Residencia en Seattle Cobain-Love a la venta

Puedes comprar la casa en la que Kurt Cobain y Courtney Love vivían... si tienes 7.5 mdd.

La ex propiedad de la pareja estrella de los 90, Kurt Cobain y Courtney Love, fue puesta en el mercado a principios del mes por $7.5 millones de dólares. Si te interesa comprar una propiedad llena de historia, estás de suerte. Este mes, la casa de Seattle donde el vocalista de Nirvana vivía cuando se quitó la vida, fue puesta a la venta en extrema discreción.

La casa data al año 1902, tiene cuatro cuartos y 743 metros cuadrados. Está muy cerca del Lago Washington, y según historiadores de la ciudad, fue remodelada en 1940 y 1950. La propiedad fue comprada y habitada por la pareja estrella en 1944 por $1.49 millones de dólares. Mira las fotos aquí.

Vivieron ahí con su hija, Frances Bean durante 1994, hasta que el cantante se suicidó en el invernadero ese mismo año. La casa fue deshabitada y vendida por Love a un fondo en 1997 por $2.9 millones de dólares. Desde entonces no ha estado habitada por nadie, ni se ha sabido nada acerca del dueño de la propiedad.

La casa actualmente tiene 117 años, y no ha sido revendida, desde 1997. Los vendedores no han querido hacer ningún comentario y no han dispuesto ninguna foto del interior de la casa a los compradores, sin embargo, se rumora que se remodeló en el 2000 para que tuviera servicios modernos y una apariencia más apegada al diseño original.

 

Weezer versiona "Lithium" de Nirvana

Weezer agregó "Lithium" de Nirvana a su setlist e hizo llorar a Dave Grohl.

En su último concierto en Río, Weezer decidió interpretar "Lithium", la canción de Nirvana, poco antes de que dejaran el escenario. El fin de semana en el festival Rock in Rio, la banda liderada por Rivers Cuomo, tocó antes de Foo Fighters, y decidió honrar al líder de dicha banda versionando este clásico del grunge.

Cuomo ha expresado su fanatismo por Nirvana en varias ocasiones, y en esta presentación dijo que habían decidido versionar esta canción para honrar al ex baterista de Nirvana, que se presentaría después de ellos. El cantante simplemente introdujo la canción diciendo. "Vamos a tocar una canción de la antigua banda de Dave Grohl".

Mira el video a continuación:

Durante el set de Foo Fighters, Grohl, confesó haber presenciado todo el show de Cuomo tras bambalinas, y dijo que la versión de "Lithium", lo había conmovido tanto que incluso había llorado un poco. Dijo extrañar tocar esa pieza de Nevermind, y le dedicó la canción de "Big Me" a la banda para compensar el halago.

Esta no es la primera vez que la banda de Cuomo versiona a los grungeros noventeros, sin embargo, "Lithium" es una canción que no habían tocado antes. En su tour del 2008 versionaron "Silver", y en esta ocasión podemos asegurar que este clásico, ya es parte del setlist.

September Fest en el Deportivo Lomas Altas

La música siempre sabe bien acompañada de una buena cerveza.

A veces, para quienes no acostumbran ir acompañados a los eventos, una cerveza es la mejor compañía para la noche. Se comprende que existe preferencia por alguna chela en especial, es por eso que para complacernos en gustos, todas las marcas de cerveza mexicana han unido fuerzas para presentarnos la segunda edición del Festival de la cerveza mexicana: September Fest 2019.

El sábado pasado en punto de las 13:00 H se abrieron las puertas del Deportivo Lomas Altas para recibir a todos los asistentes de la segunda edición del September Fest 2019, aunque a decir verdad, las primeras personas comenzaron a llegar pasada la primera hora, quienes después de tomarse unas cuantas fotografías en el colorido pasillo de la entrada, se dirigieron al escenario para presenciar el primer acto del día que estaría a cargo de Tayrell.

Los hermanos Miguel y Hugo Galicia se encontraban llenos de energía y lo demostraron cuando hicieron sonar esos sintetizadores al ritmo de “Fond of Me”, tema que retumbó en todo el venue. Aunque había muy poco público, eso no impidió que el dúo siguiera dando lo mejor de sí, con sus siguientes interpretaciones. “Stop By” y “For You” fueron sonados en la primera hora del festival.

