Fotografo: Michel Trevilla

Marilyn Manson confirma su aparición en 'The Stand'

Manson no solo confirma un papel en la miniserie basada en la novela de Stephen King, también formará parte del soundtrack.

Marilyn Manson, en una entrevista con Revolver, confirmó su aparición en la miniserie The Stand basada en la novela post-apocalíptica del autor Stephen King. Uno de los personajes que podría interpretar es Randall Flagg, un hechicero consumado y devoto sirviente de la Oscuridad. Su participación no concluye ahí ya que junto con Shooter Jennings, formarán parte del soundtrack con la canción “The End”, un cover a The Doors.

No es la primera vez que veremos al cantante en las pantallas, pues anteriormente ha formado parte del reparto para las series Sons of Anarchy, Salem y The New Pope; además de aparecer en el filme independiente Let Me Make Your You a Martyr.

The Stand, una serie de CBS All Access, contará con 10 capítulos y se espera que salga en 2020.

Zoé + Metric en el Auditorio Nacional

Derribando las barreras del lenguaje en la música.

Es difícil de discutir que Zoé es la banda más importante de rock de México en la actualidad, ninguna otra tiene esa capacidad de convocatoria y sobre todo visibilidad a nivel internacional como la conformada por León Larregui, Sergio Acosta, Jesús Baez, Ángel Mosqueda y Rodrigo Guardiola. En esta ocasión eligieron el Auditorio Nacional para cerrar su gira Aztlán,

Cuando escuché que Zoé se embarcaría en una gira conjunta con los canadienses Metric por Estados Unidos, naturalmente alcé una ceja como muchos. Más que nada porque no es común que bandas hispanoparlantes y angloparlantes sean compañeros de gira –Metric en el pasado lo ha hecho con Paramore y Death Cab For Cutie–.

Mientras que en Estados Unidos los canadienses eran el acto principal –los acompañaban también sus compatriotas July Talk-, ahora al tocar tierras mexas los papeles se invierten. La banda encabezada por la siempre enérgica y carismática Emily Haines se encargó de abrir en punto de las 20:30 H con la dulce “Breathing Underwater”.

En cuanto salieron sonó un desfile de éxitos como “Cascades”, “Black Sheep”, cortes del Fantasies –que cumple una década este 2019- como “Gimme Sympathy”, “Gold, Guns, Girls”, “Help I’m Alive” y, por supuesto, los temas de su reciente disco Art of Doubt como “Dressed To Suppress”, "Dark Saturday” y “Now Or Never Now” como final emotivo.

Debo confesar que es un bajón ser de los pocos de pie en mi sección y que corea y se mueve al ritmo de las canciones. Es inevitable querer brincar como lo hace Haines y sacudir el puño en el aire mientras canta “my heart keeps beating like a hammer”.

Aunque a muchos les fue indiferente Metric, sí se podían apreciar algunos puntos entre la multitud que saltaban y sacudían el cuerpo, ya sea que fueran fans o porque los canadienses los atraparon. Sea como sea, Haines junto con Jimmy Shaw, Joshua Winstead y Joules Scott-Key dieron un show corto –de 45 minutos- que dejó con ganas de más, pero muy potente y digno.

Poco tuvo que esperar el público para que apareciera en escena Zoé, el ritmo de “Venus” desató la euforia y los gritos, muy pronto todos se encontraban de pie. Una pirámide invertida detrás con visuales coloridos conformaba el escenario mientras seguían con “No hay mal que dure” que hacía bailar al ritmo de sus sintetizadores brillantes y el infeccioso bajo de Mosqueda.

“Azul” es el primer corte de Aztlán que coreó prácticamente todo el aforo, “Últimos días” y “Nada” dan paso a los clásicos que recibe con más cariño el público, muy pronto sencillos de Prográmaton que ya tienen lugar en el corazón de la gente como “10 A.M.”, “Arrullo de estrellas” y “Fin de semana” generan emoción y mantienen al público aferrado y atento en medio de una serie de visuales psicodélicos y espaciales de fondo.

Larregui no es precisamente una bomba de entusiasmo, pero a ratos se detiene a agradecer a sus fans por seguir ahí apoyando. En ocasiones la voz se queda muy detrás de la mezcla y es difícil de entender, extender el micrófono hacia el público para que cante puede ser una buena conexión con el mismo, pero abusar de esta maniobra durante gran parte de la duración de canciones puede pecar de pereza.

Solo los sencillos de su más reciente material consiguen levantar a la gente de sus asientos, cortes como “Renacer”, “Oropel” y “Temor y temblor” pasan sin mucha pena ni gloria. Larregui parece un poco disgustado por su recibimiento, comenta que son los temas que definen al grupo actualmente, pero comprende que hay clásicos que simplemente tiene que tocar.

“Corazón atómico” es una muchas canciones de Zoé que te llevan a otra dimensión y la nostalgia en su máximo esplendor llega con “Vía láctea” que hace brincar sin parar, le sigue “Labios rotos”, recordaba como punto cumbre de su Unplugged.

Para interpretar “Paula” comienzan las sorpresas pues Meme de Café Tacvba se les une en los coros y los teclados, lo cual repite a continuación en “Poli”, uno de los momentos más emotivos de la noche.

Primer encore de la noche, “Veneno” suena hacia la recta final y en seguida “Luna” –la cual hoy en día suena incompleta sin Denise de Hello Seahorse!-. Finalmente llega la ola de hits con “No me destruyas”, “Soñé” y “Love” que dan fin a la velada.

La última sorpresa de la noche fue la incorporación de Metric en la oda al amor que concluyó el concierto y la gira. Un cierre más que apropiado donde el guitarrista Sergio Acosta externó su aprecio por sus nuevos amigos y Larregui de paso celebró la unión pacífica del público latino y el de arriba de Río Bravo, resultado de esta gira que resultó un experimento exitoso y la cual bien podría sentar un precedente de mayor apertura para artistas latinos a nivel internacional.

San Cisco en SALA

Música sin distancias; sentimientos sin fronteras.

La música transporta, congrega multitudes y recorta distancias. La noche de ayer, nos brindó un ejemplo perfecto. Más de 14 mil kilómetros separan a México y Australia del globo terráqueo, pero ni siquiera esta brecha fue suficiente para evitar que San Cisco regresara a la capital mexicana para ofrecer un viaje musical sin fronteras, a través de nuestras propias emociones.

