Monterrey, he regresado. Mí última visita fue en el Pal' Norte de octubre y ahora aquí me tienes de vuelta poco más de 7 meses después. Una vez más bajo un pretexto musical para intentar disfrutar dos días de conciertos.
Con un cartel igual de ecléctico que el que me tocó en octubre, el fin de semana promete ser toda una montaña rusa de emociones, sorpresas, decepciones y de plano algunas huidas. Yo honestamente no entiendo exactamente cuál es la tirada del cártel, pero si es jalar a la mayor cantidad de personas de la región, creo que funciona adecuadamente. Unos irán por los grupos de rock, otros por lo bailable, algunos más porque está Intocable y los demás simplemente para disfrutar cervezas con amigos en un lugar bastante agradable, porque eso sí, el festival lo logran amoldar muy bien al Parque Fundidora, aunque éste año sentí el área designada un poco más pequeña. Seguro sólo son ideas mías.
Todo durante el día fue evolucionando de forma normal, a lo mucho un ligero retraso de algunos minutos para comenzar pero nada que se grave. El sonido es bastante competente. Creo que mi única queja son los pocos tiempos. Para algunos grupos apenas es lo justo como para ir calentando motores y ya se tienen que bajar del escenario. Los Danielspusier0n a cantar a los regios con “Quisiera Saber”, tema con el que cerraron su show. Ximena Sariñana tuvo una calurosa recepción al tocar su nuevo disco No Todo Lo puedes Dar, mientras que 311 salió con más ímpetu que en su concierto de hace algunos días en el Pepsi Center, dispuestos a ganarse un público que apenas los conocía, con canciones como “Down” . Una de las actuaciones más "interesantes" del día fue la de Galatzia, que con peluca rosada y algunas plumas, hizo sonar “Pijamada Lésbica” acompañado por Giancarlo de Telefunka.
Los de Kinky jugaron como locales en la cancha y, pelotearon canciones de su Unplugged con algunos clásicos como “Ejercicio #16″ y la súper coreada “¿A Dónde Van Los Muertos?”.
Con Flor Rida nunca entendí qué pasaba, aunque todos bailaban en medio de una discoteca al sonar "Get Low" y Calle 13 fue baile seguro en medio de protestas y ritmos que ponían a todos a bailar cuando ya había caído la tarde, arrancando con “Fiesta de Locos”. Lo que sí nadie se esperaba fue un minconcierto de una canción (y único éxito) por parte de Crazy Town con "Butterfly", pero The Kooks, a pesar de haber repetido el mismo set que en sus recientes conciertos, logró cautivar a todos.
Creo eso es lo padre de Pal' Norte, siempre hay una buena sorpresa que te hace jalar cosas del algún rincón musical olvidado de tu cerebro. A ver que nos depara el sábado.
Hay un nuevo lugar para conciertos y eventos nocturnos ubicado en mero Periférico, en el corazón de Naucalpan. Se llama 360 Venue y, como el nombre lo indica, tiene una intención de albergar entretenimiento desde todos los ángulos. Que no los engañen los folclóricos rumbos del lugar o la pretención del concepto – tiene buen augurio como centro nocturno, así como seguridad notable y acústica más que decente--. ¿Habrá sido un buen sitio para el noveno aniversario de Warp o la segunda presentación de Nicolas Jaar en nuestro país? Tuve mis dudas.
La ambientación, después de todo, se presta mucho para fiestas. Pude imaginar perfecto un festejo de alguna compañía de telefonía, bebidas alcohólicas o marca de ropa. La celebración de una revista se prestaba, pero quizás la selección musical no fue la más afortunada para las circunstancias. Todo inició con el set de DJ Smurphy, quien arrancó su set con beats austeros, sonidos ambient que provenían quizás de otra galaxia y su voz etérea, casi muda. Se notó lo inapropiado de la atmósfera, ya que estaba lleno de concurrencia dispuesta a enfiestar en un lugar con apertura adecuada y lo avant-garde de su repertorio sacó de onda al respetable, quienes se debatían entre aplausos y rechiflas.
Posteriormente, tocó el turno de Los Macuanos. La dupla tijuanense cambió de inmediato la jugada al lanzar ritmos que oscilaban entre lo tropical y lo electrónico, como ya es su costumbre. Gracias al desnivel de la pista, empezó a parecer un mar increíblemente picado de manos y cabezas que descendían y se alzaban en la euforia. Para acentuar el ánimo, una chica con aro hula-hula iluminado con luces LED se zarandeaba al ritmo de la música, incrementando el trance de los asistentes.