Cuando terminó su presentación, algunos de los asistentes se dirigieron al área de cervezas donde podían encontrar distintas marcas como: Modelo, Corona, Pacífico, Victoria, Bocanegra, entre otras. Mientras tanto, otros se concentraron en la pequeña carpa que representaba el área de comida donde resaltaba una selección de comida rápida: tacos, pizza, hot dogs, papas, helado, churros, etc.

Uno de los artistas más esperados del día fue Caloncho, y se notó cuando tardó en subir al escenario y todos empezaron a corear su nombre con mucha euforia. Aunque se demoró, supo compensar a su publico con un gran setlist que nos remontó a sus inicios cuando sonaba Fruta, Vol.II (2015) en todos lados, interpretando “Palmar” y “Chupetazos”. Ya conmovidos, el sonorense puso a bailar a todos con “Bálsamo”, “Optimista”, “Brillo mío”, y con algunos de sus nuevos sencillos: “Fotosíntesis” y “Bolita de pan”.

Aunque para entonces la tarde ya se había puesto muy tropical y melosa, algunos esperaban con ansias un poco de hip hop y rap para desahogarse, y qué mejor que con la Banda Bastön, que tenía preparadas unas buenas rimas para hacerle crítica a la sociedad en la que vivimos haciendo sonar “El País de las maravillas” y “Planeta ficción”.

El dúo mexicano invitó a subir al escenario a Fntxy, Alemán, y Yoga Fire con quienes interpretó algunos de sus últimos grandes éxitos como: “Roberto Gómez Bolaños”, “Barriobajeros”, y “Superstars”; acto que incendió la noche logrando que los presentes sacaran toda esa energía que llevaban dentro.

Aprovechando el aniversario del Apolo 11, el Instituto Mexicano del Sonido subió al escenario portando trajes naranjas en los que resaltaba el logotipo de la NASA; con esa carisma animaron la noche con temas como: “Mi T-shirt de la NASA”, “Alocatel”, “México”, “Escríbeme Pronto”, “El Micrófono” y más, rindiendo un pequeño homenaje a la memoria del Príncipe de la Canción con su tema: “El Jefe”.

Aún faltaban unas cuantas horas para que terminara el día y sin embargo, la gente cada vez estaba más enfiestada, ya que la cerveza -en algunos- empezaba a hacer efecto, pues aunque apenas eran las 21:00 H y ya se veían los primeros caídos del September Fest 2019. Tumbados en el suelo, recargados en las bancas o en los amigos, fue como los presentes animaron a Kinky a salir a cantar.

Desde Monterrey, Nuevo León, la agrupación liderada por Gil Cerezo puso a bailar a la gente que aún quedaba de pie con algunas viejas rolitas como “Te vas”, “Después del after”, “Cornman”, “Hasta quemarnos” entre muchas otras de su variado setlist.

Aunque el domingo estaba cayendo una fuerte lluvia en la CDMX, eso no pareció ser impedimento para un segundo día de buena música y mucha cerveza. Si bien es cierto, este día aparentaba ser un poco más relajado ya que contaba con un lineup que invitaba a un público muy diferente al que se había visto el día anterior. En esta ocasión, la presencia de chicas adolescentes era lo que más marcaba la valla del escenario.

Para calentar motores en este lluvioso y frió día, con sintetizadores psicodélicos y una notada gran influencia de synth pop, el proyecto mexicano conformado por José Pablo Ibarra y Patricio Dávila, apareció en el escenario para proyectar su música y ponernos a bailar al ritmo de beats suaves correspondientes a “Xo”, “Runaway” y Scavenger”. Aunque la lluvia se soltó durante el show de Mylko, eso no evitó que la gente siguiera entusiasmada moviéndose mientras sonaba “Bloom”.

El regiomontano Chetes nos vino a endulzar el oído con temas como “Poco a poco”, y “Estático”. Sorprendiendo a sus fans con un pequeño adelanto de cómo suenan en vivo “Perdí la cabeza” y “Aullando la luna”, temas que encontrarás en su próxima producción discográfica Odisea Magnética (2019).

Ya en el mood romántico, la gente se acumuló en el escenario para esperar el acto de División Minúscula. Muchos gritaban “Solo vine por ustedes, ya salgan”, mientras que otros coreaban su nombre con mucha fuerza.

Para cuando la agrupación salió, una vibra súper especial se esparció por el Deportivo Lomas Altas; División nos hizo sentir felices, tristes y con un poco de esperanzas con un gran setlist en el que predominaron temas como: “Voces”, “Sognare”, “Veneno Es Antídoto (S.O.S)”, “Frenesí”, “Sismo” y su gran éxito “Luces de esta ciudad”.

