Fotografo: Bere Rivera

Hola soy Bere Rivera o BRO como muchos me conocen, soy egresada de la carrera de Diseño y Comunicación Visual de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM.

Me especializo en la fotografía de retrato y espectáculos principalmente. He trabajado para Bud Light, Dos Equis Mx, Mercedes Benz Fashion Week México y colaboro en Indie Rocks! Magazine.

Instagram: @bereriveraoficial

Soviet Soviet en el Foro Indie Rocks!

Soviet Soviet: El rock que no murió.

En una época en la que los géneros urbanos y la música latina parecen acaparar la atención de todo el mundo, resulta curioso que el rock encuentre un resquicio de esperanza en el  post punk. Y decimos curioso porque hay un común denominador: la gente quiere mover el cuerpo… La gente quiere bailar, aunque sea de una manera tan desenfrenada, casi violenta. Con el paso de los últimos años, México se ha convertido en un refugio ideal para este revival del género. Sin importar cuántas veces visiten nuestro país, bandas como Soviet Soviet o Motorama siempre reciben una respuesta enérgica del público nacional, dispuesto a jugarse la salud de los huesos con tal de entrarle al mosh pit de sus vidas.

Ya lo había dicho Andrea Giometti. "El año pasado tuvimos un concierto asombroso en la Ciudad de México, ahora esperamos lo mismo y más". Después esta última noche en el Foro Indie Rocks!, estamos seguros que no se irán decepcionados.

De entrada, antes del inicio del show ya se había declarado que la taquilla había logrado el sold out. En caso de que eso no emocionara lo suficiente, el anuncio de I Can Fly como acto abridor terminó por volarles la cabeza a los asistentes. El ya icónico venue de la calle Zacatecas en la Roma Norte se atascó desde las primeras horas de la noche, lo que nos llevó a pensar que, en visitas próximas, ya se debería considerar un espacio con mayor capacidad para recibir a los italianos.

Si hace un año Sway y Soft Kill pusieron los motores a punto, la banda mexicana I Can Fly demostró que ya no son una banda incidental en la escena, sino todo un referente para el movimiento en México. Canciones como "Atlas" y "Northern Lights" provocaron una reacción familiar en un número considerable de los asistentes, lo que les valió una ovación al final de su presentación.

Soviet Soviet fue puntual y ejecutó un set  que desde ahora cuenta como fórmula de éxito. De "Endless Beauty" hasta "Pantomime", confirmamos la brutal capacidad de los oriundos de Pesaro para mantener un nivel de energía homogéneo durante más de una hora. Para resaltar, el desempeño de Alessandro Ferri en la batería. Si existe una ventaja en trabajar un mismo repertorio durante tanto tiempo, es la oportunidad para intensificar esfuerzos sobre la marcha, situación que el público identificó para actuar con mayor locura.

Las adiciones más importantes al show fueron las tres canciones que nos presentaron en el EP Ghost. Sin duda, "Change With The Sun" es el track que goza de total solidez. Su riff característico conectó con las vibras de la ola que formó la audiencia, convirtiéndolo en el eje ideal para la última parte del concierto.

Lo más aplaudido por el Foro Indie Rocks! fue la intención de Giometti y Costantini por interactuar desde el primer momento. Queda claro que después de este episodio, los eventos que incluyan al trío europeo en la marquesina son una transacción en la que todos ganan y nadie se va sin su dotación de adrenalina para el resto de la semana. Para los años venideros, Soviet Soviet logró su estatus de clásico en la capital del país.

Ed Maverick en el Teatro Metropólitan

Al mal de amores no se le hace frente bebiendo, sino cantando.

Después de abarrotar el Lunario del Auditorio Nacional en dos ocasiones, el oriundo de Chihuahua, Ed Maverick, agendó una nueva fecha en el Teatro Metropólitan con motivo de promocionar su más reciente EP: Transiciones (2019) y –como era de esperarse– al poco tiempo fue anunciado sold out. 

Para esta noche, las puertas del inmueble se abrieron en punto de las 19:00 H para recibir a los fanáticos del cantante, quienes contentos, esperaban el show. En esta ocasión, se notaba un público muy variado en cuanto a edades, ya que había chicos de 10 años, hasta personas de la tercera edad.

Las personas seguían integrándose mientras se escuchaba por los altavoces nombrar la primera y segunda llamada, y aunque se anunció la tercera en punto de las 20:00 H, el show no empezó hasta 10 minutos después, debido a que el venue se encontraba a la mitad de su capacidad, por el momento, el sold out aún no se notaba.

Las luces del Teatro se apagaron para recibir a Ed Maverick, quien se encontraba con su guitarra dentro de una común habitación que habían montado como escenografía, listo para cantarle por primera vez a más de tres mil personas.

Con una extraña, pero armónica combinación de banda y música instrumental, el chihuahuense dio inicio a su presentación con “Quiero”, tema correspondiente a Mix Pa' llorar en tu cuarto (2018). Una gran elección para cantarle al mal de amores que conmovió a todos aquellos que se encuentran en la friendzone

"Buenas noches ¿Cómo están? Primero que nada, muchas a gracias a todos por venir. Estoy muy nervioso, la verdad. Pero bueno, les comento que vamos a dividir el concierto en varias partes ya que muchas canciones las compuse en la sala de mi casa y otras en mi habitación, y como ven, estamos en mi habitación. Muchas gracias a todos por venir", expresó el cantante. 

