Aquí les mostramos las del segundo día.
VL12 Día 1
Estas fueron algunas imágenes que capturamos para ustedes durante el primer día del VL12 ocurrido el viernes 23 de Marzo.
ENCONTRARNOS Y DESENCONTRARNOS
Hablar del amor no es lo mismo que hablar de las relaciones, el amor es uno solo, y cuándo entramos en el tema de las relaciones, ahí, ya es otra cosa y en el mejor de los casos lograremos analizar nuestras ideologías.
Después de 2 años de estar en un laboratorio de creación escénica, la compañía teatral Luna Avante, el 20 de marzo estrenó temporada de su nueva obra Esto no es Romeo y Julieta, en el Teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán), donde hablan del amor y la variedad de relaciones humanas.
Basándose en el texto de Shakespeare, Diana Fidelia, Marianella Villa, Micaela Gramajo, Antonio Salinas y Bernardo Gamboa, creadores y actores de esta producción, hicieron el análisis de cada personaje y presentan un juego de amor y contradicción que provoca al espectador para analizar el por y para qué de sus propias acciones.
“Si esto no es Romeo y Julieta, entonces ¿qué es? Es un juego. Estamos aquí y esto no es Verona. Es aquí. Y aquí el enamoramiento y la ficción se parecen. ¿Mienten o dicen la verdad? No tenemos respuestas. Lo único que justifica querer ver tus ojos toda la noche es ver tus ojos toda la noche. Corre tiempo.” Luna Avante
Con situaciones humanas generales, Luna Avante invita a dejar que nuestro huracán interno nos lleve. Mientras entre seres humanos nos encontremos y nos desencontremos, habrá que cruzar las líneas imaginarias moviéndolas con cuidado.
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Acrobacias de antaño, hoy
Hay documentos y códices que muestran que las prácticas circenses en el México prehispánico fueron amplias y contenían cosas que se usan en el circo actual, pero en la época de la Colonia, los españoles, para ser más exactos La Inquisición, prohibió que éstas se realizaran. ¿Por qué habrían de censurar un acto tan inocente? Pues porque tenían importancia ritual. Dependiendo de cada etnia había distintos significados, pero todas coincidían en adorar a su dioses a través de bailes, acrobacias y demás actos.
A pesar de la prohibición, hubo pueblos que siguieron pasando la tradición circense de generación en generación hasta nuestros días. De ahí surgió la idea de agruparlos para crear el Laboratorio de Acrobacia Indígena. Después de un viaje por distintas comunidades y de haber elegido los actos más convenientes, se recurrió a un circo urbano para que los indígenas aprendieran ciertas técnicas, cómo presentarse en el escenario, el orden de cada presentación, etc. De ahí que sea un laboratorio.
Martes diverso
Los días han sido intermitentes en la parte musical de Cumbre Tajín. Mucho tiene que ver la curaduría de la música y el headliner que se eligió para cada evento. Lo cierto es que el sábado estuvo a reventar, el domingo flojo, el lunes a reventar de nuevo y ayer flojo otra vez. Eso quiere decir que el cierre será espectacular.
Los Aguas Aguas se encargaron de abrir el martes con su fusión de géneros como ska, reggae y rock. Aunque los músicos traían la pila muy puesta y sus canciones se prestaban para bailar, la poca gente que los estaba escuchando no logró conectar del todo.
Siguieron los Baseballs, que con el cabello perfectamente engominado, copete esto Elvis y playeras de cuadritos pegadas cautivaron a las pocas, pero emocionadas mujeres con sus ya conocidos covers de pop en rock cincuentero.
Por su parte, Pink Martini cautivó con una buena dosis de jazz, bossa, swing y lounge. Aunque la audiencia seguía corta, quienes la conformaban sabían que los músicos que estaban en el escenario no eran cualquiera. Virtuosa China con una voz implacable y virtuosos Tom y compañía, cada quien es su respectivo instrumento (piano, contra, percusiones, violín, trompeta, trombón, sax y batería). Gran acto, imperdible, que logró que unas 100 personas hicieran una línea al estilo boda. Simplemente genial.
