos. Eso requiere trabajo e investigación. Por ejemplo en Brasil fuimos a visitar una tribu indígena, queríamos saber cómo cultivan sus plantaciones, qué música escuchan, qué comen, cómo se ve su sociedad y cómo otras culturas han afectado su vida”, explicó Holly. “Entonces fuimos, pasamos un día con los guaraníes. Es algo que llevamos haciendo mucho tiempo, en la universidad estudiamos música del oeste de África y en parte eso fue lo que encendió la llama de querer ser parte de otras culturas lejanas. En Ghana también nos quedamos un mes con distintas tribus para estudiar su música y su baile, fue una experiencia que nos cambió la vida y que nos gusta replicar al viajar. Y claro, a veces cuando estás de gira solo conoces el hotel y el lugar donde tocas, pero en este tour con Roger hay muchos días libres porque sus conciertos implican mucha logística. Eso nos permite conocer más a fondo cada ciudad”.

Así si bien el corazón de la banda sigue siendo el amor de ambas por la música de los años 60 y 70 y su admiración por figuras con tendencia a usar ropa llamativa, como David Bowie, las experiencias culturales por todo el mundo son algo que definitivamente informan su arte. “Los museos son una gran fuente de inspiración al igual que los Drag Queens y los artistas visuales como Andrew Thomas, quien trabaja con mixed media y hace cosas con Björk. Por nuestro amor por lo vintage y por ser dos mujeres vestidas igual, que aman en soul, la gente nos relaciona con grupos como The Supremes o The Ronettes. Y vaya, las amamos, pero no tratamos de hacer eso. Simplemente sucede porque amamos todo lo que es gráfico, brillos y luminoso”, contó Holly.

“Otra cosa que sucede es que sea consciente o no, no puedes no inspirarte por los otros proyectos. Estar cerca de Roger por los últimos tres años nos ha enseñado cómo funciona su mente, pendiente de cada detalle, preocupada por crear esta gran experiencia para su audiencia y haciendo todo lo posible para que cada momento cuente. No tomamos notas, pero aprendes de ver. También solemos grabar muchas notas de voz; el sonido de una iglesia en San Petersburgo, las voces de una tribu cantando para nosotros. Todo eso tiene mucho significado y se plasma en la música que hacemos”.

La mezcla de tribus lejanas con giras con iconos del rock puede hacer parecer la vida de Lucius como fuera de serie. Pero en realidad la banda está en una búsqueda de autenticidad. Por ello su más reciente EP se llama Nudes y es –claro– un intento por desnudar su esencia.

“Elegimos ese término porque queríamos exponer las canciones de una forma muy cruda y simple, sin sobre pensarlas. Solo ir al estudio dos días, grabar todo y terminar. Fue algo muy bueno porque así no nos obsesionamos con cada detalle y fue un momento de simplemente dejarlo ser y dejar que las canciones brillen desnudas sin un exceso de producción. Necesitábamos más autenticidad. No tratar de hacer este gran paisaje artístico que hemos hecho otras veces y que está bien pero no era lo que este instante pedía”, recordó Jess. “En el estudio todo cobra forma con el resto de la banda, pero todo empieza siempre con nosotras dos componiendo. Intentamos no solo pensar en las canciones sino en el show en sí y cómo expandir el concepto de una banda de indie rock, esa es nuestra nueva meta: hacerlo una experiencia más integral que abarque ojos, oídos, corazón. Con un poco de suerte lo lograremos”, concluyó.

Entrevista con Ladytron

Ladytron viene a destruir todo lo que toque.

Los cuatro jinetes han vuelto. Durante algún tiempo hace algunos años se encargaron de esparcir una mística nocturna de club inglés alrededor del mundo, y vestidos de negro solían llevar a cabo rituales de música synth pop, new wave y witch house en su cabalgata. Ladytron, la banda formada en Liverpool en 1999, tomó una pausa en 2011 de siete años luego de publicar cinco álbumes (604, Light & Magic, Witching Hour, Velocifero y Gravity the Seducer) que la colocaron como una fuerza centrífuga que orillaba a bailar con sus synths oscuros. Este año cabalgará con nuevos sonidos sobre el mundo, su galope es fuerte, sin embargo, qué tanto se escuchará en un contexto completamente diferente al de hace 15 o 10 años. Es parte de la incógnita, de un acertijo que engloba diferentes puntos: tiempo, distancia y contexto global.

