Si hay algo que se distingue desde las primeras canciones, es que el disco es inconsistente. Speedy Ortiz se aventó a traducir en música un cuento con su propia introducción; sin embargo, el climax llega un poco tardío, hasta “Puffer”, con un revoltijo agradable de soundtrack de terror y femineidad.
Foil Deer dio paso a un sonido más colorido en comparación con Major Arcana, en el que la banda parecía explorar más por sonidos ácidos y distorsionados cuya oscuridad se reflejaba desde el inicio, poco abismal pero grunge al fin y al cabo. Devin McKnight de Grass is Green aportó su grano de arena a la alineación original, reemplazando a Matt Robidoux en la guitarra. Con esta nueva producción, apuestan por arreglos más pronunciados que en momentos pueden llegar a sonar superficiales y poco frescos, como la entrada de “Dead Girl”. Aunque queda claro que esta nueva gama de ritmos no ha enterrado la ferocidad de las melodías, es tan brillante que nos hace añorar los gritos solitarios de la nunca olvidada Generación X.
Aunque actualmente cada vez más bandas apuestan por ofrecer una montaña rusa de tonos, desequilibrando a gran escala la transición de un sencillo a otro, en ocasiones puede representar una desventaja. En el caso de Foil Deer, nos amplifica, nos baja, nos sube y vuelve a bajar, pero le hace falta esa oportunidad de dejarnos amarrados a la energía, sin importar la intensidad; hace falta un poco de acentuación por periodos más largos. Aunque la diversificación es un incentivo para la curiosidad del melómano.
Las letras y la voz de su vocalista, Sadie Dupuis, se llevan la distinción en la mayoría del disco. Incluso “Zig” podía pasar sin inconvenientes como parte de una comedia romántica adolescente de la década de los noventa, gracias al estilo de Dupuis: un poco de Shirley Manson, un poco de Alanis Morrisette, y un montón de ella misma. La guitarra es su acompañante más fiel, compaginan desde el inicio como si se separaran del resto para hacer su propia charla.
La realización le llevó a la banda un mes en el estudio, producido en conjunto con Nicolas Vernhes, quien tiene en su historial trabajos con Animal Collective y Deerhunter. Eso podría explicar el hecho de que, aunque ninguna canción resulta puramente única, sí tiene algo en esencia que la separa de las otras reproducciones. Eso sí, todas le pegan a voces, ritmos o sonidos dulces, rancios y agrios a la vez, el detalle es aventarse a escucharlo para descubrirlo.
Hace unos días, llegamos a las oficinas de Sony Music para entablar una agradable plática con Daniel Carbonell, músico y compositor español mejor conocido como Macaco, quien desde el '97 ha recorrido el mundo con un estilo que fusiona reggae, funk y electrónica.
Si bien, toda historia tiene un comienzo, para Daniel, más que pensar en un momento definitorio, la aventura en el universo musical se ha ido cocinando a fuego lento a lo largo de más de diez años de carrera.
“Cuando era joven empecé con cosas más rockeras, más hardcore, luego fui mezclándolas con cosas latinas, más mediterráneas… así, hubo un día en que me encontré en la calle tocando y me bautizaron con ese nombre de 'Macaco'. Fue ahí que empecé a encontrar cuales eran mis colores más naturales, o con los que me sentía más cómodo”, aseguró.
Desde entonces a la fecha, Macacoha construido un camino que día con día alcanza mayor popularidad, fenómeno que puede llegar a transformar el cotidiano, al respecto el cantautor opina.
“Yo siempre digo que cuando eres ‘popular’ tu imagen ya no te pertenece, cada uno proyecta sobre ti lo que quiere y ante eso no puedes hacer nada sino intentar ser tú… Es que lo otro tiene que ser muy cansado, y como juegues un poco ese papel estás jodido… Al final, yo lo único que quiero es sonar personal, que cuando me mire en el espejo esté contento, que escuche mi disco y diga ‘esto es lo que quería decir’…”, exclamó.
Más allá de todo cliché, para Dani –como lo llaman los amigos- lo verdaderamente importante reside en aceptar la complejidad humana y reconocer su naturaleza polimórfica.
“Todos somos muchas cosas. Tú te levantas, lees un día las noticias y tienes una opinión sobre eso ¿verdad?, pero también tienes otro día en que lloras, no sabes por qué, y otro día dices ‘hoy salgo a la calle y bailo’… hay gente que todo el rato hace ese juego de etiquetarte…para mí es como ‘me niego, tú no vas a ejercer ese poder dictatorial sobre cómo me tengo que mover’…”, confesó.
