Fotografo: Bruno Muti

Instagram: @Bruno_Muti

Ciclo Hipnosis: Diles Que No Me Maten + Mabe Fratti + Nika Milano

Un showcase de ruido puro hecho catarsis espiritual.

La luz suave de la tarde que se hace noche empezaba a caer a las afueras del Indie Rocks!, el público desfilaba de uno en uno a través de los pasillos del foro hasta llenar el core metálico traslúcido del recinto. El sonido de cervezas descorchadas, reencuentros con viejos amigos y el murmullo general de la colectividad humana llenaban lentamente las mesas del vestíbulo sobre el que Hugo Quezada daba inicio al ritual hipnótico de los acetatos girando sobre sí mismos; el concierto había iniciado.

La complicidad vivida a lo largo de toda la noche comenzaba a florecer, empezando por Quezada y la camada de músicos que ha logrado reunir, producir y exportar desde Progreso Nacional, llevados hasta sus últimas consecuencias en actos como Mabe Fratti y Diles Que No Me Maten, encabezando el cartel de esa noche.

Cerca de las nueve el primer arpegio rompía el silencio compartido en el que se había sumido el escenario, la figura de la guatemalteca al cello compartiendo escena con Héctor Tosta amarrado a su SG roja rasgaban las sutiles proyecciones cortesía de Nika Milano.

Después de una introducción de contrastes entre ambos instrumentos y la atmósfera sintética de las secuencias llegaba “Todo lo que Querías” trayendo un poco de calma antes de “Aire”. En este punto era claro que la mezcla en vivo jamás apostó por la inercia cristalina en el canto de Fratti sino lograr despellejar las paredes del salón con el impacto sonoro de las cuerdas vocales.

Mabe Fratti-4

Antecedidos de ligeros problemas técnicos en el micrófono de la cantante éramos golpeados por “Hacia el Vacío” seguida de “Creo que Puedo Hacer Algo”, todo culminando en una despedida de distorsión sensible y el arrancar del estado natural, tanto a público como instrumentos, sumergidos en el trance contemplado durante la presentación.

Quienes están familiarizados con el trabajo de Diles Que No Me Maten saben que este no tiene nada de familiar. Jonás Arena, vocalista y loco jurado del proyecto capitalino, fue el primero en aparecer ante la multitud; descalzo, saxofón al cuello y manipulando una especie de acordeón atmosférico con los pies, la mirada del frontman se perdía cada vez más en el horizonte del recinto.

Diles que no me maten-3

Iniciaba el siseo de los platillos junto al soundscape en bajo y secuencias por parte de los hermanos Ponce Ramírez, acompañando los arreglos a seis cuerdas de Jerónimo García. El primer grito de Arena desgarraba la pureza instrumental.

Hoy es un día cualquiera pero yo ya no soy yo.”

El estruendo entre los asistentes acompañaba el avanzar de la banda en lo que serían 45 minutos de experimentación intensa, pasajes extrospectivos y un jam constante de poesía estridente. La continuidad en la improvisación erradicaba toda línea entre track y track, era la música la que fundía los sonidos (y a nosotros) en un océano sonoro inundando cráneo por cráneo.

Y cuando parecía que uno de los conciertos más catárticos del foro había terminado los músicos salieron una vez más de camerinos.

Para lo que sigue ¿quieren estar parados o quieren estar sentados?”

Diles Que No Me Maten daría final al concierto terminando en una explosión de disonancias, cuerdas percutivas y una de las mejoras colaboraciones en vivo de la escena nacional contemporánea. Hipnosis lo había logrado una vez más.

Carnaval de Bahidorá 2020 en Las Estacas

Bahidorá: un llamado a la diversidad, libertad, conciencia y buena música.

Libertad, buena música, diversión, alegría, naturaleza, baile, son palabras que vienen instantáneamente a mi mente cuando pienso en Bahidorá. Existe una energía de paz que solo está presente dentro de este festival, que bien hace en llamarse carnaval, porque es una celebración donde la música y la naturaleza nos hacen conectar con nosotros mismos y con los demás, y donde los colores son infinitos; en la sonrisa de cada persona, en cada vínculo, en los sonidos, disfraces, arte y plantas. La diversidad es otra parte importante de Bahidorá, diversidad de ideas, de pieles, de pensamientos, de movimientos, de identidades y la riqueza de ritmos musicales de distintas partes del mundo, este año liderada por la reina del neo soul, Erykah Badu

El Umbral y la Isla B fueron los dos espacios que se abrieron desde el día viernes, en el primero; Adriana Roma, Nicole Misha y Theo Parrish trajeron sonidos disco, italo disco, IDM y funk que contrastaban con las luces neón y las sombras de la gente bailando bajo los primeros destellos de la noche. Después de cruzar un puente se encontraba la Isla B, un íntimo espacio donde Barda tocó un electro dance en un ambiente relajado, mientras que Roderic creó ondas espaciales que fluían con delicadeza y que con la noche se fueron haciendo más intensas y profundas transformándose en ritmos más bailables. 

