Ciudad: CDMX

Nick Cave & The Bad Seeds en el Pepsi Center WTC

La elegancia sobre el escenario. Nick Cave regresó para absolver nuestras almas.

¿Cómo te preparas contra lo inevitable? La muerte de un familiar llega como un balde de agua helada. Como si cientos de cuchillos te atravesaran el corazón y no tuvieras la oportunidad de defenderte, un dolor el cual nadie está preparado para recibir, ni debería de estarlo. Una pena que quema y destruye una pequeña parte de tu alma. Que aunque es el ciclo de la vida, nunca se sabe con exactitud cómo reaccionar ante su irremediable llegada. Han sido tres años de continua pesadumbre para Nick Cave, con la lamentable partida de su hijo de 15 años, el músico australiano reflejó su dolor en Skeleton Tree, un excelso material de larga duración que rayó en lo sublime por casi 40 minutos. En esta ocasión escuchamos una vulnerabilidad en la voz de Nick, que lo hizo llevar su carrera a otro nivel. Ya no estaba enojado, ni tenía esa rabia en la piel. Confeccionó un tributo a su sangre y nos invitó a unirnos a su pena. Desconcertante y profundo, las letras penetraban en el abismo. Una fúnebre despedida que era necesaria, y en la cual todos empatizamos con la situación y aceptamos la invitación.

Ayer después de cinco años de espera, Nick Cave volvió a México, y con ello llegaba otra pregunta: ¿qué sería distinto de su show pasado? La respuesta llegó desde el primer minuto: Todo, absolutamente todo. Con 15 minutos de retraso, las luces se apagaron por completo en el recinto para que "El Diablo" y sus seis discípulos llenaran de oscuridad la capital. Con una tétrica entrada, “Jesus Alone” fue el primer tema que inundó nuestros oídos. “With my voice, I am calling you”, sentenciaba con el verso el cantante de 61 años a sus seguidores mientras una gigante imagen en blanco y negro de él sobre el escenario se reflejaba en una pantalla trasera. Nos estaba invocando, la ceremonia había comenzado. Con un público enardecido, el músico vestido completamente de un elegante traje negro hizo un ademán para que el lugar quedara en un silencio sepulcral. Ssssshhhhhh. El escenario era suyo, y “Magneto” hacía gala de presencia. Algunos celulares se entrometían entre la vista, pero la mayoría guardábamos respeto, creíamos que era un digno momento para alejarnos de la tecnología. Un blues completamente desgarrador, una urgencia abrumadora de matar apagada por el movimiento del amor. El barítono retumbaba en el lugar, las leyendas eran ciertas: los vampiros eran reales.

Y es verdad, el audio dejaba bastante a deber, pero cuando llegó la tercera canción mejoró considerablemente. Nick preguntaba, nosotros gritábamos: “Do You Love Me?”. Un escenario vestido en rojo nos hacía recordar el icónico Let Love In. Después de la interpretación del clásico, “El Diablo” se transformó con “From Her To Eternity”, pateó sus notas, aventaba su micrófono, se arrodillaba enfrente del público. Gritaba y escupía hacia el piano que tocaba esporádicamente junto a Warren Ellis. Algo lo poseía por completo y nosotros éramos partícipes de ellos. Segundos después, cuando se creía que la calma reinaría en el lugar, un demonio esperaba afuera de nuestra puerta, “Loverman” empezaba a sonar en lo alto. Hay que recalcar algo en este punto, Nick es una bestia. Su cuerpo emana una energía impresionante. Caminaba, bailaba alrededor de sus músicos, se acercaba al público y los tomaba de las manos, un auténtico show man. Enseguida de terminar con su anécdota de ultratumba, sonaba otra irremplazable de su carrera: “Red Right Hand”. El escenario cambiaba nuevamente de color, ahora las luces se tornaban con un fantasmal tono azul. El vampiro relataba historias de su etapa más lúgubre. Y sus seguidores, recibían con ardor en su cuerpo las letras del salvaje artista nacido en Warracknabeal.

Terminando con el feroz bloque, la calma llegó con Nick tomando el piano por asalto. “The Ship Song” sonaba y el silencio volvía al venue en cuestión de segundos. “We make a little history, baby”, cantaba el líder de The Bad Seeds mientras algunas parejas se tomaban de las manos, otras se abrazaban y besaban, un conmovedor momento invadía lugar. Con un aire cálido, a todos se nos olvidaban por un momento nuestros problemas, el ritual había comenzado, ¿y no es acaso ese el propósito de la música? Ciertas veces solemos olvidarlo, ayer lo recordamos cuando todos coreamos al unísono “Into My Arms”.

Con los sentimientos a flor de piel, Nick Cave nos platicaba sobre los momentos en los que se había derrumbado, donde caer a la lona era un habitual en su vida, “Shoot Me Down” llegaba de sorpresa, y a nosotros también nos derrumbaba escucharlo cantar con tanta conmoción. Y cuando se creía que los ánimos por fin subirían, la banda retomó el Skeleton Tree para interpretar “Girl In Amber” y “Distant Sky”, esta última con la participación de Else Torp, tanto en voz como de manera virtual, proyectando su imagen en la pantalla trasera. La voz de la soprano danesa es impresionante, se te eriza la piel instantáneamente al escuchar el melodioso canto. Una forma increíble para terminar el nostálgico bloque.