Cuando tocó el turno de Jaar, la escena ya estaba puesta para que se diera una aleación de lo bailable y lo experimental, después del mood impuesto por los actos previos. “Ah, plan con maña” pensé. El músico chileno-americano desató su house poco convencional compuesto primordialmente por canciones de su excelso Space is Only Noise para luego campechanearlo con algunas mezclas en vivo. Tratándose de un foro más expandido, pensé que iba a traer instrumentistas para apoyarlo, pero sólo basto una laptop para que el respetable se rindiera ante su música. Poco más de una hora después, la fiesta seguía. Fue de esas instancias donde el resto deja de importar y el centro del universo se encuentra en el aquí y ahora, sólo o acompañado, pero con música increíble de fondo.
El festival arrancó con una audiencia media, pues dos días de fiesta detienen a cualquiera de sufrir una cruda a 36 grados bajo el Sol. Los que sí lo logramos, comenzamos un domingo fuerte con la consistente presentación de OFF!, que llenaron el escenario Mojave con su hardcore californiano. A un lado se presentó MØ con una gran energía sobre el escenario. Muy bueno su cover de Spice Girls "Say You'll Be There", el cual próximamente podremos disfrutar en su show de la Ciudad de México. El genial Mac DeMarco, quien poco a poco y siendo muy consistente se ha ganado sus espacios en la exposición de artistas de Estados Unidos (y no se hable de su creciente fantasee), llegó con muy buena actitud. DeMarco tocó material de todos sus discos, en especial del "Salad Days" editado hace un año vía Captured Tracks. El DJ español John Talbot hizo de las suyas con un hipnotizante set en la carpa cerrada Yuma, entre rayos azules y blancos azotando una bola de espejos. Built To Spill dieron un maravilloso set con grandes momentos como un combo de "Goin' Against Your Mind" y "Stab", sin embargo la audiencia fue poca quizás por el Sol, quizás por el cansancio de los dos días anteriores, o quizás porque se les está terminando la suerte a las buenas bandas indie para el festival Coachella.
El Sol se despidió con Jenny Lewis y su genial show de "The Voyager". Sonaron temas de Rilo Kiley así como de su material solista, pero en especial temas de su nuevo disco. Como siempre, muy encantadora. Marina and The Diamonds llegó al escenario principal, donde la audiencia abarrotaba el lugar. Marina apareció con una diadema que tenía la palabra "Froot", nombre de su recién editado álbum, mientras demostró su gran potencia vocal y carisma sobre el escenario.
Una de las bandas que más ansiaba volver al festival Coachella fue The Cribs, que desde 2007 no habían podido regresar. Esta vez presentaron material de su nuevo disco For All My Sisters, producido por Ric Ocasek de The Cars. Desconozco si la gente no sabe quien es Phil Selway (baterista de Radiohead), pero éramos cerca de 100 personas que pudimos presenciar un muy relajado y grandioso set. Esta es la primera gira por Estados Unidos de Selway, quien tiene una forma muy natural y franca de tomar el escenario y acercarse a la audiencia.
Inolvidables y reverberantes bajos. St. Vincent llegó con muy buena actitud al escenario outdoor, para demostrar su poderío vocal y sus habilidades en la guitarra. Annie Clark se bajó del escenario para hacer su ya característico crowd surfing, mientras le decía al público lo geniales que son. Jamie XX reventaba la carpa Gobi donde cientos de personas bailaban poseídas por los beats que nunca se detuvieron. Recientemente pudimos ver a Jamie XX en la Ciudad de México, en un show igualmente inolvidable.
Cuando fue el turno de Florence and The Machine, la audiencia estaba sorprendida de su entrada al escenario: tuvo que ser cargada por personal de seguridad. Florence le dijo a la gente que la semana pasada cuando brincó del escenario se rompió el metatarso, "el mismo hueso que se rompió David Beckham antes del mundial". Acompañada de una orquesta y luciendo impecable, Florence deleitó a la audiencia con un corto pero hermoso set incluyendo canciones de su nuevo álbum How Big, How Blue, How Beautiful.
