Corona Capital: 10 años

El poder de las historias.

Contiene spoilers de Game Of Thrones

“¿Qué une al pueblo? ¿Las huestes? ¿El oro? ¿Las banderas? Las historias. No hay nada más poderoso en el mundo que una buena historia. Nadie puede detenerla. Ningún enemigo puede vencerla”. Con esta lógica Tyrion Lannister argumenta la decisión de que sea Bran Stark el próximo encargado del trono al final de la aclamada serie Game Of Thrones. Él es quien conoce el pasado de los personajes, en dónde nacieron, en qué contexto crecieron y qué es lo que anhelan. Tyrion prosigue en su discurso. “¿Y quién tiene mejor historia que Bran el Roto? El chico que cayó de una alta torre y sobrevivió. Supo que no volvería a andar, así que aprendió a volar. Cruzó más allá del Muro. Un lisiado. Y se convirtió en el Cuervo de Tres Ojos. Es nuestra memoria, el custodio de todas nuestras historias: las guerras, bodas, nacimientos, masacres, hambrunas... Nuestros triunfos y nuestras derrotas. Nuestro pasado. Quién mejor para conducirnos al futuro". En caso de que no hayan visto el show de televisión coincidirán en el punto central del discurso, lo que da sentido al flujo de la vida, de nuestras vidas, es la historia, nuestras historias. La narrativa de la humanidad formada por tramas, subtramas, precuelas, secuelas, reinvenciones y escisiones que simultáneamente son relatos originales y únicos. Nuestros testimonios personales escritos a través de cada segundo, de cada respiro, de cada lágrima. Gritos y suspiros. Quien no conoce su historia está condenado a repetirla.

La Ciudad de México, entre sus cientos de miles de relatos que cuenta diariamente, uno particular que sucede año con año desde hace diez, el Corona Capital. Y eso es lo que está celebrando el festival de música este 2019. Una narración que involucra poco más de un millón de historias de los asistentes que hemos ido en sus años de existencia. El festival que nació después de varios intentos de consolidar los festivales de música como eventos regulares en México ha logrado que multitudes se concentren para ver a sus bandas favoritas en diferentes estados del país. Gracias a su solidez, construida a paso lento, se ha insertado una idea en los jóvenes mexicanos sobre la experiencia y el sentido de pertenencia a un lugar. Puede ser una pose, un aprecio real por la música o una convivencia con amigos, familia o pareja –todas las opciones válidas–, pero está de moda ir a festivales de música en México. La narrativa mundial de festivales como Primavera Sound, Coachella, Rock in Rio, Lollapalooza, Roskilde y Glastonbury se ha expandido a México, y eso ha sido gracias al Corona Capital. Aunque Vive Latino existe desde 1998 y tiene el doble de edad, no ha generado un sentido aspiracional o de experiencia dentro de la sociedad mexicana, tal vez sí un sentido de identidad en una comunidad que se enorgullece de un idioma o una posición geográfica. Y los festivales en los estados de la República no pueden quitarse la impronta de la doble “C”.

El Corona Capital es el festival de música más importante en México y lo es no por su curaduría, la cual cuestionaremos, sino por la historia que ha contado en esta década. Una historia de la que muchos queremos formar parte, aunque lo neguemos y nos quejemos del line up, a punto de comenzar el festival intentamos conseguir boletos a cualquier precio. Los testimonios se esparcen posterior al evento en Instagram, en Twitter, en Facebook, en WhatsApp, en Telegram, en las conversaciones en la escuela, el trabajo y las reuniones. La historia del Corona Capital nos atraviesa como un suceso que parece inevitable a quienes hemos ido, aunque sea una vez. La conversación puede ser incluso mínima, escueta, los protagonistas se preguntan. “¿Viste a AIR?”, respuesta afirmativa con la cabeza... el silencio de ambos comprende que los dos presenciaron una experiencia sublime y que no es necesario decirse algo.

La narración también tiene elementos cuestionables y se sumerge en algunas contradicciones. Si bien algunas ediciones han sido acertadas y otras menos afortunadas, el festival no ha buscado generar un concepto, no ha arriesgado en su propuesta y le ha tomado tiempo generar una experiencia que vaya más allá del escenario, algo que aún no logra del todo y que pasa como un marco dentro del mismo. Cómo entender que no ha entrado en su alineación algún acto de hip hop de alto calibre como Kendrick Lamar o Travis Scott y haya sido más fácil para los festivales en Monterrey arriesgarse a apostarle a esos actos. Podría decirse que para eso existe Ceremonia, pero éste da un paso para adelante y uno para atrás. Las bandas, proyectos o artistas que incluye CC parece que apelan a un público diverso que puede y, más importante, que quiere pagar el boleto y que se siente atraído por lo nuevo, lo que ya se ha consolidado y lo que está consagrado en el olimpo del rock o el pop.