En Historias Tattooadas, su nuevo material, se puede escuchar una gran variedad de géneros mezclados con habilidad y minucioso conocimiento, sumados a una lírica que no sólo vomita el sentimiento, sino que paso a paso planea el efecto que va a impactar en el escucha, construyendo metáforas y universos que sin ser obvios hablan del cotidiano.
“A mí no me gustan los grandes giros estilísticos. En este disco, quería jugar con las reglas que yo mismo me he marcado, pero que hubiera un cambio más profundo sobre todo en la lírica. Quería, como dice Saramago, que hubiera ‘palabras con olor’ en las estrofas… quería toda la cosa ésta de los cantantes clásicos como Bola de Nieve o Bob Dylan, pero sin perder el estribillo claro que tiene un Bob Marley”, concluyó.
Ayer por la noche y hoy por la madrugada, un tándem de artistas (Lindstrøm, Dorian Concept, Jessy Lanza, Íñigo Vontier, Soulof Hex, Métrika, The Last Faders y Tomitá) nos movió los oídos durante la cuarta edición de TNDMX.
Los debuts internacionales y revelaciones que sonsacaron el SALA nos dejaron boquiabiertos. Para ser sincera había poco entusiasmo, público bastante exigente y no muy receptivo; pero eso no detuvo a los expositores ni a la gente que estaba realmente para dejarse cautivar por el talento. En comparación con años anteriores esta velada fue más underground y con mayor enfoque en el talento que en la fiesta.
Medio vacío, en SALA comenzó a sonar Tomitá, ganador del concurso Jukemx, The Last Faders y Métrika full live band, quienes por cierto sorprendieron con su concepto banda en vivo gracias a sus buenos beats.
Ellos le dejaron calientito el escenario a Jessy Lanza, quien se plantó y nos hizo suyos con su increíble voz, que por momentos recordaba a Grimes, además de su sonido romántico y bailable, fue imposible no amarlas al tocar “Keep moving” y “Strange emotion”.
Las luces comenzaron a tomar potencia y la temperatura empiezó a llegar a la sangre de la audiencia que ya entraba en ambiente para esperar la propuesta de Dorian Concept.
Acto seguido, el productor, tecladista y músico austriaco, Oliver Thomas, puso el mood completamente con sus ritmos eclécticos homogéneos llenos de funk electro jazz que nos transportó y envolvió y el SALA en un paisaje sonoro que no pudo dejar a nadie sentado. “Draft Culture” y “Ann River, Mn” no dejaron de sonar vibrantes y exquisitas.
Lindstrøm, la euforia más apasionante y profunda que se ha escuchado en los últimos tiempos. El noruego se metió hasta la medula espinal de cada alma que logró escucharlo y nos mantuvó pilas el resto de la noche.
“Ęg-gęd-ōsis” es en mi opinión, la máxima expresión del artista, el clímax de su experiencia musical. Se escucharon las clásicas “I Feel Space” y “Where You Go I Go Too” con bolas de disco que proyectaban luz al ritmo de la música, el cual fue el escenario perfecto para su acto.
Íñigo Vontier tenía la gran misión de mantenernos vivos después de la impresionante presentación de Lindstrøm y para cerrar la noche no tuvo más que mostrar su mejor carta al público que ya empezaba a descender. El mexicano goza de un gran talento y buen oído por lo que logró mantener el ritmo el resto de la noche.
En general fue una noche bastante agradable, llena de revelaciones y deleites sonoros frescos para el exigente público, que al final se retiró satisfecho y con la energía en toda su potencia.
El Lunario del Auditorio, lugar elegido para recibir a grandes músicos y dejarlos dar conciertos extremadamente íntimos y catárticos, alguna vez pasó por ahí Mercury Rev, Broken Social Scene, Los Tres y Bajofondo, todos y cada uno de ellos geniales, llenos de poder, con energías de todo tipo y actos muy satisfactorios. A cinco días de la ultima quincena de abril es el turno de CAMPO por demostrar su poder curativo.
Apenas salen a tomar sus instrumentos y todo ese sentir sofocante comienza a desvanecerse, el público grita y celebra con aplausos la primera visita de Juan Campodónico --lee la entrevista que tuvimos con el músico dando clic aquí-- con su proyecto alterno: CAMPO.