Mientras tanto, David Guetta se apoderaba del festival con un largo set en el escenario Sahara. Al cabo de una hora, la gente lucía muy confundida entre quedarse en el trance de Guetta o ir a ver al chico sensación del festival: Drake. En estos momentos, Drake es el rapero número uno de la escena estadounidense, y toda la presión del cierre del festival estaba con él. La semana pasada, Madonna entró a besarlo al escenario y con esto se aseguró que fue el performance más mencionado y viralizado de la semana. Este domingo, fue Nicky Minaj quien hizo una aparición en el escenario mientras Drake la abrazaba y felicitaba por su recién compromiso. Sin embargo, los comentarios y reseñas del show no fueron muy buenos. Simplemente, algo le faltó, según muchos espectadores que estaban ansiosos por verlo en vivo.
La experiencia Coachella ya no se determina realmente por sus headliners, ni por sus carpas, ni por fin de semana; son todos los detalles que genera los que lo convierten en uno de los festivales favoritos de la audiencia. El clima, la variedad de géneros y la variedad de artistas que forman parte de todo su line-up. El arte, los juegos, la diversión, la gente y los aires californianos son los que complementan la experiencia musical.
Por supuesto que no íbamos a estar a tiempo en el aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevaría de Berlín a Israel; el famoso "horario joliette" y nuestra peculiar suerte hacen de las suyas cuando de un compromiso se trata. Vaya, escribo esto desde un camión en dirección hacia República Checa, el cual debimos haber abordado a cierta hora pero no llegamos y tuvimos que comprar otros boletos para el siguiente, hermoso horario Joliette.
En fin, aquella noche logramos llegar más o menos con hora y media de anticipación al aeropuerto... Cuando debíamos haber estado tres horas antes; muy relajados nosotros, sin saber que esa no es la manera en la que Israel se maneja, oh no, no señor.
Por supuesto que la sala del "check-in" para aquel vuelo Berlín-Tel Aviv era la sala más alejada del aeropuerto... A esos carnales no les rifa tener gente visitando su país, creo que temían que nos lleváramos a sus mujeres.
Check-in apenas y nos separan a los cuatro para hacernos un sinfín de preguntas, una y otra vez, para después juntarse aquellos entrevistadores y cotejar sus respuestas. A mí me tocó una amable, por fortuna, a jopo también le tocó un mástin que no hizo mucho íris, pero para Gastón no fue así y menos para el pobre Gabo, quien en ese punto era el que más información y conocimiento poseía sobre nuestra noble proeza y por lo cual no dejábamos de señalarlo; su entrevistadora? Una señorita con cara y ganas de pocos amigos, sin paciencia, y sin ganas de lidiar con un Gabo que amablemente trata de explicarle por qué carajo van a viajar cuatro "mexas" a sus santas tierras a tocar tamborazos y ruidero. Incrédula, dicha señorita, cada vez se desesperaba más y exigía más rapidez en todo lo que pedía de Gabo... Se ve que le cayó pesada esa Wurst con Humus (énfasis ridículamente fuerte en la H) la noche anterior.
Para ese momento ya toda la banda israelita había abordado el avión, y nos convertimos en el "spotlight" de los que pasaban por ahí; cuatro valedores que solo querían predicar la palabra del taco en Tierra Santa. "Bueno, si no nos dejan abordar, ni pedo. Ahí vemos qué chingados hacemos estos días en Berlín" decía Gabo, mientras que los demás estábamos a la expectativa... Yo, sudaba hasta de partes que no sabía que podían transpirar; por mi parte, nunca he sido amante de los aviones y mucho menos de los aeropuertos, sumado a eso haber llegado tarde, ser tratados con la punta de la kippa y encontrarse en duda de si nos dejarán viajar... Nel, no fue buen combo.
Ya es la hora de abordar, regresan los entrevistadores y sin ni siquiera un "perdón por ser un de la ver$&@" solo nos dijeron que podíamos abordar el avión, resignados a que íbamos a manchar su país o su avión con nuestra mexicana y alegre forma de ser. Si así fue en Berlín, ¿cómo sería al aterrizar en Tel Aviv? Maldita sea.
Arielito y Huesudo Ben (miembros de Zaga Zaga que viajarían con nosotros) por fin nos vieron subir al avión y casi lloran de saber que ya era una realidad: Esa noche viajaríamos a Israel. Hasta ellos, siendo oriundos de aquella nación, saben que sus propios ciudadanos son de trato muy especial, por lo cual nos felicitaron, por aguantarnos como los machos, cawn.