Después Benny, pop puro entre gritos de chicas que igual corearon la mayoría de sus canciones. Fue el que más gente metió, pero no logró el lleno. Antes de que acabara su participación, la gente ya comenzaba a abandonar el recinto, que quedó a un cuarto de su capacidad para recibir a la headliner.
Lo de Janelle Monae comenzó circense, con un animador que le pidió al público que llamara a la cantante. Luego, ella salió con una capucha negra y un gran copete del mismo color. Los metales de la primera canción dieron comienzo a un funk hip hopeado que duró hasta el final. El buen hype estuvo aderezado con dos coristas que no pararon durante todo el show, en el que Janelle pintó un cuadro durante una de las canciones. Monae demostró que no importa si la gente no conoce un proyecto, con un buen show y micha actitud, el público siempre está contigo.
Media Cumbre
Llegó el lunes y con él se cumplieron tres días de Cumbre Tajín. Justo la mitad del festival y mucha espectativa por ver a Café Tacvba, quienes llevaban un buen rato sin subirse a un escenario. Pero eso tendría que esperar; antes, cuatro bandas se apoderaron del Nicho de a Música.
Primero, nada más ad hoc que Tribu, que, aunque tuvo público escaso, hizo magia con su música prehispánica; flautas y tambores colmaron el aire y sus cuatro bailarinas le dieron un gran plus de color y movimiento al espectáculo. El cierre de Tribu fue lo mejor, pues si uno cerraba los ojos y escuchaba los tambores, bien podría remitirse a la famosa escena de Matrix, cuando los habitantes de Zion arman un rave en las cuevas.
Después de tal algarabía, los Rayobacks pasaron sin gloria, incluso fueron abucheados por un público que los catalogó como viejos ridículos.
Pero para curar el mal de oídos llegó el canadiense Jesse Cook: ¡vaya músico! Según dijo en la conferencia de prensa previa al concierto, dos atletas que compitieron en los Juegos Olímpicos de invierno más recientes ganaron platas porque su música los inspiró. Le creo. La gente que abarrotó la plancha de este escenario también estaba inspirada, y cómo no, si las guitarras, el bajo, el violín y las percusiones, junto con una batería poderosa, se fusionan a la perfección para dar vida.
A eso hay que agregarle que Cook sabe cómo prender a la banda: hablando es español, incorporando un cajón y un invitado especial (Nico Hernández) y pasando de un género a otro (lo mismo flamenco que cumbia). Excelente acto abridor para el siguiente.
El público parecía un poco renuente ante la presencia de Bebe, que salió con una flor en la oreja, un gorro de capitán de barco y una playera blanca bordada. Comenzó con una canción tranquila, pero el show fue creciendo de a poco en intensidad. Bastó un "buenas noches, chingones" para que la gente se cautivara. La española se notaba verdaderamente conmovida y, aunque al final algunos impacientes le gritaban fueras, regaló un espectáculo musical lleno de energía y digno de recordarse.
Pero la gente quería a los Tacvbos, y después de unos largos minutos en lo que cambiaban los instrumentos, los tuvieron. Mal comienzo: bajo, guitarra, teclados y voz sobre pistas de ritmos durante las primeras canciones, aunque eso no le importó a los miles de personas que corearon El Baile Y El Salón, la abridora. Antes de darle la bienvenida al baterista, un popurrí con canciones de Kinky y Zoé en voz aguardientosa subió los ánimos aún más.
Después, todo fue fiesta. La gente no paró de corear y saltar al ritmo de los más grandes éxitos de este cuarteto, que regaló poco más de dos horas de concierto. Buenas vibras, buenos deseos, mucho desmadre, eso es lo que Café Tacvba representa. La gente terminó cansada, pero satisfecha.
Comida para el alma
Probar los platillos de la cocina tradicional totonaca es un espectáculo al paladar. Martha Gómez Atzin, coordinadora del Nicho de Aromas y Sabores de Cumbre Tajín, lo sabe, y ha trabajado mucho durante varios años para poder transmitirlos, literalmente, de boca en boca. En ella recae la responsabilidad de coordinar a las "mujeres de humo", más de cien totonacas, llamadas así porque siempre están frente a las brasas, la leña y el fogón.
