73174
The Maccabees - 'Marks To Prove It'

8

The Maccabees - 'Marks To Prove It'
The Maccabees - 'Marks To Prove It'

Fiction Record / Caroline México / 2015

Artista(s)

The Maccabees

Progresión que envuelve lo más hondo del corazón

La cuarta producción de los británicos The Maccabees suena a una evolución e innovación a esa clase de rock que se originó en Inglaterra, el rock progresivo. Y no es sorpresa que un sello que vio nacer a bandas como The Cure, Snow Patrol y Yeah Yeah Yeahs haya querido hacerse cargo de este sonido Maccabee desde el 2009.

La canción que abre el disco es guiada por una guitarra constante que, sin tomar aire, sube y baja cuando le viene en gana para construir diferente sonidos. Uno rockero, uno alternativo y otro experimental para terminar fusionándose y nombrar el material.

“Kamakura” es un viaje espiritual; una melodía que, adornada con una voz femenina en los coros, hace pensar que la letra fue inspirada en la ciudad japonesa que cuenta con un templo budista donde los rezos son versos escritos por The Maccabees. Más adelante, temas como “Ribbon Road” y Spit it Out”  son como un recorrido que llevan a un sendero que llevan a una montaña alta que ruega ser escalada.

Cuando hablamos de rock no siempre asociamos el órgano como un instrumento participante, sin embargo, para Marks To Prove It este elemento fue absolutamente necesario en casi todos los tracks, y cuando estaba ausente, se extrañaba. Lo bueno es que no funciona como piano, con esa armonía clásica. En esta producción se alió con los sintetizadores y otros elementos progresivos para dar como resultado un sonido interesante e inspirador.

Avanzando más por el álbum llegamos a “Something Like Happiness”, una de las canciones que se dieron a conocer primero. Y con mucha razón, este es el lado bonito de The Maccabees, un lado nostálgico pero motivador que sabe a algo que se parece a la felicidad, no sabemos qué es, pero es algo alegre.

El último track, “Dawn Chorus” es la balada del disco, la perfecta manera de decirnos adiós pero no sin dejarnos la esperanza de un mañana que promete que las cosas estarán mejor, y ¿cómo no? con ese magnífico saxofón que nos acompaña hacia la salida…