Por supuesto que al aterrizar en Tel Aviv nos iban a tratar con aún menos tolerancia... Jopo y Gabo libraron rápida y fácilmente la entrevista de llegada pero Gastón y yo no tuvimos tanta suerte; nos tocaron dos féminas enojadas con la vida que sólo querían desahogar sus judíos problemas con alguien más, qué mejor que con dos hobbits mexicanos. Llegó al punto en el que incluso regresaron a Jopo y a Gabo a causa nuestra, para mandarnos directo a la oficina de migración, cawn.
Después de un rato y una entrevista nada placentera para Gastón, al fin nos dejaron entrar a su país... "Con tanto pinche pedo más vale que valga la pena" me dije a mí mismo, pero en fin, ya estábamos ahí, agarramos nuestras cosas y salimos del aeropuerto con rumbo a casa de Ariel, baterista de Zaga Zaga.
Llegando a su departamento, nos recibió con una deliciosa cena (a las 5-6 am) y un par de cervezas, celebramos nuestra exitosa aunque turbulenta llegada, y con la barriguita llena y el sol ya saliendo, decidimos ir a dormir.
5pm, nosotros despertando, tranquilamente, cawn. Pésimos turistas somos, lo sabemos, de cualquier modo necesario era descansar e intentar reponer un poco el jet lag y los malos tratos que hirieron nuestro cálido y suave corazoncito azteca. Esa noche salimos a caminar y conocer un poco la ciudad, para regresar al departamento de Ariel y cerrar con broche de oro viendo "Matando Cabos", así es; bien dicen "a donde fueres, haz lo que vieres" y por eso estando en Tel Aviv decidimos ver una película mexicana.
Siguiente día y empieza el micro-tour israelí, Jerusalén nos esperaba, no sin antes probar el mejor H(énfasisexagerada)ummus del país... No mentían, era demasiado bueno, ese no llega al Cotsco, carnal.
Llenos de garbanzo y otras suertes, partimos hacia la verdadera Tierra Santa; llegando, tuvimos la chanza de turistear machín, caminar por aquí y por allá, ir a la Ciudad Vieja y caminar todo el mercado, ver el famoso muro de los lamentos, hacernos pasar por judiciales con una kippa en la choya y regresar al mercado a comer postres, un buen día en una bella ciudad con mucho antecedente y con una carga de energías muy pesada, difícil de explicar pero cierto.
Esa noche tocamos en el sótano de un edificio, convertido en un "venue" o algo así... Llegaron como veinte personas a vernos y yo creo que está muy bien, tan lejos de casa no esperaba ser del interés de mucha gente pero el show junto a Zaga Zaga y Parve (de Jerusalén) fue muy bueno; el cansancio nos ganaba y tal vez no dimos todo de nosotros pero apenas estábamos "aclimatándonos" sea lo que sea, gustamos lo suficiente y parecía ser un buen inicio de micro-tour israelita.
Esa misma noche viajamos directo a Haifa, la siguiente sede, llegamos a casa de los papás de Ariel a dormir y a la siguiente mañana tendríamos la fortuna de conocerlos. Siendo argentinos, ellos, nos recibieron esbozando grandes sonrisas y con mucha calidez, algo que no podemos ignorar de nuestra cultura latinoamericana, vaya que somos los más amables del mundo y por ello me enorgullezco.
Después de desayunar y las frivolidades del día a día, abandonamos la residencia Oliva a mediodía para hacer un par de paradas por la ciudad de Haifa antes de acudir a nuestro show, el cual se llevaría a cabo como una tardeada de secundaria.
Aquella tarde, además de Zaga Zaga, tuvimos la oportunidad de ver a una de las mejores bandas de Israel y de todo este tour hasta ahora: Mondo Gecko. Con mayor asistencia comparado al show previo, Haifa terminó por ser una experiencia muy agradable, la cual culminaría con un asado argentino en casa de los padres de Ariel, los Oliva y aún después de eso, viendo Zoolander en su sala.
Al siguiente día sería el último y más esperado show del micro-tour: Tel Aviv. El venue, llamado "Koro" era administrado por dos o tres o los cuatro miembros de Zaga Zaga, no sé, pero definitivamente era el lugar con mejor vibra de todas. Previo a eso fuimos a comer unas vainas locas en pan de pita y salimos más que contentos de ahí. Mismo line-up de la noche anterior: Zaga Zaga, Mondo Gecko y joliette.