Y sí, algunos estuvimos al borde de las lágrimas cuando llegó la tormenta “Tupelo”. Un huracán que nos hizo olvidar los 20 sensibles minutos que habían terminado hace apenas un momento. Nick por fin se despojaba de su saco, se quitaba el chaleco y su pecho quedaba al desnudo con una cruz dorada llena de sudor. Una gran bestia se acercaba, una nube negra venía de cerca. Una curiosa analogía por el clima que cubría la capital. Con un “This is a story, about some girl call Bee”, la banda interpretaba “Jubilee Street” y todos volvíamos a enloquecer. Es de verdad impresionante presenciar en directo las facetas que viven dentro de Nick Cave. Brilla y complace, y en un parpadeo vuelve su desdeñado e insolente alter ego a apoderarse de su cuerpo. Es irreverente y parece que tiene 28 años nuevamente. Algo fuera de lo común yace en el australiano.

Ya habíamos escuchado clásicos y temas nuevos, en muy poco tiempo se vivía de todo en el show del vampiro y “The Weeping Song” auspiciaba un cercano final. Es difícil no imaginar la voz de Blixa Bargeld acompañando los versos, pero la transformación de epílogo que le ha otorgado el frontman de la banda al tema es simplemente brutal, convirtiendo los casi cinco minutos de duración al doble puesto que se baja del escenario a conectarse con el público. Arriba de la consola de audio, Cave daba indicaciones de cómo aplaudir para acompañar el ritmo de la canción, sin duda un momento memorable del concierto.

Antes de su regreso a las tarimas, el bajo de la inconfundible “Stagger Lee” ya retumbaba en el lugar. El artista subió, pero parte del público lo acompañó, al menos unas 30 personas arribaron al escenario para acompañar a The Bad Seeds en la interpretación del tema. El vampiro jugaba con ellos, les cantaba al oído y por un momento una chica lo tuvo de frente retándolo como si fuera un acto histriónico. Lo mismo sucedió con “Push The Sky Away”, pero ahora el pequeño grupo que estaba arriba los mandó sentar, mientras todos en el lugar empujábamos el cielo con nuestras manos. Pocas veces puedes sentir tanta conexión con un músico, ayer fue uno de esos días que mágicamente sucede. Y con una despedida de escasos cinco minutos, los elegantes artistas australianos volvieron para un encore de tres canciones: “The Mercy Seat”, “City of Refuge” y “Rings of Saturn”, la última mencionada con un Warren Ellis haciendo los característicos coros de forma muy graciosa.

Puedo asegurar que ayer se vivió uno de los mejores shows del año, y que también pudimos presenciar uno de los mejores sets en la carrera de Nick Cave & The Bad Seeds. Se le veía ecuánime, se le veía feliz al vampiro. Descubrimos que regresar al escenario le limpió el corazón, llevando su música a un plano sentimental muy distinto a lo que nos tenía acostumbrados. En dicho trayecto tuvo la gentileza de absolvernos el alma y elevarnos con él. Todos sufrimos, pero tú nos has enseñado a sobrellevar cualquier guerra sin caer derrotados. A luchar hasta el último aliento sin mirar atrás. Gracias por tanto Nick.

 

Johnny Marr en El Plaza Condesa

La Luz que nunca se apagó: Johnny Marr.

Soy de los que piensa que vale más un compositor e instrumentista que un frontman letrista. Soy de los que necesitaba presenciar a Johnny Marr en su etapa más sólida post The Smiths y comprobar también, que aquellos clásicos de los años 80, son de él como máximo portador. Y había sido una larga espera para la talla de personaje que significa y por ser, sin temor a equivocarme, uno de los mejores y más característicos guitarristas de la historia, esta vez, al frente, en singular, no como un componente más como lo fue en The The, Modest Mouse o The Cribs. Y, ante la competencia que había unos kilómetros alrededor con Nick Cave en el Pepsi Center WTC, seguro que fue factor para permitir, que los que estuvieron en El Plaza Condesa a un 70% de su capacidad, se hayan dado cita porque son fieles seguidores y sabedores de la figura que pisaría el escenario.

Elegancia, porte, carisma, arrogancia. Son muchos los adjetivos para describir a Johnny tan solo cuando han pasado unos segundos de verlo saltar al escenario, pero antes de cualquier cosa y con los gritos a tope, habla con la guitarra, preparando el estallido inicial con “The Tracers” y por si alguien pondría en tela de juicio como podrían desencajar sus canciones recientes con clásicos de la era The Smiths, “Bigmouth Strikes Again” fue la primera carta jugada dejando claro que además de todo, tamaño de cortes los ha hecho aún más suyos con su imperativa guitarra y una voz que la entona sin restarle un ápice a su herencia.