En su segunda edición, este festival dejó claro que son especialistas en la cerveza y en enaltecer la música y el folklore mexicano de una manera inigualable, logrando que chicos y grandes se unan en un solo espacio para disfrutar de los mejores proyectos musicales del país.

Sharon Van Etten grabó una nueva versión de "Seventeen"

Norah Jones acompañó a Sharon Van Etten en esta aventura.

La cantante de Nueva Jersey, Sharon Van Etten sorprendió a sus fans con una nueva versión de su canción "Seventeen" de su más reciente material Remind Me Tomorrow, nuevamente en compañía de Norah Jones. Aunque amabas compositoras ya habían interpretado este sencillo en vivo en el Webster Hall de Nueva York, por fin tuvieron la oportunidad de grabarlo en un estudio.

La melodía está disponible en la plataforma de Amazon Music, ya que forma parte de el mini documental de Van Etten, DepartureLa canción es una de las partes más esperadas en este pequeño clip de siete minutos, ya que las dos chicas grabaron este track el último día que Sharon estuvo en Nueva York.

Sharon Van Etten

Soy una gran fan de Sharon como persona y artista, así que estaba más que emocionada de poder, finalmente, cantar juntas. Me encantó la idea de hacer la canción de una manera diferente. Me sentí muy bien al estar juntas en el estudio, por lo que espero que podamos cantar más en el futuro. Cantar con ella y verla durante el concierto fue impresionante, es una verdadera estrella de rock", comentó Norah Jones.

Escucha esta gran versión de "Seventeen", aquí abajo te la dejamos.

Entrevista con Fatima Al Qadiri

Fatima Al Qadiri: lidiar con la contemporaneidad bailando.

Indignante, atroz, escandaloso. Todas estas son traducciones literales de la palabra Shanee’a, un atributo decididamente connotado por la realidad de Kuwait y otros países árabes. Recientemente, se ha convertido en un adjetivo común entre la comunidad queer de la región. Es una mala pronunciación de esta palabra en inglés, Shaneera (2017), la que da título al más reciente material de Fatima Al Qadiri y, ultimadamente, a una suerte de alter ego de la productora kuwaiti.

El trabajo musical de Fatima Al Qadiri se ha caracterizado por habitar una difusa línea entre el pop y la crítica cultural y por tener una carga política que, aunque notable, es cada vez más común en la música electrónica. Con motivo de su visita a México como parte de la primera edición del festival Sónar, le hicimos a Fatima Al Qadiri algunas preguntas sobre el origen de su trabajo, su estado actual y lo que podemos esperar en el provenir.

Lo primero que salta a la vista del trabajo de Al Qadiri es su dimensión visual, con imágenes que van del sinofuturismo a los videojuegos de guerra. “Me interesan los géneros musicales y las expresiones post-coloniales de poder”, nos dice. Lo primero es evidente en su ecléctica producción musical, en donde ha explorado géneros como el juke, el hip hop, el dubstep y hasta la música vocal islámica y el trance gregoriano noventero. Lo otro, viene probablemente de su infancia en Kuwait durante la Guerra del Golfo. “El periodo anterior y posterior a la guerra afectaron gran parte de mi pensamiento, pero mudarme a Estados Unidos cuando tenía 17 para estudiar la universidad también fue un momento seminal. Pienso que la mayoría de las obsesiones empiezan cuando uno es joven y empezamos a reflexionar sobre nuestras experiencias conforme vamos creciendo”.

Las identidades culturales y sus manifestaciones mediáticas parecen ser, pues, una obsesión para Al Qadiri, pero ella rechaza la idea de que su música es una reflexión sobre la identidad árabe en la contemporaneidad. “Nada de mi música lidia con algo tan vasto como la 'identidad arabe'… ese nunca ha sido el objeto de mi música. En Asiatisch (2014), decidí explorar representaciones post-coloniales de China y de la cultura china”. Estas preocupaciones por las iteraciones culturales la llevaron a colaborar hace unos años con la artista de Qatar, Sophia Al Maria para observar y teorizar sobre un fenómeno que llamaron “Futurismo del Golfo”, una manifestación de la cultura islámica influenciada por las nuevas formas de consumo y el imaginario del futuro. “Ambas somos fans de la ciencia-ficción… Yo, personalmente, entré a ella muy joven, a partir de un aspecto distópico que estaba presente en Kuwait durante la ocupación de 1990-1991… La influencia más grande fue ver Akira cuando tenía 11 años”.