Con aplausos y muchos gritos fueron aclamadas las siguientes canciones: “Tierrita Mojada”, “Del río” y "Wru (donde estás)", las cuales fueron coreadas con mucho sentimiento por todos los presentes; y aunque la noche apenas estaba comenzado, Ed Maverick estaba prometiendo una velada triste, pero al mismo tiempo liberadora.

"Muchas a gracias a todos por su amor. Que bonito verlos a todos juntos. Disfrútenlo mucho. Si se preguntan si me voy a pasar dándoles las gracias todo el show, la respuesta es sí"

Con estas palabras, el joven músico dio inicio a uno de sus más recientes sencillos: "A mis amigos", tema que enloqueció a los fanáticos quienes corearon con mucha fuerza aquel tema que te invita a ir por six de cervezas cuando algo va mal; pero aunque la canción te incite a beber, el cantante hizo hincapié en que no está bien que lo hagas. 

Continuando con los últimos lanzamientos interpretó “Siempreestoypati”, uno de los temas más esperados de la noche, el cual liberó a más de uno de los presentes, pues todos en algún momento hemos pensado decirle a esa persona especial: "Siempre estoy pa' ti", esperando que nos responda de la misma manera. 

La primer sorpresa de la noche llegó y en forma de cover, ya que con guitarra en mano, el cantante dio inicio a los primeros acordes de: "Vete ya" canción de Valentín Elizalde, un tema que es conocido, y querido por muchos, por ese motivo, todos los presentes tomaron video del momento para que quedara como recuerdo.  

Ya conmocionados por el tema anterior, el artista decidió cantar “Fuentes de Ortíz”, aquel tema que le hace frente a esa persona que solo da largas, o que no tiene las cosas bien claras en su cabeza. "Ya dime si quieres estar conmigo o si mejor me voy".

"Para esta canción quiero invitar a un gran amigo: Dromedarios Mágicos. Esta canción, la hicimos pensando en nuestros papás, porque tuvimos que dejar la escuela para ser músicos", expresó el chihuahuense, y de esta manera, fue recibido en el escenario, Diego Puerta Gamboa, quien acompañó a Ed a interpretar: “De mí”.

"Es bien bonito tocar en la CDMX, porque a pesar de estar lejos de mi casa, y de mi familia, he aprendido un montón de cosas aquí, y más que nada porque aquí está el jale. Gracias a todos por estar aquí", expresó el cantante antes de interpretar “Transiciones”, el último tema de su más reciente EP. 

Aunque aún faltaban algunas canciones para que el show llegara a fin, Maverick aprovechó para agradecer a sus fanáticos por su entrega y de paso, compartir un poco sobre la idea de sus canciones.

"He tenido muchas quejas con el mundo, ya que mi única vía para expresarme ha sido a través de la música. La verdad soy una persona muy cerrada y me cuesta trabajo expresar mis sentimientos, a menos de que sea a través de las canciones. La siguiente canción se llama: 'Lo que pienso'.

Con mucho nerviosismo, a través de esta canción, el cantante reflejó la inmensa soledad que siente, aún cuando empieza a tenerlo todo en la vida. Con la misma confusión y sentimentalismo, interpretó: “Acurrucar”.

La última sorpresa de la noche fue cuando llamó al escenario a Bratty, con quien colaboró en “Ropa de Bazar”, prosiguiendo con una canción que según mencionó, ya tenía rato de haberla hecho, pero nunca salió: “Nadie va a pensar en ti mejor que yo”.

"Este viaje se está acabando. Gracias a todos por compartir esta noche conmigo. Lo único que les puedo decir es que cumplan todos sus sueños", expresó Maverick antes de despedirse con una grandiosa interpretación que conjugó el acordeón, tuba, guitarra eléctrica, acústica, bajo, batería, chelo, y violín al ritmo de: “Karpe Diem”.

Aunque la noche se había llenado de muchos silencios largos y varios "No sé que decir, estoy muy nervioso", el show fluyó de una manera inesperada, dejando a todos los presentes con un muy buen sabor de boca, y a algunos otros, afónicos.

Si te perdiste la presentación de Ed Maverick en Teatro Metropólitan, quédate al pendiente de los próximos lanzamientos del cantante, ya que pronto podrás ver fragmentos de lo que sucedió en esta gran noche.

Hocico en El Plaza Condesa

Hocico: La catársis tenebrosa.

Resulta curioso que en los últimos 30 años y sin muchos reflectores, México se ha convertido en semillero de proyectos electrónicos vanguardistas que, de un modo u otro, alcanzan un reconocimiento internacional sobresaliente. Desde aquella prodigiosa primera generación conformada por Casino Shangai, Syntoma y Nathabisk; hasta esa anómala reinterpretación de la música regional a través de cajas de ritmo con Nortec Collective y 3BallMTY. De esa línea cronológica sobresale Hocico, la agrupación de Erk Aicrag y Racso Agroyam que lleva 26 años mostrándole al mundo que el metal y el EDM no son antónimos.

