Foro: Pepsi Center WTC

Festival Anónimo 2017

Así vivimos la primera edición del Festival Anónimo en Pepsi Center WTC.

Dentro del saturado mercado de festivales en nuestro país, es difícil encontrar una propuesta que realmente rompa las pautas de lo que conocemos y nos ofrezca una experiencia totalmente nueva. Más allá del lugar, las actividades o las bandas que puedan presentarse, la experiencia que pueda tener el público muy probablemente siempre sea la misma. A menos que lo que cambie sea lo que está pasando arriba del escenario y el festival esté planeado para que ellos, los organizadores y artistas, sean los que demuestren que mejor se lo están pasando. Y eso fue lo que terminó haciendo del Festival Anónimo un evento bastante digno de recordar.

Celebrado en el Pepsi Center, de entrada la idea de un festival bajo techo no llamaba mucho la atención, pese a que su cartel no le pedía nada a cualquier otro que reuniera los mejores talentos de la música latinoamericana en los últimos años. Sin embargo, la diferencia se podía comenzar a ver en la interacción que se veía en las redes de los artistas que se presentarían unos días antes; una emoción real por tocar con sus viejos amigos, invitaciones a músicos que no estaban contemplados para participar en alguna canción, diálogos con sus fans juntando peticiones. El preámbulo de algo que se veía venir como una tarde entre camaradas.

Y nada quedó a deber cuando llegó el momento. Desde el ecléctico proyecto audiovisual de XATO pudimos percatarnos que la propuesta del Festival Anónimo también iba hacia las nuevas experiencias sonoras más allá de los artistas ya conocidos. El día y el horario no ayudaron a que la gente llegara precisamente temprano, una lástima ya que el segundo acto corrió a cargo de Baltazar, uno de los proyectos que más nos emocionaban del cartel, y en donde se comenzaba a ver el hilo que unía a prácticamente todas las bandas presentes, ya que sería la primera vez que veríamos a Juan Pablo Corcuera, "JP" para los cuates, en el escenario. El proyecto alterno del también vocalista de Technicolor Fabrics sumió al Pepsi Center en un aura mística que pintaba el ambiente de la energía necesaria para comenzar a dejarse llevar por la música.

La red de amigos continuaría con Yogui, proyecto solista del guitarrista de los Technicolor (vayan acostumbrándose, porque todas las bandas tienen que ver entre sí), que llegó a refrescar la tarde con sus sonidos más cercanos al pop que hizo que los presentes empezaran a aflojar los pies. El terreno quedó más que listo para recibir a Daniela Spalla y Juan Pablo Vega, al tiempo que el recinto podía verse cada vez un poco más poblado. Para mi sorpresa, la sólida base de fans del colombiano lo recibió con una energía impresionante. Para el tiempo que el cantautor invitó al escenario a Sabino para aderezar con su freestyle su éxito “Vicio”, todo ya parecía una verdadera fiesta.

Lamentablemente el estar en un lugar cerrado sí terminaba de bajar un poco la emoción festivalera. Esto le pegaba un poco a los actos del escenario Bros, ya que al terminar el escenario principal la gente se abarrotaba en los baños en vez de ir a ver al resto de las propuestas, pero aún así Zoviet hizo lo propio y sacudió de las cabezas de aquellos que se animaron a escuchar sus guitarras. Sin embargo, la mayoría de la gente estaba comenzando a apartar el lugar para recibir a Technicolor Fabrics, uno de los actos más queridos del cartel.

Los consentidos de Guadalajara hicieron un emotivo recorrido por su discografía, con clásicos como “Frequency” u “Otoño”, pero las más coreadas fueron los temas de Bahía Santiago. Con “Fuma” una vez más se llenó el escenario de invitados pero fue Siddhartha quien se llevó la ovación de la gente, poniendo una vez más en evidencia que esto era una reunión de amigos y que la verdadera fiesta estaba arriba del escenario. Lo que no quiere decir que el público la estuviera pasando mal, pero era justo la energía de los músicos y el sentido de camaradería que se sentía lo que terminaba de contagiar a quienes cantábamos con ellos.

