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Pulso GNP 2018

Pulso GNP se posiciona como único en el área.

Mi momento favorito de este festival se dio cerca de la 1:00 am del domingo 3 de mayo. MGMT acababa de tocar “Kids”, así que la gran mayoría de la gente que había esperado a verlos se comenzó a ir. El público iba perdiendo volumen cual paciente desangrándose, y en eso comenzaron a tocar “Siberian Breaks”, una majestuosa pieza psicodélica de 12 minutos con la que cerraron su concierto de una hora.

El lugar en el que estaba ahora dejaba ver perfecto hacia el escenario sin que una cabeza con rulos me tapara a Andrew VanWyngarden. Ya no había tantos borrachos tropezándose con vasos a mi alrededor y salpicando cerveza en los zapatos de mi novia. No tenía que hacer ninguna fila para que las voces etéreas y los bajos retumbantes produjeran un escalofrío tras otro sobre mi piel empanizada con tierra. De alguna manera, se sentía como que todas las cosas horripilantes que había experimentado durante las últimas 12 horas habían valido la pena solo por ese momento.

Corte a la 13:00 H del sábado 2 de Junio. Estoy en un uber con algunos amigos y creemos que salimos bastante temprano, por lo que llegar al festival será sencillo y podremos ver a Vanavara y a Cnvs calentar los dos escenarios principales. Apenas tomamos el puente que conecta Bernardo Quintana con el Anillo Vial Fray Junípero Serra (una vialidad de 3 carriles que es el único acceso al sitio del festival) y nos vemos atorados en un gran embotellamiento.

"Es que hubo un accidente más adelante", nos dice la conductora del uber tratando de ofrecer una especie de consuelo, pero esa información la sacó de waze. Pasa como media hora y algunas personas optan por bajarse de sus coches y caminar. Eventualmente llegamos a la entrada del festival y, para nuestra sorpresa, no hay ningún accidente, solo mucha gente que quiere hacer lo mismo al mismo tiempo y una logística que dejó mucho que desear.

Afortunadamente, ya estando ahí el acceso es bastante rapido. Todavía alcanzamos a ver los últimos momentos de Cnvs. El audio no es lo mejor. Escucho a un cuate con una playera que dice “CNVS” explicarle a una amiga que no dejaron entrar al Ing. de sonido que traía la banda a la cabina donde está la consola, así que no pueden hacer mucho. Esto, supongo, sucede también con cada banda que tocó antes de Zoé, por que en general el audio era empastado. El bombo tronaba a momentos y era fácil creer que las bandas no tenían bajista salvo por el hecho de que siempre había alguien con un bajo parado sobre el escenario.



Claro, esta sutileza no impide que la gente se comience a ambientar. Había gente que coreaba las canciones de Costera, luego de Caloncho, Jarabe de Palo, Technicolor Fabrics, y División Minúscula, incluso si solo estaban caminando tratando de escapar del sol, formados para comprar comida o cerveza, o recostados en alguna sombra sobre el poco pasto sintético que había.

El pasto ciertamente era mejor que la grava que permeaba la gran parte del espacio donde se llevaron a cabo las pulsaciones. Pero incluso a los que habían conseguido alguno de los competidos espacios de pasto con sombra (¡o quizás hasta una mesa!), les llegaba el polvo y tierra de la grava cuando el viento soplaba. Nada como formarte 30 minutos por una cerveza para saber que te la estás bebiendo con un poco de tierra.

Y eso nos lleva al tema de las filas. Alguien tuvo la brillante idea de aplicar el viejo sistema cashless, que es algo así como el sistema de boletitos que tenían en las kermés de la primaria pero con una pulsera electrónica. Eso implica que si quieres comer o beber, primero tienes que formarte20 minutos para insertar dinero en tu pulsera. Una vez que has adoptado la moneda local y quieres comida, otros 20 minutos. ¿Quieres una cerveza con eso? 30 minutos. ¿Quieres ir al baño después? Buena suerte.  

Después todo mejoró. El audio de Zoé era prístino y la asistencia no se vio diezmada pese a todo lo anterior. Ya entrada la noche completa, no quedaba mucho más que dejarte llevar. Porter ayudó a hacerlo con un set que tenía un buen balance de material nuevo y viejo. Vi a una chava que estaba tan extasiada cantando “Espiral” mientras salía del baño que no notó los vasos de plástico en el suelo y casi se da un sentón al resbalarse con uno de ellos. Luego solo se rió y siguió cantando. Si bien la gente se queja siempre de la organización, no podemos decir mucho si no nos molestamos en tirar la basura en alguno de los numerosos botes que estaban distribuidos sobre el viejo aeropuerto.


Se dice que había cerca de 40,000 personas en este festival. La multitud que se reunió para Café Tacvba me hace pensar que sí estábamos cerca de ese número. Con una producción de primera y una vibra que es pura alegría, los "muchachos" de Ciudad Satélite tenían a todos contentos con “Las Flores”, “Chilanga Banda”, “Eres”, en fin…  éxito tras éxito.

Todo se empezó a vaciar una vez que acabaron y la carretera volvió a ser un estacionamiento. Sé de personas que, al no encontrar ningún medio de transporte de vuelta a la ciudad, tuvieron que recurrir a llamar a un amigo o familiar valiente que viniera por ellos. Los que no contaron con este personaje heroico, de plano solo caminaron en una carretera sin banqueta, o esperaron en el frío por horas a que la demanda bajara.

De vuelta adentro, un pequeño mar de devotos disfrutó a The Vaccines, mientras otros esperaban pacientes a MGMT frente al otro escenario. Solo empezaron 20 minutos tarde, como cada banda después de Elsa y Elmar realmente. Abrieron con “She Works Out Too Much” y VanWyngarden estaba pedaleando sobre una bicicleta estacionaria todo el tiempo, con un gatorade en la mano.



Si bien he tocado bastantes puntos negativos sobre este festival, cabe decir que nunca había habido nada así en Querétaro. Ver a MGMT y a The Vaccines a unos minutos de la Plaza de Armas es algo con lo que nadie se atrevía a soñar hace 5 años. El Indio Emergente de 2012 había sido un intento fallido de algo así; un festival de música masivo que reúna un cartel nacional con artistas internacionales, y nunca pasó de la primera edición.

En cambio, creo que el Pulso GNP fue un éxito. El principal problema con los festivales de música alternativa en Querétaro siempre era la asistencia. Ahora han superado ese tema a través del cartel. Resolviendo todos los bemoles, creo que puede haber Pulso en el bajío para muchos años más.