Su música tipo house mezclada con ritmos latinos empieza a hormiguear por nuestra espalda. “El Viento” es lo primero que pasa por nuestros oídos, tan bailable, tan tranquilizante: “Hora de asumir, hora de aprender, esto que me pasó, que no me pase otra vez”, dice la canción y libera nuestro espíritu con los primeros bailoteos de la noche.
Quizás al principio le costó un poco conectar con todo el público, pero después de “Tu Lugar” y “Across The Stars”, siguió con “La Marcha Tropical” y de repente ya habíamos olvidado la existencia de todo el mundo que había allá afuera. “1987”, seguida por un par de Bajofondo: “Tuve Sol” y “El Mareo” terminaron de amarrar el cuerpo, mente y alma del público que ya dibujaba una enorme sonrisa en sus rostros, que no paraban de bailar y celebrar con aplausos y gritos toda la buena vibra que inundaba el lugar.
Pero el climax de la noche realmente llegó con la entrada deXimena Sariñana al escenario, para interpretar “Sintiendo Rara” la cual grabó junto a Juan hace mucho tiempo, los bailes cesaron por un momento y no había más que brazos levantados sujetando celulares para grabar tal encuentro, los cerebros de la audiencia se encontraban en el suelo completamente derretidos.
Las canciones pasaron, entre ellas: “Lluvia”, otra más de Bajofondo, todos arriba del escenario terminaron bailando enérgicamente, cuando eso pasa te das cuenta de que toda esta bien, tanta energía proveniente del escenario, con los músicos disfrutando al máximo su propio trabajo, provoco que todos nuestros males se quemaran como lo hizo la pista de baile, aunque sea por un solo instante. Como ve, CAMPO es un liberador natural de la toxicidad cotidiana.
Pues el segundo día se lo llevo la aparición de Village People cantando un combo de “Macho Man-Y.M.C.A”. Nada de lo de demás que estuvo en el festival Pal’ Norte se acercó remotamente al nivel de sorpresa y alegría que fue cantar éstas dos canciones con sus integrantes disfrazados en su totalidad, además de ser ropa actualizada (pero si se les notan ya bastante los años).
Podrán existir argumentos para Garbage, Café Tacvba o Imagine Dragons, pero sabemos que solo es por armar barullo. Village People y punto.
Aunque comenzando el festival se observaba menos gente que ayer, la verdad es que mayoría estaba evitando el horrible calor y ya para cuando la tarde comenzaba a volverse más fresca, la gente fue llegando por oleadas cada vez más numerosas. Para alrededor de las 5:00 de la tarde nos enterábamos que el festival, al menos ese día, estaba sold out. Nada mal para un cártel que ofrece un cartel de todos los géneros musicales.
Entre los momentos memorables estuvieron las menciones para denunciar lo que acontece en el país por parte deAterciopeladosy Café Tacvba, que además hicieron sonar algunos de los clásicos que han conformado sus recientes sets de gira. La gran energía que caracterizó todo el set de Imagine Dragons hizo que los más de 70 mil personas corearan cada una de sus canciones.
Los de Garbage le pidieron al público las mañanitas para a Eric Avery, que los ha estado acompañando en el bajo durante su más reciente gira. Shirley Manson recordó como muchos de sus fanáticos han ido creciendo junto con ellos. Uno de los momentos memorables de la noche.
Los Claxons, por ser locales, tuvieron un gran quórum y sus canciones hicieron eco entre las miles de personas que estaban en el Parque Fundidora. Babasónicos tocó su set de cajón para festivales, pero esta vez con una nueva iluminación.
La otra gran sorpresa, aunque se perdió bastante su efecto entre los milenials regios, fue la aparición de Coolio interpretando “Gansta’s Paradise” acompañando de un saxofón sensaciosuave que no quedaría nada fuera de lugar en cualquier canción de Kenny G.
Así termina el festival, que por lo visto se ha logrado consolidar en éstas tierras y que dará batalla a largo plazo. Esperamos que lo que viene sea tan bueno y divertido como Pal’ Norte.
Dorian regresó a México con disco nuevo: Diez Años y Un Día, así que escogieron el Foro Indie Rocks! como escenario de apertura para su gira de conciertos por varias partes del mundo.