Como parte de la gira Extinction Tour, mismo que sirve para promocionar su placa discográfica más reciente –Artificial Extinction- regresaron a El Plaza Condesa y ya no queda duda de que ahí juegan como locales. Antes de llegar al venue se hizo notorio que este dúo genera un culto por sí mismo. Todavía no se escondía el sol; pero la gente ya compraba memorabilia y se formaba ansiosa. Pocas veces el público se muestra tan entusiasmado por ver a los actos abridores; sin embargo, la curaduría que realiza Hocico en todas sus presentaciones ya es símbolo de garantía.

En esta ocasión pudimos ser testigos de una muestra ecléctica con las propuestas de  KREIGN, Resistor y Dimitri Berzerk. Aunque las tres tienen origen en la música electrónica, todas toman direcciones distintas respecto a las texturas e intenciones que ejecutan. KREIGN, un proyecto oscuro que dinamitó la vibra de los asistentes hasta llevarlos al desquicio. Resistor, mucho más melódicos, transitaron por caminos cercanos al goth para generar un ambiente purgatorial… Casi perverso. Finalmente, Dimitri Berzerk en clave de live set nos puso a en el lugar ideal para la locura que se avecinaba.

Erk Aicrag y Racso Agroyam tomaron su espacio y la audiencia se enganchó desde el primer momento. La expectante "Blackout’’ y sus visuales convirtieron a El Plaza Condesa en una fantasía tenebrosa que rompió con las voces contundentes de "Dark Sunday’’. A pesar del nuevo disco, ambos integrantes fueron bastante generosos en la construcción de su setlist: prácticamente pudimos escuchar un tema de cada álbum en su discografía, hecho que los fans más arraigados agradecieron; y a su vez, sirvió para percatarnos de la enorme evolución sonora que han tenido durante todos estos años.

No importó que una buena parte del público estaba ahí desde las 19:00 H, la energía de los mosh pits fue brutal. La catarsis fue absoluta y nadie pudo reclamar nada. Entre gotas de sudor y movimientos salvajes, el segundo encore nos convirtió en un solo ente que implotó cuando escuchamos "Sexo bajo testosterona’’.

Algo quedó muy claro: seas o no un seguidor pasional del electro dark, si eres amante de los conciertos y las experiencias intensas, tienes que ir a un concierto de Hocico. Nadie sale hecho el mismo.

(Sandy) Alex G en Caradura

La sencillez hecha un paraíso musical: (Sandy) Alex G.

La gente esperaba tranquila entre tragos y conversaciones el arribo al escenario de (Sandy) Alex G. De fondo cualquier música animada. Una noche por demás distinta en cuanto a la tradición de los recitales por más pequeños que sean. Aquí no hubo la aparición de un artista soporte, el acceso al Caradura fue un par de horas antes del toque y la gente solo esperaba por su músico; que aunque es una joya del indie, la realidad es que no convoca a masas. Es decir, la noche desde el inicio apostó por el éxito musical y de convocatoria del guitarrista nacido en Pensilvania.

La propuesta de Alex se mantiene en un tono de calma, no importa lo que sus letras digan. Reinterpreta al folk, aunque esto es casi una redundancia pues el folk es reinterpretar, dotándolo de un alma absolutamente lo-fi y que, contradictoriamente, deja salir una fuerza visceral en la voz, como para darle más aliento a la composición.

“Southern Sky” fue el tercer tema cantado en vivo, solo con su guitarra frente a un público que casi llenó el Caradura. Ésta canción forma parte de su más reciente sencillo. En la versión de estudio, se aprecia un piano contundente. Los arreglos son muy distintos a lo que Alex entregó en su noche en la Ciudad de México, sin coros, sin más guitarras, sin violín y aún así logró una versión entrañable. Misma que la gente agradeció.

Si habláramos de sobriedad, sencillez y cero pretensiones en el escenario, habría que hablar de este músico de 26 años. Hay que tener valentía para mostrarse como él lo hizo. Y hay que estar preparados para recibir las consecuencias de esa actitud: entrega absoluta de quienes estuvieron ahí, felicidad y satisfacción en sus más viejos seguidores y en los nuevos también.

Ya pasados cinco o seis temas, Sandy estaba hecho, la voz desafinada (que fue más desafinada de lo esperado al inicio) estaba en su punto, como un caos controlado por su duende musical. “After U Gone”, de su álbum DSU de 2014 fue la muestra de que el vuelo se había realizado con precisión. A éste tema le siguieron sus más apreciadas canciones como “Hope”, “Grethel”, “Sarah” y “Bobby”. Todos de distintos discos desde el más lejano hasta el más actual.

Uno de los momentos cumbres fue cuando en un derroche de sencillez, si decirlo así es posible, invitó a un chico del público a tocar la guitarra para “Kicker”. Aunque Alex cantó, no se le vio en el escenario mientras duró el tema. Su voz estaba en off y en el centro del tinglado un seguidor con la guitarra de su músico. Este gesto ayudó a que los ánimos subieran y sirvió como para descolocar la atmósfera sutil y tranquila que reinó a lo largo del recital. Toda conducida por lo que en apariencia sería la monótona música de Alex. Pero decirlo así puede prestarse a una crítica negativa y no lo es. Lo monótono no tiene porqué ser malo, si se hace bien, con la maestría con la que éste músico lo realiza, resulta agradable, y eso sí, complejo de entender hasta la profundidad. Pues en el camino está gran parte de su belleza y del mensaje que se quiere compartir. (Sandy) Alex G exige a sus escuchas paciencia, entrega y algo más de ellos que lamentablemente no estamos acostumbrados a dar. Pero si alguien acepta el reto, encontrará un gran placer musical.

