Foro: Auditorio Nacional

Sigur Rós en el Auditorio Nacional

Sigur Rós: Historia de una noche desgarradora e impredecible.

La noche de ayer en el Auditorio Nacional fue perfecta en todos los niveles. Nos atrevemos a decir que Sigur Rós ofreció uno de los mejores conciertos que hayan sucedido en la historia de esta pluma que contará los detalles. Vale la pena mostrar una reseña extensa de lo sucedido. Canción tras canción, no solo a nivel técnico y musical, también, emotivo. Al final del día es lo que nos manda a casa con la sensación de haber presenciado algo irrepetible:

8.30 pm.

El escenario entre penumbras; tres islas que se iluminan poco a poco. El espacio entre las tres es reducido, deliberadamente han achicado la dimensión del escenario, una manera de enfatizar esta nueva forma medular y desnuda de tocar: primera gira de los islandeses sin músicos extra.

De fondo; mientras los asistentes ocupan sus asientos, un ambiente sonoro insistente nos instiga -con un sutil crescendo- al trance que dentro de poco nos absorberá totalmente. Apagando paulatinamente las voces cotidianas, aflojando el cuerpo, disponiéndolo por entero para la escucha.

Minutos antes de las 9.00 pm. Se apagan las luces:

  1. “Á”(río), canción del 2016.

Orri (batería/piano) es el primero en entrar al escenario en medio de un negro total que se ensucia con los flashes de aquellos que se niegan a existir fuera de las redes sociales. El audio es perfecto y a media luz las siluetas de Jónsi (guitarra/voz) y Goggi (bajo/sintetizador) completan la trinidad que sacudirá la noche.

  1. “Ekki Mukk”, Valtari (2012).

Enmarcados por una estructura multimedia de diseño impecable, iluminación y video, generan un espacio aparte que exalta los sentidos. La piel se eriza y paisajes multiformes nos atraviesan. Bien podríamos cerrar los ojos y ver miles de realidades distintas.

Orri deja por un instante la batería para entregarse al ánimo melancólico del piano, mientras que la voz de Jóni se ondula en un falsete de afinación impoluta, eléctrica.

  1. “E-Bow”, ( ) 2002.

Las pantallas laterales se encienden iluminando parcialmente la penumbra y un elemento artístico más se devela: con cámaras móviles rodeando a cada uno de los músicos, el circuito cerrado refleja en instante poético el detalle de tres figuras que existen por y para este único momento. No se extrañan los metales y violines que suelen acompañarles, sus sonidos llenan el espacio ataviados con altibajos sonoros de matices exquisitos.

Está claro que más allá del simple entretenimiento la apuesta está en que el espectador hurgue en sí mismo y se descubra de frente al sonido, dejándose envolver de lleno por la emoción que oscila de por medio.

  1. “Dauðalagið” (La canción de la muerte), ( ) 2002.

El escenario es un espacio que se transforma constantemente a partir del uso ingenioso de luces y proyecciones. Su diseño tiene que ver más con el teatro que con los convencionalismos vistos en un concierto. Hay profundidad en el espacio, texturas variadas. Estrobos bailan con la batería, efectuando la misión de exaltar aquello que inevitablemente nos arrebata un suspiro, un sentimiento de certeza en la pertenencia del momento. No existen los teléfonos afuera, quienes asistimos realmente estamos “aquí”(intactos o fracturados, exageradamente conscientes).

  1. “Glosoli”, Takk 2005.

Por primera vez la audiencia comienza a palmear; el impulso no dura mucho. Orri regresa al piano tocando una línea sencilla mientras mantiene el ritmo con el bombo. Un par de veces se sale un poco de tiempo ¿a quién le importa? Para este momento, el arco de cerdas rotas de Jónsi denota en su cabellera despeinada la intensidad que nos ha robado el aliento al correr de la noche.

  1. “Nidur”.

Es la primera vez que Jónsi se dirige a nosotros, nadie ha comprendido nada de lo dicho; sin embargo, la empatía logra que cada uno haga su interpretación de aquello cuyo significado es indescifrable. “Nidur”en su estructura de corte cuasi pop bajo la intensidad del recorrido, transportándonos hacia un día soleado, de cara al viento.

  1. “Smaskifa” lado B de Vaka, 2002.

En la pantalla trasera aparecen formas de luz, llegan y se van. Nada está definido, cada quien puede proyectarse en su movimiento de alas: aves en un alambre, estrellas, cometas, personas, espíritus incandescentes… son realmente hermosas.

