Ciudad: CDMX

Axe DFX: Fiesta hasta el amanecer

Ubicado en uno de los lugares más seguros de la Ciudad de México, el campo deportivo del Estado Mayor Presidencial, se llevó a cabo este sábado la primera edición de Axe DFX, festival que para cada entrega contará con la presencia de un sello de renombre en el ámbito de la música electrónica.

En esta ocasión, la disquera invitada fue Cómeme de Matías Aguayo. Sin mayor preámbulo, el evento dio inicio con Ana Helder tras las tornamesas, quien estuvo acompañada por varios encapuchados que salieron al escenario entre brincos y saludos, entre los cuales se encontraban el mismo Aguayo y Christian S.

Dichos personajes fueron desapareciendo uno por uno, dejando a su paso una atmósfera de sonidos psicodélicos que envolvieron a la creciente multitud que llegaba dispuesta a bailar sin reparos de la mano de una DJ que tiene fama de tocar en las mejores fiestas del mundo.

El segundo acto fue del estridente y talentoso Philipp Gorbachev con un peculiar y divertido acento ruso. Armado con un micrófono, un par de baquetas y drum pads, apagó el frío de la noche desde el primer beat gracias a un sonido fresco de nuevas texturas que navega entre sonidos techno, riffs de guitarras y percusiones.

Le siguió Christian S., que desde hace casi dos décadas a hecho vibrar las pistas de baile. Su participación fue inaugurada con un set un tanto romántico y disco. Poco a poco fue subiendo el voltaje de la música, dejando claro por qué pertenece Cómeme, cuyo líder, Matias Aguayo, era el plato fuerte de la noche.

El chileno hizo lo propio, desatando un derroche de euforia y baile. Aunque esa noche no fue lo mismo, pues el músico y productor compartió la indignación y tristeza por la que atraviesa el país recordando a los 43 normalistas de Ayotzinapa y cerró diciendo "vivos se los llevaron, vivos los queremos".

Architects: Sonidos rabiosos y violentos

Fue en el ocaso de la tarde cuando las luces se apagaron y todo dio inicio. La noche de metalcore prometido empezó con los jaliscienses de Arcadia Libre, quienes arribaron al escenario del Plaza Condesa para ejecutar lo que ellos mismos denominan como metalcore agresivo con canciones como “Imagen y semejanza” y “México”.

Con letras en español y una furia mostrada en cada momento, estos cinco jóvenes le abrieron las puertas a un público ávido de agitar las cabezas, alzar los puños y gritar su rabia contenida.

Tras un corto set de apenas 30 minutos, los de Jalisco dejaron puestas las tarimas para el arribo de Everyone Likes Cathleen, banda nacional que tomó el escenario con una energía y furia activada desde el inicio. Luis, vocalista, no paraba de brincar y moverse por todo el escenario, mientras que los riffs graves y el bombo a toda velocidad invitaban al público a brincar y cantar. “Believe in Me” y “Patient Zero” fueron algunas de las piezas interpretadas y tras las cuales todo quedó puesto para el platillo principal.

Llegó el momento de Architects, británicos que han estado en la escena durante los últimos diez años, y en los cuales han adquirido una experiencia sobre los escenarios claramente evidente. “Gravedigger” y “C.A.N.C.E.R”, pertenecientes a su más reciente y aclamada placa Forever // Lost Together, fueron las encargadas de iniciar un set que desde sus primeros acordes elevó al público a niveles altos de euforia y emoción: brincos, puños, gritos y moshpits se comenzaron a observar desde prácticamente el inicio del set.

Al frente de la banda, Sam Carter se observaba cómodo y a gusto con la respuesta que el público le brindó desde el inicio, y ello pareció motivarlo a incrementar los movimientos frenéticos que realizó a lo largo de todo el escenario. Esa misma motivación la transmitió al público al momento de interpretar “Naysayer”, en la cual invitó a todos armar un enorme circle pit que giró como un violento torbellino que arrasaba con todo lo que se le parara enfrente.

Para cuando “Dead Man Talking” y “Follow the Water” sonaron, los sonidos graves y machacantes de las guitarras, más los golpeteos de un frenético doble bombo, ya inundaban las cuatro paredes del recinto. Architects había logrado apropiarse del Plaza Condesa y arrastrarnos a todos hacia un hormiguero del que emanaban sonidos rabiosos, iracundos y violentos.