Jósean Log fue una grata sorpresa que no tenía el gusto de conocer, y a quienes definitivamente les seguiré la pista. Sin embargo, pudo más mi nostalgia y emoción por ver a Porter y tuve que escucharlos desde lejos para tener un buen lugar en el escenario principal. Y es que volver a ver a Porter era algo que no había podido hacer desde su reencuentro, por lo que para mí era el momento más esperado de la noche. Espera que terminó por superar mis expectativas, pues lo de Porter en el Festival Anónimo fue una locura. Guiados por sus texturas y la penetrante voz de David Velasco, los tapatíos hicieron que la noche cobrara una emoción particular. Algo que llamó bastante la atención es que el público presente parecía que era en su gran mayoría de reciente afición por la banda, ya que los temas mejor recibidos fueron los incluidos en Moctezuma, y no sus grandes clásicos. Sin embargo, el encore con “Espiral” pasará a mi memoria como una de sus mejores interpretaciones. Aunque todas las palmas se las llevó “Huitzil”, que cerró una presentación perfecta y el Pepsi Center explotó tanto arriba como abajo del escenario.

La noche siguió con Sabino, a quien ya habíamos visto varias veces en la tarde como invitado en otros actos, pero que dio una muy buena dosis de hip hop para despertarnos un poco después del viaje tremendo en el que nos había dejado Porter. Para la llegada de Siddhartha, todo era emoción, sudor y un ambiente de fiesta inmejorable. Recibido entre gritos ensordecedores, el cantautor centró su presentación en los temas de Únicos, su más reciente producción, aunque nos consintió con algunos clásicos de su repertorio, como “Control” o “Náufrago”, que sacaron llantos de sus fans más clavados. Una de las grandes sorpresas de la noche, y que se venía cocinando desde antes en las redes del festival, llegó con “Loco” y la presencia de Caloncho en el escenario para consentir a todos los que pedían su participación. Fue justo tras este tema que las palabras de Siddhartha hicieron eco de lo que estaba siendo la noche: “Este festival es para todos los que queremos dejar de ser anónimos. Para todos los que están aquí apoyando a las propuestas que a base de trabajo hemos logrado salir adelante. Pero sobre todo para todos los que creyeron en estas propuestas y nos tienen aquí”.

Y es que es cierto. A pesar de que no necesariamente fue un festival de música independiente, prácticamente todos los actos presentes empezaron de cero y solo apoyándose entre ellos fue que llegaron a ser lo que son. Produciéndose unos a los otros, siendo músicos invitados en sus discos, llevando el booking y management de varios de los proyectos por su cuenta y organizando festivales de cero fue que pudieron llegar a tener un público que los soportara. No es sorpresa que todos los músicos fueran amigos entre sí ni de la misma ciudad. Más allá de una situación de palancas o compadrazgos, la historia de las bandas que hicieron vibrar el Pepsi Center es una de trabajo duro y colaboración; algo que debería de ser ejemplo para muchas escenas crecientes que muy pronto podrían estar encabezando su propio festival.

El ambiente festivo terminó con los chicos de Mylko, a quienes hemos podido ver un par de veces y nunca nos han decepcionado, que con sus beats prepararon el terreno para recibir a Los Amigos Invisibles. La noche se llenó de ritmo y sabor con los venezolanos que cada vez se sienten más en casa. Pese a que mucha gente dejó el recinto tras la presentación de Siddhartha, el ánimo se sentía más emotivo que nunca. Con su fusión de ritmos y siendo unos de los grandes consentidos por el público mexicano en los últimos años, “Chulius” y compañía no tuvieron piedad con aquellos que ya estaban cansados tras un día lleno de música y nos exigieron el último aliento. Dejando todo en el escenario, fueron el cierre perfecto para una jornada que fuera de darnos la típica experiencia festivalera, nos hizo darnos cuenta que el talento latinoamericano tendría que ser todo menos anónimo.

Die Antwoord en el Pepsi Center WTC

Energía por doquier con Die Antwoord.

La locura azotaba las inmediaciones del Pepsi Center WTC desde muy temprano. Era la emoción por tener nuevamente una presentación de Die Antwoord en nuestra ciudad; también influía la súbita tormenta y granizada que caía estrepitosamente. Y, aunque la gente buscaba rápidamente refugio para evitar mojarse, no tenía ni idea de que saldría empapada en sudor al terminar este concierto.

BrunOG enciende los ánimos con sus beats urbanos. Inunda con trap, hip hop y rap cada centímetro del Pepsi Center. A pesar del retraso al iniciar su presentación, se gana a un público que parecía no conocerle.

“PLAY”, una palabra con diferentes significados según el contexto en el que sea usada, se proyecta a lo largo de un conjunto de pantallas montadas de manera escalonada; mientras, acordes oscuros y luces de colores fríos cubren el escenario. De pronto, el cántico de los monjes se hace audible; rostros deformes se muestran y causan escalofrío entre los espectadores.