En un gesto que pocas veces es visto, la voz de Jónsi se rasga, sucia y rasposa. Es un efecto hermoso que lo vuelve real, lo vulnera y lo acerca -a través de su imperfección- a los que estamos del otro lado del escenario.

El efecto creado a través de la iluminación y los visuales es tan arriesgado y perfecto que se vuelve cinematográfico. Y, cerrando la primera parte del show, la secuencia se queda sonando mientras Orri -sentado al piano- aparece en las pantallas laterales con un rictus rígido de absoluta concentración, misma que gradualmente se desenfoca hasta que su cara desaparece con el sonido.

INTERMEDIO de veinte minutos.

10.10 pm

  1. “Óveður”, nueva canción tocada por primera vez el año pasado en el Primavera Sound de Barcelona.

La banda regresa para situarse en medio del escenario. Una pantalla led nos separa de su imagen difusa.

El vj hace tomas hermosas, blanco y negro como si se tratara de un vouyerista que hurga al interior de una casa perfecta. La persiana se abre con la toma, muestra formas cada vez más claras, enmarcadas en una neblina cibernética. Nos preguntamos ¿cómo se verá de frente? En la pantalla de atrás se proyecta un rostro, pedazos de un cuerpo atravesado por barras (¿San Sebastián?).

  1. “Starálfur”, ágætis byrjun, 1999.

Canción recientemente incorporada a su set en vivo. Más de una década sin tocarla.

  1. “Sæglópur”, Takk, 2005.

La pantalla se levanta develando al trío que recibe otra gran ovación. Con cajas de ritmo estructuran un tejido perfecto. Por primera vez Jónsi deja la isla avanzando hacia el  frente  para vernos de cerca, reconocernos.

De vuelta a su lugar, la música detona al unísono con la pantalla: nebulosas constelaciones nos invaden la retina.  El vj hace un mapeo impresionante, millones de pequeñas luces forman los rostros y cuerpos de los músicos en las pantallas laterales. Es uno de los grandes clímax de la noche.

Hacía el final de la canción el cuerpo electrificado, poco a poco, regresa y se reconstruye. Alguien se levanta extasiado de su asiento y es censurado por aquellos que quieren observar sentados. Entre la obscuridad una voz anónima grita extasiada “estamos vivos”… y, es verdad, la emoción nos invade. En la colectividad somos conscientes de la vida y sus implicaciones.

  1. “Ny Batteri”, ágætis byrjun, 1999.
  1. “Vaka”, (), 2002.

Un sinnúmero de puntos luminosos llenan el escenario con su color escarlata. Es una estrella explotado; sangre corriendo entre las venas, un rostro que se forma/deforma al fondo.

Es imposible no pensar que en la era de los espectáculos que te dan todo resuelto -lo que tienes que ver, sentir, cantar- se agradece a aquellos que vuelven fértil tu propia voluntad creativa.

  1. “Festival”, Með Sud eyrum í við spilum endalaust, 2008.

Silencio casi absoluto. Jónsi despliega el hechizo de su voz y no puede haber otro sonido, lanza un largo falsete que se mantiene estable y perfecto -como un equilibrista en la cuerda floja-… En un instante, el resto de la banda se suma y la multitud palmea al ritmo de la música que todo lo vuelve brillante. Queremos levantarnos a bailar porque “estamos vivos”.

  1. “Kveikur”, Kyveikur, 2013.

Sin duda, la segunda parte del set posee momentos de mayor estridencia. Hemos sido llevados por todos los caminos. El ingeniero de audio lo ha mezclado todo con perfección quirúrgica.

Algunos asistentes quizá no lo entiendan pero aquellos que crecimos en complicidad con el universo multiforme de Sigur Rós, volvemos una y otra vez sobre el recuerdo. Nos deslizamos por espacios turbulentos de mucho llanto y luego reímos como locos o nos quedamos quietos rechinando los dientes.

Los graves golpean duro, el cuerpo se cimbra, el ánimo se enciende, se excita entero. Noise, noise que nos desencaja, nos retumba en el asiento. Todo en rojo.

  1. “Fljótavík”, Með Sud eyrum í við spilum endalaust, 2008

La disonancia nunca ha sido tan hermosamente confeccionada. Es como estar en un sueño donde la perspectiva pierde el sentido y todo sucede de formas imposibles. Las luces se vacían y, como al inicio, solo tres reflectores alumbran todo. Yo no tengo palabras cuerdas, no quiero tenerlas. Me gusta sentirme de esta forma: flotando.