En un país centralizado como el nuestro hay muchos factores implicados en la curaduría de un festival del tamaño del Corona Capital, una compleja red mundial de la que es inevitable escapar y que va más allá de conseguir que las bandas quieran visitar México. Se me ocurre por ejemplo la dimensión del festival, la cantidad de boletos necesarios para hacerlo sustentable, el valor del dólar frente al peso, la economía de la media que asiste ante una oferta cada vez más amplia de entretenimiento, el ánimo del público para pagar las entradas, la posición geográfica en la que nos encontramos y que conlleva un costo mayor para traer a las bandas, la llegada de la Fórmula 1 que obligó a los organizadores a recorrer el festival un mes y olvidarse de traer proyectos que se presentaban en Austin City Limits, la búsqueda de artistas consolidados para lograr costear y equilibrar a los más nuevos con menos fans; así como el precio de cada banda de acuerdo a su trayectoria y el espectáculo que presenta. Tenemos el festival que podemos costear considerando las variables en un ejercicio matemático. El precio de las entradas, contrario a lo que se piensa, no es alto si consideramos la cantidad que pagamos por el show de un artista o de los precios de los festivales en el mundo y dudo que The Strokes cobre menos por tocar en México.

Imagino que el Corona Capital se ha mantenido precisamente sacrificando propuesta, apostándole a la media y mejorando paulatinamente la experiencia. Gracias a eso existe y ahora es un sitio al que debemos ir y desde ahí subir una foto de nuestra banda favorita y compartir una historia en Instagram de lo cool que la estamos pasando y de lo genial que suena nuestra canción favorita y lo increíble que nos vemos con el outfit que escogimos para este día. Esta es una de las tantas historias que nos cuenta el festival, la del sentido de pertenencia, el check in de las redes sociales, el hipermodernismo manifestando algunos de sus vicios, el “presentismo” y la inmediatez. Y abundan, también, los testimonios sobre conciertos increíbles, shows enérgicos y experiencias magnánimas, anécdotas imborrables que permanecen en la vitrina de la memoria resplandeciendo como brillan las guitarras en medio de la noche cuando una luz posa sobre ellas.

Yo tengo mis historias y no incluyen selfies, desafortunadamente. He asistido a todas las ediciones del festival, salvo la segunda fecha de 2017, así que puedo contar del tremendo show que dio James en su primera edición, del nivel de audio tan bajo en Pixies que era cubierto por el eco de Interpol desde otro escenario. Fui testigo de la única vez que Portishead ha taladrado los oídos mexicanos en un show deslumbrantemente bien ecualizado. Un concierto impecable. Perfecto. Potente. Sobresaliente. Histórico. Estoy seguro que los hijos de mis hijos sabrán de ese concierto y de como después me fui a decepcionar con un espectáculo muy flojo por parte de The Strokes. En ese momento parecía que el festival se coronaba con los nombres que aparecían en su cartel. En 2012, cuando creció a dos días, presencié, como muchos más enamorados de Manchester, del regreso a una época de éxtasis de la mano de New Order. Más nombres importantes ese año, The Black Keys, Die Antwoord, Suede, Cat Power, The Big Pink y Neon Indian. Seguíamos padeciendo los baños, las distancias de los escenarios y la comida. En 2013 apostó por no incluir actos de habla hispana en su line up, aunque terminó invitándolos tras algunas cancelaciones y dejó en claro que quería ir por otro público con deadmau5. Seguía en una primavera floresciente: Queens Of The Stone Age, Sigur Rós, Vampire Weekend, The xx, y M.I.A.

2014 fue la catástrofe por el clima y el caos por las pulseras que sirvieron para generar más problemas de los que iban a solucionar. El show de Massive Attack se canceló después de cinco canciones y muchos nos resguardamos cerca del escenario con la esperanza de que regresara aunque el altavoz advertía que las actividades estaban suspendidas temporalmente. Empapados y decepcionados. Enlodados. Confundidos. Preocupados. Busqué alojamiento en una carpa de medios, estuve un largo rato deambulando en lo que comenzó MGMT y Jack White. Los tenis y el pantalón terminaron en la basura. Lykke Li, Little Dragon y Damon Albarn destacaron en el tope de los nombres del line up. De ahí en adelante, el festival ha venido experimentado lo que muchos otros alrededor del mundo: se acabó la oferta. Las bandas comenzaron a repetirse, cuando ya no hay impacto a través de los grandes nombres lo que sigue es una curaduría atinada, proponiendo una experiencia a través del orden y la selección, pero eso no ha sucedido. 2015 presentó a Death From Above 1979 y The Libertines como lo más rescatable de una alineación popular que incluyó a Muse como acto estelar cuando días antes ofreció tres conciertos en el Palacio de los Deportes. Si en un momento el festival ganó popularidad por traer bandas que nunca habían venido, ahora parecía que se acababan las ideas y que buscaba sostenerse con actos exitosos que poco ofrecían como vanguardia musical. ¿Muse? ¿En serio? Pero eso no ha disminuido el poder de venta de boletos, al contrario, ha aumentado, atendiendo a todos los gustos. 2017 y 2018 fueron un poco lo mismo, bandas que andaban de gira o que recién acababan de sacar un álbum, lo más interesante era presenciar por primera vez en México a Manic Street Preachers, pero canceló su presentación y la esperanza para ver a los de Gales se desvaneció. Ninguna sorpresa.

