Natalia Lafourcade, media vida frente al público.

Natalia Lafourcade da una entrevista tras otra con motivo de su presentación en el Auditorio Nacional el 4 de noviembre. La cantante también festeja sus seis nominaciones al Grammy Latino.

“Cuando me avisaron estaba en Los Ángeles, a punto de irme a nadar. Estaba preparándome y mi teléfono se empezó a volver loco y entonces me fijé y eran los mensajes de mis amigos, familiares, colegas. Gente avisándome: 'Ya tienes una, ya tienes otra nominación'. Obviamente estoy feliz, como que estoy apenas asimilando todo lo que está pasando. Tengo lo del Auditorio (Nacional), está lo de los Grammys, la gente está encantada, hemos presentado el disco en Colombia, en Nueva York, en Miami. En todos lados nos reciben súper bien. No esperábamos tantas nominaciones. Estamos como niños chiquitos, preparando nuestro viaje a Las Vegas”, explicó Natalia.

Lafourcade vive un momento único pues su disco Hasta la raíz ha tenido un gran recibimiento, que la lleva de un punto del planeta a otro y le da la oportunidad de pisar el escenario del Auditorio.

“En ese concierto quiero llevar a la gente en un viaje introspectivo y hacia fuera a través de lo que la música propone. Tendremos una banda mucho más grande que lo que normalmente tenemos: habrá vientos, metales, percusionista y una multiinstrumentista.  Va a haber una banda sorpresa, son mexicanos, increíbles. Ese va a ser un momento bastante emocionante”, contó.

¿Pero qué es lo que ha hecho que todo mundo ame este disco? Quizá que Lafourcade aprendió a ceder el control y para no encasillarse dejó que otros tocaran los instrumentos. Otra razón puede ser su proyecto pasado, un homenaje a Agustín Lara que la hizo cambiar su manera de pararse en el escenario y cantar. También la “estiró” de todas las formas. Sin embargo, la principal razón del éxito de Hasta la raíz es que no “abandonó” ninguna de las canciones y terminó cada una, incluso las que no le gustaban.

“Hasta la raíz es un disco muy poderoso. No lo siento ya mío. Cuando haces canciones hay ciertas rolas que alzan la mano y se dejan ver más que las demás. En este disco no hay una así, sino un grupo de canciones con esa fuerza. Coincidieron varias que son muy transparentes y muy mías. Pensé que la gente no las entendería por ser tan locales, pero ahora veo que no es así”.

Este disco, el más maduro que ha publicado hasta ahora, es también un regalo por sus quince años de carrera, los cuales planea festejar, aunque aún no sepa cómo. Es por este festejo que su proyecto con Adanowsky, sus ganas de ir de tour con Jorge Drexler y de grabar un álbum con Gustavo Santaolalla tendrán que esperar.

“Me acerco a los quince años de carrera y eso tiene mucho significado para mí porque llevo más de la mitad de mi vida en esto. Desde los catorce empecé a estar en la industria. Este momento es de mucha cosecha de todo mi trabajo. La sensación de que al disco le vaya bien, de que tiene nominaciones, de que la gente lo recibe bien, es de mucho agradecimiento porque por ahí puedes tener todo ese recorrido, pero la gente no conecta. Entonces creo que ese es un regalo especial aparte de poder hacer la música. Que a la gente le guste es el premio mayor. Pero también volteo y digo: 'Claro, vengo trabajando tanto tiempo que empieza a ser momento de mucha fruta'. También me siento en el inicio de otra etapa, de todo lo que sigue. ¿Y ahora qué va a pasar? Porque para mí ha pasado tanto en este tiempo que pareciera que eso fue solamente la preparación de no sé qué cosa. Esa es mi sensación, estoy en un tren a alta velocidad que no sé a dónde me va a llevar. Espero que hacia la misma música y a compartirla con más gente”, concluyó.