'Once Upon a Time in Hollywood', la nueva película de Quentin Tarantino

La novena película de Quentin Tarantino llegó para ser odiada o querida pero no ignorada.

La propia existencia artística del cineasta Quentin Tarantino es el meollo de Once Upon a Time in Hollywood y se revisan algunos temas existenciales, como el declive de un talento descarnado, explosivo y natural (como Tarantino lo ha temido sobre su propio talento, dijo que a los 60 ya no iba a estar haciendo películas), la decadencia de una carrera artística en Hollywood y la estrepitosa caída de una década en general, la tumultuosa década de los 60, del sueño utópico hippie, con el asesinato de Sharon Tate por parte del séquito de Charles Manson a finales de 1969.

Leonardo DiCaprio es Rick Dalton en uno de los papeles más complejos de su carrera, y aunque sé que es ultra pretencioso utilizar términos de enología para estas cuestiones, me veo obligado a decir qué si esta actuación fuera un vino, sería un caldo robusto de considerable añejo lleno de matices, no es Leo 100% sicópata como en el Lobo de Wall Street, o imparable Leo en el Aviador, o Leo el salvaje en El Renacido (Raaaaarrrr! vean todo ese Leo).

Dalton es inseguro, pero con suficiente ego como para luchar activamente contra esa inseguridad, tartamudea socialmente pero no frente a las cámaras, sus años dorados en películas y programas western durante los 50 han quedado atrás, y ahora se enfrenta a la realidad de tener que rejuvenecer su carrera haciendo spaguetti westerns en Italia (algo que le da asco), el rencor y el miedo corren por sus venas, ve jóvenes parados en una esquina y se limita a decir: “pinches hippies”. Rick Dalton hubo muchos a finales de los 60 en Hollywood, los George Maharis, Fabian, y Ty Hardin, actores principales de perfil muy masculino venidos a menos a finales de los 60.

No exagero en decir que podríamos hablar de esta actuación de DiCaprio todo el día, pero del otro lado está su contraparte Brad Pitt, que en esta película es exactamente lo que uno piensa que va a hacer Brad Pitt, estar ahí, verse bien, no decir mucho, irradiar seguridad, como Aldo el Apache la última vez que Pitt trabajó con Tarantino en Bastardos Sin Gloria, o como yo lo vi personalmente minutos antes de la función, bajando por la escalera eléctrica hacia una horda de fans chillantes, sin hacer ni decir mucho, solo firmar muchos autógrafos y… estar ahí.

Pero eso es perfectamente lo que Tarantino habrá visto en Pitt para el personaje Cliff Booth, el doble, “stuntman”, de Rick Dalton, que ayuda a cargar con sus peligros y sus penas, en el set y en la vida; sirve de pañuelo para cuando Dalton anda deprimido, arregla la antena en el techo de su hogar, lo lleva y trae del trabajo. Un amigo/empleado en el que uno puede apoyarse en la vida.

Dalton y Booth conducen el Cadillac DeVille 1966 en crema de Rick por las calles de L.A., tan meticulosamente recreadas de acuerdo a la época por Tarantino y su equipo de producción, que la ciudad se convierte en otro personaje de la historia con el deambular cotidiano de los personajes, es nostálgico y casual como Sharon Tate (Margot Robbie) recorre las tiendas para finalmente entrar a un pequeño cine en Westwood y ver su último papel, uno pequeño, en una película pequeña, durante lo que podemos suponer son sus últimos días.

A diferencia de Cuarón y lo que el vio que andaba sucediendo en la CDMX durante su infancia y lo reprodujo en Roma, Tarantino se imagina que andaba sucediendo en L.A. durante su infancia, donde Polanski tiraba party en la Mansión Playboy con The Mamas and The Papas y el mundo en general era mucho más divertido de lo que probablemente era en realidad.

Pero al igual que el personaje de DiCaprio, hay matices que discernir, y no todo es diversión, Tarantino pondera su propia mortalidad (algo que ya había hecho más o menos en Jackie Brown) y aunque, al final de Once Upon a Time in Hollywood, puede que estés impactado o desilusionado con la violencia exageradísima y ridícula del último acto (ya sabes que va a haber finales Tarantino en una película Tarantino), la oportunidad de todavía disfrutar este cine de autor, con estos presupuestos, tratando material original (ni reboot, ni spinoff, ni secuela, ni precuela, ni versión live-action) es un platillo que rara vez se encuentra en las cadenas de cine hoy en día.

Mira las fotos de la alfombra roja a continuación:

Nochenegra: Funky Sole en el Foro Indie Rocks!

Mucho baile, sudor y Funky Sole hasta el amanecer en Nochenegra.

Una nueva edición de la ya tradicional fiesta de Nochenegra se llevó a cabo por primera vez en el Foro Indie Rocks! de la Ciudad de México. Este proyecto, liderado por el productor musical Carlos Mayoral (POCZ) y la creadora de contenido Mariana Maduro, dejó con un muy buen sabor de boca a sus viejos seguidores y a los que, ansiosos de fiesta, se acercaron esa noche.

Esta Nochenegra estuvo llena de mucho baile, sudor y fiesta hasta el amanecer, gracias a la selección de Miles Tackett y Hector Waluyo, miembros del proyecto oriundo de Los Ángeles, Funky Sole. Además, disfrutamos de la exquisitez musical de Pocz y Ritmonzón de Sonido Gallo Negro.