Su producción anterior, Brute (2016), lidiaba con la brutalidad estatal. Shaneera, con los roles de género rígidos y la forma en que se desafían ¿De qué forma puede la música ayudar a derrocar los regímenes de violencia? “No creo que la música por sí misma haga nada, es la forma en que la gente se relaciona con ella. Quizás, su existencia normaliza ciertas expresiones de género. Quiero ser clara, la idea de la sexualidad binaria siempre ha sido un concepto colonial del oeste y no parte de la cultura árabe. Va a ser un proceso largo y doloroso el de desarticular estas ideas. Pero, una vez más, la música no derroca nada. Solo puede inspirar a la gente a reflexionar y, con suerte, actuar.”

Actualmente, Al Qadiri se encuentra celebrando el premio que ganó en Cannes por Atlantiques, la película de Mati Diop para la cual compuso la banda sonora. “La directora Mati Diop me contactó por Facebook hace tres años. La colaboración fue muy desafiante pero muy satisfactoria. Espero que haya más colaboraciones de cine en el futuro”.

Aprovechando esta proyección al porvenir, le hacemos a Fatima la pregunta inevitable: ¿Qué podemos esperar de su set en Sónar? La respuesta es críptica y nos deja expectantes. “Shaneera es una chica mala, le gusta la fiesta…” Qué lejana se siente de pronto la fecha del festival.

DIIV — Deceiver

Deceiver: La fuerza de la melancolía reinventa el sonido de DIIV.

Las experiencias personales forjan al ser humano. Eso es un hecho ineludible. Lo que se hace con dichas vivencias y hacia dónde se conduce cada ente tras pasar por las mismas, eso, ya es algo imprevisible.

Cuando DIIV regresó a los anaqueles con Is the Is Are el contexto de su carrera, además del lugar en el que se encontraba cada uno de sus integrantes, era completamente distinto del que se gesta ahora alrededor del lanzamiento de su tercer álbum: Deceiver. Tal vez parecerá obvio mencionarlo, pero también es cierto que como fans o escuchas, la mayoría de las ocasiones, esperamos que se mantenga un sonido único entre las diferentes producciones de los artistas o bandas a quienes coreamos en el baño o en los shows a los que tenemos oportunidad de asistir. DIIV ha sido un claro ejemplo de que esto no es una regla, mucho menos una obligación.

Deceiver es en sí mismo un disco completísimo y lleno de una energía cruda que se mantiene desde “Horsehead” hasta “Acheron”, el primer y último track respectivamente. En el sonido del álbum hay un sosiego perceptible, algo que parece que no termina de explotar. Una fuerza contenida que se limita a llenar cada poro de quienes lo escuchamos, pero falta algo, ese clímax que esperamos para poder gritar a toda garganta y resentir en nuestras cuerdas vocales los estragos de la rabia que parece no terminar de gestarse. Al mismo tiempo el muro de sonido que se percibe durante las 10 piezas de las que se compone este tercer disco de estudio es un refugio del cuál no sale nada. Parece que navegamos dentro de una esfera perfectamente sellada. No escuchamos nada más. Rock progresivo, dream pop, shoegaze… Este material lo tiene todo en cada track. Cada canción pertenece a la siguiente y es un ser por sí misma. Escuchar la decena de temas de principio a fin o uno por separado transmiten la misma sensación de estar flotando lejos.

Es un disco muy personal y doloroso, al menos así se lee en cortes como “Skin Game” o “Taker”, dos de los adelantos con los que Zachary y compañía nos envolvieron para dejarnos ansiosos de más. Temas como las relaciones personales, la desintoxicación, la decepción y pensamientos oscuros se tocan a través del viaje que es este álbum. Los momentos más luminosos vienen con “The Spark” y “Blankenship”, los tracks más cercanos al júbilo de todo el recorrido; el último, sin duda mi espacio favorito de todo el álbum. El sonido general del disco es muy distinto a sus predecesores, pero la esencia de la banda neoyorquina se mantiene latente. Hay una calma que se respira en todo momento, pero, en el fondo, una presencia funesta se puede sentir a través de los oídos. La piel se encina por momentos y sabemos que la tormenta está a punto de llegar. Riffs de guitarra, distorsión, melancolía, una batería simple y enérgica, la voz de Cole, soledad y una atmósfera intoxicante… todo eso se encuentra dentro de Deceiver.

Es una catarsis personal, tan personal que podemos hacerla nuestra. Después de más de 10 vueltas completas, el álbum se convierte en mi favorito de la banda.