Marr es una encantadora e imponente mezcla de personalidades. Se para con arrogancia con su Fender Jaguar colgando a la altura de su cadera para “Hey Angel”, presume su habilidad levantando el instrumento cuando suelta algunos esas afiladas notas en “Jeopardy”, baila como ninguno, con su esbelta figura, pasos precisos y pasa frente al micrófono para exclamar las escasas palabras de “New Dominions” y así con los ojos cerrados, con los trastes y seis cuerdas en su mente libera con exactitud sus riffs. Presenta una “Disco Song From Machester, England” con un cover de su etapa en Electronic, que ha hecho totalmente suyo en las giras llamado “Getting Away With It” y pone al círculo central a brincar con éxtasis. Nos deja sonidos lúcidos con “Hi Hello”, sin olvidar su papel doble como estrella de la guitarra, frontman y vocalista, se pasea de un lado a otros, se baña de aplausos con “The Headmaster Ritual” y conecta incluso con la mirada de algunos fans retando, advirtiendo que siempre habrá más de su magistral guitarra, y siempre, lo hubo; con poder en “Bug”, con el dinamismo de “Easy Money” o con la sublime ejecución de “How Soon Is Now?”, donde parecía que nadie sabía que hacer, si dejarse llevar, si cantar, si poner atención a la guitarra, a los pasos con los que Johnny bailaba a ritmo que tocaba o incluso pecar de grabar para llevarse unos segundos de ese momento.

“Johnny! Johnny! Johnny!”, el público quería agradecer pero a veces el de Ardwick no lo permitía, no porque no dejara jugar su papel a los presentes, sino porque en una ocasión mostró nervios, pena, sonrojo por el calor del público mexicano que quizá no se esperaba. Incluso después se hizo parte del juego y pedía que le dijeran qué canción tocar, pero eran tantas las peticiones y los gritos, que era un cuento de nunca acabar.

Sin embargo, volvió del encore para cerrar con broche de oro. Demostrando y dejando claro que él puede con canciones como “There Is A Light That Never Goes Out” que se cantó al unísono, pero también, no tenía que irse con un hit que todos auguraban, ese lugar lo tuvo “You Just Haven’t Earned It Yet, Baby”, y que al termino, cuando los músicos que acompañaban salieron de escena de inmediato (y que dicho sea de paso, nunca figuraron), Johnny Marr se tomó unos segundos para agradecer, haciendo poses frente al escenario –hasta graciosas– para dejarse querer y recibir cada grito de agradecimiento y aplauso.

Marr no necesitó abarrotar su setlist de canciones de The Smiths, y pudo hacerlo. Fueron cuatro y un par de su época en Electric y el resto estuvo muy centrado en su más reciente Call The Comet. Dejando para muchos, algunas faltantes de su debut The Messenger u otro par de Playland. Aún así no hay queja alguna por lo sucedido; al fina, caras de felicidad, emoción a tope, imágenes para llevarse en la memoria y rogar que nunca se borren. Esas fueron las reacciones de Johnny Marr en El Plaza, una experiencia que esperamos no tengan que pasar años (como lo fue cuando vino con The Cribs) para volver a repetirse en México.

Ilan Rubin ofrece su primer master class en CDMX

¡No te quedes fuera, abrieron sólo 100 lugares!

¡No te pierdas la primer master class impartida por el baterista de los Nine Inch Nails, Ilan Rubin! Se llevará a cabo el 6 de octubre en el Centro de Artes Vivas, tendrá una duración de 3 horas, dará inicio a las 12 del día y podrás aprender de la experiencia del increíble músico.

No te quedes fuera, ya que el evento solo albergará a 100 asistentes, y el costo del boleto será de $3,000. Durante la clase se hará una sesión de pregunta-respuesta, habrá ejercicios prácticos, además de que incluye meet & greet con souvenirs conmemorativos.

El músico estadounidense comenzó a tocar desde los 8 años, a partir de allí su carrera ha ido formándose alrededor de la música, pues también es un talentoso guitarrista y pianista. Ha colaborado con bandas como Nine Inch Nails, The New Regime, Angels y Airwaves.

Ve a disfrutar de la primer master class de uno de los músicos más influyentes de la escena internacional donde Ilan Rubin compartirá sus experiencias a lo largo de su trayectoria y pondrá a tu alcance el conocimiento y técnica necesarios para triunfar.

Por otro lado Nine Inch Nails se presentará en el festival Corona Capital 2018.

10 años de Cassava Roots en el Foro indie Rocks!

La fiesta de ayer por la noche fue un estallido de música, color y té en el que los que asistimos a este evento pudimos disfrutar de tanto que era demasiado.

La idea de una fiesta de aniversario de Cassava Roots sonaba tentadora así que cuando nos invitaron la curiosidad se apoderó de nosotros y decidimos ir a presenciar de esta celebración. Al pasar el registro parecía que no estábamos más en el Indie Rocks! sino en una especie de callejón gitano en el que carpas de lectura de tarot, personajes circenses como mimos, enanos y arlequines corrían y deambulaban de un sitio a otro mientras sus sonrisas te daban la bienvenida a un aquelarre lleno de la esencia de Cassava Roots.