Estas mujeres, que en su mayoría habían perdido la identidad de su pueblo, ya por haber viajado a Estados Unidos para ganarse la vida, ya por la influencia de los medios de comunicación, retomaron (de la mano de Martha), su vestimenta tradicional, volvieron a hablar su lengua y, sobre todo, comenzaron a cocinar bajo los preceptos espirituales de su gente.
"A través del tiempo se han ido perdiendo las tradiciones, desde usar un fogón de barro hasta la parte espiritual de la comida, que es curar, limpiar y sanar el alma, incluso los rituales que hacemos cada que amanece; pedimos permiso a la madre tierra, al agua, al aire, al fuego, a al tierra, por estar aquí y por poder utilizar todos los elementos. Tratamos de revivir las creencias de la cocina tradicional, eso que se ha ido muriendo poco a poco; nos dimos cuenta que era importante porque hay mucha gente de otros países que se interesa por esto", contó Martha.
La cocinera dice que "no solo alimentan el cuerpo, también el alma". Y es cierto. A través del estómago reactivaron sus raíces, el culto a la tierra, la tradición de comer en familia y de hacer caso a los consejos sabios de los abuelos.
Ahora, las "mujeres de humo" imparten talleres y se han adueñado del Nicho de Aromas y Sabores, una casa que tardaron en construir y que ha rendido frutos, con creces.
Una vida mejor
El proyecto de las "mujeres de humo" no termina en Tajín. La idea es que estas totonacas continuen en el Nicho durante todo el año, con talleres y un pequeño restaurante, para que puedan difundir los sabores al mundo entero.
Además, se puede hablar de metas que ya se han realizado. Martha contó con emoción la historia de una mujer que le agradeció por involucrarla en el proyecto, pues con lo que ha ganado pudo comprar un terreno, construir una casa y tener un lugar donde dormir (antes lo hacía en el suelo y en casa ajena).
Asimismo, otras mujeres han logrado adquirir cosas que les simplifican la vida, como teles, radios o lavadoras; otras, le pudieron ofrecer estudios a sus hijos o, quienes tenían pequeños enfermos, llevarlos al doctor y darles tratamiento y terapias.
Un bocadito
Aunque las recetas originales (prehispánicas) solo contemplaban maíz, frijol y chile como base, hoy se han añadido ingredientes como el cerdo, el ajo y las hierbas de olor. También se han perdido algunos, como el armadillo, la tuza, el tejón, la paloma o el faisán. Los cambios han tenido distintas razones, desde la Conquista hasta la tala indiscriminada de la sierra, que ha provocado al extinción de algunas especies.
No obstante, el show debe continuar, y en el Nicho de Aromas y Sabores se pueden encontrar, diario, dos tipos de sopas, tres asados totonacos (conejo, carne de casa, pollo), barra de ensaladas, dos guisos (uno totonaco y una cocina invitada que cambia diario -poblana, yucateca, maya-) y una gama de postres, además de que te reciben con un coctel llamado amanecer totonaca, que contiene agua, jugo de naranja, jugo de limón, vainilla y ron. Para la cena, la tradicional antojería (tamales, tostadas, empanadas, mini gorditas de queso y papa y galletas).
Le pedí a Martha que, de todos los platillos que conoce, nos diera un menú especial. Imaginen esto en su paladares:
SOPA
Frijoles en achuchustapu con orejitas de pipián
Hervidos con epazote, cilantro y cebollina, y pipián molido
ENTREMÉS
Tamalitos de hongo de chaca
Tradicional masa rellena del hongo que nace en la corteza del árbol chaca (en hoja de milpa, plátano o maíz)
PLATO FUERTE
Pescado a las brasas a la vainilla
Con tomate chiquito, hierbas y acompañado de calabazas y chayote
ACOMPAÑAMIENTO
Tepache de maíz
Tortillas con manteca y pipián en polvo
POSTRE
Dulce de pepitorias
Bolitas de ajonjolí y piián tostado en miel de piloncillo
Sin duda, todas las historias son importantes, todas contribuyen a que el mundo sea mejor para todos; los visitantes nos vamos con una sonrisa en la boca y la barriga llena, pero aquellos que hacen esto posible se quedan con el alma feliz.