El cambio de venue no fue pretexto para que los seguidores de Jordi Davieson, Scarlett Stevens, Josh Biondillo y Jennifer Aslett aguardaran con emoción al exterior de SALA desde horas previas al concierto, mientras que el rostro de los asistentes más tardíos repetía el mismo gesto de sorpresa al observar la distancia de la fila al otro lado de la calle Puebla.

Una vez en el interior, tocó el turno de dar la bienvenida a Pequeño Fenix. Pese a ser una agrupación joven, recién mudada a la capital, el quinteto regiomontano cumplió de forma positiva su tarea de amenizar la noche durante los últimos momentos de espera con una breve dosis de sintetizadores, riffs distorsionados y letras melancólicas.

Tras su participación, el escenario estaba listo para recibir al acto principal de la noche. Las luces se extinguieron y las pantallas de los asistentes se suspendían en el aire para dar la bienvenida a San Cisco. Vistiendo pantalón, gorra y camiseta blanca, con la leyenda “Mexico City”, Jordi Davieson tomó su característica Gibson SG para borrar cualquier distancia al ritmo de “The Distance”.

Los primeros acordes de “Beach” bastaron para desatar la euforia de un público que desde el primer momento de la noche se mostró participativo, ansioso y lleno de energía. Tras el primer par de temas, llegó el turno de cambiar guitarra eléctrica por acústica y continuar la velada al ritmo de “SloMo” y “About You”.

La audiencia coreaba el nombre de la banda y Scarlett Stevens robaba suspiros con la interpretación de “Magic”. Sin darnos cuenta, la noche había llegado a la mitad del set y en esta ocasión, Davieson sustituía las cuerdas con el pandero para consentir a los asistentes con su tema insignia: “Awkward”.

El nombre de San Cisco fue coreado por segunda ocasión y el público fue recompensado con la interpretación de “Snow” y “Did You Get What You Came For”. Para este punto, el momento del encore estaba a punto llegar, pero la banda aún tenía preparada una sorpresa para compartir. “Estamos preparando un nuevo álbum, quizá salga en algún momento del próximo año”, aseguró el vocalista antes de despedirse del escenario con “Run".

Ante los aplausos y coros de la gente, Davieson regresó al entarimado, acompañado de su guitarra acústica, para estrenar un tema de su siguiente álbum. El público permaneció en silencio y observó con atención la interpretación de “Flaws”. Tras la ejecución del tema, el resto de la banda se sumaría al escenario para llevarnos de viaje con “Fred Astaire” y despedirse del público con “Too Much Time Together”.

Mención especial merece Scarlett Stevens, quien permaneció en el escenario hasta el último momento para saludar a los fans que se encontraban en la zona más cercana al escenario y entregarles el setlist de una presentación en la que el quinteto nos recordó que para el corazón y los oídos no existen distancias; la música es suficiente para derribar cualquier frontera.

Goo Goo Dolls en el Pepsi Center WTC

Has beens y cínicos cantando "Iris".

Pepsi Center WTC. A las afueras muchos revendedores ofrecen boletos a precios más bajos que en taquilla. Parecería que el concierto no se vendió bien. Es lunes y el cielo contaminado tampoco ayuda. En este mini tour por México (el fin de semana la banda ofreció un show en el Corona Capital Guadalajara) es la primera vez que Goo Goo Dolls viene a México. Quizá llega a la cita un poco tarde, pero el público nacional es generoso con la nostalgia.

Ya dentro del recinto hay muchos adultos; treintones, cuarentones. Llama la atención que todos compran palomitas, y un par vienen acompañados por sus hijos pequeños. Muchos utilizan lentes para ver, varios más están sentados. Está muy vacío, aún cuando el Pepsi Center WTC presenta su versión reducida por cortinas. A eso de las 21:00 H comienza a tocar una banda de chicas. Si no las miras no comprendes si cantan en español o inglés. De pronto el sonido mejora. Es Ruido Rosa.

Alejandra Moreno, la vocalista habla de su próximo disco, tocan cinco temas entre los que destaca “Casa de naipes” y dan gracias a los que se atrevieron a ir a un concierto de rock en pleno inicio de la semana. Reciben un buena respuesta. Media hora después aparece el acto principal frente a un enorme letrero con la icónica tipografía de la banda que reza: Goo Goo Dolls.

En este punto de la noche el lugar ya está lleno. Para arrancar la banda de Buffalo, Nueva York elige “Dizzy”. Muchos pensábamos que no las recordábamos pero las palabras de la canción comienzan a brotar de nuestros labios: “you're cynical and beautiful, you always make a scene”, para luego culminar en el coro que nadie dudaba saberse “everything you are, falls from the sky like a star...everything you are, whatever ever you want”. Por un momento es 1998.

A ese éxito le sigue “Slide” que será una de las mejores recibidas de la noche. Luego “Big Machine” y “Rebel Beat”. El vocalista, Johnny Rzeznik dirá algunas palabras en español como “hola” o “gracias”. "Mexico City is intense", comenta para después agregar que la ciudad lo intimidó con su tamaño y desbordante energía. Suena “Here is gone” y luego presenta una de sus rolas que no necesita presentación: la nostálgica “Black Balloon”.

En algún punto de la velada Rzeznik se quedará solo en el escenario y tocará “Sympathy” y Can't Let It Go en versión acústica. Al tocar la primera parará porque olvidó la letra y pedirá al público que pretenda que eso no sucedió, para finalmente volver a empezarla. Es amable con el público y hace algunas dinámicas para hacer a la audiencia cantar y aplaudir pero a pesar de sus buenas intenciones no destaca por ser carismático.

El concierto terminará oficialmente con “Iris”, la multimediática canción que hasta las señoras menos melómanas conocen gracias a su inclusión en el soundtrack de City of Angels, cinta de aquellas épocas en que creíamos que Nicolas Cage era un buen protagonista de comedias románticas. Hasta el más cínico la canta. TODOS la cantan. La banda desaparece en lo que sabemos que es una salida en falso y vuelve para el encore que consiste en “Boxes” que pasa sin pena ni gloria y “Broadway” que funciona como la nota perfecta para terminar una noche de nostalgia, una cita con una banda que aunque llegó muy tarde, cumplió.

Arctic Monkeys en el Foro Sol

Rockean, cuando quieren.