En su décima edición, el festival ofrece un guiño a quienes escuchábamos la radio entre 2001 y 2010, sin descartar lo que funciona ahora como Billie Eilish. ¿Es nostalgia a una época ya desaparecida? ¿Es una estrategia comercial que ha funcionado porque los boletos han alcanzado la última fase a unos días de ponerse a la venta? Quién sabe, pero probablemente sea la curaduría más lograda en sus 10 años sin ofrecer algo arriesgado, afirmándose como lo que promete ser una edición de rock y pop que hemos escuchado en los últimos 20 años. Ahí están The Strokes, Interpol, Franz Ferdinand, Travis, Keane y The Raconteurs listos para que un público los elogie por haber compuesto el soundtrack de una generación. Si somos justos, salvo los últimos, todos han visitado el país y todos han dejado de ser relevantes musicalmente, han venido de más a menos. Los últimos álbumes de esas bandas han sido medianos o “malos” de acuerdo a revistas especializadas. Bloc Party regresa tocando el garbanzo de libra que publicaron hace poco menos de 15 años, Silent Alarm; el único álbum sostenible de su carrera que, eso sí, es realmente bueno. El conjunto de estas bandas que le dieron esperanza a un sonido cuando parecía consumirse despierta el interés de quienes poníamos a girar discos como Room on Fire o Franz Ferdinand continuamente. Así que sacaremos los Converse, nos pondremos esas playeras desgastadas o vestiremos de negro con corbata color rojo y encenderemos las luces brillantes recordando aquello que nos llevó al festival en un principio, la música. De eso se trata.

Es otra época, es cierto. La historia del Corona Capital sigue escribiéndose y es una muy poderosa. Hay muchas anécdotas que han sucedido en ese maravilloso fin de semana. Hay quienes bañados en lodo imaginamos como pudo ser Woodstock en 1994, otros hemos perdido el celular, pero encontrado el amor, o le hemos llorado a alguno que se ha marchado mientras cantamos hacia un cielo oscuro, la mayoría ha ido en búsqueda de un sueño y lo ha visto materializarse con el acorde de una guitarra. Como dice Tyrion Lannister, ha sido testigo de nacimientos, guerras y bodas. Triunfos y derrotas. El Corona conoce un poco de mi historia, de la tuya, de la de él, de la de ellas, ha probado su fuerza como una gran narrativa, es resultado de un complejo panorama mundial del que México no forma parte como actor central. En general diría que no ha sido malo, pero puede ser mejor, mucho mejor. Tiene entre sus posibilidades la opción de abandonar la marca comercial para convertirse en la marca experiencia, que sea tan confiable para que compremos los boletos mucho antes de conocer la alineación porque esté quien esté, nos la pasaremos increíble. Quienes hemos asistido los primeros 10 años no seguiremos yendo durante otros 10 o quién sabe, la generación debe renovarse, la música no se va a detener, pero el público que aún siga asistiendo y los nuevos fans merecen un festival a la altura de cualquiera en el mundo. Hemos confiado en ti 10 años Corona Capital, haznos confiar los próximos 10.

Entrevista con Él Mató a un Policía Motorizado

Enamórate del poder de la música de Él Mató a un Policía Motorizado.

El proceso creativo de Él Mató A Un Policía Motorizado, desde la composición hasta la realización de la imagen y diseño en los productos discográficos, está íntimamente ligado a cada época por la que pasa como agrupación. Lo que caracteriza a sus integrantes es el sentimiento con el que se escriben las canciones y la emoción que le imprimen a los arreglos musicales.

“La mayoría de las canciones las compongo yo, después de eso nos juntamos toda la banda y le damos forma a los arreglos instrumentales, el formato definitivo y de ahí vamos a grabar. El diseño de la portada y los afiches también los hago yo, con los videos pensamos las ideas que llevaremos a cabo y a la hora de realizarlas la tarea se le asigna a los directores que suelen ser amigos o conocidos porque esa sí es una tarea que nos excede pero las ideas son nuestras”, mencionó Santiago Motorizado.

En cuánto a sus influencias musicales predominan los sonidos melancólicos, los tintes del pasado, algunas de las bandas que influyeron a más de una generación entre las que resuenan Pixies, The Velvet Underground y Sonic Youth, con las cuales se nota un parecido adaptado a nuestra época que solo han podido lograr en este proyecto musical. Lo que los diferencia entre otras cosas es su relación con el público, lo que les hacen sentir con cada show y en cada disco.

“Entendemos que el poder de las canciones genera otro tipo de relación con nuestros seguidores y esto tiene una conexión muy intensa pero en cada uno de ellos produce 1000 cosas distintas muchos por lo musical, otros por las letras o incluso por las melodías, es una mezcla de todas las cosas, creemos que las canciones tienen ese poder y a nosotros nos genera esa satisfacción”, argumentó Santiago Motorizado.

Inexplicable es el sentimiento que la banda imprime en cada presentación e indescriptible la relación que logra con el público. Su historia comenzó en el 2005 con su primer EP, Navidad de reserva y se potencializó con el lanzamiento de La Síntesis O’Konor en el 2017. En cada disco se nota el cambio por el que ha pasado la agrupación en cuanto al desarrollo musical. La atención que ahora recibe, aunque no la esperaba, tampoco le desagrada.