Ely Guerra — Zion

El mapa exacto para llegar a Zion escrito por Ely Guerra.

¿Qué es la zona de confort? Para algunos puede referirse a la estabilidad, la seguridad y lo conocido, para otros, es donde su espacio de comodidad y la experiencia les permite sobrevivir; lo cierto es, que en esa zona, no se experimenta y el miedo gobierna. Cuando hablamos de la cantante Ely Guerra, esa zona nunca ha sido conocida en su carrera, con innovaciones y siempre haciendo diferencia, en este 2019 con el lanzamiento de Zion, esta idea no fue la excepción.

A inicios de agosto, fuimos parte de la primera escucha de este álbum y solo podemos decir, que nos voló la cabeza. Aquella vez, el disco sonaba tan lejano, tan ajeno y tan ella a la vez; la segunda vez escuchado, cobraba más sentido y era más Ely Guerra e, incluso en vivo, se tornó una experiencia completa. Zion fue creado en un periodo de cinco años, con nueve tracks que conforman la obra del álbum, que acoge momentos de frustración personal e inactividad, hasta un poco de bloqueo mental en la composición; un dato curioso sobre este trabajo es que fue grabado en primeras tomas, no hubo modificaciones y fue trabajado en soledad, sin opinión externa en su gestación, por la propia Guerra; son 37 minutos sin desechar nada, un trabajo lleno de intuición y audacia, un disco atemporal y difícil de etiquetar.

Los nueve temas que componen a Zion comienzan con el interludio “Atrium”, con tinte metódico y sonidos plagados de onomatopeyas, además del deleite vocal que emana la regia; la que le sigue, “Grandes Esperanzas”, comienza con narrativa, como un poema escrito en  prosa e incluye susurros in the background y un tono de vibrato sostenido en lo vocal, se asemeja a música de capilla. “Into the Desert” es un recuerdo de conciencias, habla de ciclos de vida, ciclos naturales; en “Harmonic” de nuevo con susurros múltiples, que aumentan de a poco, la cantante muestra notas melódicas y lírica en inglés que suena natural, de nuevo, la narrativa. Una canción que para ella debería ser el himno a entonarse en nuestro país, sin faltar al tradicional, es “Mía Patria”, cuyo control de voz revela que Ely Guerra se encuentra en un momento inmejorable, madura y experimentada; ésta brinda una reinterpretación del patriotismo y ese peregrinar de un país en transformación.

Bien se dice que lo que sube tiene que bajar y al interpretar “Inevitable Defeat”, ella vislumbraba la tragedia por adelantado; “Zion”, es relajante, te hace reflexionar con el ritmo a tempo, “Strelitzia (Ave Do Paraiso)” tiene letras en portugués, una lengua natural en la familia de la intérprete y es una melodía entonada para dar gracias a la naturaleza. El álbum finaliza con “Stronger”, una canción que describe a la perfección a la nueva Ely Guerra.

El disco en general es difícil de etiquetar y mucho más de juzgar, es el resultado de un trabajo arduo, muy personal, que toca el alma y no solo el corazón; con él, no hay medias tintas y todo es claro, no será un material que cachemos en las estaciones de radio ni en los tops de popularidad; Zion es el statement de la experimentación y la expresión corporal, será el estandarte de algunos nuevos artistas que se atreverán a probar sin pensar en qué será.

Adiós a José José

José José: He podido ayudarme a vivir.

Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por dios que nunca llorarás por lo que fue mi vida, "Mi Vida".

Me enteré de la muerte de José José mientras miraba tocar la la Orquesta de la Tercera Edad frente al kiosko de un parque en Azcapotzalco rodeado de gente que bailaba danzón, pensé que ese ritual: el de sacar el mejor traje del ropero y bolear el zapato pachucón, de cortar dos flores, una para la solapa y otra para el costado del rostro de su amada, del bailar una tarde de domingo y recordar tiempos mejores al ritmo de la música, poco a poco se va perdiendo.  

Pero si aún tenemos música nunca vamos a perder, aunque los ídolos, esos que apreciamos en fotografías en blanco y negro que burdamente se vuelven un meme, esos que musicalizaron historias de amores no virtuales, se vayan a un plano trascendental.