Si no te perdiste esta gran celebración o si piensas asistir a la próxima, aquí te dejamos una galería.

Mantente al pendiente de Indie Rocks! para enterarte de la siguiente edición de Nochenegra.

Esteman en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris

El Teatro de la Ciudad Esperanza Iris cierra con Esteman el Pride.

En el centro del escenario se encuentra Esteman iluminado únicamente por las luces de los celulares de sus fans, su traje blanco parece irradiar luz propia, mientras canta "Raᴢᴏnes qᴜe nᴏ pᴜeden ser más qᴜe la fᴜerte y pᴜra realidad de ᴜna ᴄieɡa y dᴜra sᴏᴄiedad, qᴜe jᴜᴢɡa nada más y nᴏ te deja ser ¿Aᴄasᴏ nᴏ lᴏ ᴠes?", su voz es acompañada por sus leales seguidores, que entonan al unisono, "Sociedad".

El colombiano cerró con broche de oro el mes del Pride, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, cantando por todas las personas que han tenido que esconderse detrás de una vida monótona, llena de inseguridades, miedos e injusticias, por las que lograron liberarse de los tabúes y las que se encuentran luchando contra ellos.

Cuando pienso en Esteman, la primer palabra que aparece en mi mente es libertad, y esta tarde fue dedicada a enaltecer esa pequeña palabra llena de significado. "De otro planeta" fue la encargada de abrir el show, "Tanto que me das, tanto que lo veo, porque no soy uno mas, en tus ojos leo que no tengo que posar para que me entiendas", y en esa canción desee que mi mejor amigo de la universidad estuviera a mi lado cantando las letras que nos ayudaron a crecer y aceptarnos tal y como somos.

Este domingo estuvo dedicado a las personas que ya nunca más tendrán que buscar encajar en lo cotidiano, para las personas que han encontrado con quien no sentirse parte del sistema, como lo canta en "Yo te diré". Todo el teatro se puso de pie desde la segunda canción "El distractor" y no pararon de bailar desde ese momento.

La nostalgia llegó con "Adelante" canción que originalmente interpreta con Carla Morrison, "Tantas promesas, juramentos e ilusiones, las palabras importantes son acciones, no actuaciones. No te mientas más, no me engañes más, no más", perfecta para decirle adiós a esos amores a medias.

Poco duro la tristeza, pues enseguida sonaron los primeros acordes de "Burkina Faso", la talentosa Vanessa Zamora se adueño del escenario con "Fuimos todo lo que nos pudimos dar, un amor que nunca nos dio para más. Y si pienso en esas noches junto a ti, comienzo a dudar, te quiero llamar, tenerte aquí".

"Mis canciones son como de desamor bailable, me gusta que las personas se puedan apropiar de mis experiencias pero a la vez puedan disfrutarlas bailando", esas fueron las palabras con las que anunció la llegada de "7 días", para después abrirle paso a "True Love", la cual fue interpretada por las poperas de Ventino. Los bailes no pararon, con "Como vez primera" y "Caótica belleza" nos hicieron recordar los inicios del colombiano.

Los miembros la comunidad LGBT han ganado pequeñas luchas diarias, han ganado dejar atrás los prejuicios que ellos mismos podrían tener consigo, la marcha del pasado 29 de junio nos demostró a todos que luchar en colectividad no solo visibiliza los problemas, también te hace encontrar a una segunda familia que defiende los mismos ideales que los tuyos, y pelea por dejar atrás los tabúes y discursos de odio, "Sociedad" es una canción que refleja todo esto, y su interpretación fue quizá uno de los momentos más emotivos de la noche.

Esteman nunca deja de lado su parte teatral, y lo demostró cuando las luces se apagaron, la Esteband salió del escenario, y la incertidumbre cesó cuando las luces iluminaron uno de los balcones cerca del escenario,el dueto Daniel, me estás matando esperaba al cantante para interpretar la nostálgica "Bahía San Miguel" y darle paso a Marco Mares interpretando por primera vez en vivo "Buscándote".

"Pasando el tiempo yo comprendo que las heridas se me van, las veo pero no lo las siento, marcaste y ya no estas, y ya no puedo más, algo me hizo mal, espero mientras me despierto a cicatrizar" se escuchaba en el teatro, pero no podíamos ver a Esteman ¿Dónde estaba? La emoción aumentó cuando corrió por todo el recinto cantando "Pobre Corazón", y yo casi me desmayó cuando se sentó en el barandal frente a mi asiento para seguir entonando la canción. Después volvió al escenario con "Cuando no estás".

Noa Sainz lo acompañó interpretando la sensual "On Top", "Aquí estoy yo" y "Noche sensorial" fueron las antecesoras de la actuación más esperada de la velada, el dueto entre Javiera Mena y Esteman con "Amor libre", misma para la que grabaron un vídeo en la Ciudad de México. La despedida comenzó con "Solo" y "Baila".

Pero el verdadero cierre del concierto y del mes de la diversidad y el orgullo fue con "Fuimos amor" y "Lo nuestro es eterno", la primer canción que escribió sobre el amor entre dos personas, y sobre la relación incondicional que tendrían por el resto de la eternidad. Este concierto fue un recordatorio para nunca dejar de abrazar a nuestra verdadera esencia, para amarnos, aceptarnos y nunca dejar de sentirnos orgullos de nosotros mismos.