“Es genial el recibimiento de La Sintesis O’Konor, fue incluso mejor de lo que esperábamos, eso nos trajo muchas satisfacciones. Es de nuestros discos más adorados y eso nos pone muy felices. Cuando lanzas un disco siempre estás expectante a ver cómo reacciona el público a las canciones. Fue todo un giro en cuanto al sonido, nos puso muy contentos generar tanto público nuevo; mucha gente conoció a la banda a partir de este álbum”, mencionó Santiago Motorizado.

En esta nueva era digital en la que los artistas lanzan sencillos por separado hasta reunir y lanzar el disco completo, sin duda este año podremos esperar noticias sobre lo nuevo de Él Mató A Un Policía Motorizado. Adaptarse a las plataformas digitales tanto para crear como para difundir proyectos musicales es una bendición para músicos como ellos.

“Sí, vamos a tener algunas canciones nuevas este año, hay algunas que tenemos guardadas y que vamos a mostrar. Fue una bendición la implementación de estos nuevos formatos de consumo culturales digitales nos ayudó mucho, sobre todo para una banda independiente autogestionada. La discusión en las nuevas plataformas ayudan un montón gracias a eso, gracias al Internet, gracias a las nuevas comunicaciones pudimos girar por el mundo y eso es una experiencia que agradecemos”, mencionó Santiago Motorizado.

La relación de Él Mató a un Policía Motorizado con sus seguidores mexicanos en estos años ha evolucionado de una manera inconcebible para ellos, el cariño que sienten por el buen recibimiento del público por sus canciones es algo que supera sus expectativas cada vez que se presenta en escenarios tan íntimos como El Lunario o tan exponenciales como un Vive Latino, los recuerdos que se llevan son los que los hacen volver.

“Nuestra relación con México es muy buena, cada vez que vamos es mejor que la anterior y con más gente. Tocar ahora en el Lunario fue muy importante porque es la primera vez que lo hacemos, es un espacio con mucha historia: su mística para nosotros es increíble. Le tenemos mucho cariño al Vive Latino, es un festival por el que pudimos conocer México, nos encanta el formato pero un show propio con tus seguidores que especialmente fueron a vernos y a escuchar nuestras canciones es nuestra especialidad”, concluyó .

La carrera de Él Mató A Un Policía Motorizado ha sido duradera y con resultados contundentes, el sentimiento que transmite con su música en cada presentación a sus seguidores es por más representativa y simbólica. Date la oportunidad de vivir uno de sus shows y experimentar el resultado de la relación que ha generado a través del mundo con su público mediante su melódica, seguramente será una experiencia que atesorarás.

Chingadazo de Kung Fu en El Plaza Condesa

La consagración de un sueño.

Conocí a Marino hace algunos años en una revista en la que coincidimos. La verdad es que solo lo reconocía de vista. Estaba siempre sentado en su escritorio pero cuando hablaba, alguien más reía fuertemente. Un día, en un podcast que grabábamos, lo vi con una playera de Seguimos Perdiendo y pensé: qué chido güey. Y eso fue todo. Algunos meses después, un amigo que por aquel entonces era locutor del Tiradero Santa Fe en Ibero 90.9 me dijo que escuchara un disco. Orinando contra el viento llevaba por título. Lo firmaba el Chingadazo de Kung Fu. Le di una vuelta. Luego dos, tres, seis. Esa semana lo escuché en repeat sin hartarme y las canciones ya estaban impregnadas en la memoria. Cuál fue mi sorpresa, que un día en un concierto, me di cuenta que el vocalista de mi nueva banda favorita, era ese mismo Marino con su playera de Seguimos Perdiendo.

Tendrías que buscar y buscar entre artistas que sean tan frontales como el Chingadazo de Kung Fu. No hay medias tintas. No hay maquillaje. O tal vez un poco, pero como si no lo hubiera. Las historias autobiográficas suelen tener un mayor impacto en las personas, porque es cuando el que está cantando algo, podría ser el muchacho que viste salir del edificio de enfrente por la mañana, o tu conocido de la escuela que se la pasaba diciendo que de grande iba a ser rockstar, o quizá aquel primo raro que en toda la vida te dijo que escucharas a Rancid. Cocaína, sexo, alcohol, mujeres y playas. Más cocaína. Mucho más cocaína. Así era el Orinando contra el viento, un disco que con pocas canciones, le brindó al Chingadazo mucho más de lo que en un principio imaginaron. Y las mejores cosas estaban por venir.

Además de ser honestos en las grabaciones, las redes sociales del CHDKF son constantemente alimentadas con las ilusiones y eventos venideros. Un buen día, salió la noticia: Chingadazo de Kung Fu se presentaría en El Plaza Condesa. Sin lugar a dudas, para los que estuvieron pendientes de la historia de la banda, aquel escenario representaba un sueño hecho realidad.

Era momento de la celebración, cinco años después de que Marino decidiera canalizar sus vivencias tocando música y muchos más después de sus primeras incursiones en bandas, CHDKF abría con “3 de noviembre (No me agüito)”. Algo por lo que siempre se ha caracterizado la banda —y con razón, pues Marino es diseñador gráfico—, es por su trabajo visual. Playeras que se han vuelto icónicas, pines y ahora, unos visuales espectaculares que, igual hubieran lucido en un foro más pequeño, pero que, en la pantalla de El Plaza, lucían inmejorables. “#imape” y los recuerdos que afloran cuando se te pasan las copas. El ambiente en El Plaza Condesa era como en cualquier lugar que se presenta Chingadazo: abrumador. “No me importa (¡Oh, Oh!)” solía cerrar los conciertos, pero ahora se presentaba como la tercera canción. Incuestionablemente, el crecimiento ha sido exponenciado.