El lugar estaba lleno de pura fanaticada, luces de colores y un ambiente de ansiosa espera. Después de 30 minutos después de la hora acordada, los españoles salieron a tomar sus instrumentos. Los gritos y empujones no se hicieron esperar y solamente tomó un par de nuevas canciones para que los clásicos hicieran estallar en canto a su público.
Al anunciar “Verte Amanecer”, sus fans corearon con el alma: “¿para qué creer en Dios, si él no cree en nosotros?”. Seguido, Marc Gili —frontman de la banda— agradeció el apoyo a Dorian durante todos estos años y reconoció que México ha sido un lugar fundamental para su éxito.
Al tocar “Soda Estéreo”, —incluida en La Velocidad del Vacío— el público no dejó de agitar las manos y aplaudir. A pesar de algunos errores técnicos que interferían con el ritmo del concierto, la gente jamás se quejó. Al contrario, a todo pulmón cantaron “Paraísos Artificiales” y “Arrecife”, tema inédito que fue incluido en el nuevo disco.
“La Mañana Herida” también provocó sentimientos extraordinarios, pero “¿Quieren bailar?” —gritó Marc— y el publico enloqueció al ritmo de “A Cualquier Otra Parte”. Llega al corazón ver a un público tan entregado como los fans de Dorian.
Las anécdotas se hicieron presentes en “Estudios de Mercado” y para el encore, su gente ya estaba desesperada por escuchar “Tormenta de Arena”, ambas de su disco La Ciudad Subterránea. Desde mi punto de vista, éste es su material más emblemático, pues define su concepto y su esencia.
Para finalizar la banda dejó el escenario para cantar entre público “Simulacro de Emergencia” que hizo correr a la muchachada para abarrotarse donde ellos estaban.
Me parece que Dorianno está construido por un sonido disciplinado o líricas increíblemente profundas, sino por el cariño con el producen sus canciones, cierta inocencia que se logra percibir en su forma de tocar. Hacen música con el corazón.
Monterrey, he regresado. Mí última visita fue en el Pal' Norte de octubre y ahora aquí me tienes de vuelta poco más de 7 meses después. Una vez más bajo un pretexto musical para intentar disfrutar dos días de conciertos.
Con un cartel igual de ecléctico que el que me tocó en octubre, el fin de semana promete ser toda una montaña rusa de emociones, sorpresas, decepciones y de plano algunas huidas. Yo honestamente no entiendo exactamente cuál es la tirada del cártel, pero si es jalar a la mayor cantidad de personas de la región, creo que funciona adecuadamente. Unos irán por los grupos de rock, otros por lo bailable, algunos más porque está Intocable y los demás simplemente para disfrutar cervezas con amigos en un lugar bastante agradable, porque eso sí, el festival lo logran amoldar muy bien al Parque Fundidora, aunque éste año sentí el área designada un poco más pequeña. Seguro sólo son ideas mías.
Todo durante el día fue evolucionando de forma normal, a lo mucho un ligero retraso de algunos minutos para comenzar pero nada que se grave. El sonido es bastante competente. Creo que mi única queja son los pocos tiempos. Para algunos grupos apenas es lo justo como para ir calentando motores y ya se tienen que bajar del escenario. Los Danielspusier0n a cantar a los regios con “Quisiera Saber”, tema con el que cerraron su show. Ximena Sariñana tuvo una calurosa recepción al tocar su nuevo disco No Todo Lo puedes Dar, mientras que 311 salió con más ímpetu que en su concierto de hace algunos días en el Pepsi Center, dispuestos a ganarse un público que apenas los conocía, con canciones como “Down” . Una de las actuaciones más "interesantes" del día fue la de Galatzia, que con peluca rosada y algunas plumas, hizo sonar “Pijamada Lésbica” acompañado por Giancarlo de Telefunka.
Los de Kinky jugaron como locales en la cancha y, pelotearon canciones de su Unplugged con algunos clásicos como “Ejercicio #16″ y la súper coreada “¿A Dónde Van Los Muertos?”.
Con Flor Rida nunca entendí qué pasaba, aunque todos bailaban en medio de una discoteca al sonar "Get Low" y Calle 13 fue baile seguro en medio de protestas y ritmos que ponían a todos a bailar cuando ya había caído la tarde, arrancando con “Fiesta de Locos”. Lo que sí nadie se esperaba fue un minconcierto de una canción (y único éxito) por parte de Crazy Town con "Butterfly", pero The Kooks, a pesar de haber repetido el mismo set que en sus recientes conciertos, logró cautivar a todos.