“Pero por que le dicen el príncipe de la canción si nunca escribió alguna”, esa triste y patética necesidad de atención canalizada en un comentario en redes sociales, esa amargura dibujada de sapiencia, esa necedad por radicalizar y opinar a la fuerza, esas palabras que se perderán en un servidor antes que las canciones, mismas que su majestad hizo suyas. Roberto Cantoral, Alvaro Carrillo, Armando Mazanero, Manuel Alejandro, Rafael Perez Botija, Camilo Sesto, largo etcétera, aquellos que dieron fe de sus tragedias personales o sus amores incompletos, no pudieron encontrar mejor intérprete que en la magna voz del barítono incomprendido, ese que entre el alcohol y la cortisona tal vez buscaba el abrazo paternal que nunca recibió. 

Bien dicen que gran parte de los buenos artistas son almas atormentadas, que pocos sobreviven a la fama inesperada y a la gloria subsecuente de su arte, y para mi desde la infancia José José se me figuraba el drama eterno, la música de fondo de la ronda de los padres al sazón del Don Pedro o el Bacardí, el complemento musical de esas pláticas que no entendía, de ese olor insoportable entre cigarro y eter so pretexto de la navidad, el año nuevo o cualquier cumpleaños. Cortado el pastel procede la botella, basura de confetti y de colillas, el cassette o vinilo sonando una y otra vez. 

En viejos tiempos preparatorianos, cuando a alguien le parecía buena idea llevar una botella de Martell escondida en la mochila, misma que había robado de la cantina familiar para ser consumida en la reunión después de clases, el disco Tributo a José José era esencial, el comienzo, el descorche, pero pasadas las copas y las charlas, de las bromas a las penas, las grabaciones originales que bien sabías ibas a encontrar en los discos de los padres dueños de la casa o departamento, salían a relucir, y a reducirnos. He visto a grandes personas de mi generación desgarrarse la garganta cantando “El triste”, hombres y mujeres por igual con diferentes corazones rotos abrazando con su voz esa “Almohada”, al primo siempre avante en las peleas callejeras hecho un mar de lágrimas y mocos cantando “Adiós Princesa”, la versión original de “Lo dudo” sonando casi como el trip hop de Portishead. Entender que alguna de tus historias amorosas encontró semejanza o remedio con alguna de los tantos temas de largas colecciones de éxitos que ahora bien puedes descargar en una playlist

Reproducir en YouTube ese ya legendario video donde puedes ver a la mismísima novia de México, Angelica María, derretida internamente ante el supremo canto de “El triste” en el Festival OTI, el aplauso afable de Alberto Vázquez, la lluvia de rosas que parece de película pero que sucedió en realidad, ese imaginario del país de antaño y su magia llevada a las pantallas, a los hogares, a los negocios, que ayer a unas horas de la terrible noticia, ya sonaban a todo volumen a la leyenda, le petit prince, nuestro Sinatra como dicen algunos, el hijo pródigo de Clavería, barrio que lo vio nacer y el cual observa su efige, misma que fue inundada por la multitud y sus flores, el canto y su eterno reconocimiento, las lágrimas y los aplausos, y en una imagen comprendo el poder que tiene José José entre nuestro inconsciente: un chico de no más de 20 años con una playera negra con la ilustración de baphomet reposando en un pentagrama y jeans rotos, micrófono en mano cantando esa canción que sabe de memoria, que se quedó en su mente desde que la escuchaban sus padres, que seguirá retumbando en su psique a pesar de ser considerado un fan del rock por su vestimenta. Porque dicen que hasta el más rockero baila cumbia y se sabe canciones de Juan Gabriel, Vicente Fernández, y por supuesto y creo que más que los anteriores, de José José

Pido un aplauso para el amor y sus causas y efectos, el paraíso que dibuja y la tragedia que precede, brindo por los bohemios y los dolidos, los que cantan y lloran e insisten en ahogar sus penas en alcohol, bien lo dice Homero Simpson, la causa y la solución a todos los problemas. Pido un gran aplauso sobre todo a la música que nos seguirá acompañando, esa nave del olvido que no queremos abordar, levanto mi copa por esos payasos que no son lo que quieren, sino lo que pueden ser, por aquellos que resistirán del altar a la tumba, por el amor de discoteque, por el amar y el querer. Bebo por el día más triste del mundo, por lo pasado pasado, lo que un día fue y ya no será, por lo que es mi vida y fue la tuya, gavilán o paloma, tormenta y tornado, volcán que nunca se apagará. 

Que la ovación más larga y sonora sea por el príncipe, ese colorido caballero enfundado en smoking que en su voz encontró su salvación, y que en las gargantas de una generación entera puso su fe para permanecer en la eternidad. Gracias a tus canciones he podido ayudarme a vivir, es por eso que no es triste decirte adiós. 