  1. “Popplagið”, () 2002.

Uno de los crescendos más devastadoramente emocionales de la banda. El clímax perfecto; los instrumentos son llevados al limite de sus posibilidades expresivas.

La noche está por terminar. Todos estamos exhaustos; es un cansancio bueno, de catarsis, de avalancha emocional, de compromiso mental y espiritual con aquel del escenario, con el sí mismo.

A las tres siluetas sobre el escenario no parece preocuparles el dominio técnico sobre sus instrumentos (la ejecución es perfecta, incluso cuando asoman pequeños detalles que se magnifican dentro de tanto control). Su motivación no proviene del virtuosismo, es claro, a ellos les ocupa existir en el instante, llevarse al límite de su propia emoción. Perder el control hasta salir con las manos en la cabeza, como un loco envuelto por el aullido de todos aquellos que lo reconocimos desnudo, verdadero. De pie, violentamente, la gente no para de aplaudir y, los islandeses regresan por una segunda ovación, con una gran sonrisa pintada en el rostro.

Björk en el Auditorio Nacional

Confrontando tu nivel de atención desde 1965.

Existen personas que te sitúan dentro de un espacio manufacturado por ellos mismos; controlan lo que sucede desde cualquier cualidad que el espacio disponga. Dígase poner una silla por ahí, acomodar una mesa de cierta forma, hasta controlar qué sensaciones deben ser provocadas.

El Auditorio Nacional fue, durante una noche, el espacio que Björk utilizó para situarnos dentro de su atmósfera. Iluminación tenue, distribución de los músicos a su periferia, pantallas para acentuar las expresiones y movimientos performáticos conformaron su presentación. El Auditorio se convirtió en una habitación íntima, independientemente de los 10,000 presentes.

El espacio y sus limitadas cualidades físicas exigían una atención plena a lo que ocurrió en el centro del escenario. En continuas ocasiones, la seguridad del recinto pidió al público guardar sus celulares, sin importar que fuera para enviar un mensaje o escribir una nota. Björk solicitó a los organizadores que se encargaran de cumplir esta regla, o de lo contrario, ocasionarían lo que ella evitó con tanto esmero: distraer.

Acompañada por una orquesta de cuerdas de 32 elementos -dirigida por Bjarni Frímann-, Björk dividió la noche en 2 actos con una necesaria pausa entre ambos. Inició el primero con "Stonemilker" seguida de "Lionsong", "History of Touches" y "Black Lake", todas de Vulnicura (2015), su último disco. Éste se destinó a entrenarnos para lo que vendría en el segundo.

La presentación fue envolvente desde la primer pronunciación. La potencia vocal que la mantiene presente en la industria resaltó dentro del espacio. Es así como demuestra que, independientemente de su creatividad y habilidad compositiva, Björk es un instrumento y esta noche giró en torno a él.

Si bien ella construyó la atmósfera desde días antes al planear y ensayar, el público se notaba aún desconcertado. Existió una solicitud inconsciente respecto a expectativas que el público creó durante los primeros minutos. Cuando se notó que, lejos de hacerte bailar o cantar al unísono, ella buscaba tu máxima atención, el público reaccionó: silencio y respeto total a su presentación. Nos tenía comiendo de su control espacial.

Pero, ella no es el tipo de persona que disfrute tu tortura... Utilizó el espacio del intermedio para descansar y dejar descansar al escucha. De no haber sido así, la digestión del producto que esas 34 personas transformaban, segundo tras segundo, se hubiera complicado; soltaron una bomba y dejaron que el efecto se implantara en la zona.

Atendiendo a su proyecto actual, el setlist se concentró en el presente más que en revivir el pasado. Vulnicura aún es latente a pesar de sus 2 años de vida y trajo consigo una ramificación multidisciplinaria del mismo.

La distribución estratégica de sus canciones se destinó a complacer con el menor margen de error: "The Anchor Song" y "I've Seen It All" despertaron a todos los fans de antaño; "Jóga" y "Bachelorette" revivieron a aquellos que se sentían dispersos en el trance.

La orquesta mexicana, por su parte, ejecutó cada una de las canciones con toda la entrega que su capacidad les posibilitó. Cada interpretación tuvo un momento especial; destacan "Vertebrae by Vertebrae" y "Pluto", donde, a falta de un Mark Bell o un Arca para sonorizar, los violines agregaron el drama y la violencia respectivamente.