Dj Hi-Tek, en una faceta diferente en la que se autonombra GOD aparece desde abajo de su consola. Suelta la pista telonera “We Have Candy” para que Ninja y Yo-Landi hagan su aclamada entrada y comienzan a escupirle rimas al micrófono.

Las pantallas se transforman en una pirámide, en la base se lee “ZEF”. A través de ellas aparecen visuales hipnóticos.

El descontrol inicia, “Fatty Boom Boom” rompe la primera capa de nuestro cráneo con el fin de enloquecernos. Bailamos sin pudor, nos arrojamos hacia adelante para mantenernos lo más cerca a los sudafricanos. La temperatura sube. El espacio entre los cuerpos es mínimo; pero, ¿qué importa? “Girl I Want 2 Eat U” transforma la pista en un perreo gigante.

Un intermedio de beats dan oportunidad de que Yo-Landi y Ninja cambien de vestuario. Aparecen, ahora, con trajes encapuchados de color amarillo, con una cápsula bordada en la espalda; tocan “Love Drug” por primera vez en la CDMX. Mientras, un par de bailarinas contonean sus cuerpos con mucha energía y sensualidad.

La gente está enloquecida. No hay un alma que no esté gritando, se ven, incluso, niños pequeños emocionados (asustados) por lo que sus sentidos están presenciando. “Banana Brain”, “Ugly Boy”, una versión corta de “Dazed and Confused” y “Cookie Thumper!” continúan con el concierto. Tras varios cambios en el vestuario entre canción y canción, vemos volar sobre nosotros a Ninja en varias ocasiones, sumen la sensualidad que derrocha Yo-Landi con sus diminutos atuendos.

Lo mejor esta por venir. Luego de acortar “Fat Faded Fuck Face”, GOD tumba el recinto con “Baby’s On Fire”. El público reacciona sin mesura, intenta rapear cual sudafricano, lleva la garganta a tope cuando intenta cantar el coro.

Sin un momento de pausa, “I Fink U Freeky” hace temblar la pista, seguida de “Happy Go Sucky Fucky”, momento ideal para soltar todo el estrés y gritarle al mundo: FUCK YOUR RULES.

Finalmente, el último tema previo al encore suena, “Never Le Nkemise” termina por llenar nuestras playeras de sudor y cada miembro de Die Antwoord, incluso las bailarinas, se toman un minuto para escuchar a su público que ovaciona esta gran presentación.

Aprovechando el receso para recuperar un poco de oxígeno, la gente pide otra canción más. Die Antwoord cierra su presentación de manera bastante emotiva. Yo-Landi y Ninja, tomados de la mano y abrazándose cantan “I Don’t Care”. Finalizan el concierto con “Enter The Ninja”, a la par, coloridos papeles caen sobre nosotros, por lo que una amplia sonrisa se dibuja en nuestro rostro. En pantalla aparece “GAME OVER”, palabra antagonista de esta noche. Esperábamos un show más duradero.

Tuvimos lo que tanto demandábamos: un show en solitario de Die Antwoord. Personalmente, me atrevo a asegurar que éste ha sido el mejor acto que han dado en la CDMX, pues, con poco más de cinco años encima desde la primera vez que los vimos en el Corona Capital 2012, la energía y explosividad no ha decaído ni un poco. El material visual ha aumentado notablemente en calidad y cantidad y, el hecho de sumar a miles de fanáticos cantando a una sola voz crea una experiencia de euforia colectiva.

At the Drive−In en el Pepsi Center WTC

La explosión de una bomba de tiempo llamada At the Drive−In.

At the Drive−In es aquella máquina experimental que fue creada para subsistir de 1994 a 2001. Detuvo su funcionamiento (aunque sus piezas no estuvieran averiadas) para accionar sus signos vitales casi 17 largos años después con la creación de in*ter a*li*a.

Este nuevo álbum editado este presente año, los trajo por primera vez a un país llamado México: 17/05/2017 en Pepsi Center WTC (nótese la carga de numeralia). Se dice que el 17 representa el principio de la inmortalidad, el progreso de las ideas y, la iluminación.

Allí estuve. Puntual, en el recinto ya mencionado, para no perderme el acto inaugural a cargo de Le Butcherettes. Prendieron el ambiente con una selección musical que tuvo interpretaciones oldies como “I’m Getting Sick of You” y, nuevas como “Shave the Pride”, sólo por mencionar algunas.