A la hora acordada empezó a llegar gente y más y más gente, ese era "EL" show; se acercaban a nosotros a preguntar muchas cosas, sorprendidos de que estuviéramos de ese lado del mundo y amablemente felicitándonos por el trabajo que hemos hecho hasta ahora. En vez de nerviosismo, sentíamos emoción por estar ahí y ponerle un fin más que digno a nuestra estancia en Israel.
Nuestro turno y la gente perdió los estribos, a diferencia del lenguaje, realmente se sintió como un show en casa; nos entregamos y el público a nosotros. Terminando sólo recibimos agradecimientos y buenos comentarios, apenas salí del cuarto donde se hacen los shows hacia la barra y me recibieron con dos shots de vodka helado... Supongo que sí les gustó, pero a mí me caga el vodka.
Aquella noche terminó con euforia al máximo, para pasar el día siguiente en un estudio de tatuajes, o algo así, donde Jopo y Gabo se cuestionarían muchas cosas de su vida por andarle jugando al rockerito, pero bueno, eso ya lo platicarán ellos.
Un día después fuimos al Mar Muerto a llenarnos de sal, a sufrir de insolación por tontos y a revivir tomando limonada de un carrito en medio de la carretera, siendo parte de un gran, gran cliché. Cenamos pizza esa noche y vimos otra película mexicana con el resto de la banda judicial antes del emotivo adiós con 2/4 de Zaga Zaga.
Siguiente día y era momento de irnos, desayunamos y luego fuimos a un café boutique para hipsters israelitas a comer postres cuales señoras cincuentonas en depresión, después de eso nos despediríamos del Huesudo Ben para al fin ser llevados de vuelta al aeropuerto, ahí, ganas dieron de llorar al despedirnos de Ariel; Zaga Zaga es una de nuestras nuevas bandas y personas favoritas, pues realmente aprendimos de ellos, y solo nos queda dejar el futuro a la suerte para vernos reunidos una vez más.
En el aeropuerto de Tel Aviv, más que ser "un poco más amables" con nosotros, el trámite se dio muy rápidamente ya que al fin abandonábamos su país, por lo cual era mejor dejarnos ir rápido y no hacerla de pedo por nada.
Felices y agradecidos con la vida por darnos una oportunidad de esa magnitud, nos fuimos de Israel dejando una semilla sembrada para lo que sea que venga. Regresamos a nuestro hogar y realidad temporal en Berlín, para hoy, en este momento, en este instante, encontrarme terminando este texto antes de llegar a Praga para tocar en un show... Un show más de joliette.
Te presentamos a Balthazar, un quinteto de Bélgica conformado por Maarten Devoldere, Jin Deprez, Patricia Vanneste, Simon Casier y Christophe Claeys.
Después de ganar varios concursos de bandas en su ciudad, lograron formar parte del festival Rock Werchter y en 2010 lanzar su primer disco Applause. Con este material lograron llamar tanto la atención que The Joy Formidable y dEUS los invitaron a ser sus teloneros en algunas presentaciones por Europa.
Dos años más tarde y ya después de haber desfilado por infinidad de escenarios, Balthazar estrenó su segundo material Rats, donde lograron consolidarse como una de las bandas indie favoritas del viejo continente.
Este año, la banda publicó su disco Thin Walls, mismo que ya puedes escuchar en línea. Pero como creemos que las bandas se defienden mejor en vivo, ve una sesión que grabaron en exclusiva para Deezer y dinos si logró conquistarte su sonido.
Conocedor de las construcciones musicales sólidas, redondas; de arreglos en los temas y de riffs potentes, tan potentes que estrujan el alma, Martin Gore (el cerebro de Depeche Mode), ahora llamado “MG”, presenta su nuevo álbum en solitario.
Un experimento que no ha salido del todo bien, al menos en el total de los 16 temas, en donde lo escaso es la emoción y, si nos arriesgamos a conjeturar, hasta la intención. El simple deseo de mostrarse tal cual son, vale bien para todos los artistas, proyectos y cualquiera que impulse alguna disciplina artística.