El contraste entre la presentación del Auditorio a la que ocurrirá el sábado primero de abril en Ceremonia es definida tanto por el setlist como por la disposición del espectador. Justo contrasta por su total diferencia; no habrá punto de comparación en ambas. El Auditorio se llenó de cuerdas mientras que el Centro Dinámico Pegaso será atacado por la energía que surge entre Arca Björk.

No hay duda alguna del talento y esplendor de Björk, ni de sus altos estándares de calidad al presentarse en vivo. Fue un concierto incapaz de ser reconstruido, al ser su primer presentación en la CDMX en el recinto por excelencia (acústicamente hablando). Su atuendo fue digno de una introducción a la ciudad. La iluminación exaltó la intimidad. La orquesta sorprendió y rebasó las expectativas. Ellos se encargaron de todo; solo debías navegar a la orden de los violines y el intimidante rango vocal de Björk.

Sting en México

Sting visita nuestro país para dar tres fechas alrededor de la república, acompañado de su hijo y talentosos músicos.

Uno de los artistas más exitosos en la historia de la música, acreedor de 10 premios Grammy, dos Brit Awards e incluso tres nominaciones a los Oscar, viene a nuestro país.

Sting anunció tres fechas en nuestro país como parte del tour promocional de 57th & 9th, su doceavo álbum en solitario. La primera el 17 de mayo en el Auditorio Nacional, después tocará en el Auditorio Citibanamex de Monterrey el 20 de ese mismo mes y por último cerrará en el Auditorio Telmex de Guadalajara el 21.

Durante el concierto podrás escuchar algunas de las canciones de su nuevo disco como "50,000" y "Petrol Head", además de sus clásicos como "Desert Rose", "Shape Of My Heart" y "Englishman in New York".

Asimismo el intérprete vendrá con Dominic Miller, guitarrista que lo ha acompañado desde que inició su carrera como solista, además de Josh Freese, baterista de Devo, y el guitarrista Rufus Miller. También Sting estará acompañado de su hijo Joe Sumner, que con su banda Fiction Planes le abrió algunos conciertos a The Police cuando estos hicieron un breve regreso durante 2007 y 2008.


Actualización 1 de marzo:

"Debido a la abrumadora respuesta de los fans mexicanos, Cherrytree Management, Live Nation, y OCESA se complacen en anunciar que se agregará una nueva fecha del 57th & 9th Tour en la Ciudad de México para el 18 de mayo en el Auditorio Nacional.

Los boletos para el nuevo concierto estarán disponibles en preventa exclusiva para Tarjetahabientes Citibanamex los días 6 y 7 de marzo y en venta general el 8 de marzo. Los miembros del Club de Fans de Sting tendrán oportunidad de comprar sus boletos en la venta anticipada el día 2 de marzo. Los detalles están disponibles en www.sting.com/tour".

Björk se presentará en el Auditorio Nacional

Entérate aquí de todo lo que necesitas saber sobre la próxima visita de Björk a México.

La última vez que tuvimos el privilegio de ver un show de Björk, fue en 2012, en el festival Cumbre Tajín, como parte de la promoción de su octavo álbum de estudio, Biophilia. Tres años más tarde, con nueva placa bajo el brazo, muchos nos hacíamos ilusiones con escuchar Vulnicura en vivo, pero con la abrupta cancelación de varias fechas en 2015, la esperanza se dispersaba.

Durante 2016, la islandesa comenzó el tour de su muestra Björk Digital, con la cual, hace un viaje por más destacado de su trayectoria, además de una serie de proyectar videos en realidad virtual de su más reciente disco, siendo el Day For Night, en Houston, su última parada.

Hoy, a tan solo unos días de a ver iniciado el 2017, se anunció que la artista visitará por primera vez la Ciudad de México para dar un concierto único en el Auditorio Nacional.

La cita es el próximo 29 de marzo y podrás adquirir tus entradas los días 13 y 14 de enero en preventa exclusiva para tarjetahabientes Citibanamex, mientras que la venta general empezará el 15 de enero a las 11:00 H. Los boletos estarán disponibles a través del sistema Ticketmaster o en las taquillas del recinto.

Preferente: $6,500
Luneta: $4,500
Balcón: $2,000
1er. Piso: $1,000
2do. Piso: $750

Escucha aquí abajo la versión en cuerdas de su álbum Vulnicura y prepárate para la esperada fecha.