Su presentación se centra en el performance de Teri Gender Bender. Al principio apareció con un overol y, conforme avanzaba el show, recita, se sacude, bailotea, se desprende del atuendo y queda luciendo un vestido rojo, color que da personalidad a su reciente álbum A Raw Youth (2015). Fue un show total, la transmutación de Teri es el catalizador de la energía en el escenario.

Por fin, la mancuerna y leyenda de Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala pisaba el escenario del Pepsi Center. Estuvieron acompañados por Paul Hinojos en el bajo; Tony Hajjar en batería; y, Keeley Davis (quien suple al gran Jim Ward). Grandes músicos con más de siete vidas que han creado no sólo a The Mars Volta, sino proyectos alternos en conjunto y de manera individual. Por fin estaban por estas tierras.

Sonaron las maracas en manos de Cedric, señal de que se aproximaba “Arcarsenal”. Se hizo un oleaje entre la gente y, todos (me incluyo), fuimos empujados hacia adelante del escenario. Se dio rienda a la locura y al desenfreno.

El nivel de concentración en Omar Rodríguez en su papel de guitarrista y guía de la banda es admirable. En conjunto con la peligrosa habilidad de Cedric para adueñarse del escenario y propiciar el crowdsurfing (poniendo él mismo el ejemplo), les permitió demostrar todo con hechos: son destrucción pura.

“Cómo están, chamacos y chamacas...”, saludaba Bixler-Zabala empleando un ademán vulcaniano (original de Spock).

Cedric es un indómito personaje que hace malabares ingeniosos con el micrófono, gracias a su perfecta condición física. Su fuerza arrolladora no conoce límites, desafortunadamente quita todo a su paso para lograr su explosión incluso agredió a fotógrafos profesionales como Toni François.

La ultraviolencia se arraiga en pleno siglo XXI. Está presente en todos los ámbitos, desde lo sociopolítico hasta lo artístico. Para ATDI es parte fundamental de sus presentaciones.

La detonación de (la bomba de tiempo) At the Drive−In en México resultó todo un éxito. La entrega de la agrupación fue brutal. La selección de temas merodeó por toda su discografía. “Napoleon Solo” fue la más coreada, justo antes de despedirse con la inconfundible, “One Armed Scissor”.

Al final, volaron en el aire algunos obsequios. Lupe, quien se encontraba a un costado, fue afortunada al cachar una baqueta, no sin antes enfrentarse a un grupo de seis personas que la agredieron para poder obtenerla; pero no. Lupe se aferró con todas sus fuerzas y obtuvo la victoria.

Epica en el Pepsi Center WTC

La marcha de los Titanes en el Olimpo, Epica.

Aún recuerdo la primera vez que escuché a Epica. Yo era una joven e ingenua metalera de 20 años que, en una noche de desamor, buscaba en YouTube canciones para complementar su bagaje musical, ya que para un metalero nunca es suficiente en cuanto a música se refiere. Encontré la canción con el título que describía perfectamente lo que yo estaba pasando en ese momento –si me has leído con anterioridad, sabes que yo soy una persona enamorada del amor y de la música, así que, sí, siempre estoy en líos amorosos… ¡ja!–.

“Cry for the Moon” empezó lentamente. El sonido de un violín agonizante, unas percusiones fúnebres; de pronto, el lamento profundo de una mujer que, sin decir nada, expresó el dolor lacerante que yo sentía. Y, lloré por la luna inevitablemente.

Años después, tuve la oportunidad de ver a la banda por primera vez en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México y, fue un gran show. Recuerdo a una Simone Simons con voz célica que controlaba completamente el escenario y el latido del corazón colectivo. Fue una ejecución impecable a cargo de Mark Jansen (guitarra), Coen Janssen (teclado y sintetizador), Isaac Delahaye (guitarra), Ariën van Weesenbeek (batería) y Rob van der Loo (bajo). El ambiente fue mágico en tan majestuoso recinto; transformó a todos y, conquistó el corazón de los metalheads mexicanos. Sin duda alguna, Epica es una banda mexicana honoris causa.

Los alrededores del Pepsi Center estaban repletos de sombras que esperaban impacientemente el tour The Mexican Principle; la emoción se inhalaba. Para muchos era su primer concierto y se notaba, me dio ternura; para otros, los veteranos, era el gusto de estar. Para los más, desconozco las razones; pero, el destino y el metal no se equivocan.

