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A 30 años del ‘Blue Lines’ de Massive Attack

A 30 años del ‘Blue Lines’ de Massive Attack

Sampleos, psicodelia y elegancia, una fórmula perfecta en el álbum que vio nacer al trip hop.

La música ha estado en constante evolución desde que los ancestros del humano descubrieron que en el latir de su corazón había un ritmo. Un aspecto tan elemental es la clave de cualquier composición. Mientras que en la era moderna el sampleo ha sido una de las aportaciones definitorias que a la fecha se mantiene vigente. Utilizar un fragmento de una pieza previamente grabada para darle un nuevo uso es algo que ha estado presente desde tiempos ancestrales con ejemplos como The Trashmen y su popular “Surfin Bird”. Aunque fue con la llegada del hip hop que esta práctica adquirió mayor relevancia.

Por su parte, esta cultura surgida en las calles de Nueva York e incluye elementos como el rap, el graffiti y el baile pronto se extendió al resto del mundo. Por su relación histórica el Reino Unido fue uno de los primeros países en adoptarla y adecuarla a sus circunstancias. Al recibir un nuevo tratado dio origen a lo que después se conocería como trip hop y existe un álbum que es considerado como el punto de inicio. Se trata de la ópera prima de Massive Attack que desde el momento de su lanzamiento llamó la atención porque mostraba un sonido novedoso y revolucionario.

El inicio de todo: Una abundante biblioteca musical

Aunque el material fue publicado el 8 de abril de 1991 en realidad su génesis parte desde varios años atrás. Como lo relata el libro Loops: Una historia de la Música Electrónica (Reservoir Books, 2002), los cimientos se crearon cuando varios jóvenes británicos formaron un colectivo llamado The Wild Bunch. La función era amenizar fiestas con un soundsystem que incluía una variada selección musical. No había YouTube ni Spotify y todo consistía en reunir LPs de los asistentes con estilos tan variados como R&B, soul, jazz y funk. En los bailes clandestinos también era común el consumo de todo tipo de alucinógenos y la unión de estos elementos sería trascendental.

Cuando la pandilla se desintegró varios de sus integrantes optaron por continuar en la música pero ahora con un nuevo nombre. El elegido fue Massive Attack y en esta nueva aventura los fundadores fueron Robert "3D" Del Naja, Adrian "Tricky" Thaws, Grant "Daddy G" Marshall y Andrew "Mushroom" Vowles.

La idea inicial era la de replicar lo que hasta entonces ya habían hecho Public Enemy, Afrika Bambaataa y Grandmaster Flash en Estados Unidos. Todo parte de tomar un fragmento de una canción y acelerar o disminuir su ritmo. Encima de la base conseguida se añaden cantantes de voces profundas. Aunque una de las mayores novedades fue sumar instrumentos adicionales como guitarras, teclados y una batería.

Por su parte, las fiestas realizadas en los ochenta en el club Hacienda también impulsaron este nuevo estilo. La fusión de psicodelia, rock y música dance de The Stone Roses, Happy Mondays y New Order se aprecia en las nueve composiciones que aparecen en la primera referencia del cuarteto de Bristol.

Darle un nuevo uso a viejas canciones del pasado

Desde los segundos iniciales de “Safe From Harm” se genera un ambiente de misterio y desconcierto porque el sonido parte del pasado para mostrar el futuro. Eso es conseguido gracias a las bases tomadas de viejas composiciones de Billy Cobham, Funkadelic y Johnny Guitar Watson. Mientras que por encima destaca la imponente voz de Shara Nelson.

Mientras que para “One Love” se repite la fórmula pero ahora las piezas sampleadas corresponden a Isaac Hayes y Mahavishnu Orchestra. Hay mucho jazz y un sentimiento de tristeza que es dinamitado por el cantante de reggae Horace Andy.

La influencia que Massive Attack ejerció en los demás fue instantánea. El estilo de utilizar piezas antiguas con un ritmo distinto y añadir una voz virtuosa encima pronto sería replicado por Portishead, otro conjunto de la misma ciudad. Mientras que con el pasar de los años llegaría al resto del mundo con representantes como Unkle, Goldfrapp y Moloko.

De comienzo a fin se trata de un álbum que atrapa gracias a su propuesta y jamás te suelta. Al beber de varias fuentes el resultado hoy es tan sui generis como lo fue en el momento de su lanzamiento. Aunque al final confirma que el futuro no necesariamente está al frente sino que también se puede encontrar en el pasado.