En Bahidorá, el sol emite su fuerza desde muy temprano, por lo que es mejor salir a caminar, tomar clase de yoga, meditación o danza; ir al Asoleadero donde la música comienza desde temprano o simplemente nadar en el río o albercas. Sotomayor siempre trae una energía positiva a sus shows, y esta ocasión no fue la excepción, presentó canciones de su nuevo disco Orígenes, en compañía de una banda con percusiones, sintetizadores y bailarines. En conjunto interpretaron su ya conocida mezcla de ritmo electrónicos con tropicales, cumbia y trap irradiados de una gran actitud, la vocalista Paulina constantemente interactuaba con el público invitándolos a bailar o agacharse hasta abajo. 

Buscabulla llenó a los asistentes de esa frescura y carisma únicos de Puerto Rico con su electro rock electrizante bajo el calor que ya pegaba muy fuerte. Mientras que Son Rompe Pera desde Naucalpan hicieron estallar “La estación”, la banda revive el legado de un instrumento como la marimba, pero también le pone mucha actitud punk y ritmos tropicales y de cumbia que fueron atrayendo la atención de más personas. “Abajo los malditos opresores” gritó en algún momento el vocalista, en forma de empatía a la lucha contra la violencia y feminicidios. Más tarde en ese mismo escenario, Combo Chimbita llegó desde Nueva York con una gran potencia de sonidos caribeños, psicodelia, ska y los gritos incontenibles de la cantante Carolina Oliveros, quien movía su larga trenza en todas direcciones. 

Una de las mayores sorpresas fue Ibibio Sound Machine, con música africana, elementos de jazz y funk revigorizante junto con la radiante voz de Eno Williams, llenaron de una vibra muy especial el escenario principal. La cantante bailaba en todo momento acompañada de los tambores, los solos de guitarra y los instrumentos de viento, que crearon un lenguaje universal de comunión que movió nuestros cuerpos y corazones. Channel Tres es una figura única sobre el escenario, el ver cómo se apodera del espacio te hace sentir libre y con ganas de bailar. Bañado en glitter salió acompañado de dos bailarines, y juntos crearon increíbles coreografías, incluida una improvisación de vogue, que soltaron gritos en el público. “Brilliant Nigga”, “Topdown”, “Controller”, “Raw Power”, “Sexy Black Timberlake” y “Black Moses” fueron algunas de las canciones que interpretó entusiasta. 

Cuando comenzó el show de Teto Preto se podía escuchar música experimental, y sorpresivamente entre el público aparecieron el bailarín Loïc Koutana y la vocalista Laura Diaz en su brazos, así comenzó un performance que se extendió durante todo su show en el que Koutana bailaba, se arrastraba por el piso e interactuaba con el público, los DJs liberaban sonidos electro house, otros músicos tocaban la trompeta y percusiones, y Diaz agregaba baile y una voz alocada. Una gran interpretación multifacética en la que la emancipación, expresión y locura fueron las líneas que pintaron los rostros del público. 

Por su parte, Goldlink prometió crear una fiesta y lo logró muy a su estilo mientras hacia bromas. Logró cautivar con sus habilidades como rapero y bailarín, pero sobre todo por agregar esos elementos de electrónica, house y R&B a su hip hop que también lo hacen muy bailable y disfrutable. A pesar de que comentó que no le gustaba hablar, señaló que la gente era lo más importante para él y que así sería desde el 2020. En “La Estación”, la rapera BbyMutha llegó con letras crudas y humor, como cuando twerkeaba o se pasaba un porro y tequila con la DJ que la acompañaba. Fue un ejemplo de cómo no es necesario tener un gran espectáculo para tomar el escenario, solo irradió con su personalidad. 

Después de mucho tiempo de espera, la reina del neo soul—Erykah Badu—por fin vino a nuestro país. La presencia que proyecta es muy vigorosa, roba la atención de inmediato. Apareció en el escenario con un enorme sombrero y una capa de tiras de colores que brillaban al igual que su imponente mirada. Comenzó con “Hi”, que aprovechó para cambiar por un “Hola”. La manera en que dirige a sus músicos como si se tratara de una orquesta, junto con la forma en que juega con su cautivante voz y los momentos en que una serie de lásers en forma de pirámide caían sobre ella para realizar improvisaciones impresionaron a todos. 

Los shows de Erykah son únicos, la espiritualidad y unión que existe entre ella y el público pocas veces se observa, es una artista que se entrega totalmente y crea un momento muy especial. Después de un largo intro realizó su típica presentación, “soy Erykah Badu, también conocida como 'Manuela María México'” comentó, para continuar con canciones como “On&On”, “Green Eyes”, “Appletree”, “Caint Use My Phone”, “Tyrone” y la sublime improvisación que nunca puede faltar en sus conciertos. Cuando llegó el momento de interpretar “Bag Lady”, la artista ondeó la bandera de México y bajó del escenario para cantar a sus fans. Después de este íntimo momento, regresó para finalizar con “My People”

Pantha Du Prince se presentó con su show llamado Conference Of Trees, que busca representar la comunicación entre los árboles. Du Prince se encargó de crear texturas ambientales desde su computadora, mientras que otros músicos tocaban instrumentos como la batería, algo parecido a un xilófono, arpa y percusiones, emanando un sonido orgánico que se acompañó muy bien de los visuales y las suaves luces blancas y azules. 