Nosotros decidimos si escuchamos o no. Vemos o no. Al final son ellos quienes repiten "que sea la gente quien haga su propia opinión". Toca pues a MGsacar de las consolas y computadoras temas que tenía guardados de Delta Machine (el álbum decadente de Depeche Mode), canciones oscilantes en el electro ambiental caótico de sonidos industriales y corrosivos.
Un torrente de ruidos mecánicos, ecos y loops distorsionados. Sin voz y de corta duración. Instrumental, pues Martin Gore ha dicho que no se siente cómodo escribiendo para otro proyecto mientras forma parte de Depeche Mode.
Gore no ha tolerado la impaciencia por hacer nueva música, mientras la banda está en pausa (él confiesa que va continuamente a su estudio para descubrir algún sonido) y toma aquellas atmósferas y las transforma en una plastilina sin forma y en muchas ocasiones, sin mucho sentido, sin lógica alguna, sin un objetivo claro. Se sienten como temas de transición o de algunas introducciones para canciones completas. Como un soundtrack sin serlo propiamente.
Pero no hay cohesión en su estética sonora de planteamiento anárquico. Algunos medios han emparentado su trabajo a similares como las bandas sonoras de Cliff Martínez y de Trent Reznor; sólo que éstas son capaces de producir alguna emoción con simples atmósferas o tiene la virtud de estar llenas de tensión.
A MGXMG le hace falta en la mayoría de los temas algún propósito. Sí, están fabricados por una mano virtuosa como la de Gore, quizá de ahí el desconcierto en temas como "Pinking" o "Elk", bien trabajados, pero sostenidos por hilos invisibles. Sin emoción, sin pulsión visceral. Por ahí, en medio de una marejada de sonidos hay un par de temas rescatables y con suficiente emoción para atraparnos, como en "Europa Hymn", "Crowderly" y "Southerly".
Siempre hay más camino al cruzar los ríos con Mew.
En 6 años una vida puede cambiar de tal modo que las canciones pueden perder significados entrañables para solo perderse en un playlist, pero las bandas que las realizan nunca dejan el sentimiento y la inspiración para crearlas. Mewse tomó el tiempo para andar de gira, buscar un nuevo ánimo creativo y con el regreso de Johan Wohlert en el bajo vuelven a sorprendernos con +- (Plus Minus), su sexto trabajo de estudio y el cual corta tajante con el silencio.
“Satellites” vuelan sobre nuestras cabezas como esta bella introducción para mandar mensajes al olvido y al perdón, disculpen tan larga ausencia tal vez quiere decir Jonas Bjerre con esa voz que difiere demasiado a lo habitual, que encanta a los fans y extraña a los escépticos pero convence. Jugar con los ritmos, alargar los tonos, embelesar con ambientes, la fórmula perfecta, “Witness” para despertarnos del sueño glacial, “The Night Believer” para dar los primeros pasos en la nieve, mirar hacia arriba, aurora boreal verde jade para hacer brillar las ideas y la voz de Kimbra que colabora a bien en esta canción entusiasta, momento de sonreír.
“Making Friends”, en lo que se basa la vida de estos 4 Frengers (Not quite Friends, not quite strangers) que con su sonido variado y siempre experimental hacen que los panoramas difusos se aclaren, láminas de sonidos que nos cubren de la lluvia de ideas huecas, alegres boleros invernales, sintetizadores envolventes, y esa voz que raya en lo élfico y fantasioso, cuentos de hadas que terminan mal para volver a ser felices.
“Clinging To A Bad Dream” nos recuerda a sus anteriores temas como “Special” que quedan en el inconsciente y denotan su estilo inigualable, dreamy voices para musicalizar paseos internos, el caer de cosas que se han roto y no tienen remplazo, la resignación, el volver al andar y buscar. “My Complications” y un sonido que nos parece conocido, nada más y nada menos que Russell Lissack de Bloc Partyaportando su desenfrenado estilo para torcer las cuerdas de la guitarra de Johan Wohlert en“Water Slides” para deslizarnos más bien entre nubes, “Rows” como la pieza más notable donde converge la inspiración y la experiencia, el drama y la transfiguración, la calidad de los relatos sonoros de esta banda danesa que esperamos vuelva pronto. “Cross The River On Your Own”, tu propio Aqueronte, la aflicción, siempre habrá alguien esperando por ti del otro lado, y que ese piano te impulse, que ese coro te inspire, y que este disco termine de cautivarte hasta su fin.