Si algún día quieren escandalizar a alguien que dice ser muy recto, díganle que le enseñarán una bella canción de amor. “Sexo anal con hipsters (por detrás)” fue la siguiente interpretación, esa cruda pero directa enunciación: “no soy el chico que tú crees”. Si rompes ilusiones desde el principio y aún así se dan las cosas, ¿qué se le va a hacer? “Asunto pendiente (mi playera, tu pijama)” continuó la noche con la historia, quizá, de la playera aquella que Marino llevaba a la oficina y que ahora pertenece a alguien más. Después vino el combo viejito: “Azul turquesa” y “Rehab” transportaron a varios a aquellas presentaciones de Chingadazo en Caradura, con tal vez 50 asistentes, o en Bajo Circuito, cuando con poco más de un año de formación, ya pintaban para cosas grandes.

El tradicional cover a Seguimos Perdiendo con “Farolito” y, de repente, un aroma a Jack Daniels voló por entre las cabezas de los presentes. Enfundado en una chamarra con la bandera confederada, apareció el novio de México, el único e incomparable Charlie Monttana irrumpió en el escenario para cantar “Sigo perdiendo”. ¿Será Marino o Charlie el autor de la canción?

Momentos icónicos se vivieron en El Plaza Condesa. Las mamás de la banda subiéndose al escenario para partir el pastel del los cinco años, Alejandro Mendoza en acústico o subiéndose en una orca inflable, los interminables mosh pits en prácticamente todas las canciones. El público de la banda es uno que hay que reconocerse. Yo no sé cómo terminan al día siguiente y si es que necesitan algún medicamento.

Después de un encore, la última canción fue aquella con un Woody Allen caricaturizado que no necesita aparecer en un LP para que El Plaza entero coreara a capela. “No lo tomes a mal (No me toques, ando chido)”. “Y qué hueva explicar lo que pasó entre los dos, que te encontré con alguien más y que no quiero verte nunca jamás”. La simpleza honesta de Chingadazo es un ídem al corazón, a los músculos, al tabique nasal y a la cabeza. Bandas así, necesitan cumplir cinco, 10 o los años que sean, y aunque todo sea efímero y quizá ellos lo sepan mejor que nadie, este primer lustro ha sido un goce tomando coca y ron. Quién sabe ellos, pero yo pienso que el Chingadazo de Kung Fu ha seguido ganando desde el primer día.

Black Flag en 360 Venue

La guitarra de Greg Ginn sigue arengando: Black Flag en México.

Un coche blanco se dirige, como puede, a su destino en California. Casi cae la noche y en el cielo, los nubarrones oscuros que amenazaban desde hacía tiempo, empiezan a cumplir con su misión. Todo se vuelve más lento cuando el agua escurre sobre los pavimentos. Es algún punto de 1981 y los dos amigos en el coche están desesperados. Si los carteles eran ciertos —y si la policía no intervenía—, Black Flag, la banda más emocionante del momento, estaba a punto de presentarse. Angustia por no llegar. Malditas grandes ciudades, son impredecibles. Un trueno ilumina el cielo y de repente ya no es California, ni 1981, sino la Ciudad de México en un 28 de junio del 2019. Black Flag, estaba a punto de presentarse… aunque con un poco de retraso.

Cuando uno comienza a conocer bandas y géneros, hay agrupaciones que destacan de entre las demás por el momento en que llegaron. Si hablamos de hardcore, Black Flag es el estandarte. Pero hay otros quienes les llaman simplemente punk. Algunos argumentan que van más por el jazz punk o el sludge metal, y bla bla. Las etiquetas salen sobrando a veces. Qué gratificante debe ser para un artista, crear un proyecto, un vehículo en el cual puedan conducir sus inspiraciones sin temores, sin cuestionarse si serán bien recibidas, o si quedarán en el tope de las listas. Greg Ginn es un hombre sumamente afortunado por dichas razones.

Y después de revisar esos discos viejos, los artículos, los videos, y demás cosas para conocer bandas, a veces te das cuenta que te perdiste de años gloriosos. Únicos. A veces te das cuenta que hay agrupaciones que nunca jamás verás en vivo. Y que si por casualidad se juntan, lo harán en un festival alrededor del mundo, o tal vez una ciudad que tuvo un aprecio especial por ellos. Pero a veces hay obstinados que encuentran circunstancias para que lo imposible, se vuelva tangible. Para que a unos cuantos metros, Greg Ginn y compañía se presenten en el 360 Venue del Estado de México.

Hace poco tuve la oportunidad de platicar con Mike V para Indie Rocks! y me contaba que lo que querían, era reapropiarse de las canciones. Que la gente no solo fuera a ver a Black Flag por lo que representó, ni por tacharlo de su lista de pendientes. Sino que la intención era crear una nueva experiencia, una en la que los asistentes se sintieran revitalizados. Cuando Mike comenzó a cantar: “Right here, all by myself / I ain’t got no one else” , se congregaron en un momento, las voces que crecieron escuchando con atención una música que parece calzada para ellos. Cientos de personajes que se entremezclaban en cabezas canas y el entusiasmo que solo un adolescente puede tener. ¿El punk está muerto?