Cambiando el ritmo
La segunda jornada musical de Cumbre Tajín tomó un rumbo "guapachoso". Ayer fue un día distinto a los demás; en el parque casi no había gente, por lo menos no como el sábado, y en el Nicho de la Música la plancha lucía un tanto abandonada. Al parecer, a la gente no les gustó que el line up diera un vuelco tan radical: el sábado, rock, funk y un poco de hip hop; ayer, son, salsa, tropical y samba.
Los micrófonos se abrieron a las seis y media para recibir a Los Cojolites, enorme grupo renovador del son jarocho que, con disco bajo el brazo (Sembando Flores) y un tablón para zapateado en el escenario, entretuvieron a los pocos escuchas que comenzaban a llegar. Gran presentación de los representantes jarochos, quienes dieron paso a una agrupación de antaño: Los Joao.
Estos señores no pierden la pila. A pesar de que hicieron su debut en 1974, tocan de maravilla y siguen poniendo ambiente en sus presentaciones. Empezaron flojos, con dos baladitas que las señoras presentes recordaron con nostalgia, pero despúes tocaron su más grande tema, Vamos A La Playa, y ahí empezó el pachangón: pelotas de colores fueron lanzadas al público, globos, máscaras, silbatos y demás props que la banda regaló hicieron parecer que se trataba de una boda. La energía se multiplicó para dar paso a Olodum.
Los de Salvador de Bahía, Brasil, tienen una fuerza impactante arriba del escenario; su música, al ritmo de los tambores, ha sido reconocida a nivel mundial, y en Tajín demostraron por qué; sin embargo, el público no logró conectar (o viceversa) lo suficiente con ellos. No obstante, fueron buenos teloneros de Celia Cruz All Stars.
Esta agrupación debe verse para creerse. Si bien los éxitos de la difunta reina de la salsa ponen a bailar a medio mundo, no cualquiera los interpreta con tal maestría. Estos jóvenes prendieron de verdad a la gente que casi llenó el lugar. Al salir al escenario, cada integrante iba tomando su posición y tocando su instrumento, la primera canción fue progresiva, hasta que explotó en toda su complejidad. Los ánimos nunca bajaron y el público no paró de bailar, acción que siguió hasta el siguiente acto: Willy Chirino.
Este salsero cerró la noche con el mismo sabor que sus predecesores, pero sin tanto impacto. La gente estaba cansada y comenzó a abandonar el recinto, pero los que se quedaron pudieron gozar de más salsa fusionada con rock y jazz. Además, Chirino hizo un "dueto virtual" con Celia Cruz (cantó sobre un audio de ella) y presentó canciones de su nuevo material, My Beatles Heart, en el que reinterpreta canciones del cuarteto de Liverpool con su más puro estilo salsero.
Si se compara con el sábado, el domingo fue distinto por una sola razón: los jóvenes que el día anterior abarrotaron la zona de conciertos se esfumaron, aunque los adultos que los reemplazaron no fueron mala audiencia. Seguramente los jóvenes regresarán hoy, ¿cuántos de ellos querrían perderse a Café Tacvba?
Moviendo masas
El primer día de Cumbre Tajín transcurrió caluroso. El mismísimo gobernador de Veracruz hizo los honores y cortó el listón; después pasó a un lounge alejado de los cuerpos, pero no de las miradas de la gente que poco tardó en olvidar su presencia para ponerse a bailar al ritmo de Sonidero Mestizo, proyecto de Roco (Maldita Vecindad) y Moyenei, quienes abrieron los actos en el Nicho de la Música con su mezcla de funk, reggae, hip hop y mensajes de paz y salvaguarda del planeta y la sociedad.
El escenario estaba medio lleno, pero los que estaban ahí bailaron y cantaron con sus rimas y mensajes de paz. Después vino División Minúscula. Calidad musical y de canto discutibles, pero con una energía que hizo que la plancha frente al escenario se llenara de jóvenes que brincaron y corearon todas y cada una de sus canciones.