Sigur Rós en el Auditorio Nacional

La agrupación leyenda islandesa, Sigur Rós, regresa a la Ciudad de México.

La agrupación de rock experimental de Islandia, Sigur Rós, lanzó hace unos meses su proyecto en 360, Route One, con el cual viajaron alrededor de su país natal en un video musicalizado por su más reciente sencillo “Óveður”.

Ahora, la banda anunció las fechas para su tour de 2017 por Norteamérica y nos encontramos con la sorpresa de que la Ciudad de México figurará en dicha gira para dar un concierto imperdible en el coloso de reforma.

La cita será el 3 de abril de 2017 en el Auditorio Nacional. Los boletos estarán disponibles en preventa Citibanamex los días 15 y 16 de diciembre, la venta general empezará a partir del 17 de diciembre a las 11:00 a través del sistema Ticketmaster o en las taquillas del venue.

Precios: Entre $400 y $2000 (más cargos).

La última vez que pudimos presenciar la magia de Sigur Rós en vivo fue en 2013, como parte del cartel del Corona Capital de ese año, cuando estaban en medio de su tour para promocionar su séptimo álbum de estudio Kveikur. Vuelve a escuchar a continuación este material.

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sigur ross

Apocalyptica en el Auditorio Nacional

Así vivimos el concierto de Apocalyptica.

Hace algunos años, en los primeros semestres de la universidad, vi por primera vez un documental que abrió mis ojos hacia un mundo que yo pensaba conocer mucho mejor. Metal: A Headbanger's Journey es un documental dirigido por Sam Dunn, antropólogo canadiense y amante del heavy metal, en el que muestra en un viaje a través del mundo la historia del metal, los mitos y opiniones que se han formado alrededor del género; así como su origen y evolución. Con base en una amplia investigación y recopilación de información, Dunn nos revela que existen más de 20 subgéneros del metal para todo tipo de necesidades auditivas; desde el Pop Metal divertido y energizante, hasta el Black Metal noruego oscuro y decadente.

El metal es un género tan vasto y multifacético, que ya nada nos sorprende a los metalheads. Su evolución hoy nos ha permitido ver a tres violoncellistas y un baterista interpretarse a través de sonidos diferentes y un caos divino llamado Apocalyptica.

Anoche, el Auditorio Nacional abrió sus puertas en la penumbra para recibir a la banda finlandesa de symphonic metal dentro de sus entrañas. Los metaleros jóvenes se mezclaban entre la multitud, las botas de casquillo y plataforma pasaron lista, los vendedores de objetos fluorescentes mostraban para vender (me hubiera encantado decirles que era un concierto de metal, que eso no era lo común, pero para mi asombro, a la mitad del evento, un grupo de fans organizó una sorpresa para la banda y “Riot Lights” se iluminó ante todos), y el negro era el código de acceso permitido. Los altavoces marcaban el tiempo: primera llamada, segunda, tercera; y la gente corría a sus lugares para presenciar el inicio.

A las 8:30 de la noche, el escenario se iluminó de rojo y la banda de cabello largo y rubio salió a nuestro encuentro. Las cuerdas de tres violoncellos inundaron el recinto de Reforma inesperadamente y “Reign of fear”, canción de su última producción Shadowmaker,  dio inicio. “Refuse/Resist”, cover de la legendaria banda Sepultura, continuó majestuosamente con un sonido desquiciado y tenso, mientras que “Grace” habló de amor con el viento.

Franky Perez salió al escenario y se adueñó de “I’m Not Jesus” y “House of Chains”, una faceta vocal de la banda que a mí en lo particular no me cuenta historias. Su registro vocal es muy bueno, aunque no concuerda con el estilo metalero de la banda, dándole un toque a Rage Against de Machine.

El pasado tomó fuerza y las siempre presentes “Master o Puppets”, “Seek and Destroy” y “Nothing Else Matters” de Metallica llenaron los oídos de los presentes con un toque sinfónico y pesado mientras que la gente coreaba las canciones de los californianos interpretadas por Apocalyptica. “Inquisition Symphony” mostró el dominio innegable de Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen y Perttu Kivilaakso sobre las cuerdas de su instrumento, “Bittersweet” lloró sobre la noche y “Till dead do us apart” inundó los corazones lentamente.