CMD_Fest en Frontón México

CMD_Fest: Las segundas partes no siempre son buenas.

Tras una gloriosa primera edición y dejando atrás a Euritmia, el CTRL_Fest renació como el ave fénix bajo el nombre CMD_Fest prometiendo continuar con el legado que comenzó a instaurar en abril del 2018.

A pesar de haber arrancado muy temprano, la plancha del Frontón México lució medianamente llena para la presentación del músico francés Arnaud Rebotini, quien puntualmente dejó el escenario libre para Xeno & Oaklander. Ambos proyectos marcando la pauta de lo que sería constante el resto del festival: voz femenina al micrófono y hombre a la consola, o solo un hombre detrás de las consolas.

Eran apenas las 16:00 H cuando la gente comenzó a arremolinarse para disfrutar el primer plato fuerte del festival: Boy Harsher, dupla compuesta por Jae Matthews y Augustus Muller que en poco tiempo ha logrado hacerse de un importante lugar en la escena electrónica del “nuevo darks”.

Entre emocionados comentarios que recordaban su pasada presentación en el Foro Normandie y quejas por haberlos puesto en ese horario, el lugar comenzó a desbordar gente por los costados, en las rampas de entrada y junto a las salidas de emergencia.  “A Realness”, “Come Closer” y “Tears” sonaron fuertes y nítidas en voz de Jae, quien levantó suspiros y hizo bailar de manera convulsionada a sus fieles admiradores.

Tras un breve descanso, Pepe Mogt subió al escenario para hacer más amena el tiempo de convivencia en espera de lo que venía: The Golden Filter, dúo célebre por sus remixes que, a siete años de su primera y única presentación en México, volvió para recordarnos en un dejo de nostalgia quiénes éramos y lo que escuchábamos hace una década.

Una vez que el sol se ocultó y dejó de colar rayos de luz por el techo del Frontón, Adult. tomó el control del festival para sacudirnos un poco del ensimismamiento provocado por las cervezas, las suaves secuencias de quienes los antecedieron en el escenario y las seis horas que llevábamos ya en ese lugar. Regresando a México por primera vez desde la presentación de The Three Grace(s) Triptych en el 2011, el dúo regaló uno de los sets más enérgicos de la noche.

La posibilidad de reingresar provocó que los alrededores del Monumento de la Revolución estuvieran siempre llenos de gente que salía a buscar qué comer, qué beber o simplemente a que les diera el aire, sobre todo durante los sets de Ramón Amezcua y Daniel Miller, que si bien no estaban vacíos, se percibían bastante más tranquilos que durante otras presentaciones.

Después de que Daniel Miller dio las gracias y decenas de personas con playera de Boy Harsher se enfilaron con sus vasos de cerveza vacíos hacia el lobby, otros que portaban camisetas de Ministry y D.A.F. comenzaron a abrirse paso hacia el frente del escenario. Aunque el año pasado formó parte del festival con Black Line, volver a ver a Douglas McCarthy de cerca era algo imposible de dejar pasar.

Las luces se apagaron y en la pantalla apareció Nitzer Ebb. Bon Harris tomó posición y Doug salió al escenario con la misma fuerza que lo ha caracterizado desde el inicio de la banda hace 37 años. Desafortunadamente, las fallas de audio decidieron hacerse presentes y de la peor manera: la voz era casi imperceptible, el bajo estaba muy arriba y nunca le pudieron dar a las percusiones, lo cual hacía prácticamente imposible identificar de qué canción se trataba.

Ni “Captivate” o “Hearts & Minds” pudieron ser coreadas, fue hasta “Getting Closer” que se pudo distinguir un poco la voz. La gente bailaba, brincaba y se entregaba, pero el audio seguía sin funcionar. Para “Join in the Chant” parecía que la cosa se estaba arreglando, pero al final no fue así.

El show terminó con “Murderous”, cortando de tajo “Alarm” y “Godhead” originalmente previstas en el setlist. La banda agradeció y el público comenzó a salir con cara de confusión, ¿de verdad esperamos nueve años para esto? Sin duda, la presentación que más prometía pasó con más pena que gloria, aunque Robert Alfons llegó a levantar un poco los ánimos hacia la recta final.

A pesar de haber llenado de manera consecutiva dos fechas en el Foro Indie Rocks!, TR/ST no pudo evitar que cerca de la mitad de la audiencia del festival decidiera emprender el camino a casa. Afortunadamente, para su presentación no se registró ningún contratiempo ni problema en el audio, lo cual nos permitió disfrutar en su máximo esplendor de canciones como “Bicep” y “Sulk”.