Cuando cae la noche en Bahidorá la música electrónica se apodera de Las Estacas y el Escenario Doritos se vuelve una fiesta que retumba hasta el amanecer. Palms Trax trajo el dance y house a la pista de baile, mientras que Josey Rebelle exploró una serie de géneros como el afro beat, techno y experimental, y un gran repertorio de sonidos de la escena electrónica independiente. Avalon Emerson es una de las DJs más dinámicas en la actualidad y para esta ocasión se acompañó de Jasss, para juntas crear un ambiente mágico donde no hubo un momento en que nuestros pies y brazos descansaran, incluso realizaron un remix de “Milkshake” de Kelis al final de su presentación. Por su parte Masters at Work cerró las actividades en el escenario principal con su auténtica forma de realizar remixes, que incluyeron “Con altura” de Rosalía y J Balvin, así como ritmos dance y disco. La música en Bahidorá no se detiene una vez que empieza, de esta forma el domingo el dancehall se apoderó de “La Estación” con la pionera Sister Nancy y Equiknoxx, estos segundos llegaron desde Jamaica para capturar nuestros corazones, la vocalista Shanique Marie enseñó al público una serie de pasos típicos de su país creando un entorno de armonía entre culturas. Sister Nancy por su parte llevó el reggae, mientras la artista interpretaba su música la gente entraba más en sintonía con ella, “Bam Bam” fue el punto en el que la felicidad se desbordó. 

Bahidorá cumplió un año más con una gran curaduría de artistas y músicos, pero sobre todo en volver a crear un entorno de paz y alegría donde todos son bienvenidos y donde todas las voces caben, donde la música libera nuestros pensamientos y cuerpos, donde la naturaleza está en constante diálogo con los asistentes, y donde cientos de luces se reúnen para crear un fin de semana único y especial.

Café Tacvba en el Foro Sol

30 de Café Tacvba: Nostalgia, taconazo y las batallas entre los fans y la banda.

Cuando te invitan a un festejo de 30 años de matrimonio, sabes lo que te espera: mucha nostalgia, historias, baile sin parar. Además sabes cómo son los festejados, cómo han cambiado, sus lados buenos y malos. Y también están los invitados, los que estuvieron ahí desde el inicio, los que tienen solo unos pocos años, los que se quejan de todo, a los que no les gustó nada. 

La celebración de los 30 años de trayectoria de Café Tacvba fue el mejor ejemplo del matrimonio de la banda con sus fans. Salen a relucir las historias más entrañables, las lágrimas, las emociones, las quejas de porqué son como son, y al final, se convierte en una muestra de las pequeñas batallas entre ambos, terminando en un beso en la mejilla y un buen sabor de boca.

Las luces se apagaron y empezaron tenues con “Seguir siendo”; “Cero y Uno” liberó algunos de los gritos. “Trópico de Cáncer” e “Ixtepec” deleitaron a los fans de Re, pero el primer taconazo que retumbó fue con “Volver a Comenzar”, el bajo impecable de Quique Rangel, el juego de luces que empezaba a ser la cereza del pastel y la verdadera voluntad de los fans de hacer de esa noche una fiesta, fueron el primer punto alto del show.

“Ojalá que llueva café” nos regaló a los primeros invitados de la noche. Acompañados del Dúo Huasteco, Rubén Albarrán y compañía le cedieron el protagonismo al carisma y prodigio de Aníbal e Iván, quienes le arrancaron la admiración al público. El folclor que todos llevamos dentro.

“Puntos Cardinales”, “Las Flores” y “Chilanga Banda” le sacaron los recuerdos a los fans y los cantos ahogados, a veces por el frío, a veces por los discursos de activismo de Rubén

Los Tres llegaron a dejar su huella. Iniciaron con “Amor Violento” con los festejados, pero como buenos anfitriones les dejaron su momento. “La Torre de Babel” retumbó para ser el mejor preámbulo para “Déjate Caer”.

“Eres” y “El Baile y el Salón” fueron coreadas en el primer encore. Ya rayaban las tres horas de celebración cuando “María” hizo su aparición como una cobija caliente, confortando y avisando que el final estaba cerca. Y entonces apareció “Ingrata”, una nueva versión acorde a los tiempos en compañía de Andrea Echeverri, para cerrar muy al estilo de Los Tacvbos.

¿Faltaron canciones clásicas? Claro. ¿El activismo de la banda mató el mood entre canciones? Sí, en algunas ocasiones. ¿La nueva versión de “Ingrata” valió la pena? Pudo ser mejor en cuanto a preparación. Pudo ser épica y quedó en una buena anécdota. 

Una trayectoria de 30 años no complace a todos y menos en una setlist de tres horas. El activismo de la banda pudo quedar fuera de un show tan festivo como este, pero sin él, la esencia de Café Tacvba hubiera desaparecido. Un show con sus altas y bajas, con muchos recuerdos y con la certeza de que su evolución no para y hay Cafeta para rato.

Enjambre en el Palacio de los Deportes

Enjambre sorprende con un sold out en "Domo de cobre".

La agrupación originaria de Zacatecas logró adueñarse por una noche del Palacio de los Deportes al reunir a un total de 16,000 fans de Enjambre, para conseguir agotar en su totalidad las localidades de dicho recinto.

