¡Ay qué gusto de volverte a ver!: Ltdo 2018.
Treinta y dos grados centígrados. El pavimento caliente y la soledad de la carretera que se pierde por momentos por los nutridos cerros van predestinando la ubicación del sitio que se puede ver en el anuncio verde que se interpone a la vista: Silao, Guanajuato. De entre el nauseabundo bochorno provocado por un sol despiadado se deja entre ver un oasis que lleva por vestido el color, donde dicen que el latido es unísono y alegre, y donde las emociones de su gente se mezclan con la música para convertirse en fiesta total, que si bien solo dura un día, es suficiente para hacer retumbar la tierra con saltos. ¡Ltdo 2018, qué bonito es volver!
Es fácil poder identificar las caras conocidas, los que ya son fieles a la causa, y por otro lado están las caras nuevas, los que se animaron de último momento y armaron su mejor outfit, los primerizos que averiguan la ubicación de los escenarios, los curiosos que caminan sin rumbo… Todos ellos manifestando el espíritu de un festival que nació grande, que año con año va propagando su valor agregado y se va posicionando en el circuito de festivales nacionales como uno de los imperdibles del año.
Esta segunda edición de Ltdo la fórmula quedó intacta al ofrecer a sus asistentes un puñado de las mejores propuestas de la escena independiente nacional, Como Los Blenders, The Plastics Revolution y NAAFI; apoyados por exponentes ya consolidados mexicanos y extranjeros, como Porter, Jessy Lanza y Devendra Banhart. Una premisa que ha colocado al evento como uno de los más sólidos y variados de la República Mexicana.
Con un ritmo semi lento los fanáticos comenzaron a ocupar los ahora tres escenarios montados a lo largo y ancho del Parque Guanajuato Bicentenario, el LTDOMX, el Picnic y el Fuego, habiendo también una gran variedad de actividades distribuidas en el resto del venue, tales como expos de ilustradores, un bazar de diseño emergente, foodtrucks y muestras de cortometrajes con propuestas de los habitantes de Guanajuato y sus alrededores.
En cuanto a la música los encargados de inaugurar la jornada fueron Peach Creeks, que junto con Modern Vice y Dama Rosa fueron los ganadores de este año del concurso de bandas regionales emergentes. Por su parte, Girl Ultra abría las actividades del escenario principal LTDOMX con sus vibraciones seductoras y beats para disfrutar, teniendo un recibimiento cálido gracias a canciones como “Llama”, “Duele” y hasta un cover de “Morena mía” de Miguel Bosé.
Más tarde, desde una galaxia cero llegó Lng/SHT para llenar de energía a su gran base de fans que ya lo esperaban minutos antes. Como ya acostumbra el buen Gastón prendió desde comienzo con un potente despilfarre de rimas directas, tales como “Llaves, teléfono y cartera”, “Club de los 27” –dedicada especialmente para los que pensaron que no iba a llegar–, “El punk rock arruinó mi vida” y “Muchacha”. Dichosos los presentes que pudieron disfrutar de un freestyle del oriundo de Mérida Yucatán, siendo la critica el canal a temas como el punk, Diego Luna, los hipsters modernos, el reggaetón de la Condesa y la supremacía de la franquicia sobre el arte.
Sin duda el show de Lng/SHT quedó en la memoria como un increíble acto enérgico, dinámico, entretenidos para propios y extraños. A la medida. Ni mandado a hacer.
Con las emociones a tope, el turno para continuar con la buena vibra fue Elsa y Elmar, que se acompañó de una suave brisa de dulces acordes, supieron en conjunto sacarle provecho a un sol que estaba a tope y crear el soundtrack idóneo para la ocasión. La artista de origen colombiano gustó y convenció a una afluencia que iba creciendo a cada minuto. Un set encabezado por temas como “Culpa, tengo” y aderezado por palomazos como “Fuma” de Technicolor Fabrics y provocando la ovación con “Todavía” original de La Factoría fueron momentos que alegraron la tarde.
Con un amplio movimiento en todos los puntos del Parque Guanajuato Bicentenario, el público disfrutó cada espacio destinado a las actividades del festival, que estaban bien distribuidas, con precios accesibles y la oferta de una variedad de opciones en cuanto a alimentos para todos los gustos y bolsillos, siendo este un punto favorable a destacar para la organización del festival.
Continuando con la música, llegó el turno de Jessy Lanza para generar una atmosfera envolvente con sintetizadores pegajosos y una fusión de ritmos que fueron de lo minimalista a lo complejo, pasando por percusiones tribales y orgánicas. Un set para disfrutar y descansar el andar, de darle una oportunidad al R&B y dejarse envolver por los amplios matices que ofrece la artista de origen canadiense.
Las 19 H. marcaban en el horario la aparición de Hello Seahorse!, y junto con ellos una hipnosis encabezada por la potente voz de Denise Gutiérrez y la estridente percusión a cargo de Bonnz fueron un detonante para un setlist conformado por “Frontera”, “Buen viaje”, “Tristes” y “No es que no te quiera”, entre otras. Siendo una de las bandas más esperadas, su presentación fue relativamente corta para los miles de fans que se dieron cita en el escenario LTDOMX.