Creo eso es lo padre de Pal' Norte, siempre hay una buena sorpresa que te hace jalar cosas del algún rincón musical olvidado de tu cerebro. A ver que nos depara el sábado.
Hay un nuevo lugar para conciertos y eventos nocturnos ubicado en mero Periférico, en el corazón de Naucalpan. Se llama 360 Venue y, como el nombre lo indica, tiene una intención de albergar entretenimiento desde todos los ángulos. Que no los engañen los folclóricos rumbos del lugar o la pretención del concepto – tiene buen augurio como centro nocturno, así como seguridad notable y acústica más que decente--. ¿Habrá sido un buen sitio para el noveno aniversario de Warp o la segunda presentación de Nicolas Jaar en nuestro país? Tuve mis dudas.
La ambientación, después de todo, se presta mucho para fiestas. Pude imaginar perfecto un festejo de alguna compañía de telefonía, bebidas alcohólicas o marca de ropa. La celebración de una revista se prestaba, pero quizás la selección musical no fue la más afortunada para las circunstancias. Todo inició con el set de DJ Smurphy, quien arrancó su set con beats austeros, sonidos ambient que provenían quizás de otra galaxia y su voz etérea, casi muda. Se notó lo inapropiado de la atmósfera, ya que estaba lleno de concurrencia dispuesta a enfiestar en un lugar con apertura adecuada y lo avant-garde de su repertorio sacó de onda al respetable, quienes se debatían entre aplausos y rechiflas.
Posteriormente, tocó el turno de Los Macuanos. La dupla tijuanense cambió de inmediato la jugada al lanzar ritmos que oscilaban entre lo tropical y lo electrónico, como ya es su costumbre. Gracias al desnivel de la pista, empezó a parecer un mar increíblemente picado de manos y cabezas que descendían y se alzaban en la euforia. Para acentuar el ánimo, una chica con aro hula-hula iluminado con luces LED se zarandeaba al ritmo de la música, incrementando el trance de los asistentes.
Cuando tocó el turno de Jaar, la escena ya estaba puesta para que se diera una aleación de lo bailable y lo experimental, después del mood impuesto por los actos previos. “Ah, plan con maña” pensé. El músico chileno-americano desató su house poco convencional compuesto primordialmente por canciones de su excelso Space is Only Noise para luego campechanearlo con algunas mezclas en vivo. Tratándose de un foro más expandido, pensé que iba a traer instrumentistas para apoyarlo, pero sólo basto una laptop para que el respetable se rindiera ante su música. Poco más de una hora después, la fiesta seguía. Fue de esas instancias donde el resto deja de importar y el centro del universo se encuentra en el aquí y ahora, sólo o acompañado, pero con música increíble de fondo.
El festival arrancó con una audiencia media, pues dos días de fiesta detienen a cualquiera de sufrir una cruda a 36 grados bajo el Sol. Los que sí lo logramos, comenzamos un domingo fuerte con la consistente presentación de OFF!, que llenaron el escenario Mojave con su hardcore californiano. A un lado se presentó MØ con una gran energía sobre el escenario. Muy bueno su cover de Spice Girls "Say You'll Be There", el cual próximamente podremos disfrutar en su show de la Ciudad de México. El genial Mac DeMarco, quien poco a poco y siendo muy consistente se ha ganado sus espacios en la exposición de artistas de Estados Unidos (y no se hable de su creciente fantasee), llegó con muy buena actitud. DeMarco tocó material de todos sus discos, en especial del "Salad Days" editado hace un año vía Captured Tracks. El DJ español John Talbot hizo de las suyas con un hipnotizante set en la carpa cerrada Yuma, entre rayos azules y blancos azotando una bola de espejos. Built To Spill dieron un maravilloso set con grandes momentos como un combo de "Goin' Against Your Mind" y "Stab", sin embargo la audiencia fue poca quizás por el Sol, quizás por el cansancio de los dos días anteriores, o quizás porque se les está terminando la suerte a las buenas bandas indie para el festival Coachella.
El Sol se despidió con Jenny Lewis y su genial show de "The Voyager". Sonaron temas de Rilo Kiley así como de su material solista, pero en especial temas de su nuevo disco. Como siempre, muy encantadora. Marina and The Diamonds llegó al escenario principal, donde la audiencia abarrotaba el lugar. Marina apareció con una diadema que tenía la palabra "Froot", nombre de su recién editado álbum, mientras demostró su gran potencia vocal y carisma sobre el escenario.
