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A 50 años del ‘Morrison Hotel’ de The Doors

A 50 años del ‘Morrison Hotel’ de The Doors

09/Feb/2020

La literatura y el rock tuvieron un hijo llamado The Doors.

Cuando eres un músico que ya alcanzó la fama y el estrellato, ¿qué sigue? ¿Se puede crecer si ya estás en la cima? Son preguntas complejas que tal vez no tengan respuesta y la historia ha demostrado que es muy complicado mantenerse alejado de los excesos cuando eres adorado por millones de fanáticos y tienes todo a tu disposición.

Dentro del rock, The Doors es una banda que pertenece al Olimpo y contrario a muchos de sus colegas, el éxito le llegó al cuarteto casi de forma inmediata. Apenas un par de años después de su formación y la banda ya había grabado dos álbumes que fueron de los más vendidos de 1967. 

Con respecto al impacto del grupo, gran parte fue debido a su formación poco convencional. Un aspecto definitivo es la ausencia de bajista. El talento de Ray Manzarek en el teclado era tan grande que lograba disfrazar las canciones. Por su parte, Robby Krieger se caracterizó por ser un completo guitarrista que lo mismo podía tocar feroces riffs que dulces melodías. Por encima de todos siempre estuvo la voz barítono de Jim Morrison que muchos se han empeñado en imitar. A su vez, John Densmore en la batería fue el pegamento que unió todos los elementos mencionados.

Pequeña trayectoria, legado infinito.

Aunque al igual que un cerillo, los originarios de California tuvieron una trayectoria corta y explosiva, en especial su cantante. Adorado por las mujeres de su generación, en un inicio fue reconocido por su torneada figura y su melena de león. No por nada fue bautizado como el "Rey Lagarto", aunque algunos años después su desaliñado aspecto le haría perder muchas fanáticas.

Tampoco se puede pasar por alto que el 1 de marzo de 1969 tuvo lugar una de las historias más famosas en la historia del rock. Durante una presentación en Miami, el cantante, presuntamente en estado de ebriedad, se bajó el pantalón ante la audiencia. El resultado fue una acusación de conducta lasciva y libidinosa. Además de pagar una multa se obligó al músico a cumplir una conducta de trabajo comunitario. 

Algunos meses después el conjunto que supo combinar el rock potente con la psicodelia y la literatura se encontraba en una disyuntiva. Su material más reciente, The Soft Parade, fue severamente criticado por el público y los periodistas. No fue un éxito en ventas como sus trabajos previos y muchos auguraban el final del conjunto. 

Fue entonces que los cuatro integrantes regresaron al estudio con el firme objetivo de callar a todos sus detractores. En palabras de los músicos, la única forma en la que podían resurgir como un ave fénix era regresar a lo más básico y eso es el blues. Se olvidaron de las complicadas estructuras musicales y las canciones kilométricas como la versión original de “Light My Fire”. Ahora todo iba a ser rock en su formato más simple.

Resurgir de las cenizas

Fue así que se materializó Morrison Hotel, álbum publicado en febrero de 1970 y que desde un inicio muestra la furia del cuarteto. La primera canción en sonar es “Roadhouse Blues”, una composición de Jim con la que pretende rendir homenaje a la música que se escucha en las tabernas de los pequeños pueblos de Estados Unidos. Al mismo tiempo, el blues no sólo está en el título sino que se aprecia en el ritmo y la armónica invitada.

Otros ejemplos que vale la pena destacar son “Waiting for the Sun”, “Blue Sunday” y “The Spy” por sus personales letras a cargo de Morrison. Para algunos no son canciones sino poemas musicalizados en los que se aprecian referencias a Arthur Rimbaud, el héroe personal del cantante.

A la fecha, sería imposible pensar en músicos como Tom Waits, Nick Cave, The Cure y ejemplos nacionales como Caifanes y Lorelle Meets The Obsolete sin la aportación musical y literaria de los cuatro jóvenes que se conocieron en la siempre soleada California hace poco más de medio siglo.

Pese a lo que algunos auguraban, Morrison Hotel fue un álbum exitoso que regresó a The Doors al primer plano musical. Por desgracia, una muerte prematura acabaría con la formación clásica del cuarteto. Aunque lo que no se puede negar es que poco más de un lustro fue suficiente para que el grupo se convirtiera en un referente del rock.