Eran las 19 H. y en el vestíbulo tres street artists pintaban muros enmarcados en los que el aerosol comenzaba a definir formas que sugerían siluetas femeninas y cráneos marchitos. Llegando al patio la emoción se sentía a flor de piel mientras un concurso de rap freestyle se llevaba a cabo en vivo. Por lo menos un ciento de personas se encontraba abarrotando ese pequeño espacio gritando y aplaudiendo las rimas de cada uno de los MCs que trataban de obtener el premio del primer lugar.

Vasos con bebidas llenas de tapioca, mezcal o cerveza chocaban entre sí mientras las risas y conversaciones de las personas inundaban el ambiente de este mini festival.

Era la hora de entrar al foro y ahí encontramos a Le Knevett, banda ganadora del concurso de bandas organizado por Cassava en Bajo Circuito, quienes con una mezcla de math rock y melodic hardcore comenzaban a calentar los ánimos y preparar el ambiente para el resto de la noche. Me parece pertinente decir que son una bandota, pues aunque son cuatro chicos con apenas veintitantos tocan con una energía y una precisión que muchas bandas de trayectoria ya quisieran poder presumir.

La noche seguía y la banda icónica de Cassava Roots: Black Pearls tomó el escenario para acelerar el ritmo y hacer a más de uno saltar con su punk noventero. La capacidad del foro estaba apenas a la mitad, pero las personas que se encontraban dentro se notaban disfrutando y alegres. El público era diverso: desde jóvenes entre los veinte y los treinta, hasta señores de acompañados de niños pequeños.

Uno de mis momentos favoritos de la velada fue la presentación de Young Tender, estos regiomontanos que con su sensualidad y frescura nos hicieron bailar y cantar durante casi una hora. Aunque la gente no llenaba el recinto se podía ver a parejas bailando y podía sentirse una atmósfera embriagante mientras canciones como “Si No Vas a Ser Tú” y “Tokyo” sonaban y se mezclaban con las luces del escenario. Sin duda siempre es una delicia escucharlos en vivo.

Caminé por el lugar, tomé un par de cervezas y cuando regresé a la pista Seguimos Perdiendo estaba a punto de hacer estallar el Indie Rocks! Las guitarras estridentes, el bajo de fondo y la batería reventando las bocinas consiguieron elevar mi ritmo cardíaco. Mucha gente comenzó a salir y los que se quedaron parecían adormecidos, hasta que el tipo que estaba enfrente de mí comenzó a saltar e incitó a que un minúsculo mosh pit comenzara a tomar forma frente a la tarima. Para cuando “Corre corre corre” sonaba la gente ya estaba completamente en ánimo.  Al final el desmadre, cuando menos en la parte delantera, estaba a cien y la gente estaba teniendo una fiesta llena de puños, codazos y uno que otro patín… todo al vertiginoso ritmo de ese punk tan característico de los Seguimos Perdiendo.

Para cerrar con este evento, llegaba la Banda Bastön que después de un par de fallas técnicas comenzó su show no sin antes cantarle las mañanitas a su frontmant: Muelas de Gallo. El show estuvo lleno de raps y fue una cátedra de rimas por parte de y de scratches y dj’ing a cargo del Dr. Zupreeme. Temas como “Quíubole”, “Este Espíritu” y “Cárcel” nos hicieron bailar y mover el cuello al tiempo que la noche llegaba a su fin.

Sin duda una fecha que no fue sólo importante para Cassava Roots sino para todos los que asistieron al foro ubicado en Zacatecas 39, en la Roma Norte y que formaron parte de una celebración tan especial.

Reyno en el Pepsi Center WTC

Reyno y su respuesta para respirar entre dos mundos.

Hace poco menos de un mes, Christian aprovechó el estreno de "Levedad" y conversó con Indie Rocks! Durante la entrevista, el vocalista y guitarrista de Reyno dio algunos detalles del kick off que sus seguidoras y seguidores podían esperar durante su presentación en el Pepsi Center WTC: Un repertorio de sus tres álbumes de estudio ambientado en un escenario que permitiera mantenerse en una espiral anímica y sensorial.

Además de la promesa de un diseño visual atractivo y de una experiencia sonora que atravesara por temas de Viaje Por lo Eterno, Dualidad y Fuerza Ancestral, el "tirar la casa por la ventana" incluyó la participación de Tessa Ia, Marcela Viejo y Daniela Spalla. La euforia por escuchar por primera vez el contenido de Fuerza Ancestral y por revivir la atmósfera del sold out del Teatro Metropólitan se hicieron visibles con la energía con la que se entonaron los elogios a Tessa y Marcela mientras sonaban "Acicálame", "Pantano Mexicano" y "Desde Mi Imaginación".

Tras despedir a Marcela Viejo con "Pequeñas Promesas", el público —integrado en su mayoría por parejas jóvenes— comenzó a apretujarse. "Amiga, si te llega un empujón, te juro no fui yo. Atrás de mí tengo a todo el ejército", se alcanzó a escuchar entre una de las primeras filas. Los 20 minutos en los que el staff se encargó de preparar los instrumentos sirvieron para realizar todas las actividades previas al espectáculo: Colarse por espacios diminutos para tener mejor lugar —No le hace, sí cabes. Yo ya entré—, comprar algo de beber, acomodarse los tenis —Me voy a poner loco. Mejor me amarro las agujetas—, planear el trip para el Festival Catrina, y ¿por qué no? comenzar a preparar la voz para el momento en el que Pablo, Christian, Ale, Santiago, Carlos, Rojo, Matías y Alonso se integraran a la vibración y turbulencia continua del Pepsi Center WTC.