Una de las bandas que más ansiaba volver al festival Coachella fue The Cribs, que desde 2007 no habían podido regresar. Esta vez presentaron material de su nuevo disco For All My Sisters, producido por Ric Ocasek de The Cars. Desconozco si la gente no sabe quien es Phil Selway (baterista de Radiohead), pero éramos cerca de 100 personas que pudimos presenciar un muy relajado y grandioso set. Esta es la primera gira por Estados Unidos de Selway, quien tiene una forma muy natural y franca de tomar el escenario y acercarse a la audiencia.
Inolvidables y reverberantes bajos. St. Vincent llegó con muy buena actitud al escenario outdoor, para demostrar su poderío vocal y sus habilidades en la guitarra. Annie Clark se bajó del escenario para hacer su ya característico crowd surfing, mientras le decía al público lo geniales que son. Jamie XX reventaba la carpa Gobi donde cientos de personas bailaban poseídas por los beats que nunca se detuvieron. Recientemente pudimos ver a Jamie XX en la Ciudad de México, en un show igualmente inolvidable.
Cuando fue el turno de Florence and The Machine, la audiencia estaba sorprendida de su entrada al escenario: tuvo que ser cargada por personal de seguridad. Florence le dijo a la gente que la semana pasada cuando brincó del escenario se rompió el metatarso, "el mismo hueso que se rompió David Beckham antes del mundial". Acompañada de una orquesta y luciendo impecable, Florence deleitó a la audiencia con un corto pero hermoso set incluyendo canciones de su nuevo álbum How Big, How Blue, How Beautiful.
Mientras tanto, David Guetta se apoderaba del festival con un largo set en el escenario Sahara. Al cabo de una hora, la gente lucía muy confundida entre quedarse en el trance de Guetta o ir a ver al chico sensación del festival: Drake. En estos momentos, Drake es el rapero número uno de la escena estadounidense, y toda la presión del cierre del festival estaba con él. La semana pasada, Madonna entró a besarlo al escenario y con esto se aseguró que fue el performance más mencionado y viralizado de la semana. Este domingo, fue Nicky Minaj quien hizo una aparición en el escenario mientras Drake la abrazaba y felicitaba por su recién compromiso. Sin embargo, los comentarios y reseñas del show no fueron muy buenos. Simplemente, algo le faltó, según muchos espectadores que estaban ansiosos por verlo en vivo.
La experiencia Coachella ya no se determina realmente por sus headliners, ni por sus carpas, ni por fin de semana; son todos los detalles que genera los que lo convierten en uno de los festivales favoritos de la audiencia. El clima, la variedad de géneros y la variedad de artistas que forman parte de todo su line-up. El arte, los juegos, la diversión, la gente y los aires californianos son los que complementan la experiencia musical.
Por supuesto que no íbamos a estar a tiempo en el aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevaría de Berlín a Israel; el famoso "horario joliette" y nuestra peculiar suerte hacen de las suyas cuando de un compromiso se trata. Vaya, escribo esto desde un camión en dirección hacia República Checa, el cual debimos haber abordado a cierta hora pero no llegamos y tuvimos que comprar otros boletos para el siguiente, hermoso horario Joliette.
En fin, aquella noche logramos llegar más o menos con hora y media de anticipación al aeropuerto... Cuando debíamos haber estado tres horas antes; muy relajados nosotros, sin saber que esa no es la manera en la que Israel se maneja, oh no, no señor.
Por supuesto que la sala del "check-in" para aquel vuelo Berlín-Tel Aviv era la sala más alejada del aeropuerto... A esos carnales no les rifa tener gente visitando su país, creo que temían que nos lleváramos a sus mujeres.
Check-in apenas y nos separan a los cuatro para hacernos un sinfín de preguntas, una y otra vez, para después juntarse aquellos entrevistadores y cotejar sus respuestas. A mí me tocó una amable, por fortuna, a jopo también le tocó un mástin que no hizo mucho íris, pero para Gastón no fue así y menos para el pobre Gabo, quien en ese punto era el que más información y conocimiento poseía sobre nuestra noble proeza y por lo cual no dejábamos de señalarlo; su entrevistadora? Una señorita con cara y ganas de pocos amigos, sin paciencia, y sin ganas de lidiar con un Gabo que amablemente trata de explicarle por qué carajo van a viajar cuatro "mexas" a sus santas tierras a tocar tamborazos y ruidero. Incrédula, dicha señorita, cada vez se desesperaba más y exigía más rapidez en todo lo que pedía de Gabo... Se ve que le cayó pesada esa Wurst con Humus (énfasis ridículamente fuerte en la H) la noche anterior.