La noche se hacía más profunda. “ShadowMaker” y “Not strong enough” hicieron corear a más de siete mil personas entregadas a la lírica de la banda, la batería de Mikko Sirén marcaba el pulso de “Riot lights” y “Last Hope” al ritmo de las cuerdas furiosas que hacían comunión y “I don’t care” catapultó el anochecer y se convirtió en el himno de la banda en voz de todos.

“One” cerró la noche con viento, cuerdas, doble pedal y gritos, un cover muy bien logrado por parte de los finlandeses que hicieron de su talento, algo nuevo y diferente.

División Minúscula en el Auditorio Nacional

Un recorrido histórico por el soundtrack de nuestra juventud.

En cuanto se anunció la fecha de División Minúscula en el Auditorio Nacional no supe cómo reaccionar. El hecho de que una de tus bandas favoritas de la juventud, aquella con la que has estado desde los primeros años, la has seguido en festivales, en foros medianos, en conciertos de aniversario y demás, ahora se presente en uno de los recintos más importantes de la ciudad, recinto donde días previos se presentó "El Potrillo", provoca una ola de escepticismo a la vez que te preguntas ¿qué está sucediendo?

La cita programada para el sábado 8 de octubre llegó y las expectativas se mantenían a medias. “¿Lo llenaran?”, me preguntaban algunos amigos que se quedaron en las primeras dos producciones de División Minúscula y en las hazañas realizadas por aquella joven banda en foros como el Multiforo Alicia o  el extinto Salón 21. No fue una sorpresa llegar al Auditorio y encontrarse con un puñado de jóvenes envueltos en camisetas de la banda, camisetas principalmente con el diseño de División, su último larga duración hace apenas cuatro años, hecho que reafirma la vigencia de la banda dentro del público joven y no solo dentro de los adictos a la nostalgia.

Belako, una joven agrupación originaria de Mungia en el País Vasco, fueron los encargados de iniciar la actividad al filo de las 8:30pm, con un post punk que se asemeja al estilo de Savages con voz principalmente femenina, demostraron por qué hay que tener en la mira a la escena musical española. Eran ya las 9:30, el foro se mostraba lleno en un 80% y el público seguía llegando, las luces cayeron y División Minúscula comenzaba el que sería el show más largo de su historia.

El show comenzó con la fiel ejecución de los cinco temas que conforman su reciente EP Secretos, la razón o el pretexto de su presentación en el Coloso de Reforma. El público más efervescente no dudo en levantarse de su butaca desde el principio mientras otros tantos permanecieron sentados esperando la canción que los llevo ahí. El siguiente bloque estuvo lleno de lágrimas desde el momento en que el puente ferroviario de Matamoros, aquel que ilustra la portada del Extrañando Casa, iluminó el fondo del escenario. Televidente, Extrañando Casa, Hombre Nuevo, Feliz 1er aniversario y Simple fueron las canciones encargadas de recordar los inicios de la banda y las fallas en el audio fueron, más que una molestia, un recordatorio melancólico de aquélla etapa llena de primeras veces.

Era turno de recordar el disco que acercó la música de División Minúscula a más oídos. Defecto Perfecto los colocó en 2006 como una de las bandas más importantes de la escena nacional, sus vídeos se colaban dentro de los programas sabatinos de música y sus canciones llegaban a los salones de secundarias y preparatorias. Veneno es antídoto (S.O.S), Soundtrack, Cada Martes, Me tomé una pastilla y Sognare formaron parte de esta celebración y hasta aquél punto la totalidad del foro estaba de pie con ánimos de saltar, cantar, gritar. Javier Blake aprovechó la duración de Me tomé una pastilla para agradecer al público “hace veinte años inicie esta banda con mi hermano Kiko, gracias por ser parte de División”

El set siguiente dedicado a Sirenas, producción de 2008 que no contó con la participación del guitarrista Ricci Pérez y que a principio de 2009 los llevo a Teatro Metropolitan, fue quizá el set más coreado y durante Las luces de esta ciudad, Blake hizo mención a sus seguidores “aquellos que nos han seguido desde el foro más chiquito hasta el más grande, sin ustedes no sería posible pisar un escenario como este, gracias por todas estas noches, este cariño, estos aplausos, gracias por abrir su corazón a una banda de un rancho allá en el norte llamado Matamoros” Acto seguido un set acústico permitió un descanso para el público, algunos se sentaron y otros tantos permanecieron de pie siguiendo a Javier en la interpretación de Préstame tu piel, Casa de cristal, Cursi, Maquillaje y Año nuevo.