 

Pulso GNP 2019

Querétaro necesitaba su propio festival y con la segunda edición se consolida el sueño llamado Pulso GNP.

Tras un debut soñado, la segunda edición de Pulso GNP superó las expectativas. En 2018, cuando se anunció que MGMT y The Vaccines (ambos proyectos en plena promoción de sus respectivos nuevos discos) regresaban a México para encabezar este naciente festival, los reflectores cayeron de inmediato sobre Querétaro. Gran acierto para descentrar la escena musical de la República. El estado ha tenido un rápido crecimiento poblacional y comercial en los últimos años; necesitaba su propio evento masivo musical.

Manteniendo el mismo perfil de ofrecer exposición a bandas nacionales y complementar con proyectos internacionales de gran convocatoria. Este año en el cartel, figuraban los nombres de Los Blenders, Little Jesus, Siddhartha, Camilo Séptimo, Mon Laferte, Wolfmother, Caifanes e Interpol. Mención aparte para Mi Banda el Mexicano.

La logística de los espacios y los horarios fue dinámica. En los dos extremos opuestos del lugar, se instalaron los escenarios grandes. El principal y masivo del lado izquierdo respecto del acceso; el secundario, de similares dimensiones, del derecho. Al centro, dos pequeños, de espaldas uno del otro. La música no paró en ningún momento. Hubo buena sincronía entre los dos escenarios grandes; en terminando la actividad en uno, comenzaban las operaciones del otro. Mismo caso con los pequeños. De esta manera, el sonido nunca estuvo en competencia o se vio empañado. Lo complicado, como en todo festival, es decidir si ver un acto completo o salirse antes para alcanzar buen lugar en el siguiente. Eso sin contar los tiempos para descansar, comer, comprar cerveza o pasar al baño.

Los sets de los primeros actos duraron 30 minutos; los de media tarde fueron de 40 y 50. Los headliners tuvieron una hora. Caifanes y Mi Banda el Mexicano recibieron una hora con 10 minutos, por trayectoria y repertorio, obviamente.

En punto de las 14:00 H, Budaya se encargó de inaugurar formalmente la jornada. Jugando prácticamente de local, el dúo guanajuatense reunió a su fanbase del área, en su mayoría integrado por jóvenes debutantes. También, recibió y sorprendió al público que se apresuró a llegar desde temprano a las inmediaciones del Antiguo Aeropuerto de Querétaro para evitarse el congestionamiento vial. Con su ligero synth pop con mixtura dream pop, Maya Piña y Tulio Almaraz vestidos de rosa pálido pusieron a bailar a la gente. A muy pocos molestaron los 29º C de un calor seco.

Del otro lado, S7N estrenó el escenario principal. Puso a headbangear a los pocos metaleros de playera negra que había por allí. Aplauso por ofrecer opciones para gustos variados. Regresando al secundario, el surf rock de Los Blenders refrescó el ambiente. Parecía como si estuviéramos a media playa, paleando el rigor de los rayos UV con una cerveza fría. Los destellos country de su interpretación en directo hacían mucho sentido con los sombreros que se agitaban por encima de la mirada. Los de playeras floreadas se sacudían a cada cambio de riffs con "Ha sido". Las chicas murmuraron la letra de "Amigos". Para cuando sonó "Amor prohibido II" nadie se resistió a bailar, cantar y saltar. Dos años han pasado desde su participación en el Coachella y a los de Coapa aún les falta dar otro gran paso. Ojalá que no demoren tanto en realizarlo.

De camino a Los Mesoneros me topo con el cierre de Barco. Los argentinos traen ese sonido revival noventero. Deudores de Soda Stereo, cierran su presentación con un cover de "Cuando pase el temblor". Además de buen acento y entonación cadenciosa, el vocalista y guitarrista Alejandro Alvarez tiene el carisma que se necesita para enganchar con el público. Se bajó del escenario y se subió a la baya para poner a corear a su gente; se quita la camisa y la arroja como muestra de agradecimiento. Incluso regaló agua.

Pocos se resisten al encanto romántico de Los Mesoneros. La banda venezolana se ha establecido en México capital, agradece a cada oportunidad la calidez con la que su música es recibida en este país. En Querétaro se entregaron al público. Sacaron lo mejor de su catálogo, "Solo", "Exprópiese", "Algo bueno", "Dime como tú quieras" y por supuesto "Te lo advertí". Su buen temperamento y honestidad son palpables, la semana pasada formó parte del lineup de Live SOS VZLA, un evento en el que se recaudaron fondos para apoyar la compleja situación social, económica y política en Venezuela.

Justo cuando el calor alcanzó su máximo de 32 grados fue momento de disfrutar un interesante combo de tres proyectos mexicanos que atraviesan por un gran momento. Al rededor de las 17:00 H, "La magia" de Little Jesus se hizo presente en Pulso GNP. Fue una gran sorpresa ver que de pronto el aforo del festival había crecido muchísimo. El escenario principal se vio muy nutrido y dispuesto para la fiesta. Luego de las primeras cuatro canciones el audio dejó de estar saturado. Para cuando sonaron "Mala onda", "Los años maravillosos" y "Disco de oro" (su nuevo sencillo) el problema con el audio estaba casi resuelto. Santiago Casillas, el vocalista reconoció estar enfermo de la garganta; la ayuda no se hizo esperar y la audiencia comenzó a entonar la letra de "Azul". "¿Quién más va a creer tus historias del mundo al revés? Quiero convencer-te de lo que sé"...