Para ese momento ya toda la banda israelita había abordado el avión, y nos convertimos en el "spotlight" de los que pasaban por ahí; cuatro valedores que solo querían predicar la palabra del taco en Tierra Santa. "Bueno, si no nos dejan abordar, ni pedo. Ahí vemos qué chingados hacemos estos días en Berlín" decía Gabo, mientras que los demás estábamos a la expectativa... Yo, sudaba hasta de partes que no sabía que podían transpirar; por mi parte, nunca he sido amante de los aviones y mucho menos de los aeropuertos, sumado a eso haber llegado tarde, ser tratados con la punta de la kippa y encontrarse en duda de si nos dejarán viajar... Nel, no fue buen combo.
Ya es la hora de abordar, regresan los entrevistadores y sin ni siquiera un "perdón por ser un de la ver$&@" solo nos dijeron que podíamos abordar el avión, resignados a que íbamos a manchar su país o su avión con nuestra mexicana y alegre forma de ser. Si así fue en Berlín, ¿cómo sería al aterrizar en Tel Aviv? Maldita sea.
Arielito y Huesudo Ben (miembros de Zaga Zaga que viajarían con nosotros) por fin nos vieron subir al avión y casi lloran de saber que ya era una realidad: Esa noche viajaríamos a Israel. Hasta ellos, siendo oriundos de aquella nación, saben que sus propios ciudadanos son de trato muy especial, por lo cual nos felicitaron, por aguantarnos como los machos, cawn.
Por supuesto que al aterrizar en Tel Aviv nos iban a tratar con aún menos tolerancia... Jopo y Gabo libraron rápida y fácilmente la entrevista de llegada pero Gastón y yo no tuvimos tanta suerte; nos tocaron dos féminas enojadas con la vida que sólo querían desahogar sus judíos problemas con alguien más, qué mejor que con dos hobbits mexicanos. Llegó al punto en el que incluso regresaron a Jopo y a Gabo a causa nuestra, para mandarnos directo a la oficina de migración, cawn.
Después de un rato y una entrevista nada placentera para Gastón, al fin nos dejaron entrar a su país... "Con tanto pinche pedo más vale que valga la pena" me dije a mí mismo, pero en fin, ya estábamos ahí, agarramos nuestras cosas y salimos del aeropuerto con rumbo a casa de Ariel, baterista de Zaga Zaga.
Llegando a su departamento, nos recibió con una deliciosa cena (a las 5-6 am) y un par de cervezas, celebramos nuestra exitosa aunque turbulenta llegada, y con la barriguita llena y el sol ya saliendo, decidimos ir a dormir.
5pm, nosotros despertando, tranquilamente, cawn. Pésimos turistas somos, lo sabemos, de cualquier modo necesario era descansar e intentar reponer un poco el jet lag y los malos tratos que hirieron nuestro cálido y suave corazoncito azteca. Esa noche salimos a caminar y conocer un poco la ciudad, para regresar al departamento de Ariel y cerrar con broche de oro viendo "Matando Cabos", así es; bien dicen "a donde fueres, haz lo que vieres" y por eso estando en Tel Aviv decidimos ver una película mexicana.
Siguiente día y empieza el micro-tour israelí, Jerusalén nos esperaba, no sin antes probar el mejor H(énfasisexagerada)ummus del país... No mentían, era demasiado bueno, ese no llega al Cotsco, carnal.
Llenos de garbanzo y otras suertes, partimos hacia la verdadera Tierra Santa; llegando, tuvimos la chanza de turistear machín, caminar por aquí y por allá, ir a la Ciudad Vieja y caminar todo el mercado, ver el famoso muro de los lamentos, hacernos pasar por judiciales con una kippa en la choya y regresar al mercado a comer postres, un buen día en una bella ciudad con mucho antecedente y con una carga de energías muy pesada, difícil de explicar pero cierto.