Previo al plato fuerte de la noche, los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar del show de Girls Go Ska, la banda ganadora de un concurso organizado por Enjambre. Posteriormente, la popular banda española, Lori Meyers subió al escenario para interpretar algunos de los temas que integran sus 20 años de trayectoria.

Enjambre subió al escenario cercanas las 21:00 H para dar inicio a su show con "Secuaz". Su set estuvo integrado tanto por temas de sus primeros materiales así como algunos de sus sencillos más recientes, sin embargo, el público coreaba cada una por igual.

Conoce a continuación el setlist completo del concierto y mira más abajo nuestra galería exclusiva.

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Noches Hipnosis: Hooveriii en el Foro Indie Rocks!

¡Las Noches Hipnosis no paran!

No importa que ya haya pasado la gran fiesta de la psicodelia y el garage, no importa que la temporada de conciertos y festivales nos tenga molidos, la gente de HIPNOSIS y su público no descansan. Ellos nos siguen trayendo bandas y nosotros seguimos respondiendo. 

A lo largo de este 2019, HIPNOSIS nos ha dado varias sorpresas. Han hecho posible la visita de numerosas bandas que creímos jamás ver en México. Sin embargo, la gente del festival siempre se arriesga y confía totalmente en la comunidad que ellos mismos han hecho crecer. 

En esta ocasión, tocó el turno de Hooveriii, una de las bandas que más ha crecido en la escena psicodélica de Los Ángeles por su distinguida mezcla de guitarras y sintetizadores. El grupo ha dado de qué hablar en Estados Unidos por sus increíbles shows, llenos de fuerza y entusiasmo. Esta era su primera visita a México y la combinación prometía explosividad. Las expectativas eran altas para ambas partes. 

La noche comenzó con Diles Que No Me Maten, banda capitalina que maravilló con un show peculiar y bizarro. A pesar de que rayaba la línea entre lo extravagante y lo demencial, se ganó al público. Logró una conexión con la gente sin necesidad de mucha interacción, sus integrantes ni siquiera miraban a los asistentes. Fue cautivador y a la vez fascinante. 

Le siguió Teresa Cienfuegos y Las Cobras, un grupo que desbordó energía sobre el escenario pero que no encontró la condiciones adecuadas. Su sonido no logró contagiar como debía, pero se ganó una ola de aplausos por su tremenda actitud. 

Finalmente, Hooveriii subió al escenario. Los californianos se mostraron experimentados, sabían a lo que venían. Saludaron brevemente al público, agradecieron su asistencia y después de eso se dedicaron a responder con música e ímpetu.

No fue un sold out y el Foro Indie Rocks! no estaba a reventar, pero eso no importaba, logramos armar el caos que necesitábamos. La gente inició cautelosa, aprovechaban el espacio para bailar y saltar por todo el lugar. Canciones como "Control" y "Reptile" nos provocaban, pero no terminaban de empujarnos a esa locura. El mosh pit inició hasta "Destroya".

Una vez que el público se encendió, no hubo vuelta atrás. "Head-Squeeze" y "Mudd" solo fueron más leña para el fuego. Este era un concierto para dejarte llevar por el instinto, donde el headbanging era tan válido como empujarte y bailar con un completo desconocido. Si algo hubo de sobra esa noche, fue total libertad. 

Jamás tuvimos descanso, ni siquiera unos minutos para recuperar el aliento. Entre cada una de las canciones, Hooveriii improvisaba y nos mantenía en forma para lo que venía. Siempre manteniendo el ritmo, desde "Turn Blue" hasta "Bird On A Wire". 

Nada pudo con nosotros, sin voz y llenos de sudor, seguimos saltando y gritando hasta el encore. Muchos aprovecharon ese tiempo para ir por una cerveza y otros nos quedamos ahí a esperar. No pasó mucho para que la banda volviera a salir y nosotros nos volvimos a activar, ya con las piernas flaqueando y con moretones en los brazos. 

Hooveriii cerró la noche con "Gone". Fue un concierto muy especial, que cumplió con lo que prometió y nos dio todavía más. Fue extenuante, demandante, pero valió la pena. Esperemos que la banda también se haya ido con un buen sabor de boca y hagan todo lo posible para regresar.

HIPNOSIS 2019 en Las Caballerizas

Fiesta en el tártaro con brujas y vampiros, eso fue HIPNOSIS 2019.

Los paganos se reúnen una vez más a celebrar el HIPNOSIS, una fiesta para la euforia y el frenesí. Un alucinante descenso para estimular nuestros sentidos sin tabúes ni prejuicios.

Esta tercera edición tuvo una naturaleza distinta, pues a lo largo del año, la gente de HIPNOSIS congregó nuevos seguidores a su aquelarre con distintos shows. Sin duda seríamos más, y la llegada del último fin de semana de octubre daba condiciones para que fuera una experiencia casi ritualística.

El lugar creció considerablemente y la producción cada vez es mejor. La comunidad HIPNOSIS está haciendo ruido y dándose a notar. Esta fue la segunda vez en Las Caballerizas y la mayoría los asistentes venían preparados para todo, las botas y las parcas alimentaron la fantasía de que estábamos en una ceremonia de hechicería.