La agrupación que toma el nombre de una canción de Roxy Music ha visitado en dos ocasiones México, con su sexto álbum, el homónimo Ladytron, viene una vez más, el 27 de febrero a El Plaza, un lugar adecuado para que su sonido misterioso, entre lo perverso y lo seductor, embriague a sus empedernidos fans, los que están felices por el simple hecho de que esté de vuelta. Indie Rocks! conversó con el tecladista y cofundador de la banda Reuben Wu acerca del letargo de siete años, de qué los orilló a tomar una pausa y de qué los empujó a volver. ¿Qué motiva el viaje a media noche de un alma solitaria? Quizá la aventura, quizá el aburrimiento, quizá una necesidad, la misma necesidad que sintieron los integrantes de la banda para tomar un respiro y la misma que los hizo regresar.

“Tomamos un descanso en 2011, eso nos permitió explorar nuestros proyectos personales (en el caso de Wu es la fotografía), habíamos estado muy concentrados en esos proyectos y por ello Ladytron tardó un poco en renacer. Nos ayudó a crecer de manera independiente del grupo. Habían conversaciones sobre trabajar de nuevo juntos, pero tomó tiempo, fue un proceso lento, aproximadamente dos o tres años para comenzar a hacer el nuevo álbum. Sentimos una iluminación, por decirlo de alguna manera, nos dijimos, ‘si lo vamos a hacer, solo tenemos que hacerlo’, y sabíamos que lo queríamos hacer, pero no sabíamos cuándo”, dice Reuben Wu desde Chicago, en donde vive desde 2012, adonde se mudó porque ahí radicaba su esposa.

Ladytron es en esencia una fuerza electrónica que se desliza como una sombra en medio de la noche mientras una ciudad bajo neblina tiene unas cuantas luces encendidas. No se sabe, afortunadamente, hacia adónde se dirige, es parte de lo atractivo de su sonido, esa incógnita que a veces solo es búsqueda de la libertad. “Para el nuevo álbum trabajamos de manera remota, componiendo individualmente y después comenzamos a colaborar y mandarnos las canciones para finalmente entrar al estudio”, relata Wu. Los otros miembros de la banda viven en lugares distintos: Daniel Hunt (tecladista) vive en Sao Paolo, Brasil; Helen Marnie (vocal y teclados) en Glasgow, Escocia; y Mira Aroyo (vocal y teclados) en Londres, Inglaterra.

En los tres cortes que han presentado del nuevo material, “The Island”, “Far From Home” y “The Animals”, la banda persigue de nueva cuenta el impulso electrónico, el new wave, lo persigue como unos chicos corren hacia el metro antes de que cierre las puertas. Hay una crítica a la humanidad en los temas y en los videos que los acompañan. Parecería que dicen somos unos animales incapaces de tolerar las diferencias, unos salvajes que ignoramos lo que estamos haciendo con la tecnología. “Lo que mueve la nueva música es un entendimiento más grande de donde estamos y donde hemos estado, en los primeros álbumes estábamos conociéndonos y conociendo el mundo. En cuanto a la temática no es específicamente sobre un tema, es más general, es acerca del cambio que está sucediendo en el mundo, las cosas se ponen peor. Es un comentario sobre todo, es oscuro, es una metáfora”. Sí, es oscuro, como ellos. Los jinetes vienen de vuelta y traen consigo lo que han recogido a su paso, por desgracia no parece una experiencia esperanzadora.

Ese mensaje también está en la carátula del álbum que es fuerte, no propiamente oscura, con un impacto que no producían las anteriores portadas: en medio de una carretera se ve un auto estacionado con urgencia, en el fondo hay un bosque, una parte está en llamas, dos chicos que han descendido del auto se dirigen justo hacia el fuego. “La estética de este disco es diferente, con la portada queríamos reflejar algo del contenido y algo de las historias que hay en las canciones. Pensamos que podía ser un arte poderoso, queríamos que fuera una portada “clásica” como las de Pink Floyd (Wish You Were Here), que fuera un mensaje más grande de lo que hemos hecho en el pasado”.

Sobre la campaña que lanzó la banda para pedir apoyo a los fans en la producción de la nueva música, el inglés explica que se debe a la relación con las disqueras. “Esencialmente es porque nos da el control que queremos, no habíamos hecho música como banda durante siete años, así que el “crowfunding” era la manera más adecuada para producir sin la influencia de las disqueras, lo sentíamos como algo más nuestro, era una forma también de reconectarnos con los fans. Siempre pensamos que lo íbamos a hacer de esta manera, los álbumes de Helen (Crystal World y Strange Words and Weird Wars) le dieron la experiencia de trabajar con una disquera y de saber cómo se toman las decisiones ahí”.

Reuben Wu, Helen Marnie, Mira Aroyo y Daniel Hunt, los cuatro jinetes, con la misma mirada magnética se posarán sobre una tarima por encima de la audiencia, los sintetizadores serán sus caballos, lo que de ellos emane será magia negra… ahora solo falta que la audiencia se deje seducir.

No faltes a su regreso a la Ciudad de México, checa los detalles del show en esta liga.