Tras ejecutar “Broken Cross”, los ingleses culminaron su show con un encore que incluyó “Red Hypergiant” y “These Colours Don’t Run”, tras la cuales dejaron a un público exhausto y con las gargantas quemadas, pero sin duda complacido por haber sido testigos de una noche ataviada de metalcore.

Festival Nrmal 2015

Tras probar con dos festivales, uno en D.F. y otro en su natal Monterrey, el Festival Nrmal decidió fijar su residencia en el D.F. y extenderse a dos días.

Como era de esperarse, en esta ocasión presentará un cartel compuesto por interesantes bandas de todo el mundo, desde propuestas nacionales hasta bandas consagradas a nivel internacional.

Los boletos ya están disponibles a través de Boletia y habrá tres preventas: la primera será de $400, la segunda de $600 y la tercera de $800 (más cargos), mientras que en puertas el costo será de $900 por los dos días del festival.

Checa los horarios oficiales de NRMAL aquí.

Globos y Hamburgesas: Javiera Mena

En nuestro país, la carrera de Javiera Mena ha crecido a pasos agigantados desde su debut en el 2006 con Esquemas Juveniles, que casi pasó de noche. A pesar del éxito obtenido con la pegajosa "Sufrir" y recientemente con Otra Era, además sus participaciones en festivales como el Vive Latino y Pal Norte, a la cantante chilena todavía le falta sentir un poco más de ese amor mexicano, pues el Teatro de la Ciudad se encontraba cuando mucho a la mitad de su capacidad para el concierto del pasado viernes.

Eran pocos pero dedicados los que esperaban ver a su artista preferida sobre el escenario del recinto porfirista y para cuando ésta apareció con gafas blancas en la consola para la primera rola, “Otra Era”, se pararon para bailar como mejor se podía entre los asientos inamovibles. “Quiero que seas mi novia” y “hazme un hijo” le gritaban las chicas, provocando algunas risas antes de que la gente que probablemente se quedó pensando cómo iba a ser ésto último posible.

Para “La Joya” saltaron al escenario tres chicas en converse y daisy dukes para ambientar las rolas más movidas como “Hasta La Verdad” y el cover a la canción hecha famosa por Daniela Romo, “Yo No Te Pido La Luna”. Las bailarinas se contoneaban como coristas de Robert Palmer, haciendo ademanes cursis que acompañaban el humor de Javiera al parodiar este éxito ochentero.

El momento reflexivo de la noche llegó y Mena se sentó frente al teclado para interpretar “Sol De Invierno” de Esquemas Juveniles, “Un Audifono Tú, Un Audifono Yo” y curiosamente un cover de Grupo Mojado, “Piensa En Mí”. Sí, esa rola.

"Al cabo es viernes, ¿no?", preguntó Javiera trayendo de vuelta el ambiente festivo e invitando al escenario a su amiga Marcela Viejo, a quien vimos hace poco celebrando diez años de trayectoria con Quiero Club. “Mis recuerdos de esta ciudad son de estar comiendo a las seis de la mañana”, dijo Javiera, incitando a su público a seguirla toda la noche.

Tras abandonar el escenario por algunos minutos, la chilena regresó para brindar el momento surrealista de la noche. En medio de sus bailarinas y de botargas vestidas como huevos, tocino, papas fritas y una hamburguesa, interpretó una prendida versión de “El Amanecer”.

Javiera ya pensaba en el desayuno, pero el desmadre estaba bueno, así que subió al escenario su amigo Ulises de Chile y Marcela Viejo de nueva cuenta para bailar entre las botargas. El público, más animado que nunca, disfrutó de lo que sabía era los últimos momentos de un memorable concierto.

De la Tierra: Estamos los que tenemos que estar

No hay nada nuevo al decir que el heavy metal, salvo en contadas circunstancias, no es un género de gustos masivos. Y no hay nada de malo en ello, ya lo dijo Sam Dunn con gran estilo en A Headbangers Journey: los que estamos lo estamos haciendo bien y no te necesitamos.

Valga esta esta referencia para ejemplificar el sentimiento que navegó durante la noche de ayer por las paredes del Plaza Condesa: éramos pocos, pero estábamos los que teníamos que estar, y justó así lo reconoció un Andrés Giménez, visiblemente alegre, tras ver la reacción y respuesta inicial del público nacional a las primeras piezas interpretadas por De la Tierra.