Los ensayos de porras y de los versos de "Hasta El Último Día" entre los círculos de fans evidenciaron su potencial cuando al apagarse las luces se escuchó un estruendoso '¡Oe-Oe-Oe, Reyno, Reyno!'. El clima entre diversos coros y puños se propagó hasta convertirse en el limbo de la eternidad, el cual dio inicio con las primeras melodías de "Horizonte".

Posterior a mecerse entre las metáforas de la luna, el sol y el viento, Christian admiró la presencia y el tamaño de la familia Reyno. "Sin ustedes, nada de esto sería posible" expresó segundos previos a sorprender a las y los presentes con tres temas de Dualidad. Los ocho minutos en los que sonaron "Pacífico" y "No Olvidé" prepararon los pulmones y el estado emocional de la audiencia para dar apertura a las primeras melodías de "Fluye".

Todos aquellos que estuvieron presentes en la Plaza de la Mexicanidad y el Centro Dinámico Pegaso son testigos de que los momentos en los que se entona "Lo pasado ya es pasado y el presente está en mi piel" plantean la posibilidad de que las plantas de los pies sean absorbidas por la tierra y que los tonos de sus voces permitan derrumbar el cielo. A su vez, el equilibrio armonizado de "Fluye" estuvo representado por la mención (implícita y explícita) de los nombres de algunas y algunos ex al momento que sonaba "yo te deseo lo mejor, que todo salga bien y mucha suerte". 

La ruptura con el hilo de los temas de Dualidad estuvo representada por el acompañamiento de Daniela Spalla en "Amor Lúcido". Si bien la intérprete de "Pinamar" advirtió de su presencia, la dupla entre el estilo setentero de Spalla y el performance acústico de Christian ocasionó que la construcción de una atmósfera lírica compuesta por nubes, sueños y melodías de balada formara parte de la realidad.

Al igual que su música, las presentaciones en vivo de Reyno hacen referencia a los vocablos que describen su trayectoria artística: Dualidad y fuerza. La confrontación entre las estrofas y rimas de "Me Desprendo", "Remi" ,"Me Voy" —tema que no habían tocado en tres años— y "Control" demuestran que es posible destruir las cadenas, entregarse al amor y soltarse a la vida aun cuando se está en medio del vacío. Posterior al ir y venir entre el arrepentimiento y la inmortalidad de los buenos momentos, Christian y Pablo decidieron encontrar un punto de equilibrio y comenzó a sonar "Fórmula", uno de los temas favoritos de la banda.

Seguido del encore —lapso en el que las y los fans aprovecharon para expresar su satisfacción y goce—, el reparto de las canciones se caracterizó por un diálogo conjunto entre Fuerza Ancestral y Viaje Por lo Eterno. El trayecto entre 2014 y 2018 estuvo representado por la energía fugaz de "Amarrado" y el tono poético de "Rayo De Luz". Previo al cierre —y desde las orillas del mar en "Lejos" hasta la psicodelia de los años 60 con "Química"— las y los asistentes experimentaron una marea de sentimientos referentes a distintas dimensiones de espacio y tiempo.

Para las primeras notas de "Ahrimán", la suma de todas las cosas dio como resultado una fórmula secreta que corrió por las venas de todos y que los convirtió en cenizas que acompañarán a Pablo, Christian, Ale, Santiago, Carlos, Rojo, Matías y Alonso en una turbulencia continua. Con un setlist de poco más de hora y media, Reyno dio respuesta a cómo respirar entre dos mundos: Moverse con una fuerza ancestral hacia un viaje por lo eterno.

(***)

Noche Post Rock en el Foro Indie Rocks!

Texturas y timbres fuera de lo ordinario.

Desde el 2015, la productora independiente de conciertos Violencia River se ha ido posicionando como uno de los representantes legítimos de la escena local de la Ciudad de México. Si alguna vez te preguntaste qué clase de agrupaciones de calidad podrían estar emergiendo, definitivamente tienes que asistir a cualquiera de sus eventos y se puede decir con seguridad que la Noche Post Rock estuvo lejos de ser una excepción.

Fake DesignersPoint DecsterIkiatari y Moonatic fueron las bandas encargadas de amenizar esta explosiva velada al adentrarse con éxito al mundo de sonidos que conforman al hechizante y frenético género denominado post rock.

Comenzando por Point Decster, que nos regaló un set sumergido en guitarras distorsionadas llenas de extravagancias acompañadas por la energía que genera la apasionada voz junto a la profundidad del bajo y la vehemencia alcanzada por la batería. La atmósfera orientada al shoegaze que esta banda logró crear en temas como "Chino Moreno" fue memorable.