A las 17:15 H, el Antiguo Aeropuerto de Querétaro se transformó en un arenal. De pronto, una ráfaga de viento levantó una cortina de tierra. Llegar al escenario secundario se volvió una travesía desértica. Había que darse prisa para no llegar "Tarde" para ver a Siddhartha. Entre la nube de polvo y el sol que pegaba de frente, era complicado ver lo que sucedía sobre el entarimado. Al igual que la mayoría, me conformé con disfrutar de la música por sí misma. "Bacalar" fue esa rola con la que las parejas se abrazaron y se miraron como cómplices. Jorge González se tomó un tiempo para agradecer el cariño de Querétaro. Recordó que después de su natal Guadalajara, éste fue el primer estado en el que se presentó.

Camilo Séptimo abarrotó el escenario principal. Centenares de parejas fueron atraídas como abejas al polen. Es totalmente lógico, "Eres", "Ser humano", "Miénteme" y "Vicio" son el soundtrack de las historias de amor de toda una generación. Con su disco Óleos, la banda de Manuel Mendoza se ha apuntalado en el gusto del público mexicano. Ha pasado de tocar en lugares pequeños como el Foro Indie Rocks! a la masividad del Pepsi Center WTC, pasando por el Teatro Metropólitan y El Plaza. En Pulso GNP, los tórtolos bailaron, cantaron y se prometieron afecto incondicional.

El sol comienza a perder intensidad; tímido, se esconde tras el único cúmulo de nubes que hay en el cielo. A las 18:40 H, algo estaba fallando en el Escenario Pulso. Luego de un retraso de 10 minutos, Rhye tomó el micrófono y dijo "OK, let's try it". Al parecer un cable hacía tierra y dificultaba el monitoreo en los auriculares. Comprensible. Un músico tan de academia y perfeccionista como lo es el propio Mike Milosh está siempre atento a los aspectos técnicos para entregar la mejor experiencia a su audiencia.

Acompañado de violín, piano y violonchelo, despuntó una progresión instrumental. El ritmo atravesó como viento ligero por las regiones de un suave funk, incluso hubo destellos de psicodelia. Su voz iluminó y guió el alma a través de la oscuridad de la melancolía. El tiempo apremia. El día previo había abarrotado El Plaza; ahora solamente contaba con 40 minutos. Músico total, durante su performance tomó la batería y se puso al piano para envolvernos en seda. Como era de esperarse, "Open" y "The Fall" fueron momentos de clímax.

Contraste. Luego de la sutileza melódica de Rhye, pasamos a la locura salvaje de Wolfmother. La expectativa era directamente proporcional a la ansiedad que se respiraba. Los cuerpos se preparaban para entrar en colisión. Las hostilidades comenzaron con "Victorious". El publicó se mostró hiperactivo desde el minuto uno. Sin esperarlo, llegó "Woman" y aquello se volvió una locura. De pronto, toda la agente se abalanzó hacia el frente como cuando un tsunami toca tierra. Los vasos de cerveza salieron volando; codazos y empujones para todos. Golpe de adrenalina directo a las venas. En el rostro de Andrew Stockdale era evidente el goce, como si se alimentara de la euforia del público que arremetía en el mosh. La rola fue llevada a su máximo potencial, la aceleraron y la aletargaron para terminarla con una tormenta de riffs. Continuaron "New Moon Rising", "Gypsy Caravan" y la explosiva "Joker And The Thief". Destrucción.

El amor del público mexicano por Interpol es incondicional y recíproco. Abarrotan cualquier lugar en el que se presentan. Si bien es cierto que la banda ha hecho de nuestro país un centro de operaciones geoestratégico para apuntalarse en América Latina, es igualmente verdadero su aprecio sincero por el folclore de este país. Paul Banks residió parte de su adolescencia rebelde en la capital.

El viernes, la banda lanzó a nivel global un nuevo EP bajo el rótulo de A Fine Mess y ofreció una sesión fotográfica con 300 afortunados fans en una plaza comercial al sur de la Ciudad de México. El sábado, consolidó a Pulso GNP como un festival al que se le augura mucho éxito. El setlist abrió enérgico y potente con "C'mere", siguió "If You Really Love Nothing" (sencillo de su más reciente álbum).

Sobrevinieron "Public Pervert", "Not Even Jail" y "Evil", todas del Antics que este 2019 cumple 15 años. Momento cumbre. Muchos sacan su teléfono para capturar el instante, quieren llevarse un pedazo de Querétaro a casa. Para la mayoría, un alud de memes y selfies sepultará este archivo de video en la memoria de silicio. Otros, quizá los menos, lo atesoraremos y volvamos a mirarlo para recordar con alegría aquella noche en la que compartimos anécdotas, sonrisas y cerveza con una persona especial.

 

"Rest My Chemistry", "The Rover" y "Slow Hands" anunciaban el final. Pese a que las pausas fueron pocas, 56 minutos de programación se habían ido volando. En perfecto español, Banks agradeció a México en general y a Querétaro en particular por todo el amor. Vino "Roland" y se terminó. Faltaron canciones más potentes para despedir; nos quedamos con la expectativa de un cierre más épico. El reloj nos traicionó. El tiempo se había terminado. Cronos nos había devorado a todos.