A las 21:00 H todo se volvió oscuridad. Unos rayos azules iluminaron el escenario por donde cada uno de los músicos salió, hasta que, al final, la reina del juego de ajedrez hizo acto de presencia; los gritos ahogados retumbaron. “Edge of the Blade” y “A Phantasmic Parade” iniciaron con el show. Dobles pedal, solos de guitarra, guturales y, headbanging.

“Muchas gracias Mexico City. Are you ready for Epica? ”, fueron las palabras que profirieron los labios de Simone. “Sensorium”, canción de su álbum The Phantom Agony, estalló en nuestros oídos para regresar al pasado, y al disco que a mí más me gusta de la banda holandesa.

“The Essence of Silence”, “Unleashed”, “Fools of Damnation”, “The Obsessive Devotion”, transcurrieron en medio de una batería potente y violenta, un bajo preciso y, unas guitarras bélicas acompañadas de los guturales de Jansen. Mientras, la batalla era librada en medio de muerte y desolación.  

“Ascension”, “Dancing in Hurricane”, “Once Upon a Nightmare” y “Unchain Utopia” sonaron a la par de la marcha de los Titanes del Olimpo. Las guitarras cruzaban el espacio como trueno; la luz del alma de cada uno iluminó la noche.  

Llegó el momento del reencuentro, los violines y las percusiones sonaron, los presentes cantamos ese eco profundo de dolor y Simone nos hizo coro. La gente entonaba “Cry for the Moon” como himno nacional. Siempre igual, siempre bella, siempre emotiva.

Para terminar, “Sancta Terra”, “Beyond the Matrix” y “Consign to Oblivion” dieron la estocada final a un público eufórico, embelesado y feliz.

El show fue todo un éxito. Las sonrisas en los rostros hablaban por sí solas; pero, hice una reflexión acerca de esta agrupación que me hizo enchinar la piel desde la primera vez que la vi.

La vida me ha dado la oportunidad de ver a Epica en varias ocasiones, y eso me brinda la perspectiva para decir que su show se ha convertido en algo repetitivo, gastado y cero emocionante. Creo que tienen todos los elementos para reinventarse, crear expectativa, producir algo nuevo y diferente; pero, están estancados en lo que ya les dio resultado. Eso mata el corazón de las personas que tenemos años siguiéndolos.

Los cambios siempre son buenos, la vida nunca se queda estática, nunca es igual. La música y las bandas tienen que evolucionar y lograr que el público sienta eso que experimentó la primera vez que los vio en vivo. Digo, si es que quieren seguir viviendo para contar su propia historia.

Die Antwoord regresa a la CDMX

El proyecto sudafricano Die Antwoord vuelve a México con música nueva.

El próximo 22 de mayo, la agrupación sudafricana integrada por Yolandi Visser, Ninja y God, regresará a la Ciudad de México para promocionar su más reciente álbum de estudio: Mount Ninji and da Nice Time Kid.

La cita para ver a Die Antwoord será en el Pepsi Center WTC ubicado en la calle Dakota en la colonia Nápoles. Los boletos están a la venta a través del sistema Ticketmaster así como en las taquillas del venue.

Aquí te dejamos los precios (que no incluyen cargos por servicio).

General – $660
VIP – $950
Upper Deck – $550
Lounge – $1,250

Die Antwoord siempre se ha caracterizado por sus enérgicos y controvertidos shows y, ahora que traen nuevo material discográfico, no hay excusa para que te pierdas de esta presentación. Escucha el nuevo material completito aquí  y prepárate para el baile.

ACTUALIZACIÓN: Se ha confirmado que los boletos para este evento ya están agotados. ¿Alcanzaste el tuyo?

The 1975 en el Pepsi Center WTC

The 1975: el regreso de los 80´s.

Hay algunas bandas que se han presentado en México consecutivamente durante los últimos tres años. Más allá de la perspectiva del negocio, estas agrupaciones han logrado crear una conexión especial con el público. Después del sold out de su primera fecha en el país durante el año pasado,  The 1975, con este concierto, pudo haber generado ese click definitivo con sus fans locales.

Los teloneros de esta vez fueron el dúo Two Ways. Presentaron un dj set de deep house que, aunque tuvo una ejecución razonable, terminó siendo desganado ya que nada más no lograba prender a los ya reunidos desde las 8:30 pm en la pista. Fue como un chicle al que se le acaba el sabor después de tres mordidas.

Pasando las 9:30 pm, el foro ya se había llenado casi a su capacidad con hordas de fans juveniles. Curiosamente, aunque  The 1975 presenta una estética – desde la música hasta los visuales – que nos recuerdan a los ochenta, el público mexicano que sigue a los ingleses consta principalmente de jóvenes de entre 15 y 18 años. Si bien yo no era el más joven entre la audiencia, creo que sí era el más alto de todos.