Después de haber estado dos días antes en Monterrey para el festival Pa’l Norte, arribó a la CDMX Arctic Monkeys, en promoción de su polémico reciente material, Tranquility Base Hotel & Casino (2018). El álbum ha dividido a su base de fans como ningún otro lanzamiento de su catálogo, y aunque algunos estuvimos a favor de la nueva propuesta musical de la banda de Sheffield, iba a ser una historia diferente como iban a sonar algunas de esas canciones en vivo.

Los abridores fueron de muy alta calidad para este evento especial, primero tocó el turno al protegido de Alex Turner, Miles Kane, quienes juntos conforman The Last Shadow Puppets. Kane recibía a los asistentes que iban llegando al Foro Sol con su característico hard rock, interpretando rolas de sus últimos dos discos, Don’t Forget Who You Are y Coup De Grace. El carismático Pelle Almqvist, quien ahora le gusta ser conocido como “Howlin’ Pelle”, nos sorprendió con la abundante cantidad de palabras que sabe en español, cuando The Hives (quienes también estuvieron en el Pa’l Norte y en El Plaza Condesa los días anteriores) terminó de encender al público con clásicos del neo-garage como “Hate To Say I Told You So” y “Tick Tick Boom”. Había terminado el aperitivo de lujo.

El enorme recinto ahora estaba lleno a un 95% de su capacidad, había caído la noche y en los 45 minutos de ocio mientras subía al escenario el platillo principal, una chica de pelo teñido empezó la ola en la Sección Naranja del Foro Sol, es surreal ver como una persona muy animada empieza el fenómeno que normalmente se ve en eventos de este tipo. Finalmente se apagaron las luces y se escuchó el riff distintivo de “Do I Wanna Know?”, la gente gritaba, especialmente cuando se desplegaron en las enormes pantallas a los costados del escenario a Alex Turner, con lentes obscuros, afeitado y el pelo relamido hacia atrás (un regreso a su look en AM), cantando “Maybe I’m too busy being yours / to fall for somebody new”.

Arctic Monkeys sigue siendo electrizante en vivo, para los desilusionados con el último álbum habrá sido un alivio constatar que la banda sigue siendo muy buena en concierto, algo que los caracterizó desde que se empezaron a promocionar por MySpace por allá del 2004. El álbum AM (2013) fue el más representado de la noche con seis rolas, el rock más digerible de canciones como “R U Mine?”, “Arabella”, “Why’d You Only Call Me When You’re High”, “Snap Out of It” y “Knee Socks” es perfecto para ser coreado por públicos masivos, y el crunch de las guitarras apabullaba los oídos, como debe de ser en un concierto de rock.

En cambio, canciones más mesuradas como “Star Treatment”, “One Point Perspective” y “Four out of Five”, del último álbum, eran más difíciles de apreciar en el contexto de un concierto masivo. Había instrumentación y harmonías vocales que se perdían entre toda la mezcla de sonido.

“Qué tal Miles Kane?, mueve la luna ese chico!”, dijo Turner sobre su amigo. “Y The Hives también”, continuó, para después terminar de rendirle tributo a una de las bandas que lo inspiraron de chico, cambiando ligeramente la letra en “Star Treatment”: “Yo solo quería ser uno de The Hives…”, cantó. Los lentes obscuros de Turner brillaban en las pantallas, mientras que Matt Helders mantenía el ritmo vertiginoso en “Brianstorm”, golpeando con precisión furiosa el hi-hat, para después hacer los poderosos redobles en el resto de su batería, que tanto lo caracterizan, por momentos se metía como en un trance, como sucedió en “Dancing Shoes”; hipnotizado, parecía el vato ese de Whiplash.

El abundante número de rolas que NO escuchamos era algo de esperarse, es inútil y le quitaría valioso espacio a esta reseña enlistarlas todas, pero mencionemos tan siquiera una: hubiera estado bien escuchar en vivo “My Propeller”. Así lo dejamos.

“Ha sido un placer estar esta noche con ustedes”, empezó a despedirse Turner después de “Pretty Visitors”, y ya empezábamos a extrañar nuevamente a Arctic Monkeys (y al permanente olor a mota durante todo el concierto). Jamie Cook y Nick O'Malley, prácticamente indistinguibles por el parecido que tienen, habían estado formidables, especialmente Cook, quién tuvo algunos solos distorsionados memorables como en “Crying Lightning”. La banda entera, más Tyler Parkford en teclados y Davey Latter en percusiones, hizo retumbar el Foro Sol, y no quiere decir que uno es pesimista al sospechar que van a pasar varios años para que vuelvan a regresar a México.

Jake Bugg en El Plaza Condesa

El cantante Jake Bugg demuestra que es un inmortal en la Ciudad de México.

Faltaban 10 minutos para iniciar y El Plaza ya estaba a una tercera parte de su capacidad. No habían espacios para meterse pues el público hacía lo posible para estar lo más cerca del escenario. A pesar de eso llegué a un buen lugar recorriendo las orillas, pero a los pocos minutos me vi rodeado o más bien estrujado, por la gente. No había forma de regresar, tampoco lograría moverme mucho para tomar fotos y videos. Pero lo peor sería el calor asfixiante que ya se hacía entre los asistentes.

Abrió Axel Catalán y desde que el músico mexicano salió al escenario, me di cuenta de que la gente lo reconoció y recibió bastante bien. No había escuchado de él, pero esa ovación prometía bastante y me daba una buena sensación.

Rápidamente, supe que me había equivocado con el músico morelense. A pesar de que los asistentes corearon e incluso pidieron más, debo decir que me dejó con una sensación de desagrado por su voz plana y estridente.

Estaba ansioso de quitarme el trago amargo que fue Axel Catalán, pero Jake Bugg todavía tardó un rato en salir. Sin embargo, cuando salió un grito ensordecedor se escuchó en El Plaza Condesa. El cantante tomó su guitarra y comenzó de inmediato con "How Soon The Dawn". Me sorprendió que, a pesar de que su último disco no fue el más exitoso, la gente conocía bien las canciones.

Esperaba seguir escuchando más sencillos de su último álbum, Hearts That Strain, pero el cantante optó por una elección para verdaderos fans. Siguieron "Saffron" y "Strange Creatures", dos tracks inusuales. El joven público me volvió a asombrar, ya que varios corearon ambos temas de principio a fin. Sin duda la audiencia mexicana es una de las más devotas al músico de Cliffton.

Luego de un rato, por fin escuchamos uno de los éxitos con "Simple As This". La gente enloqueció por completo y a penas se escuchaba la voz de Jake Bugg por los gritos. El recinto se sentía a reventar, aunque solo se llenó poco más de la mitad.