El setlist no podía escatimar. “Black Coffee”, “White Minority”, “Revenge”, “Jealous Again”, “Can't Decide” todas estaban ahí. Quizá algunos sigan diciendo que Mike V no debe estar al frente de algo como Black Flag. Que solo quieren dinero. ¿Se le puede llamar a Black Flag una banda vendida? Y de ser así, ¿se les puede culpar después de su legado? Los caminos se separan y Henry Rollins tal vez nunca vuelva a estar junto a Greg, pero el alma creativa, la esencia y el guía de Black Flag, sigue ahí. Regocijándose en el escenario. El lugar al que pertenece. “Nervous Breakdown” empezó y recordé cuando Mike contaba que fue aquella canción la que lo conectó con Black Flag. La canción que le habló. Y ahora él estaba sobre el escenario cantándola. Y después, el estruendo, el rugido, el grito de guerra: “Rise Above”. Greg con el riff legendario. Sempiterno. Greg con la canción que, de no existir todo un catálogo, se habría ganado el puesto en un selecto grupo de míticos musicales. “Louie, Louie” dijo adiós. Poco a poco, los pasos empezaron a dispersarse y estoy seguro que a varios sí les vino la reinvención deseada. Recuerdo ver a un adolescente de 15 ó 16 años feliz con un setlist de Black Flag en la mano subiéndose a un coche blanco. Ahora, sin lugar a dudas, envidiaré su habitación.

Marcela Viejo en el Foro Indie Rocks!

La noche de Marcela.

Marcela Viejo con los años se ha consolidado como un personaje muy querido en la escena, ya han pasado varios años desde que con “No Coke”, Quiero Club irrumpió la programación de Reactor 105 y entonces lo que vendría se traduciría en la consolidación del grupo, hasta que un día Marcela decidió abandonar la banda, tomar su propio camino y empezar de nuevo, ahora con su concepto y sus decisiones.

Anoche en el Foro Indie Rocks! después de una corta pero intensa lluvia, la presentación de su primer disco era el ritual esperado, un evento que para la cantante significaba mucho, por primera vez ella y su arte serían los protagonistas de la noche. El público se hizo presente en buen número enmarcando así un show cautivador, poderoso y cálido.

A las 20:30 H Andreu saltó al escenario con la misión de ir calentando motores, y lo hizo, su música fue bien recibida y durante 30 minutos amenizaron la húmeda noche, no se fueron sin agradecer y con la satisfacción de haber hecho cantar a más de uno.

El segundo acto de la noche corrió a cargo de Micca Mont cantautora mexicana que tomó el entarimado con dos músicos más y nos regaló un show a la altura, demostró la calidad de su música y de igual manera fue bien recibida, dejando todo listo para el acto principal.

Si algo ha caracterizado el proyecto solista de Marcela Viejo es que se muestra siempre preocupada por la estética; oscura, elegante, provocadora, sexy, siempre está transmitiendo algo cuando no hay música. El escenario fue tomado por sus cincos músicos, y ella subió con un pasamontañas y mientras iniciaba la canción decidió acostarse y levantar las piernas para enseñar sus tacones erguidos, como la portada de su sencillo “Órdenes para mí” performance que arrancó gritos y aplausos entre el respetable, el show había comenzado.

“Ciudad flotante” fue la canción con la que dio la bienvenida, después de eso las sorpresas llegaron, con Carmen Ruiz en el escenario interpretaron “Déjame construir”, para después invitar a Micca Mont, Ale Moreno y Carla Sariñana (ambas de Ruido Rosa) y cantar juntas “Cuerpo de Mujer”, a esta altura de la noche Marcela era dueña del escenario.

También sonó “Siempre hay alguien”, para dar paso a la tercera sorpresa, una parte del Coro al aire fueron los invitados para que sonara “Órdenes para mí”, el último invitado fue Christian Jean de Reyno, con él sonó “Desde mi imaginación”, canción con el que se dieron el lujo de bailar en pareja.

Después llegó “Pequeñas profecías” para abandonar el escenario y después regresar y sorprender con “Tu ángel de la guarda”, una canción de Gloria Trevi, “Let Da Music” y un pedazo de “El techo es el suelo”, dieron el cerrojazo final, dos canciones que remiten a su origen, Quiero Club. Marcela Viejo tuvo una noche llena de cariño y ella correspondió a las expectativas, una noche redonda para la artista.

Todo pinta para este sea el parteaguas y la regiomontana conquiste más oídos y corazones ya que la calidad de su música lo pide a gritos.

Zoé + Metric en el Auditorio Nacional

Derribando las barreras del lenguaje en la música.