Ikiatari le dio seguimiento a esta agraciada noche con un math rock de buen muy buen calibre. El frenesí que la baterista expulsó durante su presentación era contagiosa y los riffs que exploraban texturas y timbres bastante interesantes lograron construir una primorosa experiencia sonora.

Moonatic fue la agrupación que se encargó de mantener viva la atmósfera que los grupos anteriores habían ido generando con un sonido impredecible y cautivante. Particularmente me pareció extraordinario el trabajo de las voces, cosa que no habría funcionado sin el espléndido trabajo instrumental. Además, la mezcla de sonidos procedente de distintos géneros resulta en vivencia hipnotizante.

Finalmente llegó el turno del grupo Fake Designers, que basan todo su acto en la profundidad de la pura instrumentación que logra introducir una energía mesmerizante. Cosa que todos los actos de la noche habían logrado hasta cierto punto, pero que aquí alcanzó su clímax. Bien describen ellos mismos al concepto de su producción Silent Revolution como. "Un material que maneja el concepto de las luchas personales y cambios internos realizados para impactar también situaciones externas a las que el ser humano se enfrenta a diario, la Revolución Humana" y realmente es algo que transmiten de una manera bastante clara y acertada en sus presentaciones en vivo sin la necesidad de utilizar palabras.

En general, la Noche de Post Rock simbolizó un vistazo favorable a lo que se viene en la escena emergente del género y estuvo llena de verdaderos aceptos de la música que intenta hacer cosas diferentes.

 

 

Noche HIPNOSIS III: Reverbarion Radio + Boogarins + Las Robertas

La noche HIPNOSIS III promete avivar a la comunidad del garage en México.

El festival más importante de psicodelia en nuestro país nos ha dado ya dos encuentros, preparándonos para el gran evento. Pero un par de días antes, para que de verdad tengamos una semana alucinante y llena de euforia, se hará la tercer y última noche HIPNOSIS.

La cita es el 4 de octubre en el Foro Indie Rocks! con DJ sets de algunos del talento internacional del festival, como Allah-Las y Boogarins; al igual que Las Robertas. Además tendremos de presentaciones especiales de Acid Tongue, Oc Hurricanes y La Era de Acuario. El acceso se permitirá presentando tu entrada de HIPNOSIS.

Acceso $100 o con boleto de HIPNOSIS 2018.

Cabe mencionar que la idea inició con la petición de Allah-Las para dar un DJ set con su proyecto Reverbation Radio, pero que creció gracias a que varios artistas querían aportar algo y unirse a la comunidad stoner de México, entre ellos Las Robertas y Acid Tongue, que ya planeaban asistir al festival.

Es algo a destacar es que HIPNOSIS congrega y llama la atención de artistas, pues más que un festival o un proyecto, se está haciendo de México una capital del psych rock, así llegarán más grupos internacionales y habrá más exposición para las bandas nacionales.

Festival Off Limits 2018

Madrazo puro, música y slam, así el Off Limits 2018.

Punk. Hardcore. Death Metal. Y más punk. Así podría definir el Festival Off Limits, el cual por varias horas se convirtió en una horda de gente danzando, empujando y sudando sin control.

Se llevó a cabo en el 360 Venue, lejos, muy lejos, de las salas habituales para conciertos; sin embargo, fue el recinto ideal. Había espacio para todos, para aquellos que no dejaron de meterse al slam y para los que preferían verlo desde afuera. Sin duda, fue un sitio más adecuado que el del año pasado.

Tuvieron un ligero retraso en los horarios, pero eso no importó, todos, sin excepción gozaron de las bandas, los cambios entre una y otra fueron rápidos, no había que esperar demasiado y los ánimos no tuvieron tiempo de enfriarse.

Sect, bajo una luz roja, Vitamin X dio una cátedra de fuerza y locura. The Dwarves con Nick Oliveri en el bajo demostraron que los años no pasan en vano.

Pronto llegó el turno de Slapshot, una banda originaria de Boston que reventó el lugar con hardcore en estado puro, la gente pidió otra, el tiempo no lo permitió pero, vaya, fue bueno lo que duró.

La gente corría en un círculo gigante y al llegar el guitarrazo no demoraba en chocarse. Unos contra otros y al calmar la canción, chocaban sus manos, se abrazaban y no había rencores. Madrazo tras madrazo y nadie se calentaba, esa es la pureza del punk y el hardcore.

Darkest Hour fue una de las bandas que se llevó la noche, metal core y death metal melódico. El canto gutural de John Henry y la instrumentación no dieron tregua ni un segundo. En este momento del Off Limits la gente ya no sentía el cansancio, el hambre o los golpes del mosh pit, todo era cantar, volar encima de la gente o correr al ritmo de la música.

Youth Brigade bajó un poco los decibeles, pero mantuvo la fuerza y ese es otro punto que hace del Off Limits un gran espacio. Hay cambios entre géneros musicales, hay más riffs de un lado pero más potencia en las baterías, hay voces melódicas y guturales, pero todo el mundo las disfruta y se azota por igual.

La velada estaba culminando, los asistentes descansaban breves minutos entre banda y banda, pero, al primer “clap” de las baquetas volvían a sus formaciones y como si fuera una marcha militar respondían sin reparos.