Esa noche tocamos en el sótano de un edificio, convertido en un "venue" o algo así... Llegaron como veinte personas a vernos y yo creo que está muy bien, tan lejos de casa no esperaba ser del interés de mucha gente pero el show junto a Zaga Zaga y Parve (de Jerusalén) fue muy bueno; el cansancio nos ganaba y tal vez no dimos todo de nosotros pero apenas estábamos "aclimatándonos" sea lo que sea, gustamos lo suficiente y parecía ser un buen inicio de micro-tour israelita.
Esa misma noche viajamos directo a Haifa, la siguiente sede, llegamos a casa de los papás de Ariel a dormir y a la siguiente mañana tendríamos la fortuna de conocerlos. Siendo argentinos, ellos, nos recibieron esbozando grandes sonrisas y con mucha calidez, algo que no podemos ignorar de nuestra cultura latinoamericana, vaya que somos los más amables del mundo y por ello me enorgullezco.
Después de desayunar y las frivolidades del día a día, abandonamos la residencia Oliva a mediodía para hacer un par de paradas por la ciudad de Haifa antes de acudir a nuestro show, el cual se llevaría a cabo como una tardeada de secundaria.
Aquella tarde, además de Zaga Zaga, tuvimos la oportunidad de ver a una de las mejores bandas de Israel y de todo este tour hasta ahora: Mondo Gecko. Con mayor asistencia comparado al show previo, Haifa terminó por ser una experiencia muy agradable, la cual culminaría con un asado argentino en casa de los padres de Ariel, los Oliva y aún después de eso, viendo Zoolander en su sala.
Al siguiente día sería el último y más esperado show del micro-tour: Tel Aviv. El venue, llamado "Koro" era administrado por dos o tres o los cuatro miembros de Zaga Zaga, no sé, pero definitivamente era el lugar con mejor vibra de todas. Previo a eso fuimos a comer unas vainas locas en pan de pita y salimos más que contentos de ahí. Mismo line-up de la noche anterior: Zaga Zaga, Mondo Gecko y joliette.
A la hora acordada empezó a llegar gente y más y más gente, ese era "EL" show; se acercaban a nosotros a preguntar muchas cosas, sorprendidos de que estuviéramos de ese lado del mundo y amablemente felicitándonos por el trabajo que hemos hecho hasta ahora. En vez de nerviosismo, sentíamos emoción por estar ahí y ponerle un fin más que digno a nuestra estancia en Israel.
Nuestro turno y la gente perdió los estribos, a diferencia del lenguaje, realmente se sintió como un show en casa; nos entregamos y el público a nosotros. Terminando sólo recibimos agradecimientos y buenos comentarios, apenas salí del cuarto donde se hacen los shows hacia la barra y me recibieron con dos shots de vodka helado... Supongo que sí les gustó, pero a mí me caga el vodka.
Aquella noche terminó con euforia al máximo, para pasar el día siguiente en un estudio de tatuajes, o algo así, donde Jopo y Gabo se cuestionarían muchas cosas de su vida por andarle jugando al rockerito, pero bueno, eso ya lo platicarán ellos.
Un día después fuimos al Mar Muerto a llenarnos de sal, a sufrir de insolación por tontos y a revivir tomando limonada de un carrito en medio de la carretera, siendo parte de un gran, gran cliché. Cenamos pizza esa noche y vimos otra película mexicana con el resto de la banda judicial antes del emotivo adiós con 2/4 de Zaga Zaga.
Siguiente día y era momento de irnos, desayunamos y luego fuimos a un café boutique para hipsters israelitas a comer postres cuales señoras cincuentonas en depresión, después de eso nos despediríamos del Huesudo Ben para al fin ser llevados de vuelta al aeropuerto, ahí, ganas dieron de llorar al despedirnos de Ariel; Zaga Zaga es una de nuestras nuevas bandas y personas favoritas, pues realmente aprendimos de ellos, y solo nos queda dejar el futuro a la suerte para vernos reunidos una vez más.
En el aeropuerto de Tel Aviv, más que ser "un poco más amables" con nosotros, el trámite se dio muy rápidamente ya que al fin abandonábamos su país, por lo cual era mejor dejarnos ir rápido y no hacerla de pedo por nada.
Felices y agradecidos con la vida por darnos una oportunidad de esa magnitud, nos fuimos de Israel dejando una semilla sembrada para lo que sea que venga. Regresamos a nuestro hogar y realidad temporal en Berlín, para hoy, en este momento, en este instante, encontrarme terminando este texto antes de llegar a Praga para tocar en un show... Un show más de joliette.