Sei Still fue la banda elegida para iniciar las festividades, se necesitaba sangre nueva y nacional para iniciar. La agrupación maravilló con su oscuro y penetrante sonido, convenció a la gente y los hizo caer en trance.

Siguió The Darts, agrupación vampiresca que hizo explotar al público. Hubo garage, mucha energía, sensualidad sobre el escenario, sangre y martinis. Un show pensado para el disfrute de todas las brujas.

Desde temprano la lluvia comenzó a caer, Tajak y The Holydrug Couple fueron los afectados. Los que veníamos preparados pudimos verlos de cerca. Su talento es innegable y no quedaron a deber, pero la experiencia se vio mermada por el clima.

La lluvia fue constante, iba y venía, parecía que estábamos en el tercer círculo de la Divina Comedia. Sin embargo, la gente no se detuvo ni la pensó dos veces para enfrentarse a las condiciones climáticas. Quedó claro que la música mueve y siempre puede más.

El lugar se llenaba poco a poco, pero la mayoría llegó justo a tiempo para Crumb. Este es uno de los proyectos más prometedores de la escena estadounidense y sorprendió que se hiciera posible una pronta visita. Ya estábamos pisando lodo y el frío atacaba, pero era lo de menos teniendo a uno de los imperdibles de esta edición. Fueron todo lo que esperábamos y hasta más, Lila Ramani y compañía maravillaron a tal grado que despejaron las nubes e hicieron que saliera el sol.

Kikagaku Moyo fue de lo más destacado del festival, seguramente los favoritos de muchos. Metieron ritmo y velocidad a HIPNOSIS, dieron paso al baile de las parcas y las pipas. Los japoneses, con sus múltiples guitarras y hasta una sitar, nos metieron en una profunda alucinación psicodélica de la que pocos querían salir.

La energía no se detuvo con Uncle Acid & The Deadbeats, se notó que el festival tuvo mucho cuidado con la distribución de las bandas. Claro, aunque se mantuvo equilibrio, la situación cambió. El stoner se hizo presente, las cosas se pusieron más serias y el sonido se hizo provocador.

La suerte le sonreía a HIPNOSIS en todo momento, incluso con los pequeños detalles como las fogatas. El público, tratando de mantener la leña encendida, quemaba los papeles que cargaban y el fuego se pintaba de verde, iluminando el lugar. Todo fue hechicería en esta edición.

Por su sonido, Mild High Club prometía calma, pero fue todo lo contrario. La gente se entregó y cantó como pocas veces cuando el Alexander Brettin subió al escenario. Queríamos estar lo más cerca posible, no importaba que el lodo nos hundiera ni tampoco los charcos.

La gente ya no se quería mover, seguían puras cartas fuertes y nadie estaba dispuesto a perder su lugar. Estábamos al pie del cañón, listos para empaparnos, pero la lluvia cesó. Si alguien clavó un cuchillo en la tierra, le quiero agradecer.

Es discutible, pero para muchos The Claypool Lennon Delirium se llevó esta edición de HIPNOSIS. Su ejecución fue algo fuera de este planeta, la habilidad de ambos se mostró y el parecido de Sean con su papá es algo irreal. Si eso no hubiera sido suficiente, hicieron un cover de “Tomorrow Never Knows” de The Beatles. Simplemente sublime.

Por fin, Stereolab, lo que muchos estuvimos esperando. Los que se dejaron hechizar por la banda quedaron fascinados. Lætitia Sadier acaparó toda nuestra atención no importaba si estaba con la guitarra o solo tocando el pandero, su sola presencia bastaba. El show de esta legendaria agrupación se puede definir en dos palabras: magnífico y mágico.

Fu Manchu cerró HIPNOSIS. Aunque Stereolab nos pudo dar un final encantador, fue mejor terminar con furia y vehemencia, gastar la poca energía que nos quedaba. Los pies nos dolían, el frío se metía hasta por los huesos y estábamos empapados. De verdad llegamos a nuestro límite, pero no paramos nunca, fue la epidemia del baile, una histeria colectiva.

Al final, la gente se arrastraba a la entrada, pero no podían esconder su cara de satisfacción. HIPNOSIS, más que un festival, se convirtió en una experiencia, un ritual que hace lo opuesto a una expiación. Bajamos hasta lo más profundo para complacer nuestros oídos y dejarnos seducir por nuestra naturaleza oculta.

Chingadazo de Kung Fu en El Plaza Condesa

La consagración de un sueño.

Conocí a Marino hace algunos años en una revista en la que coincidimos. La verdad es que solo lo reconocía de vista. Estaba siempre sentado en su escritorio pero cuando hablaba, alguien más reía fuertemente. Un día, en un podcast que grabábamos, lo vi con una playera de Seguimos Perdiendo y pensé: qué chido güey. Y eso fue todo. Algunos meses después, un amigo que por aquel entonces era locutor del Tiradero Santa Fe en Ibero 90.9 me dijo que escuchara un disco. Orinando contra el viento llevaba por título. Lo firmaba el Chingadazo de Kung Fu. Le di una vuelta. Luego dos, tres, seis. Esa semana lo escuché en repeat sin hartarme y las canciones ya estaban impregnadas en la memoria. Cuál fue mi sorpresa, que un día en un concierto, me di cuenta que el vocalista de mi nueva banda favorita, era ese mismo Marino con su playera de Seguimos Perdiendo.