El paso de las horas hizo ver como seguía llegando más y más gente a la cita, siendo The Plastics Revolution la agrupación en turno para continuar con la descarga de energía colectiva. Con un excelente ambiente en el escenario Picnic, donde predominó el baile y el lo fi acabó amenizando a la perfección un atardecer y de paso demostraron ser una de las propuestas capitalinas más frescas de los últimos años.
La noche cayó, más no el ímpetu de la gente que hizo de cada rincón un refugio para propios y extraños, un escape de la cotidianeidad y el bullicio de la urbe. Para amenizar las acciones Camilo Séptimo saltó al escenario con un embrujo orquestado por neones que sometieron de inmediato a los asistentes. Siendo también de las bandas más esperadas por la fanaticada, los capitalinos complacieron y cautivaron con temas como “Te veo en el 27”, “Fusión”, “No te puedo olvidar”, y la infaltable “Eres”. El apoderamiento por completo del escenario principal fue evidente tras los potentes bajos de “No confíes en mí”, siendo un deleite digno para la noche fresca.
En este punto es digno de mencionarse la buena calidad de sonido en los tres escenarios destinados a los proyectos musicales. Se agradece que un festival se preocupe por ofrecer un sonido digno para las bandas y el público. Ltdo 2018 en definitiva se lleva un reconocimiento por ello.
Por su parte, en el escenario Picnic la diversión la pusieron Los Blenders con su ya característico estilo desfachatado. Dieron comienzo a su presentación con un ambiente inigualable. Los “chavos bien” dieron una cátedra de explosividad y entrega en el escenario. Definitivamente fue una buena noche para Los Blenders, que seguramente se ganaron una considerable oleada de nuevos fans.
El punto de ebullición para una jornada llena de sorpresas se dio cuando la aparición de Porter en el escenario deslumbró a todos con su energía y calidad. El milenario ritual prehispánico de los oriundos de Guadalajara, Jalisco, llegó a un lapso de emotividad digno de una ceremonia. Misticismo que mezcló la temática precolombina con aquellos viejos recuerdos del Atemahawke que a muchos nos agarró en plena escuela secundaria.
De “Host of a Ghost” a “Murciélago”, de “Espiral” a “Huitzil”, una simbólica danza a la luz de la luna en su máxima altura, emulando aquellas noches aztecas, mirando las mismas estrellas que los habitantes de México – Tenochtitlán miraban. Extraña fue la metamorfosis donde los millenials se convirtieron en jipitecas y bailaron hasta el cansancio, ese que merma los pasos, pero nos hace sentir más vivos. Impresionante la comunión de los fans: Desconocidos brindando, abrazados, saltando… Al final siempre regresaremos a nuestras raíces.
¿Qué mas faltaba? Las acciones estaban dando sus últimas horas de vida y poco a poco se fueron acercando los últimos dos actos de la noche. Merecidos definidores que con estilos completamente opuestos lograron satisfacer las necesidades auditivas de sus escuchas, respectivamente.
Por su parte, Devendra Banhart, de discurso humilde, con estirpe, cautivó y convirtió, cual alquimista, lo que antes era catarsis en una apacible calma, en un trance colectivo sin precedentes, enalteciendo su presencia y dejando su presentación en el imaginario colectivo del publico que disfrutó de “Jon Lends A Hand”, “Mi negrita”, entre otras.
Impactante la calidad en vivo de un poeta emanando vibras positivas, de encanto profundo donde la noche en Silao era testigo de un discurso cantado por un predicador de amor en conjunto.
No hay cabida para la rendición, no hasta el último acto. Cuesta trabajo irse despidiendo de los camaradas, sin embargo, el ultimo destino se encontraba en el escenario “Fuego”, donde NAAFI a través de LAO, Mexican Jihad y Fausto Bahía se encargaron de agotar las últimas dosis de energía de un público que también se merece un amplio reconocimiento, por el aguante y el gran ambiente que generaron en todos los espacios del festival, espacios donde ya es habitual la convivencia entre artistas y fans, una comunión pocas veces vista donde se eliminan las barreras y nacen los cuates.
Uno de los muchos factores a evaluar cuando se asiste a un festival son las formas con las que se vive una experiencia dentro de él. El hecho de poder sentir pertenencia hacia distintas circunstancias son las que nos hacen volver a consumir un boleto de entrada. En este tema el festival Ltdo es un fiel forjador de una experiencia diferente, donde convive el respeto y la fiesta. Da gusto saber que la identidad de este festival se esta imponiendo conforme pasa el tiempo, algo que seguramente veremos reflejado en el futuro cercano.
Y así irán pasando la batuta, las que el sábado eran las caras conocidas contarán sus historias en voz alta, aquellas caras nuevas serán los de siempre, y si aun quedan curiosos, en el rincón más recóndito de los nutridos cerros, por favor, que nunca pierdan su capacidad de asombro. Y como dijo Rigo… ¡Ay que gusto de volverte a ver!