De pronto; se apagaron las luces y dio inicio lo que sería un concierto cargado de muchas emociones. La mayoría de los fans se volcaron sobre The 1975 de una forma espectacular. Bailaban y cantaban las letras de memoria y a todo pulmón; incluso, dejaron escurrir una que otra lágrima.

Lo primero que se escuchó fue la sensacional “Love Me”, clásica pieza que abre fuerte y marca el ritmo a seguir. Después, siguió la coqueta y entrecortada “UGH!”, para dar paso a dos suaves baladas: “Heart Out” y “A Change of Heart”. La intensidad bajó un poco para tener un momento mágico con la instrumental “An Encounter” que tuvo una transición a “Robbers”, en donde los visuales cambiaron a unos cristales hipnóticos.

Cabe destacar que actualmente The 1975 trae en sus giras un cautivante set de luces sobre el escenario. Mismo que genera particulares sensaciones en cada canción.

Casi no hubo pausas durante la noche. En cierto momento Healy tomó el micrófono para hablar al público acerca de sus experiencias amorosas y de lo importante que era para él la siguiente canción: “Loving Someone”, tierna y esperanzadora. Siguió la irreverente y divertida “She’s American” y, luego, la mística y minimalista, “Me”.

Para concluir fuerte, tocaron la sensual “Somebody Else”, seguida de la alegre “Girls” y, para finalizar, la intrépida “Sex”, cargada de distorsiones en las guitarras y una salvaje batería. 

En el encore, no hicieron esperar en lo absoluto. Regresaron con la tranquila “I Believe in You”. Para cerrar, tocaron la súper bailable “Chocolate” con su coro pegajoso y "The Sound" con su intrincada letra que hizo que todos los presentes brincaran tanto como sus pies les permitieron. Al terminar, la banda salió del escenario para que la proyección sobre la pared simulara una televisión análoga apagándose. Detalle, simplemente, genial.

Fue una maravillosa noche en la que The 1975 volvió a demostrar la razón por la que es un sólido espectáculo que se ha robado el corazón del público mexicano. ¿Los volveremos a ver el año próximo?

Placebo en el Pepsi Center WTC

Melancolía y muchos éxitos de Placebo llenaron el Pepsi Center WTC.

En punto de las ocho y media salió al escenario Felipe El Hombre, con temas como “Sin Frenos”, “Espejismo” y “Más”. Vigorosos riffs y un baterista incansable encendieron los ánimos de los asistentes. Después de un breve set y aplausos disfrazados de ansiedad por ver a los originarios de Londres, el proyecto mexicano se despidió.

Veinte minutos pasadas las 9:00 PM, se apagaron las luces, se proyectó en pantalla el video musical de “Every You Every Me” y la gente se volvió loca aunque aún no había salido ningún miembro, al concluir sonaron los primeros acordes de “Pure Morning”.

A este tema le siguió “Loud Like Love” y a pesar de que el disco del mismo nombre no fue uno de los favoritos de los fans, no hubo quien no gritara el coro. “Hermanas y hermanos, bienvenidos a nuestra fiesta de cumpleaños”, dijo Brian Molko y a esto siguieron canciones como “Jesus’ Son”, “Soulmates” y “Special Needs” (la cual no había lugar al que voltearas sin ver a alguien cantándola).

Por mucho, uno de los momentos más emotivos de la velada fue cuando interpretaron “Without You I'm Nothing”, melodía que tuvieron oportunidad de grabar en 1999 con David Bowie. Imágenes de él aparecieron en el fondo mientras se escuchaba muy tenue su voz a la par de Molko. Al terminar, los presentes no dejaban de gritar el apellido del Duque Blanco.

Para recordar su debut, Placebo deleitó a su fiel público mexicano con “36 Degrees” y “Lady of the Flowers”. A esto le siguió una ronda casi interminable de ovaciones. Incrédulos ante el cariño de la audiencia, Brian y Stefan se quedaron inmóviles, y tras de esbozar una sonrisa, Molko replicó “Me ponen muy nervioso”.