Bugg trató de mantener el ritmo de la noche y la emoción del público con "Slide", "Trouble Town" y "Taste It". Cada vez las personas se aglomeraban más y los espacios se reducían, pero eso no impidió que muchos saltaran y bailaran en el poco lugar que les quedaba. Los nuevos fans de Jake Bugg son adolescentes, muchos estaban en su primer concierto, pero su energía y exaltación era algo contagioso, la inyección que necesitaban todos los demás, incluyéndome.

No solo hubo un gran ambiente, también con este show acústico, el intérprete demostró un gran dominio con la guitarra y lo mucho que ha mejorado su voz. Cada interpretación fue impecable y emotiva, pero yo destaco lo mucho que brillaron los pocos temas de su último material, como "Bigger Lover" o "In The Event Of My Demise".

En realidad tuvimos un setlist variado, con varios tracks de su segundo disco: "Me and You", "Slumville Sunrise" y "A Song About Love". Pero sobre todo escuchamos canciones de su debut, disco que sigue siendo el pilar en la carrera de Jake Bugg.

Debo confesar que no le pude seguir el paso a los demás y salí en la primera oportunidad que tuve, pero fue una buena decisión. Ya alejado del tumulto, en la periferia de ese mar de gente, me di cuenta de que estaba en la sección de padres. Muchos de ellos acompañaban a sus hijos, los miraban a lo lejos hasta que los perdían entre todo ese caos.

Sonó "Broken" y a partir de ahí todo fue para arriba. Presencié esa emoción pura que muchos tuvimos cuando fuimos a nuestros primeros primeros shows. Saltaban, gritaban y aplaudían sin parar, aunque muchos estaban grabando la mayoría buscaba disfrutar cada segundo de la canción.

También pudimos escuchar uno de los nuevo temas de de Jake Bugg, "Scene". El cantante está preparando nuevo material y debo decirles que promete mucho. El sencillo es cadencioso y tiene un ligero toque beatlesque. No sé si esa sea la versión definitiva, pues en esta ocasión solo estaba acompañado por su guitarra acústica, pero el track tiene el potencial para regresar al británico a las listas de éxitos.

La noche seguía y el músico todavía nos debía muchas canciones, "Seen It All" y "Two Fingers" fueron de sus últimas cartas. También "Waiting" fue una sorpresa, ya que se ha convertido en uno de los temas favoritos del público.

Finalmente, Jake cerró fuerte con "Lightning Bolt". Al estar tan lejos vi como esa masa de cuerpos se dispersó por un momento, expandiéndose como un pulmón que inhala. La gente por fin pudo bailar, reencontrarse con los que venían y los padres de muchos se tranquilizaron de tener a sus hijos de nuevo en la mira.

A pesar de que el cantante nos ha visitado en varias ocasiones, jamás pude verlo, pero creo que me tocó una de sus mejores noches. El concierto fue emotivo, alucinante y vi a un Jake Bugg magnífico, entregado a su manera e inmejorable en cada interpretación. Pero creo que lo mejor fue el público, no éramos muchos pero sí apasionados. El Plaza retumbó como pocas veces. Cuidado con la siguiente generación, porque son impetuosos y nadie los podrá detener.

Nacha Pop en el Teatro Metropólitan

31 años después.

“Los conciertos son en sí mismo un homenaje a Antonio, ya que sus canciones están muy presentes”, Nacho Vega.

Nacha Pop, una de las bandas clave de la Movida Madrileña, regresó a México para transportarnos a la década de los 80 con un encuentro con sus fans y un emotivo concierto en el Teatro Metropólitan.

Un nuevo plan

El pasado 20 de febrero la banda española recibió a 100 afortunados fans en las inmediaciones del Centro Cultural España en donde firmó autógrafos y además habló sobre su nuevo disco Efecto Inmediato, los años 80, su experiencia compartiendo escenario con Ramones y Siouxsie and the Banshees, el mítico concierto que ofreció en 1988 junto a Danza Invisible en la Plaza de Toros de la Ciudad de México, y –por supuesto– la época actual.

“Ahora la gente se piensa mucho las cosas y está bien que exista una ética y moral en el contenido, pero el arte necesita espontaneidad, que se vomiten y escupan las cosas cuando las sienten; cuando haces lo esperado puede resultar efímero”, Nacho Vega.

Tu voz entre otras mil

En punto de las 20:45 H. el telón descubrió a Nacho García Vega (guitarra + voz), Goar Iñurrieta (guitarras + coros), Jesús Ortiz de Zárate (teclados + coros), Luismi Navalón (bajo), Diego Illan (batería) y Francis García (saxo + coros) quienes comenzaron el show con el clásico “Vístete”, y continuaron con “El sueño” y “No me olvido”.

Luego, llegó el primer sencillo de su nuevo disco: “Tu mejor momento”, seguido de “Grité una noche” y “Asustado estoy”, donde Nacho Vega invitó a los coros a la chilena Cristina Narea, quien participó en la grabación del concierto 80-88.

La noche continuó con “Nuevo plan”, “Quítame este escalofrío” y “Por el mismo precio”, hasta que llegó “Una décima de segundo”, que fue coreada por la mayoría de los asistentes. Uno de los momentos más importantes del show llegó con “Hazme el favor”, en la que pudimos escuchar una grabación de la guitarra de Antonio Vega que nos hizo recordar que nunca se ha ido, siempre ha estado aquí y seguirá estando.

Nacho Vega anunció un breve descanso, pero el concierto continuó con una versión instrumental de “Relojes en la oscuridad”, el fundador de Nacha Pop regresó sin su sacó negro y cantó algunas líneas de la canción que ya estaba por terminar.

Otro de los momentos importantes del show fue la hermosa interpretación de “Persiguiendo sombras” y la sorpresa que la banda nos dio en “Lucha de gigantes”, donde invitaron al escenario a Carlos Narea, productor del disco El momento (1987), quien se encontraba en México para producir un concierto de Plácido Domingo.

La banda madrileña le rindió un pequeño homenaje a México y a sus fans con un bloque de canciones que comenzó con “Chica de ayer”, “Sol del Caribe” –donde el coro cambió a sol de México– y “Sal y limón”, tema inspirado en nuestro país.