Cuando llegó el momento de Terrorizer, la banda originaria de Los Ángeles, de death metal y grindcore. Desde el primer tema la gente explotó, las barricadas que separaban el escenario de la gente parecía que iban a vencerse pero resistieron. Canción tras canción demostraron porque siguen vigentes desde su reunión hace casi 10 años.

El momento cumbre se dio con Ratos de Porão, la banda brasileña de hardcore punk que brilló por su energía descomunal sobre el escenario. La agrupación es un referente en su país y para el público mexicano también, coreaban todas y cada uno de los temas y por supuesto, el mosh pit solo tuvo breves respiros.

Y para cerrar con broche de oro, No Fun at All, que desde 1991 han puesto a cantar y a vibrar a multitudes en cientos de escenarios, aún con sus pausas. Este conjunto proveniente de Suecia, fue el encargado de agotar la última reserva de energía de los asistentes y con ello la edición 2018 del Festival Off Limits terminó.

Madrazo puro, música y slam, un festival que debería repetirse una o dos veces al año. Traen bandas que pocas veces se pueden ver en el país, tienen detalles en cuestiones de producción, audio e iluminación, pero quedan en un segundo plano cuando las agrupaciones se entregan de esa manera.

The Vaccines en el Pepsi Center WTC

Nuestra casa es su casa: The Vaccines.

Jueves 27, de esos días raros donde sale el sol, y decides no cargar chamarra, llega la tarde y una nube gris cubre toda la ciudad, en seguida la lluvia comienza a alterar la movilidad y en fin, algo a lo que ya estamos acostumbrados, de pronto se hace de noche y es hora de partir al Pepsi Center WTC, un pequeño gran escenario que para muchas bandas representa un peldaño imponente, rumbo al ascenso a las grandes ligas, y para bandas extranjeras es como un “la estás armando en un país que los quiere”. Para los londinenses este escenario significa “México también es su casa”. Luego de su participación como headliner en el festival Pulso GNP en Queretaro, The Vaccines llega a la ciudad de México para seguir dándonos el placer de escuchar Combat Sports  el que para mí gusto, es un álbum nuevo con raíces viejas, aquí podemos recordar bastante de lo que fue What Did You Expect from The Vaccines?.

Los Blenders se encargó de empezar a calentar el escenario, mismo que lució un letrero bastante peculiar, papel brillante al estilo de los años 80 cubría la palabra The Vaccines, y la multitud empezaba a crecer justo para presenciar otro acto de los londinenses. Tras dar las gracias, Los Blenders dejó al público para dar paso a The Vaccines, fue cuando una luz morada acompañada de una melodía tétrica, atrajo la atención de todos los asistentes, gritos y caras de expectativa llenaron el Pepsi Center WTC, sin esperarlo, toda la escena se convirtió en una pista de baile cuando sonó "Dancing Queen" –really?– tarareando el coro que todos nos sabemos por nuestros papás, tíos etc, la multitud bailaba y por un segundo nos remontamos un tonto a películas tipo Saturday Night Fever, ¿era eso lo que quería lograr la banda? en fin, cuando el humo se hizo más espeso, Justin Young, Freddie Cowan, Árni Hjörvar, Timothy Lanham y Yoann Intonti dieron inicio a lo que fue, un concierto enérgico y por demás bailado por el público. "Nightclub" fue la pieza con la que comenzó todo este espectáculo, bastante bien elegida para apropiarse de cada uno de los espectadores, y no soltarnos hasta el final.

Era bien sabido, para todos los asistentes, que temas como “Wreckin’ Bar”, “Teenage Icon” y “No Hope” son sinónimo de euforia, saltos hasta el techo y pulmones cansados de cantar, mientras algunos escapábamos del slam que los más entusiastas armaron mientras el ímpetu de Young se desbordaba por la orilla del escenario aumentando la adrenalina traducida en saltos y empujones descontrolados. Para la primera media hora del concierto, el calor ya empapaba la ropa, entonces otro tipo de calor, no sofocante, sino embelesador vino con "Wetsuit", donde más de uno cerró los ojos para enredarse en la voz de Justin que acariciaba a su público y nos remontaba a sus inicios en 2011.

Lanzando miradas sugerentes, cantando a cada parte, de extremo a extremo del escenario, Justin Young fue, una vez más el frontman entregado al momento, modulando su voz con cuidado y a su gusto, mientras simpatizaba con los espectadores. Varias fueron sus palabras para el público mexicano, pero justo antes de presentar “Your Love Is My Favorite Band”, Young nos declaró su amor y los gritos recorrieron todo el recinto.

Esta noche, poco distaba de la potencia con que se presentaron hace en tres años en El Plaza Condesa, a lo largo de la hora con treinta minutos, la agrupación inglesa desmenuzó lo mejor de su repertorio, “Post Break- Up Sex”, “I Always New” e “If You Wanna” fueron piezas que no podían faltar en su setlist, pero claramente, Combat Sport era la estrella de la noche, de este material resaltaron “Surfing in the Sky”, “Put It On a T-shirt"“Take It Easy” y claro, “I Can’t Quit”, siendo esta la que dio paso al encore, donde los últimos temas bajaron el ritmo agitado que todos (al menos yo si) los admiradores cargamos durante todo el concierto.