Más de una década es lo que lleva Matt and Kim reventando la pista de baile, y al parecer la fiesta durará muchos años más. El dúo de Brooklyn anda de estreno con su quinto disco llamado New Glow, placa que en el nombre describe el ánimo de la banda. Indie Rocks! platicó con Matt acerca de los pormenores y su sentir en este nuevo camino.
Después de tanto tiempo el proceso creativo en el artista puede llegar a ser complicado, experimentar nuevos procedimientos para llegar al resultado esperado no es fácil, sin embargo la banda se dio permiso de refrescar un poco su fórmula.
“Fue diferente para nosotros porque nos caracterizamos por producir nuestros discos; grabamos y producimos en casa pero esta vez trabajamos con muchos productores, todo esto duró casi un año pero creo que eso fue lo que le dio más sabor a la banda”, aseguró el cantante.
Tuvieron que pasar dos años para escuchar cosas nuevas del grupo; después de un descanso tras muchos shows y muchos festivales en sus espaldas, Matt y Kim pusieron manos a la obra.
“El proceso de planearlo y de pensarlo duró alrededor de seis meses, todo estaba en la cabeza pero no podíamos aterrizarlo; ya la grabación nos tomó otros seis meses y ahora es muy emocionante que la gente lo escuché, estamos contentos con el resultado”, expresó Matt con entusiasmo.
Kim es quien se encarga del arte en los discos, para New Glow decidió por primera vez incluir una foto de ellos que, en palabras de la banda, ayuda a tener una mayor conexión con el escucha.
Se arriesgaron en la producción y en el arte pero ¿qué hay con el sonido? “Tocamos algo que llamamos música indie pero bailable porque es con lo que estamos en contacto, pero también trabajamos con hip hop, con punk, con muchos sonidos y este álbum realmente trae todos esos géneros que queremos”.
Matt and Kim iniciará una intensa gira y la idea de tenerlos por acá no es lejana así lo aseguró Matt, quien recordó su show en el Corona Capital y lo bien que les fue.
“Después del festival Capital pensamos ‘maldita sea debemos regresar lo más pronto posible’, y regresamos seis meses después; definitivamente mantenemos a México en nuestro mapa y tenemos que ir”, compartió.
Para finalizar el músico aseguró que la banda no tiene expectativas y dejó claro que lo más importante es disfrutar su arte, “sólo hacemos música que nos gusta, nada más queremos hacer shows y enseñar nuestra música y mientras hagamos eso somos felices”.
Rob Cavallo está trabajando en el nuevo disco de Green Dayy asegura que las canciones que tienen hasta el momento, están increíbles.
La banda que recientemente entró al Rock And Roll Hall Of Fame se encuentra trabajando en un nuevo material, luego del la trilogía del 2013, Uno! Dos! Tre! Para ello, se han reunido con su productor de cabecera,Rob Cavallo, quien al parecer no resistió el secreto y reveló que Billie Joe Armstrong está en su punto con las nuevas canciones.
“Recientemente escuché cinco canciones que Billie escribió y puso en demo. Déjame decirte que son fantásticas. Los fans pueden estar seguros que cuando regresen, la música va a ser maravillosa”, dijo Cavallo a Kerrang. Aún no se sabe en qué momento del año regrese la banda, pero seguro tiene que ser este 2015.
Después de un largo tiempo de estar de tour por casi todo el mundo, Queens of the Stone Age tiene un nuevo proyecto, y no es precisamente un disco, aunque sí va de la mano.
Se trata de la fundación The Sweet Stuff Foundation, en la que Josh Homme se unió a integrantes de Paramore y Jimmy Eat World para ayudar a músicos profesionales o ingenieros de grabación con alguna discapacidad.
“La misión de The Sweet Stuff Foundation es ayudar a la comunidad musical y sus familias con los elementos vitales mientras atraviesan por periodos de enfermedad o discapacidad. Cosas como el transporte o tratamiento médico, asistencia para el cuidado infantil, asistencia de ingresos, “los últimos deseos” de toda la vida y los tratamientos especiales no cubiertos por el seguro. Es poder curativo de la música también es una forma vital de la medicina preventiva”, explica el comunicado.
Esta fundación surgió en 2013 pero hasta ahora sólo había recibido publicidad y al parecer, planean actividades como subastas de guitarras autografiadas, para recaudar fondos.