“Nadie puede parar” fue el track con el que Nacho Vega y compañía se despidieron, sin embargo, regresaron para interpretar “Lágrimas al suelo” y “Crocodile Rock” de Elton John. Finalmente, Nacha Pop nos regaló otra canción, una que ya habíamos escuchado antes, “Lucha de gigantes”.

Trópico 2018

Brisa mariana y ritmos electro-caribeños en la sexta edición del Festival Trópico en Acapulco.

La fiesta es interminable. La música no se detiene, nadie duerme, las chicas no dejan de bailar. Rumba total. Durante tres días continuos -literal-, Trópico 2018 fue una celebración a la vida misma.  

Viernes.

Destruir la rutina. El despertador suena a las 6:30 H. como de costumbre. Último día laboral de la semana. Tras un baño y un desayuno ligero, salgo de casa. Llevo una maleta con todo lo necesario para un fin de semana en la playa. Hoy todo es distinto, tomo un rumbo diferente al acostumbrado. Si hubiera sido un viernes regular, no habría llegado al trabajo; el tránsito en el cruce entre Periférico e Insurgentes estaba ahogado gracias a una manifestación de la cual me entraría más tarde a través de la repetición del noticiario nocturno (ya a varios kilómetros de distancia).

La cita para la prensa es las 10:00 H. en la Fuente de Cibeles. Luego de 30 minutos de tolerancia, el autobús parte con rumbo a Guerrero. Cinco horas y media después, llegamos al Puerto de Acapulco. Bajo los 32° de temperatura ambiente, siento que me derrito. Diligencias de rigor al arribo: despabilarse un poco, comer algo, hospedarse, acreditarse y comprar suministros para varios días. Ya instalados en una par de habitaciones, Michel (mi compañero fotógrafo) y yo nos dirigimos al lugar donde se realiza la sexta edición del Festival Trópico. “Van a la mera fiesta, a lo mero chulo pues”, nos previene Jorge, un dicharachero taxista local en sus 20s.

A la entrada del Hotel Pierre Mundo Imperial, la fila de autos se va haciendo cada vez más larga. La música se escucha a lo lejos. Preferimos bajar y caminar. Escanean nuestros boletos desde el teléfono; nos ponen una pulsera Weekend Access y entramos a otra realidad. La noche está en su plenitud y la gente desfila con ropa ligera. Nos dejamos guiar por el oído hacia el escenario más grande; esquivamos una piscina, algunos camastros, varios grupos de personas que conversaban mientras beben, y un conjunto de edificios.

Inmejorable recepción. Salón Acapulco nos da la bienvenida a la costa más famosa de Guerrero, y quizás todavía de México entero. “Hace dos años tocamos (en Trópico) y nos fue muy bien. Ahora vamos a presentar el nuevo show que es más visual. Estoy preparando cosas especiales, me gusta sorprender a la gente”, nos adelantó Íñigo Vontier en entrevista exclusiva para Indie Rocks! hacía un par de meses. Promesa cumplida. La gente baila muy contenta al píe del escenario principal. Beats electrónicos combinados con trompetas juguetonas. El productor jaliciense aprovecha para presentar nuevos temas, luego de tres años. Además de los clásicos, “Bikini Lover”, “Las Sirenas” y “Gin & Coconuts”; suenan “Rumba” y “Lemon Tree”, singles de su próximo disco que se espera sea publicado durante el primer semestre del 2019 bajo el título de Tropics. Después de lo escuchado, las expectativas por este material son muy altas.

Faltando 20 minutos para la medianoche, otro músico consentido del público mexicano –que también está por lanzar nuevo álbum– releva en el escenario principal. Nicola Cruz nos hace despegar los pies de la tierra con un set que irá ganando en fuerza e intensidad conforme se desenvuelve. Empieza tranquilo y relajado, como el llamado a una ceremonia ritual. Los sonidos de la naturaleza resuenen con una tremenda claridad. Trinar de aves de exóticas y fluir de agua en una cascada. Un par de tipos a mi izquierda aún no logran acoplar el paso, siguen vibrando al son del acto anterior y comienzan a desesperarse; los mismos terminarán aplaudiendo y pidiendo más. Los sonidos andinos aparecen como lluvia, los visuales estallan. En las pantallas, un dios mesoamericano en piedra diluye su figura entre secuencias de un eclipse solar. Momento de levitar. “Arka”, su reciente sencillo, apunta al viento como eje central de su siguiente entrega discográfica, Siku (instrumento folclórico dos hileras de tubos de caña de diferentes longitudes).   

Sábado.

El ambiente es agradable, la vibra positiva y mi vaso de cerveza está lleno. Luego de echar una mirada al escenario contiguo, instalado a mitad de la playa (inactivo aún), decido quedarme en el Escenario Trópico para ver a Red Axes, lo cual resulta ser una agradable sorpresa. Antes, vistazo rápido a Twitter: la gente presume su #Mi2018Spotify, los expectativas por las semifinales de la Liga MX van en aumento, los comentarios sobre la “Cuarta Transformación” siguen polarizados.      

Raya la 1:00 H ya del sábado, todo está muy fresco. El ánimo está a tope. “Esto apenas está comenzando, cabrón”, escuchó que alguien comenta a lo lejos. Y sí, el día más intenso del festival es el segundo. Salvo los desplazamientos obligados: ir al baño, recargar la pulsera con crédito, acudir a la barra por una bebida o al área de comida, muy poca gente se movió de donde estaba. Algunos se retiran el calzado para sentir el pasto fresco sobre sus pies. Una chica danza como libélula, lenta y cadenciosa. Su capa de luces multicolor se roba las miradas, brilla desde lejos.   

El dúo israelí toma posición. Desde el primer minuto se siente esa vibra de un set intenso. Acuático e industrial como un viaje en submarino a través de corales metálicos. La gente se transforma en peces multicolor. Cardumen que va de izquierda a derecha, contoneándose alegremente, se deja llevar por una dulce corriente marina de secuencia eléctricas. Luego de una hora que transcurrió a la velocidad de 15 minutos, Red Axes se despide. La gente agradece este gran acto con un fuerte aplauso. Las jornadas en este escenario han quedado suspendidas temporalmente. La fiesta sigue en los demás spots. Para nosotros y la mayoría de la gente es momento de retirarse a dormir para recargar un poco de energía para lo que viene.