Acto seguido: Pila Seca. La banda originaria de San Miguel de Allende, Guanajuato, llenó de funk el escenario. Aunque el recinto seguía lleno, la gente tardó en interpretar el cambio de género (que incluyó una versión de La Cumbia de los Muertos de Ozomatli), pero poco a poco comenzaron a sentir el groove. Cocaine, su más reciente sencillo, le puso la cereza al pastel de una fiesta llena de buena vibra.
Bien por Pila Seca, que dejó la puerta abierta y a la gente encendida para Los Daniels, que por primera vez tocaría un show de una hora y que, sin duda, con un rock energético y pegajoso fueron los mejores teloneros para Caifanes, a quienes la gente ya coreaba incluso antes de que terminara su presentación.
Saúl Hernández y compañía salieron en medio de un grito ensordecedor; el grupo más esperado de la noche, casi legendario, ofreció un concierto lleno de nostalgia, en el que grandes y chicos bailaron, saltaron, aplaudieron y cantaron junto con la banda sus más grandes éxitos. La energía fue vasta e hizo vibrar a todos los presentes que, sin duda, no esperaban que la banda tocara más de dos horas y media, como si fueran las últimas rolas que cantarían en su vida.
Así comenzó la parte musical de Cumbre Tajín, que sin duda nos tiene preparadas más sorpresas. Hoy, Willy Chirino encabeza la lista de bandas que harán vibrar a la gente con un ritmo más "guapachoso".
De lo sagrado a lo comercial
Florencia García de León es una de las maestras que imparte el taller de alfarería en Cumbre Tajín. Ella tiene 66 años, y ha estado en contacto con el barro desde los 20; la tradición viene desde sus abuelos, de quienes aprendió viendo lo que hacían. La señora, de canas delgadas, explicó que el barro no es un juguete, sino un material sagrado, pues los antepasados adoraban la tierra, que les daba de comer, y el barro viene precisamente de ella.
El procedimiento para moldear es sencillo: se ocupa un palo para llenar de barro una batea (especie de tazón de madera, utilizada por los antepasados). Una vez que se llena la batea, se marcan tres cruces en el aire para alejar las malas vibras. Se agrega agua para amasar el barro, después se le agrega arena y, cuando la pasta es consistente, se modela la pieza que se quiere.
En esta ocasión, el tema de los talleres fue la espiritualidad en la cultura totonaca, así que se crearon estrellas, lunas, soles (había gran respeto y adoración por los astros) y pirámides. Una vez que la pieza está terminada, se deja secar sobre una hoja de palma, para después cocerla en el horno.
Justo frente a la mesa donde doña Florencia enseñaba a los visitantes, Juana Hernández y María Morales utilizaban una torneta para moldear cantaritos. Ellas explicaron que no siempre fue así. Aprendieron a usar no sólo esta herramienta, sino una mezcla de barro amarillo con otros tres barros de Hidalgo y agregar pigmentos (nrego, verde, blanco) para perfeccionar su arte. Todo esto fue posible gracias al Centro de las Artes Indígenas, pues a través de éste recibieron la capacitación necesaria en Valle de Bravo.
Además, lograron que una comercializadora papanteca distribuyera sus productos (que hoy cuestan entre 100 y dos mil pesos) en toda la República Mexicana, Estados Unidos y Argentina; el trato con las ganacias es simple y bueno 50 - 50. Pero también tienen talleres propios, donde enseñan y producen arte al más puro estilo indígena veracruzano.
A decir de Juana Hernández, aprendieron a combinar las nuevas técnicas y los instrumentos modernos con el arte milenario, que ha pasado por las manos de decenas de generaciones. "No perdemos la magia, esa siempre va a estar ahí", dijo con una sonrisa orgullosa en la boca.
El barro, material sagrado de nuestros antepasados, se integra a la industria, se vuelve comercial, genera crecimiento económico para las comunidades, pero nunca pierde su esencia, el sabor a tierra, a México.