El largo recorrido continuaba, cuatro largas duración le hacen justicia a una banda con veinte años en activo que se toma el tiempo necesario para ejecutar sus ideas y darse cuenta que cambiar de sonido no está mal, que de eso se trata madurar como banda. El set de División, álbum que vio la luz en 2012, nos anunciaba el fin de la noche, la interpretación de Humanos como tú fue acompañada por una dedicatoria de amor por parte de Javier y ya pasadas las once de la noche se cerraba el set con la característica euforia de Diamantina y Si este mundo acaba hoy.

Afortunadamente faltaba la que es quizá la canción más importante en el camino de División Minúscula, el público lo sabía y comenzaron a pedir Sismo. Con las luces apagadas, una tenue luz roja permitía observar las sombras de los instrumentos y con ellos el regreso de Kiko, Javier, Ricci, Luque y Bucho  al escenario, una larga entrada emocionó al público y tan pronto como pudieron identificar que su petición se cumplió comenzaron a gritar con mayor emoción. Sismo fue el primer sencillo de Defecto Perfecto e inmediatamente se situó en aquel entonces como un himno que permanece entre los viejos y nuevos seguidores. La última y me voy… y Voces marcaron el final definitivo de la noche más larga en la carrera de la agrupación, casi tres horas de show donde dieron una revisión ejemplar de cada una de sus producciones y donde al público le quedo chico el espacio entre las filas para demostrar su entusiasmo y entrega a la banda que han hecho parte de su vida.

Auditorio Nacional no les quedó ni muy grande, ni muy chico, es válido decir que les quedó a la medida, A lo largo de los años los hemos visto escalar peldaños, ganar adeptos y sumar éxitos a su repertorio de canciones. Verlos en esta ocasión ha sido un verdadero acontecimiento para quienes los siguen, desde sus primeros años. Tocar en un foro tan grande e importante como lo hicieron el sábado quizá nunca fue la meta de la banda y el gran ausente en esta celebración fue el slam que por obvias razones no se dio, pero sin duda División Minúscula ha marcado un hito bastante representativo en la música independiente porque al final de su presentación en el Auditorio ellos siguen siendo los mismos jóvenes, ya no tan jóvenes, asistiendo a tocadas locales, siguen siendo el público que te encuentras en un Alicia, un Pata Negra o un Multiforo 246 apoyando a los colectivos y recomendándote nuevos talentos para que lo que ellos creían era una escena bastante minúscula ya no lo sea.  

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Mon Laferte y Caloncho en el Auditorio Nacional

La consagración de un sueño.

La historia en la música de Mon Laferte y Caloncho, ya forman parte de ese gran anecdotario en el que los músicos narran que después de sufrir por que escuchen su propuesta, tocar puertas para que los dejen tocar, intentar e intentar, por fin después de un largo camino de trabajo y esfuerzo, se convierte en realidad el sueño por el que tanto han luchado.

A pesar de ser un fin de semana cargado de conciertos en la CDMX, el Auditorio Nacional lució a tope para recibir y consagrar ante su público la exitosa gira de #MonLaFrutaTour.

Caloncho, al igual que como ha sido toda su carrera, dio muestra de su humildad y ritmos tropicales románticos que lo han hecho uno de los músicos consentidos de nuestro país. Tuvo como invitada a Elsa y Elmar para la canción "Kmbiar" en el que se pudo escuchar un extracto de "Como La Flor" de Selena. El músico tapatío también sorprendió a la gente con el cover de "Amor Violento" de Los Tres, no sin antes dar paso a sus temas clásicos como: "El Derroche""Chupetazos", "Pasa El Tiempo" y por supuesto "Palmar" en compañía de la siguiente en subir al escenario: Mon Laferte

Acompañada de una gran orquesta y un coro femenino, además de su banda de confianza, Mon salió al escenario enfundada en un bello vestido blanco y una flor como adorno en su cabeza para interpretar "Vuelve Por Favor".

Como era de esperarse, tanto para sus fans y para la cantante de origen chileno, este día fue de los mas importantes de sus vidas. Sobre todo para ella, quien después de tantos años de intentar que su música fuera escuchada, se encontraba conquistando el gran Coloso de Reforma.

Buenas noches, todos en algún punto de la vida tenemos a nuestros salvadores. Para los chilenos este nombre es muy especial. Ese niño me salvó la vida. Así fue como presentó "Salvador", canción dedicada y escrita para su pequeño sobrino.