Tendrías que buscar y buscar entre artistas que sean tan frontales como el Chingadazo de Kung Fu. No hay medias tintas. No hay maquillaje. O tal vez un poco, pero como si no lo hubiera. Las historias autobiográficas suelen tener un mayor impacto en las personas, porque es cuando el que está cantando algo, podría ser el muchacho que viste salir del edificio de enfrente por la mañana, o tu conocido de la escuela que se la pasaba diciendo que de grande iba a ser rockstar, o quizá aquel primo raro que en toda la vida te dijo que escucharas a Rancid. Cocaína, sexo, alcohol, mujeres y playas. Más cocaína. Mucho más cocaína. Así era el Orinando contra el viento, un disco que con pocas canciones, le brindó al Chingadazo mucho más de lo que en un principio imaginaron. Y las mejores cosas estaban por venir.

Además de ser honestos en las grabaciones, las redes sociales del CHDKF son constantemente alimentadas con las ilusiones y eventos venideros. Un buen día, salió la noticia: Chingadazo de Kung Fu se presentaría en El Plaza Condesa. Sin lugar a dudas, para los que estuvieron pendientes de la historia de la banda, aquel escenario representaba un sueño hecho realidad.

Era momento de la celebración, cinco años después de que Marino decidiera canalizar sus vivencias tocando música y muchos más después de sus primeras incursiones en bandas, CHDKF abría con “3 de noviembre (No me agüito)”. Algo por lo que siempre se ha caracterizado la banda —y con razón, pues Marino es diseñador gráfico—, es por su trabajo visual. Playeras que se han vuelto icónicas, pines y ahora, unos visuales espectaculares que, igual hubieran lucido en un foro más pequeño, pero que, en la pantalla de El Plaza, lucían inmejorables. “#imape” y los recuerdos que afloran cuando se te pasan las copas. El ambiente en El Plaza Condesa era como en cualquier lugar que se presenta Chingadazo: abrumador. “No me importa (¡Oh, Oh!)” solía cerrar los conciertos, pero ahora se presentaba como la tercera canción. Incuestionablemente, el crecimiento ha sido exponenciado.

Si algún día quieren escandalizar a alguien que dice ser muy recto, díganle que le enseñarán una bella canción de amor. “Sexo anal con hipsters (por detrás)” fue la siguiente interpretación, esa cruda pero directa enunciación: “no soy el chico que tú crees”. Si rompes ilusiones desde el principio y aún así se dan las cosas, ¿qué se le va a hacer? “Asunto pendiente (mi playera, tu pijama)” continuó la noche con la historia, quizá, de la playera aquella que Marino llevaba a la oficina y que ahora pertenece a alguien más. Después vino el combo viejito: “Azul turquesa” y “Rehab” transportaron a varios a aquellas presentaciones de Chingadazo en Caradura, con tal vez 50 asistentes, o en Bajo Circuito, cuando con poco más de un año de formación, ya pintaban para cosas grandes.

El tradicional cover a Seguimos Perdiendo con “Farolito” y, de repente, un aroma a Jack Daniels voló por entre las cabezas de los presentes. Enfundado en una chamarra con la bandera confederada, apareció el novio de México, el único e incomparable Charlie Monttana irrumpió en el escenario para cantar “Sigo perdiendo”. ¿Será Marino o Charlie el autor de la canción?

Momentos icónicos se vivieron en El Plaza Condesa. Las mamás de la banda subiéndose al escenario para partir el pastel del los cinco años, Alejandro Mendoza en acústico o subiéndose en una orca inflable, los interminables mosh pits en prácticamente todas las canciones. El público de la banda es uno que hay que reconocerse. Yo no sé cómo terminan al día siguiente y si es que necesitan algún medicamento.

Después de un encore, la última canción fue aquella con un Woody Allen caricaturizado que no necesita aparecer en un LP para que El Plaza entero coreara a capela. “No lo tomes a mal (No me toques, ando chido)”. “Y qué hueva explicar lo que pasó entre los dos, que te encontré con alguien más y que no quiero verte nunca jamás”. La simpleza honesta de Chingadazo es un ídem al corazón, a los músculos, al tabique nasal y a la cabeza. Bandas así, necesitan cumplir cinco, 10 o los años que sean, y aunque todo sea efímero y quizá ellos lo sepan mejor que nadie, este primer lustro ha sido un goce tomando coca y ron. Quién sabe ellos, pero yo pienso que el Chingadazo de Kung Fu ha seguido ganando desde el primer día.

Black Flag en 360 Venue

La guitarra de Greg Ginn sigue arengando: Black Flag en México.

Un coche blanco se dirige, como puede, a su destino en California. Casi cae la noche y en el cielo, los nubarrones oscuros que amenazaban desde hacía tiempo, empiezan a cumplir con su misión. Todo se vuelve más lento cuando el agua escurre sobre los pavimentos. Es algún punto de 1981 y los dos amigos en el coche están desesperados. Si los carteles eran ciertos —y si la policía no intervenía—, Black Flag, la banda más emocionante del momento, estaba a punto de presentarse. Angustia por no llegar. Malditas grandes ciudades, son impredecibles. Un trueno ilumina el cielo y de repente ya no es California, ni 1981, sino la Ciudad de México en un 28 de junio del 2019. Black Flag, estaba a punto de presentarse… aunque con un poco de retraso.