“Somos uno” fue la encargada de abrir la noche, con esos riffs iniciales tan cercanos a una era perdida de Sepultura, pero con suficiente carácter e identidad para forjar la que sin duda es la mejor pieza del álbum debut de la banda. Tras ésta, “Maldita historia” sonó y el público respondió con una rueda de moshpit que comenzó a moldear la noche.

Tras tocar la versión del cover de “Policía” que Sepultura le hizo a la banda brasileña Titas a mediados de los noventa, llegó una de las canciones más coreadas: “San Asesino”, tras la cual el Sr. Flavio tomó los micrófonos para manifestar su apoyo con los familiares de los desaparecidos de la normal de Ayotizinapa. Todo bien, aunque a juzgar por la señal que Alex González (baterista) le hizo a Gímenez indicándole con los dedos el número 43, y después éste comunicándoselo al Sr. Flavio, este hecho se sintió más como una corrección política que como una verdadera y genuina solidaridad con los 43 hermanos desaparecidos.

La noche continuó y a lo largo de ella sonaron la gran mayoría de los tracks del álbum debut de De la Tierra, más un cover extra a “Señor Matanza” de Mano Negra, interpretada por un Sr. Flavio que, entrado en un éxtasis y emoción palpable, martillaba cada una de las 5 cuerdas de su bajo. Gran talento y desempeño el que tiene este señor, sin duda.

Es notable la experiencia que tienen estos cuatro señores: Kisser con una soltura magnífica detrás de las seis cuerdas, Sr. Flavio slappeando su bajo y bailando por todo el escenario; un Alex González dejando ver que en Maná está muy desaprovechado y Andrés Gímenez con una voz que encontró un perfecto balance entre los estribillos melódicos y los gritos guturales. Cada canción ejecutada se desmarcaba considerablemente del sonido mostrado en el álbum y en vivo exhibió una potencia y matiz distintos: bombos y bajos más graves y riffs más filosos y desgarradores.

La noche terminó y estoy seguro que en más de uno quedó insatisfecha la necesidad de escuchar algún cover a uno de los clásicos de Sepultura (o incluso de A.N.I.M.A.L.). Pero eso no importó, la sensación de haber presenciado un gran show de heavy metal quedó y permanecerá, aun cuando fuimos pocos los que estuvimos ahí.

The Kooks en el Pepsi Center

A través de Twitter, The Kooks confirmó que volverá a México tras su participación en el Corona Capital para ofrecer dos shows en solitario: uno para la Ciudad de México y otro para Guadalajara.

De acuerdo con la banda, los boletos estarán disponibles a partir del lunes 10 de noviembre.

Antemasque: Aquí no tocó The Mars Volta

El dúo creativo integrado por Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala volvió a la tierra prometida. Once años después de su primera visita a México, regresó al Circo Volador; ahí donde hubo amor a primera vista con el público nacional. Aquí no tocó The Mars Volta y mucho menos At the Drive-In, pero renació el recuerdo con Antemasque.

No hace falta preguntarlo, Omar y Cedric guían este nuevo proyecto musical, así como los anteriores, y se posicionaron en primer plano, cada uno de un lado de la tarima. Omar es su guitarra y se mueve según sus rasgueos. Cedric, poseído y visceral, es “el Chamuco”. Detrás de ellos, Dave Elitch (en algún momento también parte de The Mars Volta) despedaza la batería y Manfred Rodríguez-López, en el bajo, le sigue el paso con fidelidad.

Su regreso al Circo Volador no es coincidencia. Intencionalmente decidieron presentar este proyecto en el mismo foro que vio llegar a The Mars Volta, aunque no en el mismo escenario. En el lejano 2003 tocaron en el lobby del lugar y ahora, ya con el cariño del público en la bolsa, lo hicieron en el escenario principal. La coincidencia intencional fue bienvenida del inmueble a través de Twitter, que les respondió: “Antemasque, los extrañábamos aunque nos hayamos conocido con otro nombre”.