El público sale tranquilo y jubiloso. Muchos siguen sin playera; qué importa si es de madrugada, nadie tiene frío. Mientras esperamos el taxi recuerdo que ese mismo sábado, más tarde, se presentarán Hercules & Love Affair y Boy Harsher en la Ciudad de México; y se realizará el Festival Catrina en Puebla.

Ya en el hospedaje del Airbnb, Hannia Novell nos actualiza. Durante varias horas, padres de familia de una secundaria que fue dañada durante el sismo del 19 de septiembre de 2017 bloquearon la circulación en Periférico para demandar a las autoridades locales que den mantenimiento a las instalaciones. Los favoritos para llegar a la final de la Liga MX son America y Cruz Azul. Todo listo en Madrid para la final de la Copa Libertadores entre el River Plate y el Boca Juniors.

Dormimos un poco. Al mediodía, más noticias a través de TW. Por primera vez en la historia de Miss Mundo, México gana el concurso; Vanessa Ponce De León fue coronada en la edición número 68 del certamen que se celebró en China. La gimnasta mexicana Alexa Moreno se llevó la medalla de oro en la prueba de salto de caballo en un torneo japonés. Debido a un problema climatológico que resultó en la cancelación de un vuelo de Houston a Puebla, Le Butcherettes cancela su participación en el Catrina; Descartes a Kant tomará su lugar. El 8 de diciembre es natalicio Jim Morrison y aniversario luctuoso de John Lennon.

En el transporte de regreso al festival, miro a Acapulco a través de la puerta abierta de la vagoneta (sí, el transporte colectivo circula con las puertas abiertas). Centro turístico por excelencia. En su nombre aún resuenan las historias de las celebridades internacionales que lo convirtieron en su sitio vacacional favorito. Figuras como Elizabeth Taylor y Elvis Presley se expresaban con cariño del puerto. El mismísimo John F. Kennedy pasó su luna de miel en este mágico lugar. Si bien su brillo y glamour se han deslucido gracias a la oleada de violencia física y simbólica que golpea al Estado, su encanto aún es palpable.

De nuevo, pasamos el filtro de seguridad del Pierre y llegamos justo en el apogeo de la pool party. Los 33º grados de temperatura son inclementes. Muchos se refrescan en la alberca; otros bailan debajo de un pequeño kiosco, muchos otros se pasean con cerveza en mano. La luz del día permite apreciar más detalles. Cielo despejado, oleaje tranquilo. Buena parte del público del festival es fitness. Cuerpos esbeltos y marcados por el ejercicio. Se dejan llevar por la música; para muchos el baile es como una rutina más, su favorita. La alegría en sus rostros y la facilidad con la que se dejan llevar por el ritmo los delata. La Luz Roja de San Marcos toca ritmos caribeños. Aunque el sol está que arde, los integrantes del conjunto musical no pierden el estilo y conservan su traje azul marino.

Wet Baes es el encargado de abrir el Escenario Adidas. Su electropop dulce convoca a las chicas muy cerca del entarimado. La decoración vegetal es ideal para el despliegue de su fresco sonido. El synth ochentero se acopla bien con los versos de aventuras adolescentes y amores joviales. "Midnight Caller" y "Goodbye" para corazones sensibles. "¿Cómo van? Esta siguiente canción ojalá fuera mía, es un cover de una banda que se llama Badbadnotgood", confiesa Andrés Jaime. Teclado siniestro, inconfundible; se trata de "Speaking Gently". Luego de un minuto, parece que algo no va bien, hay un problema técnico que no permite al baterista amarrarse al ritmo; decide pararla y pide una disculpa. "Dancing in the Dark" es un momento muy emotivo, una chica la recita para sí misma, suavemente con los ojos cerrados.

El Escenario Playa queda oficialmente abierto. Laid Back es el primer acto. El dúo danés de post-disco pone a todos a bailar suavemente. En ese justo momento en que el sol comienza a ceder y la arena ya no quema, suena "Beautiful Day". Gran pieza musical que dura casi 10 minutos, se contrae y estira; de piano melódico a synth acuático. La gente se deja llevar, acompaña con especial carisma en los coros... "It's a beautiful, beautiful, day today". Hermosa postal.

Pausa para ir por una cerveza y tomar el fresco debajo de una palmera. "Acérquense, necesitamos calor, más calor", se escucha en los repetidores contiguos a una alberca pequeña. Girl Ultra convoca a su gente. Poco a poco se van reincorporando las personas de regreso al Adidas, yo incluido. Su falda satinada con estampado atigrado se mueve con el viento al igual que su acaramelada voz. Con sus lentes verdes parece que ve hacia el futuro; hay relativamente poco público, pero ella se desempeña como si lo estuviera haciendo frente a una gran masa – cosa que logrará pronto, su nombre comienza a aparecer cada vez más en eventos–. La anterior vez que tuve oportunidad de verla fue en el Ceremonia 2018; en medio hubo un gig trascendental en su carrera: abrirle a Kali Uchis en El Plaza.

A mitad de la actuación del show de Girl Ultra, me muevo al escenario principal para ver la recomendación de un amigo: Neneh Cherry. Hay poca gente todavía, la tarde comienza a morir. Broken Politics, lanzado hace un par de meses, es el álbum que la puso de gira. Confesiones sinceras en forma de rimas, mirada crítica de una sociedad que necesita ser más tolerante. Usa los movimientos naturales del cuerpo al desplazarse y bailar para proyectar más su voz. Su actuación más que bailable y desbordante invita más a la reflexión y al agradecimiento de estar vivos para disfrutar el momento presente.

Turno de la descendencia de la figura más emblemática del reggae y el movimiento rastafari. Con sus características rastas, Julian Marley acompasa el ritmo de la tarde. El tiempo se dilata en Trópico. Suave y melódicamente, Acapulco se transforma en la embajada del ritmo de Jamaica en México. Su ritmo trasciende fronteras, apenas el 29 de noviembre pasado, la UNESCO declaró al reggae como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Algunos aprovechan la complicidad de la noche para fumar un poco de weed; yo voy por algo de comer.

Mariscos, hamburguesas, tacos, pizza, burritos, comida vegetariana y más. Yo me decido por unas alitas botaneras en salsa búfalo mientas suena el reggae. Miro mi teléfono, más información del mundo exterior. Childish Gambino, Drake, Beck, Dua Lipa, St. Vincent, Pharrel Williams y TOKiMONSTA figuran en la lista de nominados a los premios Grammy 2019. El resto nombres que me suenan, pero cuya música no he querido escuchar; quizá eso explica porque me entero un día después del anuncio oficial. En fin, la gran industria musical y los públicos masivos.