Al culminar los aplausos, el líder de la agrupación dijo: “Es hora de la fiesta”. Así es como una ráfaga de éxitos hizo vibrar el piso del recinto de la Nápoles. “For What It's Worth”, “Slave to the Wage” y “Special K” se escucharon como si no hubieran pasado los años. La gente sacudía sin cesar su cabeza, puños y cualquier extremidad posible al ritmo de estos temas. “Song to Say Goodbye” y “The Bitter End” siguieron, nada importaba si conociste a Placebo en la primaria, en la secundaria o hace un mes, nadie dejaba de cantar al unísono. Al terminar el sencillo extraído de Sleeping with Ghosts, la banda bajó del escenario. A pesar de que no se prendieron las luces, algunos de los presentes pidieron esquina y salían poco a poco de la multitud.

Minutos después la alineación regresó con “Teenage Angst”. Para avivar todavía más la nostalgia del primer álbum, Stefan Olsdal cambió de guitarra por una con la bandera de la comunidad LGBT y la elevó, “Nancy Boy” era eminentemente la siguiente canción en la lista, con el cual recordamos el look andrógino de Brian que identificaría al grupo por mucho tiempo. Pero esto aún no llegaba a su fin, Placebo tenía preparada otra bomba extraída de Meds, “Infra-red”, todos brincaban y gritaban “Forget your running I will find you” a lo que daban sus pulmones.

Nuevamente la agrupación se retiró para dar paso a un infinito loop del intro de su versión de “Running up that Hill” y aplausos al ritmo del latido del corazón fueron el preámbulo para que Placebo volviera al escenario y tocar este cover a Kate Bush, un momento en el que todos quisimos hacer un pacto con Dios para que no borrara está increíble noche de nuestras mentes. Al finalizar, Brian Molko comenzó a calibrar alguna especie de artilugio para así poder ver en pantalla una imagen de una cajetilla de cigarros con la advertencia “Seriously harms you and others around you” y una foto de Donald Trump.

Con un setlist casi impecable de lo mejor de su trayectoria, Placebo repasó 20 años de trayectoria a través de sus siete discos con los cuales cada una de las almas que abarrotaron el Pepsi Center WTC se ha sentido identificado. Un concierto que no dejó un solo espacio vació, probando que el pasar de los años ha afectado muy poco o casi nada en la calidad de su ejecución.

 

Two Door Cinema Club en el Pepsi Center WTC

Two Door Cinema Club presentó su nuevo disco en el Pepsi Center WTC.

Debo confesar que no fue hasta 2016, cuando me volví seguidora de Two Door Cinema Club. Años atrás había escuchado alguna de sus canciones y no me movió algo en el corazón; sin embargo, después de ver a la banda en acción dentro del marco del Festival Pa’l Norte en Monterrey, quedé asombrada con su presentación y decidí seguirle la pista.

Junto con la fecha del Pa’l Norte de aquel 2016, Alex Trimble, Kev Baird y Sam Halliday, llegaron al Vive Latino, donde sorprendentemente –y a diferencia de Monterrey– no reunieron la cantidad de gente que esperé. Afortunadamente, ya que en esa ocasión solo pude verlos ejecutar una canción, tuve la oportunidad de platicar con Sam (lee la entrevista completa en nuestra revista impresa no. 95) previo al lanzamiento de Gameshow, su nuevo disco, mismo que anoche presentaron en el Pepsi Center WTC.

Sam me contó a mediados del año pasado que planeaban regresar a México a principios de 2017, y obviamente, lo cumplieron. La cuestión es... ¿fue demasiado pronto? Lo digo porque conocemos el impresionante aforo del recinto de la Nápoles, mismo que para el show de los originarios de la pequeña ciudad de Bangor en el Condado de Down, Irlanda del Norte, sí lucía lleno, pero no abarrotado. Esto me causó sorpresa pues con los constantes sold outs que hemos experimentado en esta primera mitad de año, el show de TDCC prometía ser uno de ellos.

En fin, la realidad es que en su mayoría, los asistentes –al menos los que pude ver disfrutando todas y cada una de las canciones–, sí fueron al concierto por verdadero gusto. Dicha cuestión se agradece ya que con verdaderos fans presentes, la atmósfera del show se volvió más íntima y real.

Con nuevo disco, que dicho sea de paso ya han presentado en bastantes ciudades del mundo, TDCC ofreció un buen concierto de martes por la noche. El público esperaba canciones de sus dos primeros discos, Beacon y Tourist History, pero es evidente que la estrella del recital fue Gameshow. O al menos eso pensé pues finalmente, de las 19 canciones que tocaron, solo cinco fueron de ese material: “Bad Decisions”, “Lavender”, “Ordinary”, “Are We Ready? (Wreck)”, y “Gameshow”. Todas seguidas, en ese orden.