Eran ya las 2 de la mañana y aún habían muchos aferrados con ganas de seguir bailando. Finalmente, Caroline Martial de Kap Bambino tomó el micrófono para cerrar con desbordada energía la segunda edición, aunque primera con este nombre, del CMD_Fest.

En papel, cuando se anunció, el cartel prometía muchísimo; sin embargo, en la práctica, dejó un extraño sabor de boca. A diferencia del año pasado, cuya oferta musical iba del EBM al dub, pasando por el aggrotech y hasta llegar incluso al psych, el CMD_Fest.se quedó cortísimo y, aparentemente, esto se vio reflejado a nivel producción.

Mientras que los actos básicos de consola y voz no tuvieron ningún contratiempo, el único que implicaba un mayor grado de complejidad en cuanto al audio fue el que más lo padeció. Al final, esta edición del CMD_Fest. no fue desastrosa. Pero si quiere seguir vigente y gozar de la fidelidad de un público en particular, tendrá que aprender de sus errores y ajustar algunas tuercas.

Caravan Palace en El Plaza Condesa

Caravan Palace puso a temblar a El Plaza con mucho baile quita penas y su electro swing.

Ayer, 28 de septiembre, la Ciudad de México tuvo la fortuna de bailar al ritmo de Caravan Palace en El Plaza Condesa. Esta fue la primera vez que la banda se presentó en México. Con un sonido moderno que retoma elementos del swing clásico de los años 20, la banda ha forjado una fuerte base de seguidores. El público que ayer inundó el recinto demostró que Caravan es una banda para bailar, gritar, y sacar toda la energía para hacer retumbar la Tierra.

Las puertas del recinto se abrieron a las 18:00 H, y entre la tormenta que amenazaba con dejarse caer y la emoción de los fans más devotos, El Plaza comenzó a llenarse. Dentro, esperaba una silent party montada por Aspirina Sound Off. La fiesta era un recuadro lleno de gente con audífonos inmersa en su música. Los encargados de crear el ambiente dentro de esta fiesta, fueron DJ Puma, y el dúo, DJ Sobrio.

Alrededor de las 19:30 H, la audiencia ya se veía realmente dividida entre los más aficionados y el resto. Parecía un concurso de locos, entre los que se amontonaban frente al escenario vacío, y los que bailaban y aplaudían a la nada. A las 19:45 H, la silent party llegó a su fin, y en menos de cinco minutos, solo quedaba una mancha de gente ansiosa por que el grupo ya saliera.

La entrada a la atemporalidad

El escenario estaba descubierto y asomaba un robot destartalado, justo como el de la portada de Chronologic, el disco que Caravan Palace lanzó en agosto de este año. Cuando las ansias y el ambiente que traían los espectadores parecía comenzar a bajar, los encargados de sonido pusieron "El triste" de José José. El público enloqueció, y con gritos cómicos recordaron cantando al recién fallecido Príncipe de la canción. Entre risas y un luto cómico estuvieron listos para bailar con Caravan, que salió unos minutos después.

La gente estuvo fuera de sí, y desde el comienzo se sintió una energía indescriptible. El robot que tenían de fondo llenó el escenario de misticismo cuando se inundó de humo y de luces estruendosas. La audiencia se amontonaba para casi casi sentir el sudor de Zoé Colotis, la cantante de la banda, mientras otros sacudían los pies al ritmo del saxofón y la sombra del sintetizador.

El diseño de las luces animaba al público a llegar al clímax, mientras que Zoé, Arnauld, Victor, Charles, Antoine y Paul los animaban para bailar y dejar su alma en la pista. Presenciar esto es algo mágico. Estar a punto de llegar al 2020 con gente bailando y cantando swing es increíble. Nos pusieron a bailar durante casi dos horas y media.

La energía que se sentía en la audiencia, y el estruendo que generaba fue increíble. Hubieron canciones como "Miracle" que prendieron a la audiencia y los hizo brincar y bailar por todos lados. El Plaza crujía al tono de "Lone Digger" y "Tattoos", y la felicidad del público y la banda, era tal, que salieron dos veces por encores. Colotis, en su español perfecto pidió fotos y agradeció por la bienvenida que les dimos, habló de cuánto les gustó nuestro país, y de lo mucho que significó la visita.

Sin duda fue una noche mágica y atemporal, con sonidos eclécticos que imposibilitaban saber si estábamos bailando en el futuro, o en un pasado utópico.