Cuando uno comienza a conocer bandas y géneros, hay agrupaciones que destacan de entre las demás por el momento en que llegaron. Si hablamos de hardcore, Black Flag es el estandarte. Pero hay otros quienes les llaman simplemente punk. Algunos argumentan que van más por el jazz punk o el sludge metal, y bla bla. Las etiquetas salen sobrando a veces. Qué gratificante debe ser para un artista, crear un proyecto, un vehículo en el cual puedan conducir sus inspiraciones sin temores, sin cuestionarse si serán bien recibidas, o si quedarán en el tope de las listas. Greg Ginn es un hombre sumamente afortunado por dichas razones.

Y después de revisar esos discos viejos, los artículos, los videos, y demás cosas para conocer bandas, a veces te das cuenta que te perdiste de años gloriosos. Únicos. A veces te das cuenta que hay agrupaciones que nunca jamás verás en vivo. Y que si por casualidad se juntan, lo harán en un festival alrededor del mundo, o tal vez una ciudad que tuvo un aprecio especial por ellos. Pero a veces hay obstinados que encuentran circunstancias para que lo imposible, se vuelva tangible. Para que a unos cuantos metros, Greg Ginn y compañía se presenten en el 360 Venue del Estado de México.

Hace poco tuve la oportunidad de platicar con Mike V para Indie Rocks! y me contaba que lo que querían, era reapropiarse de las canciones. Que la gente no solo fuera a ver a Black Flag por lo que representó, ni por tacharlo de su lista de pendientes. Sino que la intención era crear una nueva experiencia, una en la que los asistentes se sintieran revitalizados. Cuando Mike comenzó a cantar: “Right here, all by myself / I ain’t got no one else” , se congregaron en un momento, las voces que crecieron escuchando con atención una música que parece calzada para ellos. Cientos de personajes que se entremezclaban en cabezas canas y el entusiasmo que solo un adolescente puede tener. ¿El punk está muerto?

El setlist no podía escatimar. “Black Coffee”, “White Minority”, “Revenge”, “Jealous Again”, “Can't Decide” todas estaban ahí. Quizá algunos sigan diciendo que Mike V no debe estar al frente de algo como Black Flag. Que solo quieren dinero. ¿Se le puede llamar a Black Flag una banda vendida? Y de ser así, ¿se les puede culpar después de su legado? Los caminos se separan y Henry Rollins tal vez nunca vuelva a estar junto a Greg, pero el alma creativa, la esencia y el guía de Black Flag, sigue ahí. Regocijándose en el escenario. El lugar al que pertenece. “Nervous Breakdown” empezó y recordé cuando Mike contaba que fue aquella canción la que lo conectó con Black Flag. La canción que le habló. Y ahora él estaba sobre el escenario cantándola. Y después, el estruendo, el rugido, el grito de guerra: “Rise Above”. Greg con el riff legendario. Sempiterno. Greg con la canción que, de no existir todo un catálogo, se habría ganado el puesto en un selecto grupo de míticos musicales. “Louie, Louie” dijo adiós. Poco a poco, los pasos empezaron a dispersarse y estoy seguro que a varios sí les vino la reinvención deseada. Recuerdo ver a un adolescente de 15 ó 16 años feliz con un setlist de Black Flag en la mano subiéndose a un coche blanco. Ahora, sin lugar a dudas, envidiaré su habitación.

Él Mató a un Policía Motorizado en el Lunario del Auditorio Nacional

De la argentinidad a la felicidad melancólica.

Él Mató a un Policía Motorizado, un nombre largo para una banda, tan largo como a veces es el camino a la salida de nuestros males y pesares. Esta noche es especial, pues el conjunto argentino se presentaba nuevamente en la CDMX, teniendo esta vez como escenario el Lunario del Auditorio Nacional.

Como acto telonero presenciamos a Carla Rivarola, cantautora mexicana que se impuso solamente con su guitarra, su voz potente y sus desgarradoras letras ante un público que atento se dejó seducir a su propuesta, siendo los temas de su disco Médula Silvestre los principales protagonistas.

Unidos, atraídos por "El magnetismo" emitido por nuestro cariño a cada integrante de la banda, siendo Santi Motorizado quien robara la atención de la mayoría del público, pues los gritos de afecto, amor y hasta propuestas de matrimonio hacia él no se hicieron esperar.

Luces rojizas, unos últimos ajustes en la guitarra de Pantro, "La Síntesis O'Konor" sonado de fondo; este concierto comenzaba a cobrar vida, iluminándose el fondo con una constelación que se proyectaron para mayor vistosidad del show. Los primeros acordes de "La noche eterna" retumban en nuestro corazón, pues la atmósfera nostálgica se resiente inmediatamente.

"Las luces" estroboscópicas al ritmo de una batería punk nos deslumbran y agitamos nuestra cabeza al unísono. "El baile de la colina" en conjunto con "Nuevos Discos" liberan de la inhibición con la que muchos jóvenes asistentes se habían mantenido hasta ese momento. El niño elefante nos teletransporta a otra dimensión a través de sus arpegios, deslices sobre el brazo de su guitarra y sutil acompañamiento dentro de "La cobra".