La verdad creo que fue un acierto no concentrarse en tocar todas las canciones del nuevo disco, porque finalmente, lo que más esperaba la gente era escuchar clásicos como “Cigarettes in the Theatre” –tema abridor–, “Undercover Martyn”, “Do You Want It All?”, “Next Year”, y por supuesto “I Can Talk”. Gracias a un ser supremo, ejecutaron todas esas hermosamente, aún y cuando ya sabemos que la acústica del Pepsi Center no es de lo mejor que tenemos en la CDMX.

A pesar de eso y a que la voz de Alex no se escuchaba del todo potente, la gente no paraba de brincar, de sonreír, de pasarla bien. Entre amigos, con la novia, con la mamá..., los asistentes respondieron con emoción al antiguo y característico sonido de Two Door. Digo antiguo porque Gameshow representó un gran cambio en sus ritmos, que de hecho se concentraron en más sintetizadores que guitarras, lo que a varios no les gustó pero ni siquiera se notó anoche con tanto baile.

Después de interpretar los nuevos temas, “Eat That Up, It’s Good fot You” y “Sun”, parecían cerrar la noche hasta que los irlandeses regresaron para tocar “Someday” y “What You Know” en el encore.

Su concierto de menos de dos horas cumplió a secas. Puedo decir que no fue más espectacular que mi primera impresión en el Pa’l Norte, pero el agregar la escenografía repleta de luces en instalaciones rectangulares y cuadradas, ciertamente le dio una vibra más moderna y electrónica. Esperaré impaciente su regreso al país.

Interpol se presentará en el Pepsi Center

¡Se confirma el regreso de Interpol a México!

Debido al 15 aniversario de su disco debut Turn On The Bright Lights, Interpol regresará a la Ciudad de México para regalarnos un concierto muy especial presentado por OCESA, el 17 y 18 de octubre de 2017 en el Pepsi Center WTC.

Previamente, la banda compartió que se embarcaría en una gira mundial por dicha celebración; lo que no esperábamos, es que llegara tan pronto el anuncio de una fecha en nuestro país. Lo más genial sobre este concierto, es que Interpol tocará todas y cada una de las canciones del álbum que los diera a conocer y los llevara al estrellato.

Los precios de los boletos son:

  • VIP Don Ramón: $1,200
  • Boxes: $1,080
  • Sección C: $780
  • Pista: $890

Estos estarán disponibles en preventa exclusiva para tarjetahabientes Scotiabank los días 15 y 16 de marzo y en venta general el 17 de marzo a través del Sistema Ticketmaster en www.ticketmaster.com.mx y al 53-25-9000 así como en las taquillas del inmueble.

Dicho show marcará una fecha muy importante previo a la salida de su nuevo disco, mismo que está programada para lanzamiento en 2018 y en el que la banda neoyorkina liderada por Paul Banks ya se encuentra trabajando.

*ACTUALIZACIÓN:

Los horarios para poder disfrutar de este concierto ya están disponibles, los puedes checar a continuación:

¡Allá nos vemos!

Primer edición del Festival Anónimo

Conoce aquí todos los detalles del primer Festival Anónimo.

El Festival Anónimo tendrá como principal protagonista a la música. Ofrecerá a los asistentes distintas propuestas de rock independiente que se han logrado posicionar en la escena nacional e internacional. El talento seleccionado pare presentarse proviene de México, Venezuela y Colombia.

Los tres actos principales serán:

1). Los Amigos Invisibles que, con más de seis discos, han llevado su música a nuevos espacios.

2). Porter, que ha participado en festivales de talla internacional como Coachella (2008), SXSW (2014), Ruido Fest (2015).

3). Siddhartha, un tapatío que ha sido reconocido y nominado a diferentes premios como el Grammy Latino, los MTV Music Awards, y muchos más.

Entre los otros actos que podremos disfrutar en el Festival Anónimo están: Technicolor Fabrics, Juan Pablo Vega, Baltazar, Sabino, Xato, Yogui y Mylko. Encuentra más abajo el cartel completo.

La cita es el 3 de junio en el Pepsi Center WTC a partir de las 12:00 horas. Los precios de los boletos son:

LOUNGE: $800 MXN.

GENERAL: $400 MXN.

BOX SUP: $500 MXN.

SECCIÓN D: $350 MXN.

AREA DE DISCAPACITADOS: $300.00

Los boletos están disponibles a través de la plataforma de Ticketmaster, y en las taquillas del inmueble.

Puedes comprar tus entradas a través del siguiente enlace: Festival Anónimo

festival anonimo

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