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A 30 años del ‘Sailing the Seas of Cheese’ de Primus

A 30 años del ‘Sailing the Seas of Cheese’ de Primus

14/May/2021

Primus, rock energético con altas dosis de humor que evita caer en la corrección política.

El humor es un elemento indispensable en la vida porque muchas de las tragedias son inevitables y cuando ocurren lo único que resta es la risa. Pese a ello, en el ámbito de la música suelen prevalecer las actitudes serias y solemnes. Son muy pocos los casos de bandas que adoptan el ingenio dentro de su estilo e inclusive se burlan de sí mismas. No todas pueden ser como Primus que cuenta con un estilo y sonido únicos que muchas han intentado imitar sin conseguirlo.

Los inicios del trío californiano se remontan a mediados de los 80, cuando se produjo un fenómeno musical en Estados Unidos. Mientras en la superficie el hair metal dominaba con Mötley Crüe y Bon Jovi a la cabeza, en las alcantarillas ocurría una explosión musical. Jóvenes de todo el país adoptaron la actitud del punk de la década anterior para componer sin seguir reglas establecidas.

El rock es más una actitud que un sonido

A partir del ejemplo de Black Flag y Minor Threat se generó una cascada de agrupaciones que compartían la actitud pero no el sonido. Desde Sonic Youth con su afición por el ruido hasta la eterna festividad de Jane's Addiction. El periodista Michael Azerrad en su libro Our Band Could Be Your Life (Back Bay Books, 2001) define al período de 1981 a 1991 como la década dorada de lo que después se denominaría rock alternativo.

Es precisamente en este rango cuando surgió un trío que ha logrado superar todas las modas a su alrededor para mantenerse vigente hasta nuestros días. El líder y fundador es Les Claypool, un hombre de espigada figura y un inconfundible tono de voz nasal. Sin ser el inventor del slap en el bajo sí se ha convertido en uno de sus máximos representantes. Todo fue debido a su pasión por el funk de Parliament y Sly Stone.

Fue el 14 de mayo de 1991 con la publicación del segundo álbum de estudio del tridente que su alcance fue mundial. Además también marca el comienzo de la alineación clásica complementada con Larry "Ler" LaLonde (guitarra) y Tim "Herb" Alexander (batería).

El mundo estaba a meses de escuchar las obras cumbre de Nirvana y Pearl Jam cuando de pronto Primus se convirtió en un éxito de masas. Por una parte fue gracias al poder de MTV y la rotación constante del video de “Jerry Was a Race Car Driver”. En el apartado visual muestra todo el espíritu de la Generación X con jóvenes de largas melenas en ropa deportiva y colores fosforescentes, mientras la música suena a punk pero también hay guiños al country. Del legendario Hank Williams hay vasos comunicantes que llegan hasta Faith No More aunque al final se obtiene un resultado único.

Música que trasciende la barrera del tiempo

Mientras que uno de los puntos más altos del LP se escucha en "Tommy the Cat" con la aparición sorpresa de Tom Waits y un Claypool en uno de sus momentos de mayor lucidez. Su manera de aporrear el bajo sería una de las mayores influencias para la siguiente generación y el nacimiento del nu metal. Desde Korn hasta Papa Roach tienen una deuda pendiente.

Por otra parte, un rasgo esencial del trinomio es la psicodelia y donde mejor se representa es en “American Life". La pieza tiene un inicio lento pero avanza de forma progresiva hasta convertirse en una cascada sonora con una guitarra humeante y una batería que hace más que solo llevar el ritmo. Al ejecutarla en las presentaciones llega a extenderse hasta por más de 15 minutos al más puro estilo de Grateful Dead.

Aunque lo cierto es que una de las características que más identifican a Primus es el humor. Es un legado tomado de Frank Zappa pero también de las viejas caricaturas. No es coincidencia que en todos los conciertos del grupo haya un intermedio en el que se proyectan episodios de la serie clásica de Popeye.

Pasan los años y el álbum se mantiene como uno de los más emblemáticos de la última década del siglo 20. Es un reflejo de la época en que fue concebido, cuando existía cierta rebeldía y descontento por lo que ocurría alrededor pero sin caer en la corrección política.