Volviendo al escenario, sin bandera de México –no sé porqué– The Vaccines nos regaló sus últimos momentos con nosotros. Uno de los temas finales, como no podía faltar, “A Lack Of Understanding”.

En esos últimos minutos de la presentación, empezaba a extrañar bastante “All In White”, para cerrar la noche, Young dio las gracias, y cantando la primera línea "Break me on the thirty-seventh hour…" sabía de cual se trataba, así, el gran final de la noche se tornó melancólico, y uno de los temas más sensibles llegó a cada fibra de mi cuerpo y no pude más que corear con todo el público a mi alrededor esa última canción.

Siddhartha en el Teatro Metropólitan

“El Chico” ha crecido mucho en 10 años: Siddhartha.

Anoche, luego de 10 años desde la salida de su álbum debut Why You?, Siddhartha abarrotó la primera de dos fechas que ofrecería en el Teatro Metropólitan, con motivo de promocionar su nueva placa grabada en vivo Al Aire. Previamente en una entrevista, nos platicó que estas dos fechas no serían una reproducción idéntica al disco en directo, por lo que la expectativa sobre qué canciones tocaría me emocionaba. Finalmente, luego de la tercera llamada y sin acto telonero de por medio, se abre el telón del teatro y se inaugura el recital con “Cámara”, canción perteneciente a Únicos.

Vino la luz, proveniente de “El deshielo” mientras observamos la escenografía: una media esfera de gran tamaño al centro, por detrás de los músicos, misma en la que se proyectaron visuales psicodélicos y coloridos, muy similares a los que le vimos en sus pasados shows que dio en el Auditorio BlackBerry y El Plaza. Un conjunto de luces de colores y estroboscópicas se distribuían a lo largo y ancho del escenario, sin embargo, su brillo intenso opacaba en ocasiones las imágenes proyectadas al fondo, cosa que le restó vistosidad al show.

La lista de canciones se vio reinventada, pasando a “Ser parte” importante de la esencia de cada concierto del cantautor mexicano. “Imán”, atrae a esas marcas que duelen en el fondo de nuestro corazón, pero luego, todo alrededor se vuelve risa, pues “Tus pupilas” nos pone a todos a bailar.

Un naufragio nos brindó una ráfaga de temas, con lo bello y atractivo de estas presentaciones que añadieron arreglos a las versiones de estudio del segundo disco: “Domingo”, “Humo”, “Extraños” y “El poema y la caja”, donde varios dimos un grito desgarrador al escuchar la primera estrofa. “Mi castillo de blanca arena” sacó mis pasos más ridículos de baile, así como “Naúfrago” sacó a flote nuestros recuerdos más melancólicos.

SIDDHARTHA

Sin importar qué dejaba atrás, Jorge Siddhartha Gonzalez Ibarra, proveniente de Guadalajara, realizó su equipaje para salir de su zona de confort, aquella donde tenía el éxito casi asegurado al pertenecer a una de las bandas mexicanas más exitosa de los últimos años, Zoé. El destino no era claro, pues el comenzar su proyecto en solitario conlleva un gran riesgo. Esto nos lo relata, previo a la canción que habla de esta transición: “Camuflaje”. Vaya que valió la pena el riesgo tomado, pues el jalisciense ha consolidado su éxito y ha impactado a propios y extraños a través de cuatro discos de estudio y Al Aire, grabado en su pasado concierto en el Auditorio BlackBerry, en la CDMX.

La atmósfera que se sentía alrededor era increíble, pues además del escalofrío que sentí al escuchar “Ecos de miel”, “Bacalar” o “A la distancia”, me di oportunidad de observar el entusiasmo con el que la gente a mi alrededor disfruta el concierto, con sonrisas en el rostro, con gargantas unidas que no paraban de sonar y con los constantes aplausos que el público daba en agradecimiento.

El cierre fue bastante contundente, “Tarde”, “Loco” y “Únicos”, pero lo que le dio el toque fino fue “Fin”, canción que cierra el primer disco, misma que no había escuchado desde su concierto gratuito en el CENART en 2012 y que al parecer pocos nos sabíamos.

¿Fin? No, aún no terminaba esto, pues a la par que los visuales vintage al fondo nos cautivaban, no me percaté que una batería tamaño infantil había sido colocada en escena, mientras que al fondo se proyecta la imagen de “El Chico”, un niño que caminaba mirando a la cámara que proyectaba su imagen. De pronto, el niño aparece en escena junto con el resto de los músicos. El fin era obvio, una clausura digna con “El Chico”, siendo interpretada en la pequeña batería por el niño, mientras que los fans, previamente organizados, colocaron Post-it en sus linternas del celular, iluminando de color azul el interior del teatro.  ¡Qué pinche bonito!

Me fui sonriente, lleno de nostalgia por el recorrido a través de la trayectoria musical de Siddhartha gracias a la galante curaduría del setlist. Ahora toca seguir adelante mi camino, donde aún falta una estrella para quien girar por una eternidad completa.