La presentación fue fugaz y sin medias tintas. Durante 50 minutos pasaron diez canciones; nueve de ellas forman parte de su álbum debut homónimo y además agregaron un tema inédito que formará parte de su segunda producción de estudio que se estrenará el 10 de noviembre. Aunque Antemasque se estrenó hace apenas cuatro meses, el público mexicano coreó canciones como “4AM”, “In the Lurch” y “Rome Armed to the Teeth”.

El amor entra por los ojos y también por los oídos. Sin necesidad de explicaciones, desde el primer momento la audiencia mexicana se rindió ante la banda. Es lógico, son Omar y Cedric juntos de nuevo, y aunque la nueva propuesta tiene su propio espíritu, no se pueden hacer a un lado los recuerdos que los unen. Minutos después de la presentación, @ORLProductions lo agradeció así: “Muchas gracias por tanto amor México!!”.

“People Forget” fue la canción con la que cerraron, pero el público no se movió hasta que el staff comenzó a quitar el equipo. La banda se despidió y se encendieron las luces mientras la gente pedía otra canción. Las luces se apagaron de nuevo, pero sólo fue la finta. Antemasque no regresó al escenario, quizá por la novedad del proyecto, pero es probable que vuelvan para saciar esa sed con su nuevo disco y un set más extenso.

Aquí tocó Antemasque, con Omar y Cedric juntos una vez más, acompañados por muchos recuerdos alucinantes, pero presentando una nueva etapa musical.

Editors y el tangible peso del amor

Una noche llena de amor en muchos buenos sentidos cuando de música va el tema, y es que las canciones de Editors tienen un poder de gran peso cuando se exponen más allá del disco y el mp3. Afortunados todos por haber sido un galante Plaza Condesa el designado para presentar a esta banda, pues es sabido que la organización y el sonido que proporciona el lugar pocas veces queda a deber.

Editors no venía con su mejor disco, pero sí con un puñado de excelentes hits nuevos que dan un revulsivo a un catálogo lleno de piezas poderosas. No lo digo al azar, quizá usted fue uno o presenció la reacción del público, eufórico a más no poder, con todos y cada uno de los temas interpretados, incluso con las melodías lentas como “Sugar”, la encargada de abrir el set.

Tom Smith, excelso en todo momento, compartió palabras con los presentes cuando era necesario, no más; lo importante era su garganta sustentando el peso de canciones como “All Sparks”, durante la que nunca se quedó falto de potencia, ni siquiera cuando había vértigo desde las percusiones (“An End Has A Start”) como en una triunfal “Munich”, en las que su voz se entregó totalmente y de forma uniforme (“Bullets”).

No hubo parte de la noche en que el recinto no dejara de cantar una a una las canciones que Editors ofrecía, recibiendo a cambio aplausos y gritos siempre. El comportamiento de Tom, colgándose del micrófono, expresando el sentir desde los movimientos de sus manos hasta la manera en que se movía su boca al dar el canto (“Eat Raw Meat = Blood Drool”), incluso cuando se sentaba al teclado (“The Racing Rats”). Pero si hay algo digno de celebrar y ahora inolvidable, es y será la parte final del concierto tras el encore, la cual aseguro que no se compara con ninguna que el grupo haya dado antes en nuestro país.

Smith salió de nuevo con una guitarra, le dio naturalidad y dejó apreciar la esencia de “The Weight” en versión acústica para de inmediato enlazar con “Bricks and Mortar”, mientras el resto de compañeros emprendían sus instrumentos, fantástico y emocionante el poder que toma la canción en vivo y el salto al encadenar con “A Ton Of Love”, en la que el grave color vocal de Tom detonaba en el gigantesco estribillo.

El cierre no pudo ser otro más que “Papillon” y no puedo decir más que el momento logró hacer cimbrar el piso de El Plaza ante la explosión de emociones que en cada espectador provocó.

Uno de los conciertos que los fieles seguidores del grupo anhelaban tras ya un año de salida de su más reciente disco, una espera recompensada en la que Editors, ahora sí con un set completo, demostró cual es el verdadero y tangible peso de su amor.

Celebración a los muertos con Peter Hook

El día de muertos funge como una tradición para evocar a los que ya no están, los que dejaron un espacio y serán siempre recordados. Es imposible asistir a un show alusivo a Joy Division o New Order sin pensar en el caído Ian Curtis. El entonces bajista de los pioneros del post-punk regresó a México a ofrecerle más que una ofrenda, una noche de homenaje.