Juan Son en el Teatro Metropólitan

Ni muy muy, ni tan tan.

Han pasado seis años desde que Juan Son decidiera abandonar Porter. Desde ese momento su camino en la música ha sido incierto. Mientras sus ex compañeros parecen haberse recuperado del golpe que significa perder a su vocalista, para Juan el camino parece haberse complicado un poco más. Sin embargo, desde hace casi más de un año las cosas al parecer empiezan a mejorar para músico tapatío, todo esto a raíz de su regreso a los escenarios el año pasado. Esto lo llevó a su vez a tocar en diversos escenarios como el Lunario y, ahora, el Teatro Metropólitan, donde ofreció un show corto pero intenso para todos sus fans.

El concierto fue raro y de menos a más. A pesar de comenzar con la canción que puso en el mapa a su antigua banda: “Espiral”, no tuvo el impacto deseado al no apreciar que la mayoría de la gente aún no se encontraba dentro del foro lo que provocó que uno de los momentos más importantes de la noche pasara desapercibido. Si a esto le agregamos que los arreglos nuevos le quitan poder a la canción da como resultado una pésima elección para iniciar un set.

Otra cosa a mencionar es que a pesar de los años, a Juan aún le cuesta interactuar con el público, lo cual se hace evidente en casi cada inicio de canción, mejor le iría si no presentara la canción en lugar de intentar explicar cada letra antes de cada melodía.

Como dije, el show fue de menos a más, la tercera canción “Host of a Ghost”, también de Porter, empezó a arreglar las cosas, empezando por los visuales mismos que no sé si estaban listos para las primeras canciones o en realidad el concepto era no meter ninguno hasta avanzado el concierto.

Entre las canciones de su etapa solista destacaron “Abandonado”, “Libertades” y “Nada”, aunque la canción que mejor sonó, con los mejores visuales y con el mejor ambiente fue sin duda “Cuervos”, de nuevo, de Porter.

El concierto duró poco más de una hora, para las 21:30 H. ya todos estábamos fuera y seguro muchos estaban en su respectivo after para las 22:00 H. Uno esperaría algo más de un artista que en su regreso tiene la oportunidad de tocar en un recinto tan importante como el Metropólitan.

Juan Son tiene talento de sobra solo le falta volver a agarrar las riendas de su carrera. Por lo pronto podemos decir que este concierto fue bueno, pero bueno a secas, o como decía mi abuela: “ni muy muy, ni tan tan”.

Wild Nothing en El Plaza Condesa

Cautivadoramente salvaje.

Cuatro álbumes de estudio y nueve años de espera. Ese fue el tiempo que tuvo que transcurrir para presenciar el primer show estelar de Wild Nothing en territorio mexicano.

Con un nuevo álbum bajo el brazo y después de dos breves participaciones en el festival Corona Capital, el proyecto de Jack Tatum arribó al escenario de El Plaza Condesa para seducirnos a través de la melancolía de sus letras y la distorsión de sus acordes.

El reloj marcaba las 19:30 H. y el interior del recinto apenas mostraba un tercio de su capacidad. Tras hora y media de espera, los huecos en la pista fueron sustituidos por grupos de amigos que, a través de gritos y silbidos, apresuraban la salida de la banda. Fue entonces cuando Wild Nothing apareció sobre la tarima.

Como si se tratara de una invitación para conocernos y entregarnos a través de la noche, los versos de “Nocturne” comenzaron a sonar. Tras aquel flechazo directo al corazón, nuestros oídos se mostraban listos para recibir esa dosis extra que recompensara los años de espera.

Posteriormente llegó el turno para “Wheel of Misfortune”, corte correspondiente a su álbum promocional, Indigo. Apenas un par de temas y los originarios de Brooklyn se transportaban al año 2010, para consentir a la audiencia con uno de los cortes clásicos de su primer EP, “Golden Haze”.

Vistiendo una bomber verde y su infalible gorra, Tatum cedía un momento para interactuar con el público y disculparse por no hablar español. “Gracias por venir. No soy bueno con el español, lo siento”. Ante el lamento de la gente, el músico añadía un toque de humor. “Lo sé, soy estúpido”.

Nada dura para siempre. Tal vez por eso la banda nos invitó a vivir un sueño con “Live In Dreams” y perdernos en la sensualidad del saxofón de “Partners In Motion”. A través de sus instrumentos, el quinteto pronunciaba lenguajes difíciles de resistir en “Summer Holiday” y daba paso a “Whenever I”, único tema del set, perteneciente a su tercer álbum Life of Pause.

No tardaría mucho para que el coro de los asistentes se hiciera presente con “Paradise” y se expandiera a cada rincón a través de “Letting Go”. Como si se tratara de una metáfora, este último tema llegaba para anunciar que el final de la velada estaba cerca.

Tras unos breves minutos de espera, Wild Nothing reapareció en el escenario para ofrecer un último set, conformado por clásicos de sus tres primeras entregas. La inocencia, el baile y la melancolía inundaron El Plaza con “Chinatown”, “A Dancing Shell” y “Shadow”.

Fue entonces cuando la sombra se apoderó del lugar. Tras apagarse las luces, volvimos a ser extraños en la oscuridad.