Amor del tamaño de cosmos, envuelto en "Dos Galaxias", inspiración explosiva cual fuegos artificiales que inspiran el emprendimiento, gracias al "Amigo Piedra", recuerdos del hogar en una "Noche negra"; conjunto de melodías en los que nos hundimos y nos alzamos.

Tema tras tema, el público convergía con la melancólica voz que Santi inyecta, así como con el audio envolvente que mostró una buena ecualización. Las canciones seguían impactando nuestros sentidos: "Terrorismo en la copa del mundo", "Terror", "Sábado” y "Alguien que lo merece".

Después de un breve agradecimiento y algunas dedicatorias de la banda hacia algunos asistentes, "El Tesoro" congrega a propios y extraños, pues todos a mi alrededor comenzaron a gritar, bailar y corear cada estrofa de tan bello tema. Santi nos aplaude, levanta su pulgar en señal de aprobación y agradece a sus "amiguitos" mexicanos. A partir de este momento el ambiente tuvo un despegue que no paró, pues "Excálibur", "El Mundo Extraño" y "El Fuego que hemos construido".

La pausa necesaria, más no requerida, deparaba un cierre increíble. La densidad en los acordes de "Madre" despierta nuestra mente, libera endorfinas, apacigua el alma. El público aplaude, sonríe por la gran noche que está viviendo y por el "Fuego" que calienta nuestro corazón y gargantas.

Explosividad total de la mano de los últimos temas, pues "Ahora imagino cosas" sonó en todo lo alto, a lo que Santi nos volvió a condecorar con su pulgar arriba. Si las cosas iban "Más o menos bien", el sonar de este tema hace que cada persona se una al cantar de este himno. Para cerrar, una explosividad de bailes, brincos y gritos se dejaron venir en ráfaga: "Yoni B", "Chica de Oro", "Mi próximo movimiento" y "Chica Rutera", siendo este último tema que hiciera que dejásemos todo en la pista y salir del venue con una sonrisa en el rostro.

Empress Of en Galera

Una noche cargada de emociones.

La primera vez que vi a Empress Of fue como parte de su participación en el Festival Nrmal en 2016. En aquel año la productora y compositora promocionaba su debut Me y una gran cantidad de gente se acercó a ver su show. Tres años más tarde regresó para ofrecer su primer headlining show en Galera.

La originaria de Torreón, Ilse Hendrix fue la encargada de poner el mood. Acompañada por un guitarrista y un percusionista -aparentemente uniformados con gafas rojas y blazers negros-, su show comenzó a las 22:00 H en punto con un audio que hacía que las láminas del techo retumbaran. Su set constó de aproximadamente ocho canciones en las que transitó entre mezclas de géneros electrónicos que en ocasiones se cruzaban con la música que había en un restaurante contiguo.

Para finalizar su breve presentación, Ilse interpretó su más reciente sencillo "Tuna". Casi al final de la canción, la cantante quiso despedirse pero su micrófono ya no tenía señal. Después de intentos fallidos por arreglarlo -y con un descontento notorio-, Ilse indicó a sus músicos que terminarán la canción, se acercó al borde de escenario, dijo adiós y se bajó del escenario.

Esta ocasión el venue (que no es muy amplio que digamos) se veía aproximadamente a la mitad de su capacidad. Pocos minutos antes de las 23:00 H, la angelina Erin Fein aka Psychic Twin y Empress Of subieron al escenario. Un frenesí de percusiones inundaron el lugar y así comenzó "Trust Me Baby", "In Dreams" y "Everything to Me".

Lorely se tomó una pausa para expresar lo emocionada que estaba y agradecerle a sus seguidores por estar ahí. También agradeció a su mamá por el par de vestidos rosas que usaron ella y Erin. El siguiente bloque estuvo integrado por temas de su álbum reciente Us como "Love For Me", "Just the Same" y "All for Nothing", pero la gente no se contuvo cuando se escucharon los primeros acordes de "Water Water" y todos comenzaron a cantar.

Canciones como "I Don't Even Smoke Weed", "When I'm With Him", y "Woman is a Word" también fueron muy bien recibidas por el público que las cantaba y las bailaba. Había una conexión que aunque era visible, la podías sentir. El baile continuó con la explosiva "How Do You Do It", quizá la más exitosa en su repertorio, hasta que por un breve momento se fue del escenario.

Cuando volvió interpretó "Again", melodía con la que cierra Us. Mientras la gente seguía aplaudiendo, Lorely presentó la siguiente y última canción de su show, una que escribió con su amigo Dev Hynes. Se trataba de "Best to You". El público muy emocionado aplaudió y empezaron todos a cantar, pero cuando el momento de los beats llegó, Lorely agradeció nuevamente a sus fans y bajó del escenario dejándonos con ganas de bailar una vez más.

Sin afán de comparar, en este show pudimos ver a Lorely Rodríguez muchísimo más segura en el escenario, con más confianza y con un semblante más relajado que hace tres años. La vimos contenta al interpretar su música, se veía alegre al bailar al ritmo de los coros que cantaba junto a su seguidores. La única razón que explica estás emociones es que Empress Of es uno de los proyectos más honestos de los últimos años.