Dos de los más grandes momentos de la noche fue cuando invitó a subir al escenario a Los Macorinos, guitarristas que acompañaran durante gran parte de su carrera a Chavela Vargas. El siguiente fue cuando dedicó con todo respeto su siguiente canción a Don Alberto, para después comenzar las primeras frases de "Amor Eterno" del recién fallecido Juan Gabriel, cover que sonó increíble y que inundó ya no sólo de nostalgia sino de lágrimas a todo el Auditorio Nacional.

Luego de tener un pequeño desperfecto en el show cuando interpretó "Todos Quieren Ser Un Gato Jazz" en compañía de Esteman y Caloncho, en el que el micrófono de este último no funcionaba y se alargó la introducción bastante tiempo. El concierto continuó con los ánimos a tope con "Bonita" y un tema nuevo llamado "No Fumes De Mi Marihuana".

El espectáculo fue llegando a su fin, no sin antes dar paso a los agradecimientos por  el sueño que era para Mon pisar el auditorio, agradecer a su staff, músicos y todos los que la han apoyado, y hasta a Enrique Bunbury, quien se encontraba disfrutando del concierto en el público. Así fue como "Si Tú Me Quisieras", "El Diablo" y "Amor Completo" dieron fin a la presentación.

En este momento para Mon Laferte y Caloncho todo es miel sobre hojuelas, la gente los adora y escucha su música, pero ahora ha llegado el momento para los dos de demostrar por qué ya fueron capaces de colgar el anuncio de localidades agotadas en uno de los recintos más importantes del país, para ellos después de esto, se viene el paso más grande, que es el de mantenerse en la cima del éxito, esa misma en la que justo ahora se encuentran.

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Mon Laferte y Caloncho llegarán al Auditorio Nacional

Mon Laferte y Caloncho se presentarán en el Auditorio Nacional como parte de su gira Mon La Fruta Tour.

Como parte de su exitosa gira Mon La Fruta Tour, misma con la que Mon Laferte y Caloncho han llevado su música a distintos lugares de la República Mexicana como Monterrey, Puebla, Mérida, Cancún, Guadalajara, Ciudad Juárez, Morelia, Toluca, Querétaro, León, y que el pasado mes de febrero conquistó el Teatro Metropólitan con dos inolvidables fechas, el dúo regresará a la CDMX para dar una de sus fechas más importantes.

El próximo 30 de septiembre, el Auditorio Nacional recibirá a Mon Laferte y Caloncho, quienes presentarán los éxitos que han enamorado los corazones de sus seguidores.

 

Los boletos ya se pueden conseguir a través de Ticketmaster y en las taquillas del Auditorio Nacional con los siguientes precios:

  • Foso: $1800
  • PreferenteA:   $1200
  • Preferente B: $900
  • Preferente C: $750
  • Luneta: $600
  • Balcón: $550
  • Piso 1: $350
  • Piso 2: $250

El origen del Mon La Fruta Tour se dio durante la visita de Mon Laferte y Caloncho en el festival South By Southwest 2015, donde ambos coincidieron. Caloncho invitó a Mon a participar en su canción "Palmar", y debido a la química que surgió en su colaboración, decidieron compartir su talento y hacer una gira juntos para promocionar sus respectivos materiales.

División Minúscula en el Auditorio Nacional

OCESA presenta a División Minúscula en el Auditorio Nacional.

La banda mexicana de punk rock, División Minúscula, se presentará en el Auditorio Nacional por primera vez en su carrera el próximo sábado ocho de octubre como parte de su Secretos Tour.

Los oriundos de Matamoros, Tamaulipas, presentarán en vivo su más reciente material de estudio Secretos, así como algunos de sus más grandes éxitos como “Sismo”, “Sognare”, “Veneno Es Antídoto”, “Humanos Como Tú”, entre muchos otros.

La alineación conformada por los hermanos Javier y Alejandro Blake, Alejandro Luque, Efrén Barón y Ricardo Pérez comenzó este proyecto en 1996 al unificar sus inquietudes musicales y plasmarlas en su primer disco Extrañando Casa, de 2001.

Más tarde en 2006, con Defecto Perfecto, se hizo de muchos seguidores, haciendo de este el álbum más importante de su carrera. Dos años más tarde, llegó Sirenas y después, en 2012, publicó División.

La preventa exclusiva para Banamex será el tres y cuatro de junio, y la venta general comenzará a partir del cinco de junio a través de Ticketmaster.

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