El irresistible e inquietante sonido que envolvió la década de los 90.
Geoff Barrow tuvo un maravilloso punto de partida para la creación de una de las más icónicas bandas que han existido. Influenciado por el hip hop estadounidense y el sampling renovó y nutrió al trip hop de más elementos como el jazz y el folk, creándole su propio sello a Portishead, y así fue cómo una gran anécdota arribó en Bristol durante los años 90. Con este álbum Portishead popularizó el trip hop en Norteamérica agregando elementos de acid house junto con sonidos atmosféricos y seductores, una línea que traspasó el sonido tradicional del trip hop en esos tiempos, esto atrajo la atención de la audiencia en aquellos años y se vio reflejado en sus altas ventas, aún cuando no había realizado alguna gira en Norteamérica
Quienes al principio eran un dúo que experimentaba con lo que Barrow ya tenía grabado, poco a poco fueron agregando otros integrantes como Adrian Utley y David Mcdonald junto con el baterista Clive Deamer. Un ensamble perfecto para un sonido destacable te hace pensar fuertemente en que las conexiones se generan a partir de la química que surge cuando grandes músicos se encuentran.
Entre 1993 y 1994 Dummy fue grabado en Bristol entre improvisaciones de parte de Barrow y Beth, creando grabaciones en vinilo que se convertirían en samples propios, dando paso a una textura ensimismada. Todos estos tipos de detalles en los que trabajaban eran solo una simple expresión y una forma de depurar su angustia interna tan aguda y temporal. La agrupación nunca hizo alarde de su ingeniosa creatividad para hacer la música, nunca buscó fama o esperó llegar hasta arriba de las listas o ganar premios, tanto que, al ganar el Mercury Prize en 1995, parecía una broma para ellos.
Todas las canciones están lejos de ser malas o medianas, cada una destaca de forma inusual, siempre va a sonar diferente escucharlas solo o en compañía, o si es de día o de noche. Hace 30 años hubo un gran número de personas con un sentimiento encontrado al escucharlas, engancharte a los cinco segundos de una melodía aplica en "Mysterons", el ritmo inmediatamente encaja con el título de la canción creando una intrigante atmósfera, así como "Sour Times" que fácilmente podría ser un poema detallado lleno de palabras representativas para tratar de describir ese tipo de amor del que te enganchas. "Strangers", sin duda, es un fenómeno, no por nada es de las canciones favoritas de la mayoría de sus fans, enfatiza esa sensación de profundidad con una letra casi existencialista. "It Could Be Sweet" tiene un sonido moderado y romántico, una mezcla de jazz que resalta la voz intrigante de Beth.
Dummy es color gris, no es un disco pintoresco o llamativo, no aletea una magia alrededor de él ni produce una sensación de alegría, el álbum en sí es un deleite a lo sombrío y su sonido capta una visión retorcida a muchas sensaciones personales casi indescriptibles, familiarizado con la angustia del humano incomprendido. Si el álbum fuera una persona se vería tan jovial hoy en día, algo exuberante que capta rápidamente la atención, no deja de ser una novedad para quienes lo han consumido estas tres décadas ni para quienes recién lo descubren.
Beth debutó con Portishead a sus 29 años, una edad en la que pocos artistas suelen atreverse a cantar o crear música, pero podemos ver que la edad no es impedimento para ella ya que 30 años después, curiosamente cercano al aniversario del Dummy, sacó su álbum solista.
Hasta el momento no se ha visto señal de una posible reunión de la banda y tampoco hubo anuncio de alguna edición especial de aniversario del Dummy, al parecer Utley, Barrow y Beth seguirán enfocados en sus propios proyectos personales sin olvidar (y sin aún creer) la gran huella que Portishead sigue dejando.
Mantente pendiente de Indie Rocks! para más detalles.
