Con un concierto solo para México, Whitney es la excepción de los conciertos online.

Desde que comenzamos la cuarentena a finales de marzo, los conciertos en línea han estado en constante evolución, pero sobre todo han tratado de encontrar una manera de ser rentables y ofrecer al público una experiencia que valga la pena. Esta es una tarea difícil, pues hay que decirlo, una experiencia online no tendrá las mismas emociones que un show presencial.

En el caso de Whitney, creo que su propuesta tenía elementos suficientes para ser diferente y distinguirse de otros shows, como que fuera un concierto exclusivo para México, estar acompañados por un cuarteto de cuerdas, y que venían promocionando nuevo material: Candid, un disco de interesantes covers.

Comenzamos a las nueve en punto. No hubo una entrada, no hubo un recibimiento con aplausos y gritos. En realidad todo inició con una vibra rara e incómoda. Julien Ehrlich trató de portarse como suele hacerlo, haciendo comentarios al público virtual, pero la falta de respuesta lo obligó a mejor concentrarse en tocar.

El principio fue extraño, pero también nos sorprendió, pues pudimos ver una gran producción, con buena iluminación y cámaras en diferentes ángulos. Este pretendía ser un show íntimo y diferente para el público mexicano y también para la banda, y en realidad creo que ese objetivo se logró, ya que poco a poco nos fueron envolviendo en una atmósfera ligera y muy peculiar.

La agrupación comenzó fuerte con algunos temas originales, como “Day & Night”, “Song For Ty” y “Dave’s Song”. Con las primeras canciones no era difícil imaginar que la banda tocaría varios covers de su nuevo material.

Para la mayoría de los covers, Ehrlich pasaba de la guitarra a la batería. El primer cover que tocaron fue “Rain”, sencillo que la banda SWV publicó en 1997.

Whitney siguió la noche con “Polly”, un tema que a pesar de la distancia cambió el mood del show. Este es un sencillo que deja los tonos cálidos y se acerca más a lo nebuloso y lo melancólico. El grupo definitivamente cambió las emociones y el cuarteto de cuerdas no contagió el dolor de un corazón roto.

Íbamos a la mitad del show y nos esperaban más covers: “Rainbows and Ridges” de Blaze Foley y “Hammond Song” de The Roches. Whitney de verdad ha hecho suyas estas canciones, pues han impregnado su esencia a través de la trompeta de Miller y la voz aguda de Ehrlich.

Whitney siguió con “No Woman”, “Golden Days” y “Light Upon A Lake”, pero lo más destacado fue que el grupo logró traspasar la pantalla. Muchos se han quejado de los conciertos en línea y de que la lejanía no permite sentir la vibra o el aura del artista, pero creo que esta fue la excepción. Whitney de alguna manera se hizo perceptible en el aspecto extrasensorial e impactó en lo emocional.

Finalmente, el grupo cerró con “Southern Nights” de Allen Toussaint y un tema original: “Valleys (My Love)”. Debo ser honesto, hay ciertas ventajas sobre los conciertos en línea, como el poder ver a detalle los instrumentos, la calidad del audio y la comodidad es un factor. Por mi parte, no descartaría los conciertos en línea después de la pandemia, pero tendría que estar seguro de que será una experiencia como la que Whitney nos dio.

Solo me queda pedirles que por favor apoyen este tipo de propuestas. Recuerden que, para muchos artistas, gran parte de los ingresos venían de sus presentaciones en vivo. Esta es una gran alternativa para seguir disfrutando de la música y ayudar a nuestros proyectos favoritos.