Notas complejas de un profundo sueño en lo nuevo de Between the Buried and Me.
A lo largo de su historia, el rock progresivo ha construido majestuosos templos que denotan su condición de gloria creativa, desde castillos como insignia de reyes que rezan epitafios, hasta teatros que encierran largos pasajes oníricos. Ahondar en el legado del genero implica reconocer infinidad de bandas de antaño e incluso, nuevos talentos, pero para aquellos que quieren escarbar en una de sus variantes más interesantes, el metal progresivo, tal vez Between The Buried And Me sea el perfecto aliciente para descubrir nuevos horizontes musicales, sacar conclusiones propias y no solo por comparar, porque la historia del género y sus diferentes ramas nos da demasiado para aprender.
Coma Ecliptic relata el difuso trayecto de un paciente en estado comatoso que viaja a través de sus vidas pasadas, buen inicio para comprender el objetivo de este álbum que con una vasta combinación de ritmos, influencias, géneros y variantes en la voz, coloca a esta banda como una interesante maquiladora de ideas. “Node” es el inicio calmo y épico en piano, rhodes y voz que se corona con un solo de guitarra digno de lo progresivo que va en aumento con “The Coma Machine”, gran inicio para esta ópera rock que en cada uno de sus actos busca establecer una conexión entre el escucha y el enfermo y sus alucinaciones.
“Dim Ignition”, secuencias y sintetizadores en espera de las frases que mutan de lo difuso a lo poético, el clamor repetitivo en una mente enferma cuyo tono conecta con “Famine Wolf” y su riff descarado, sus solos que mueven neuronas y ese desenfado que provoca el metal core. “King Redeem / Queen Serene” es el esperado climax entre lo melódico y la furia, el grito desesperado de aquellos que no pueden despertar de un conflicto mental pero tampoco morir en paz.
“Turn on the Darkness”, ejecución instrumental impecable, su arpegio inicial y oscuro que recuerda a Alice In Chains, el bajo casi imperceptible pero en correcto funcionamiento con las guitarras, más que virtuosismo, el sabes aplicar lo aprendido sobre la marcha y en las sesiones de estudio. “The Ectopic Stroll” y su divertida arritmia que lleva a la pesadumbre, “Rapid Calm” y el sonido fundamental de esta banda, el goce por lo instrumental y la poesía del abandono, “Memory Palace”, un órgano de fondo en honor a los clásicos, “Option Oblivion” y volver a lo matemático, “Life in Velvet”, el último respiro del coma, el gran final donde todos cantan, el paciente envuelto en el manto de la eternidad.