Es difícil de discutir que Zoé es la banda más importante de rock de México en la actualidad, ninguna otra tiene esa capacidad de convocatoria y sobre todo visibilidad a nivel internacional como la conformada por León Larregui, Sergio Acosta, Jesús Baez, Ángel Mosqueda y Rodrigo Guardiola. En esta ocasión eligieron el Auditorio Nacional para cerrar su gira Aztlán,

Cuando escuché que Zoé se embarcaría en una gira conjunta con los canadienses Metric por Estados Unidos, naturalmente alcé una ceja como muchos. Más que nada porque no es común que bandas hispanoparlantes y angloparlantes sean compañeros de gira –Metric en el pasado lo ha hecho con Paramore y Death Cab For Cutie–.

Mientras que en Estados Unidos los canadienses eran el acto principal –los acompañaban también sus compatriotas July Talk-, ahora al tocar tierras mexas los papeles se invierten. La banda encabezada por la siempre enérgica y carismática Emily Haines se encargó de abrir en punto de las 20:30 H con la dulce “Breathing Underwater”.

En cuanto salieron sonó un desfile de éxitos como “Cascades”, “Black Sheep”, cortes del Fantasies –que cumple una década este 2019- como “Gimme Sympathy”, “Gold, Guns, Girls”, “Help I’m Alive” y, por supuesto, los temas de su reciente disco Art of Doubt como “Dressed To Suppress”, "Dark Saturday” y “Now Or Never Now” como final emotivo.

Debo confesar que es un bajón ser de los pocos de pie en mi sección y que corea y se mueve al ritmo de las canciones. Es inevitable querer brincar como lo hace Haines y sacudir el puño en el aire mientras canta “my heart keeps beating like a hammer”.

Aunque a muchos les fue indiferente Metric, sí se podían apreciar algunos puntos entre la multitud que saltaban y sacudían el cuerpo, ya sea que fueran fans o porque los canadienses los atraparon. Sea como sea, Haines junto con Jimmy Shaw, Joshua Winstead y Joules Scott-Key dieron un show corto –de 45 minutos- que dejó con ganas de más, pero muy potente y digno.

Poco tuvo que esperar el público para que apareciera en escena Zoé, el ritmo de “Venus” desató la euforia y los gritos, muy pronto todos se encontraban de pie. Una pirámide invertida detrás con visuales coloridos conformaba el escenario mientras seguían con “No hay mal que dure” que hacía bailar al ritmo de sus sintetizadores brillantes y el infeccioso bajo de Mosqueda.

“Azul” es el primer corte de Aztlán que coreó prácticamente todo el aforo, “Últimos días” y “Nada” dan paso a los clásicos que recibe con más cariño el público, muy pronto sencillos de Prográmaton que ya tienen lugar en el corazón de la gente como “10 A.M.”, “Arrullo de estrellas” y “Fin de semana” generan emoción y mantienen al público aferrado y atento en medio de una serie de visuales psicodélicos y espaciales de fondo.

Larregui no es precisamente una bomba de entusiasmo, pero a ratos se detiene a agradecer a sus fans por seguir ahí apoyando. En ocasiones la voz se queda muy detrás de la mezcla y es difícil de entender, extender el micrófono hacia el público para que cante puede ser una buena conexión con el mismo, pero abusar de esta maniobra durante gran parte de la duración de canciones puede pecar de pereza.

Solo los sencillos de su más reciente material consiguen levantar a la gente de sus asientos, cortes como “Renacer”, “Oropel” y “Temor y temblor” pasan sin mucha pena ni gloria. Larregui parece un poco disgustado por su recibimiento, comenta que son los temas que definen al grupo actualmente, pero comprende que hay clásicos que simplemente tiene que tocar.

“Corazón atómico” es una muchas canciones de Zoé que te llevan a otra dimensión y la nostalgia en su máximo esplendor llega con “Vía láctea” que hace brincar sin parar, le sigue “Labios rotos”, recordaba como punto cumbre de su Unplugged.

Para interpretar “Paula” comienzan las sorpresas pues Meme de Café Tacvba se les une en los coros y los teclados, lo cual repite a continuación en “Poli”, uno de los momentos más emotivos de la noche.

Primer encore de la noche, “Veneno” suena hacia la recta final y en seguida “Luna” –la cual hoy en día suena incompleta sin Denise de Hello Seahorse!-. Finalmente llega la ola de hits con “No me destruyas”, “Soñé” y “Love” que dan fin a la velada.

La última sorpresa de la noche fue la incorporación de Metric en la oda al amor que concluyó el concierto y la gira. Un cierre más que apropiado donde el guitarrista Sergio Acosta externó su aprecio por sus nuevos amigos y Larregui de paso celebró la unión pacífica del público latino y el de arriba de Río Bravo, resultado de esta gira que resultó un experimento exitoso y la cual bien podría sentar un precedente de mayor apertura para artistas latinos a nivel internacional.

Joy Division estrena video para "Insight"

La legendaria banda de post punk nos comparte el segundo video de su serie Unknown Pleasures.

Hace unas semanas se anunció que en celebración del 40 aniversario de Unknown Pleasures (1979), 10 directores se encargarían de crear un video para cada tema que conforma a este gran álbum debut de la agrupación.

El director Makoto Nagahisa fue el encargado de realizar "Insight", un video presentado en formato de historieta que nos muestra a una mujer que trabaja poniéndole la concha a los caracoles en una fábrica. Mientras ella labora, recuerda con nostalgia cómo era su vida de bailarina. Después se dirige a su casa donde encuentra a su hijo jugando videojuegos, sin que le preste atención alguna.

