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A 25 años del ‘¿Dónde Jugarán las Niñas?’ de Molotov

A 25 años del ‘¿Dónde Jugarán las Niñas?’ de Molotov

11/Mar/2022

Denuncia social, albures, spanglish y la frase que siempre será vigente: "La policía te está extorsionando...".

A pesar de la libertad y la abundancia de información que hoy prevalece no todo es favorable que se podría pensar. En algunos aspectos se han logrado importantes avances pero en otros hay retrocesos. Un trabajo como el primer álbum de Molotov es imposible de imaginar ahora cuando la policía de lo políticamente correcto hace rondines permanentes en internet y las redes sociales se han convertido en la nueva Santa Inquisición. Aunque tampoco se puede caer en excesos de soberbia porque para eso está el nada tendencioso documental Gimme The Power (2012) dirigido por Olallo Rubio. ¿Pero entonces cuál es la aportación de este combo chilango al rock mexicano?

La vida antes del tercer milenio

En primera instancia, la década de los noventa ahora es vista con nostalgia porque todo parecía perfecto. La ropa de colores fluorescentes, las tardes pegadas frente a la televisión y el eurodance que era el reguetón de la Generación X. Al final todo es un ciclo que se repite una y otra vez.

Mientras que en el fondo, la vida no era muy distinta a lo que hoy ocurre. Un país le declara la guerra a otro, el rico pisotea al pobre y la pobreza se mantiene en todo el mundo. La misma historia de siempre aunque con otros protagonistas como afirman Los Tigres del Norte.

Por otra parte, en México se mantenía la represión pero en una escala menor a la de dos décadas anteriores. Los jóvenes con sus largas melenas exigían un cambio generacional. Para ese entonces Caifanes ya se había separado y su relevo lo tomó Café Tacvba pero mantuvo las metáforas demasiado rebuscadas en sus canciones. Lo que se necesitaba era alguien que utilizara el mismo lenguaje directo que se escuchaba en las calles pero además se enfocara en los problemas sociales del momento.

La respuesta llegó en formato de una bomba incendiaria de siete letras: Molotov. Aunque lo más importante es que juntó el humor de Botellita de Jerez con la denuncia social de Maldita Vecindad y la furia de Rage Against the Machine. Todos los elementos reunidos, junto al apoyo de una disquera transnacional como Universal, fueron suficientes para generar un éxito de ventas.

Fue el 11 de marzo de 1997 cuando se publicó el primer trabajo del cuarteto capitalino aunque al inicio no todo fueron buenas noticias. Lo primero que se tuvo que vencer fue la censura por una portada demasiado explícita creada por un equipo mercadológico. La idea era incomodar y se consiguió en una época en la que todavía no existía la cultura de la cancelación.

Pero más allá de la parte visual, lo que de verdad importa es el contenido del álbum. De manera bastante clara es un hijo directo de Faith No More, Beastie Boys y Primus. Se inscribe dentro del rap metal gracias a la manera de cantar e incluso destaca el uso de doble bajo y el spanglish como forma de comunicación. Una cualidad que lo acerca al funk pero no para provocar sensuales bailes sino el catártico slam.

Mientras que el mayor sello y por lo que se recuerda a las 12 composiciones es por su letra y mensaje. Todas son directas y se basan en el caló que cualquier joven utilizaba en los noventa. Tal vez sea el principal motivo por el que Molotov conectó de inmediato y creó himnos que desde entonces se escuchan en cualquier bar.

Música que transgrede e incomoda

En ese sentido, la abridora “Que No Te Haga Bobo Jacobo” es un ataque directo y sin concesiones contra Televisa y su mayor presentador de noticias. De forma clara expresa lo que millones de mexicanos ya creían pero no podían decir en público. Mientras que “Gimme Tha Power” es otro golpe contra los gobernantes y el partido político que en ese momento tenía el poder absoluto en México. En ambos casos, son composiciones que se mantienen vigentes porque abordan temas universales que no se han erradicado como la manipulación y la corrupción.

Pero no todo es solemnidad y denuncia social porque también hay lugar para el humor como en “Cerdo”. De forma amena y socarrona se burla de uno de los mayores problemas de salud pública en el país. Menos mal que en ese entonces todavía no existían las redes sociales y la policía de lo políticamente correcto porque ahora se le podría acusar de promover el bullying.

La ópera prima del combo también destaca por otro aspecto que destaca el periodista Francisco Zamudio (q.e.p.d.) en el libro 100 Discos Esenciales del Rock Mexicano (Grupo Editorial Tomo, 2012). Se trata de la riqueza musical que va más allá de la unión del rap con el metal. En ese momento era poco común escuchar marimbas, trompetas y güiros en un álbum de rock mexicano sin que pareciera forzado. En cambio, aquí es demasiado natural y el principal responsable fue el productor argentino Gustavo Santaolalla, quien todavía no se convertía el enemigo público número uno por su documental Rompan todo: La historia del rock en América Latina (2020).

Pasan los años y la mayor molestia es acerca de lo hecho por Molotov después de la publicación de este disco. El grupo ha perdido el interés por la crítica política e incluso ha colaborado con los que antes se supone que eran sus adversarios como las televisoras. La banda ya no es la misma porque tú y yo tampoco somos los mismos que en el pasado. Pero si hay algo que no se puede negar es la repercusión que tuvo este trabajo para motivar a los jóvenes para alzar la voz y denunciar las injusticias... a través de mensajes en su iPhone y mientras se toman un café en Starbucks.