Peter Hook & The Light trajo lo que muchos seguidores del grupo ingles esperaban: escuchar Unknown Pleasures y Closer en su totalidad. Hooky saltó al escenario, que estaba adornado por un par de ofrendas a Curtis, para comenzar con un set de la banda que abandonó en 2007: New Order.

A pesar del creciente ánimo del público de escuchar las canciones de Joy Division, “Let’s Go” y “Dreams Never End” fueron coreadas por varios que alzaban su puño en dirección al escenario. El bajeo de Hook cobró suprema fuerza en “Age Of Consent”, mientras que los asistentes saltaban y agitaban sus cabezas como si estuvieran en el club londinense ochentero The Hacienda.

Para seguir el baile, siguieron “Subculture” y “State Of Nation”. El primer corte del show terminó con “True Faith” y “The Perfect Kiss”, dando fin al groove ochentero. La banda abandonó el escenario por unos minutos para regresar con el set del álbum Closer, tras un discurso preparado por Peter que leyó un traductor, y la dedicación: “este show va para la memoria de Michael Shamberg, que en paz descanse”.

Los beats de Andy Poole ahora eran sustituidos por el introspectivo tamborileo de Paul Kehoe. Hook abandonó la playera del Club Barcelona que portó al inició de su presentación para adoptar la playera oficial del show: una especia de calaverita impregnada con el diseño del álbum Unknown Pleasures.

La presencia de las canciones de Joy Division era evidente. Los asistentes comenzaron a empujar hacia adelante, la fuerte y ronca voz de Hook reconceptualizaba los temas compuestos por Ian. El bajeo impecablemente ejecutado de Jack Bates, hijo de Hook, contrastaba con las minimalistas apariciones en la guitarra de David Potts.

Desde “Atrocity Exhibition” hasta “Decades”, el José Cuervo recordó el segundo álbum de la mítica banda formada por Ian Curtis, Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris. Aunque aún faltaba repasar el LP más recordado, aquel que figura en miles de playeras alrededor del mundo. Tras otro breve descanso, toco el turno del set de Unknown Pleasures.

Un encore, y el final esperado con “Transmission” y “Love Will Tear Us Apart” dieron fin a la celebración de muertos, demostrando que la música de Joy Division siempre quedará viva, ya sea en la música de Peter Hook, de New Order o el gusto de la gente.

Funk nipón de primer nivel con Osaka Monaurail

Noche de funk y soul en el Plaza Condesa y no precisamente por parte de un ensamble que imaginaríamos, sino que desde Osaka, Japón, muy a la usanza de los conjuntos y orquestas clásicas de R&B, Osaka Monaurail llegó por vez primera a un escenario mexicano para ejecutar lo mejor y más destacado de la música afroamericana de los 60 y 70.

Con un quórum ridículamente reducido que, tal vez por ser domingo de festividades o ser una agrupación poco común, tuvo a la organización regalando y promoviendo el 2x1 a toda hora, es digno reconocer como afortunados a quienes se animaron a asistir, ya que la fiesta de casi dos horas fue memorable e inolvidable, por decir poco.

Con más de veinte años de trayectoria y casi diez discos bajo el brazo, la noche fue reinada por el sonido de los vientos que acompañaban al grupo; tres piezas instrumentales en las que destacaron temas de The Temptations y The J.B.'s (la banda de James Brown) dieron paso a la llegada de Ryo Nakata, vocalista y frontman de tan espectacular conjunto que, entre broma sobre la ausencia de verdadera música japonesa esa noche, fue recibido con aplausos y gritos de un público en que claramente se veían sus paisanos echando porras.

A pesar de tener un consistente número de piezas originales, la banda, siendo más una especie de grupo de entretenimiento cuasi novelty act, se optó por un set en que predominaron los estándares del género como “Get Up” de James Brown, “People Make The World Go Round” de The Stylistics, y hasta el tema de Shaft de Isaac Hayes.

Era domingo y la plancha del Plaza Condesa estaba abierta para baile. Sí bien pocos fueron los que se animaron a mover el bote, todos aplaudían y seguían el compás; estaban frente a un gran conjunto que, para culminar su encanto, terminaron por bajarse del escenario a saludar y convivir un poco con la audiencia. Grandes nipones.