"Insight" habla de aquellos sueños que se tienen cuando se es joven, pero que se van perdiendo conforme va pasando el tiempo. Así que aprovecha tu tiempo y de las oportunidades que te ofrece la vida y disfruta de este video a continuación:

Este metraje es el sucesor del lanzamiento de "I Remember Nothing", un interesante proyecto que enaltece a Joy Division pero que especialmente pone en alto la memoria del fallecido líder de la banda, Ian Curtis.

Si te lo perdiste, aquí te lo compartimos:

 

Top: Discos de la semana

Te compartimos nuestra selección en este top con los mejores discos de la semana.

La primera mitad del año ha finalizado, es por eso que se han publicado una gran cantidad de discos, pero aquí solo te recomendamos los mejores. Esta semana, la selección incluye un esperado regreso y sonidos experimentales. Recuerda que puedes dar tu opinión en nuestras redes sociales.

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Thom Yorke
ANIMA
XL Recordings
Thom Yorke y Nigel Godrich

A casi cinco años del lanzamiento de Tomorrow's Modern Boxes, Thom Yorke regresa con ANIMA, material inspirado en en el concepto de Carl Gustav Jung que habla sobre el verdadero yo interno basado en los ideales arquetípicos de conducta. De acuerdo al también líder de Radiohead este material representa una distopía.

The Black Keys
Let's Rock
Nonesuch Records/WEA
Dan Auerbach y Patrick Carney

Luego de varios años sin novedades The Black Keys está de regreso con un material que, de acuerdo a los integrantes, es “un homenaje a la guitarra eléctrica". Aunque dista un poco de lo que nos presentó hace cinco años eso no le quita que sea uno de los regresos del 2019.

Sofia Bolt
Waves
Loantaka Records
Emily Elhaj, Bryant Fox, Marian Li Pino y Amelie Rousseaux

El proyecto de Amelie Rousseaux se grabó en vivo durante cinco días y cuenta con sonidos pop que se mezclan con psicodelia. A lo largo del LP las guitarras y los tambores le dan un toque especial al debut que cuenta con la colaboración de Emily Alhaj (Angel Olsen), Marian Lipino (La Luz), Bryant Fox (Miya Folick) e Itai Shapira (Rhye).


Summer Cannibals
Can't Tell Me No
Tiny Engines
Jessica Boudreaux y Cassi Blum

El cuarto material de la banda de Portland, Oregon es desafiante, ya que su contenido nos habla sobre el escape de una relación manipuladora en la creatividad del que fueron víctimas previo a firmar con Tiny Engines. "Escribir este LP y hacerlo por nosotros mismos fue sobre la liberación de las partes de una industria que ha protegido a los abusadores durante demasiado tiempo, y sobre decir 'vete a la mierda' a las personas que han invalidado mi experiencia", declaró Jessica Boudreaux, vocalista de la banda.

Mala Rodríguez comparte la canción "Aguante"

Escucha el himno que se armó Mala Rodríguez para las mujeres que buscan liberarse.

Aunque Mala Rodríguez no ha anunciado un nuevo material se ha aventurado a lanzar algunos buzz singles. Hoy ha compartido "Aguante", tema que combina electro y urbano con una letra en la que la española busca empoderar a la mujer haciéndoles saber que deben luchar por lo que quieren. La canción fue escrita por Mala Rodríguez, Julio Mejía, Matthew Toth y Franklin Rodríguez.

Junto a la canción se subió en la cuenta oficial de YouTube de la rapera el videoclip oficial dirigido por Veneno, en el que vemos a la Mala llevando a cabo un ritual junto a un grupo de chicas y ejecutando una coreografía al ritmo del tema.

¡Puedes verlo aquí!

La canción se suma a "Gitanas" y "Contigo" en los que la rapera ha incursionado en otros géneros distintos a lo que nos tenía acostumbrados. Esperemos que pronto anuncie un nuevo LP y que regrese a México ya que tiene muchos fans.

"Morena", el nuevo sencillo de Noah Pino Palo

El cuarteto de Monterrey te invita a que vivas una aventura de detectives y villanos con su nuevo video musical.

Después del lanzamiento de su exitoso EP, Fino (2018), la banda Noah Pino Palo regresa con un nuevo sencillo. Se trata de "Morena", tema que formará parte de su primer álbum de estudio, el cual viene acompañado de un curioso video.

Mau Alanís y Arturo Carcaño se encargaron de dirigir este metraje en el que nos cuentan la historia de un detective que está trabajando en un caso en particular: está buscando a un extravagante personaje de piel morena y cabello blanco, quien va matando a todas las personas que se interponen en su camino.

En la trama de la persecución, se puede observar algunas tomas de la banda interpretando la canción. "Morena" habla de cuando la persona que amas se separa de ti. Un tema que hace reflexionar que el tiempo y la vida valen mucho, y debemos seguir nuestro camino con o sin esa persona especial. Da play para ver el video a continuación:

Este nuevo lanzamiento viene después de la publicación de "Bellow", tema que Noah Pilo Palo estrenó durante su presentación del vigésimo aniversario del Festival Vive Latino.