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Festival Off Limits 2018

Festival Off Limits 2018

Liliana Estrada
Liliana Estrada

Liliana
Estrada

28/Sep/2018

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

360 Venue

Madrazo puro, música y slam, así el Off Limits 2018.

Punk. Hardcore. Death Metal. Y más punk. Así podría definir el Festival Off Limits, el cual por varias horas se convirtió en una horda de gente danzando, empujando y sudando sin control.

Se llevó a cabo en el 360 Venue, lejos, muy lejos, de las salas habituales para conciertos; sin embargo, fue el recinto ideal. Había espacio para todos, para aquellos que no dejaron de meterse al slam y para los que preferían verlo desde afuera. Sin duda, fue un sitio más adecuado que el del año pasado.

Tuvieron un ligero retraso en los horarios, pero eso no importó, todos, sin excepción gozaron de las bandas, los cambios entre una y otra fueron rápidos, no había que esperar demasiado y los ánimos no tuvieron tiempo de enfriarse.

Sect, bajo una luz roja, Vitamin X dio una cátedra de fuerza y locura. The Dwarves con Nick Oliveri en el bajo demostraron que los años no pasan en vano.

Pronto llegó el turno de Slapshot, una banda originaria de Boston que reventó el lugar con hardcore en estado puro, la gente pidió otra, el tiempo no lo permitió pero, vaya, fue bueno lo que duró.

La gente corría en un círculo gigante y al llegar el guitarrazo no demoraba en chocarse. Unos contra otros y al calmar la canción, chocaban sus manos, se abrazaban y no había rencores. Madrazo tras madrazo y nadie se calentaba, esa es la pureza del punk y el hardcore.

Darkest Hour fue una de las bandas que se llevó la noche, metal core y death metal melódico. El canto gutural de John Henry y la instrumentación no dieron tregua ni un segundo. En este momento del Off Limits la gente ya no sentía el cansancio, el hambre o los golpes del mosh pit, todo era cantar, volar encima de la gente o correr al ritmo de la música.

Youth Brigade bajó un poco los decibeles, pero mantuvo la fuerza y ese es otro punto que hace del Off Limits un gran espacio. Hay cambios entre géneros musicales, hay más riffs de un lado pero más potencia en las baterías, hay voces melódicas y guturales, pero todo el mundo las disfruta y se azota por igual.

La velada estaba culminando, los asistentes descansaban breves minutos entre banda y banda, pero, al primer “clap” de las baquetas volvían a sus formaciones y como si fuera una marcha militar respondían sin reparos.

Cuando llegó el momento de Terrorizer, la banda originaria de Los Ángeles, de death metal y grindcore. Desde el primer tema la gente explotó, las barricadas que separaban el escenario de la gente parecía que iban a vencerse pero resistieron. Canción tras canción demostraron porque siguen vigentes desde su reunión hace casi 10 años.

El momento cumbre se dio con Ratos de Porão, la banda brasileña de hardcore punk que brilló por su energía descomunal sobre el escenario. La agrupación es un referente en su país y para el público mexicano también, coreaban todas y cada uno de los temas y por supuesto, el mosh pit solo tuvo breves respiros.

Y para cerrar con broche de oro, No Fun at All, que desde 1991 han puesto a cantar y a vibrar a multitudes en cientos de escenarios, aún con sus pausas. Este conjunto proveniente de Suecia, fue el encargado de agotar la última reserva de energía de los asistentes y con ello la edición 2018 del Festival Off Limits terminó.

Madrazo puro, música y slam, un festival que debería repetirse una o dos veces al año. Traen bandas que pocas veces se pueden ver en el país, tienen detalles en cuestiones de producción, audio e iluminación, pero quedan en un segundo plano cuando las agrupaciones se entregan de esa manera.

Liliana Estrada

REDACCIÓN:

Liliana
Estrada

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