27% de pila. Debo cargar la batería de mi teléfono. Camino al Centro de Medios paso "Mirando a las Muchachas" en el escenario Adidas. El IMS se trae una fiestota. Camilo Lara sabe cómo enganchar al público. Extraño fenómeno, en cualquier festival siempre convoca a mucha gente; pero los actos individuales no se le dan.

Mientras mi celular recupera energía y yo bebo una cerveza, veo a Girl Ultra, Laid Back y al líder de Antibalas dar entrevistas con los pocos medios que hay. Circulan varios rumores sobre el acto sorpresa; los más optimistas dicen que será Metronomy

82% de pila; ya con eso la armo para lo que resta de la jornada. Saliendo del área de medios se escucha un beat potente y callejero. Álvaro Díaz se desplaza como una lagartija sobre las tarimas del Adidas. Va de un lado para el otro y de arriba para abajo. Siempre que puede, el boricua agradece a México por abrirle las puertas. Justo despide su set con el tema que le dio proyección internacional: "Super Xclusivo".

Medio año después de su presentación en la CDMX como parte de la Semana Indie Rocks! 2018, Antibalas regresa a México para bien vibrar a Acapulco. En su colorido afrobeat existe la paz, la esperanza y la fraternidad. Es una orquesta muy completa que ejecuta con precisión. Los 11 músicos sobre el escenario expresan la alegría de vivir a través de percusiones, cuerdas y vientos. La energía, actitud y movimientos del líder me hacen pensar en Rafiki (El Rey León). Es como un guía espiritual que usa la música como vehículo que trasciende todas los idiomas para compartir conocimientos, sonidos de la naturaleza que resuenan desde tiempos ancestrales.

Ha llegado el momento del acto sorpresa. Suena un acordeón, de inmediato todos nos damos cuenta de quién se trata: Celso Piña. "Cumbia Sampuesana" para aflojar el esqueleto. Con su fusión de ritmos y guiños intergenéricos, "El Rebelde del Acordeón" tiene bien posicionados varios ritmos en el imaginario colectivo.Todos bailan. La peculiar mezcla de norteño con sonidero y destellos tropicales genera mucha emoción. De pronto hay cada vez menos espacio entre personas, la temperatura vuelve a subir. Piña hace una pausa para dedicar unas palabras al escritor colombiano Gabriel García Márquez, dedica la siguiente pieza al pueblo de ensueño de su obra magna: "Macondo". De pronto todos se saben la letra y cantan, "Los Caminos de la Vida". "Cumbia sobre el Río" y esto se transforma en una fiesta total.

Directo desde Nueva York, llega el Hip Hop de De La Soul al puerto. El trío es ultra conocido por sus colaboraciones con Gorillaz, "Feel Good Inc." la más famosa. "Superfast Jellyfish""Momentz" son otro par de tracks junto a la banda virtual más famosa del mundo. Los nombres de Beastie Boys, David Byrne, Little Dragon y Snoop Dogg también figuran en su lista de colaboraciones. Su presentación arranca con algo de scratch, luego un beat mordiente. Tras sentir el ritmo por unos minutos, saltan los "Fuck Donald Trump, Fuck Trump... Fuck that puta" a dos voces voces. El proyecto que lleva más de 30 años viajando por el mundo y tocando para gente de muchas culturas, reconoce que las políticas del presidente estadounidense están muy jodidas. La gente pone las manos en el aire en señal de comunión y así despega una intensa sesión de rap con sabor a funk.

Domingo.

Se viene el acto estelar, es momento de ir por otro trago. Me muevo antes de que termine el set de los neoyorkinos para evitar el tumulto y las filas en el baño, el cashless, y la barra. Ya listo para el plato fuerte del festival. Regreso a tiempo para ver cómo es montada la enorme bola disco, mientras reviso. TW. Cruz Azul pasó a la final de la Liga MX; el "cometa más brillante" del 2018 se puede ver a simple vista. Reviso la bóveda celeste sin éxito, aunque el cielo está sumamente despejado el brillo de la bola disco se roba mi atención.

Las canas se respetan. Con paso lento y parsimonioso, Giorgio Moroder hace su arribo a la tornamesa. En perfecto español agradece la oportunidad y dice "A ver qué sale esta noche". Tal cual, venía más en plan de selector. Tenía muchas expectativas del live de la leyenda de las pistas de baile. Tras comprender que solo pondría rolas de modo aleatorio y sin gran mezcla, decido suspender el juicio crítico y dejarme llevar por el ritmo al igual que el resto de la gente. Qué importa si esta noche no viene muy inspirado, se respeta su posición dentro del universo musical. Los pasajes por Bee GeesKylie Minogue y Daft Punk fueron de los momentos más bailables y dulces. Con "Call Me" de Blondie se despide agradecido. Ojalá haya otra oportunidad de verlo.

Trópico está en su clímax. Antes de que llegue Black Madonna decido dar un último recorrido por el festival. En el Adidas, Jennifer Cardini tiene electrizado al público con un house semi-industrial. Camino buscando el Pop-Up Club donde está tocando Rosa Pistolas y en cambió me topo con el Club Rhonda, una carpa pequeña en la orilla de la playa. La entrada está enmarcada por un par de palmeras y un letrero neón. Dentro es como una almeja, del techo cuelga una especie de bola disco en forma de piernas femeninas. Los azules y morados se amplifican a través de los pequeños espejos. Iñigo Vontier se luce con un set electrónico, burbujeante y oscuro como las profundidades del mar. La arena suave sobre los pies descalzos la brisa marina, la noche a pleno. Mi momento favorito de Trópico 2018.

Miro el reloj; salgo de prisa. No quiero mirar atrás, tengo una sensación de ensueño. Temo que si volteo la mirada, el Club Rhonda desaparezca como si de un espejismo se tratara. Decido atesorar el recuerdo. El final de Black Madonna fue robótico y subliminal. Una voz robótica nos da consejos sobre cómo subvertir el orden estructural de la sociedad y divertirse sin complicaciones.

Las jornadas en el escenario principal quedan oficialmente cerradas. La fiesta seguirá todo lo que resta del domingo. En el Escenario Playa, los más fiesteros recibirán el amanecer; seguirán bailando el la pool party a mediodía y, por la tarde se mudarán al Adidas para rematar. Es todo para nosotros; debemos volver a la Ciudad de México, a la cotidianidad. ¡Hasta el próximo año, Trópico. Gracias por tanto!

Faire en Foro Indie Rocks!

Energía e irreverencia con Faire.

Estamos a poco tiempo de que acabe el año, y las sorpresas musicales no terminan, HIPNOSIS junto con Trocadero nos siguen demostrando que llegaron para presentar actos llenos de fuerza y nos llevaron a una noche fuera de este continente con Faire.

Después del par de bandas teloneras que llenaron de ruido y punk la pista de baile, casi a la medianoche las cuatro figuras que conforman al grupo francés Faire se iluminaron, para desatar el baile desde el primer minuto, con sus potentes arreglos con reminiscencia de new wave y guitarras delirantes. La irreverencia punk forma parte de esta banda y con teclados al aire y contorsiones desenfrenadas, para su segundo tema una ráfaga de burbujas de jabón los rodearon, un acto dulce que contrastó de la mejor manera con el éxtasis que comenzaba a reinar sobre y bajo el escenario.

Con un saludo en español, que sorprendió a más de uno esta banda se sentía más que agradecida por el recibimiento y dieron paso a presentar el tema “Christiane”, que comenzó como el recital de un poema doloroso, para dar paso a una canción desenfrenada que al ser iluminada con una luz roja el sentimiento de estar en un pub europeo en el centro de una nueva evolución musical, aumentó.

Estos franceses dominaban el escenario, se cargaban en hombros entre ellos, subieron a sus fans a tocar las percusiones con ellos, cambiaban de lugares, se subían a sus instrumentos, se preparaban para “Mireille se rappelle” una de las canciones más famosas de Faire y que fácilmente podría musicalizar una capítulo de Skins por la velocidad y fuerza.

Para la mitad del show, ya no había espacio para la ropa ni el control, rompiendo la barrera entre el público, los integrantes cantaron con ellos e hicieron el clásico crowd surfing deleitando a todos los presentes con la totalidad de su álbum C'est l'été.

Si bien el Foro no estaba abarrotado, la euforia sí se encontraba al máximo. La energía que los cuatro integrantes de Faire desbordaba sobre el escenario era impresionante. La música no conoce de lenguajes y aunque muchos no podían corear los canciones de estos franceses, los brazos al aire denotaban la catarsis que los franceses provocaron. Sin duda una de las bandas que hay que seguir, por su increíble propuesta.

Iceage en SALA

El enigma, poder, y eclecticismo musical detrás de un show de Iceage.

La última vez que vi a Iceage no pude escuchar bien durante tres días, esta ocasión no quedé sordo, pero la energía y pasión que proyectó en vivo fue la misma, esa actitud tan espontánea y sincera de interpretar su música y de comunicarse con el público logró llevarnos por un estridente viaje de 16 canciones que confirmó el glorioso regresó de Iceage a México después de cinco años de su presentación en el festival Corona Capital.

Antes de que empezara el concierto, podíamos ver entre el humo el logotipo de la banda en lo alto del escenario brillando, como una confirmación de lo que estábamos a punto de presenciar. “Hurrah” fue la primera de la noche y entre la potencia de la canción, casi al final, el sonido de la guitarra de Johan Surrballe desapareció, pero el show continuó, para así dar la bienvenida a “Pain Killer” y “Under the Sun”, de su disco Beyondless también. Hasta este punto se podía notar la tensión entre la banda por las fallas técnicas y el público permanecía un tanto fuera de espacio.

La hermandad es algo que se refleja dentro de la banda, siempre están pendientes del otro, y después de una palmada de apoyo en la espalda de Johan por parte del vocalista Elias Rønnenfelt, Beyondless siguió sonando en todo su esplendor con “Plead the Fifth”. Después de una pausa, en la que Elias dijo estar feliz de regresar a nuestro país después de un largo tiempo, “The Lord’s Favorite” del disco Plowing Into the Field of Love, abrió ese momento en que la energía explotó por primera vez y el slam y headbanging se hicieron presentes, mientras Iceage demostraba por qué son los favoritos del Señor.

La actitud de la agrupación es sincera y seria, pero penetrante, Elias siempre establece más contacto con la gente, pero el contacto no solo es físico, también establece penetrantes miradas que se esconden detrás de su cabello o realiza su característico baile moviéndose de un lado a otro mientras sostiene el micrófono con una mano y cable, mientras brinca dando vueltas sobre un pie por todo el escenario. “Thieves Like Us”, “Beyondless” y “The Day the Music Dies” fueron otras canciones que sonaron de su reciente disco, y aunque Iceage hizo un buen trabajo, no pudimos escuchar “Beyondless” con total fidelidad al faltar instrumentos como el violín y saxofón.

Incluso pudimos escuchar “Balm of Gilead”, un sencillo que sacó recientemente y que surgió de una colaboración con The Black Lips, banda con la que continúan de gira por Estados Unidos. “White Rune” de su disco debut New Brigade nos transportó en el tiempo a un viejo sótano perdidos entre la intensidad del punk y el sudor en nuestros rostros, mientras Elias viajaba por todo el lugar impulsado por los brazos del público.

Después el sonido country rock de “Abundant Living”, impulsado por la potencia de su batería y el profundo sonido del bajo de “Morals”, acompañado de la destructiva “Ecstasy”—estas dos últimas de su álbum You’re Nothing—, crearon un ambiente caótico y ruidoso, junto con los gritos de Elias mientras cantaba “pressure, pressure, oh god no, pressure”, que salían como lamentos que no podían ser contenidos ni un momento más en su cuerpo.

Cuando los primeros acordes de “Catch It” comenzaron a sonar todos estábamos extasiados, esperando ese punto que terminaría por destruir el lugar. Y así fue, el rechinar de las guitarras hizo explotar nuestros cerebros y lo único que podíamos decir era “you reel in then you catch it, catch it, catch it, catch it, come make me real”, mientras Elias sostenía los brazos del público como señal de unión. Esa canción marcaba el final, pero los asistentes querían más y comenzaron a gritar “Iceage, Iceage” al mismo tiempo que daban golpes sobre el piso del escenario y la banda no tardó en regresar para realizar un encore y agradecer mientras Elias lanzaba besos hacía el público.

Iceage nos dio un puñetazo en la cara lleno de honestidad, talento y mucho rock que se impregnó en nuestros cuerpos y mentes y creó un espacio en el que todos fuimos un mismo ente disfrutando de la música.