A sus 40 años, Alison Mosshart conserva su hábito más difícil de romper: Tomar decisiones instantáneas con efectos duraderos.
Desde la primera vez que escuché a Alison Mosshart –en 2007 con “The Good Ones”– he pensado en las palabras para referirme a ella y a su trabajo sin sonar (exclusivamente) como fan. Lo más sencillo sería repetir las líneas del New York Times –intérprete estridente, icono de la moda y artista que se pierde entre hojas de papel y plumones de colores neón durante las horas previas a sus conciertos–, sin embargo, le quitaría todo el sentido a su frase sarcástica de “[En los 15 años de The Kills] Lo único que ha cambiado ha sido mi edad y el color de mi cabello”.
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Al crecer en una ciudad en la que la vida cotidiana parecía más una rutina de personas retiradas, Alison Nicole Mosshart pasó su infancia y pubertad coleccionando posters de Tom Hawk y Guy Picciotto, coreando una y otra vez los versos de “Waiting Room”, tomando fotografías de su hermano Matthew e ilustrando fanzines para exhibiciones caseras. Para la mayoría de los niños de Vero Beach, el día a día consistía en explorar las calles sobre patineta –Alison reconoce que nunca fue la mejor skater– y descubrir bandas punk por azar.
A pesar de tener algunos amigos con los que coincidía en gustos, la frontwoman de The Dead Weather siempre disfrutó de su tiempo a solas. A los cinco años jugaba con la pintura sobre el óleo, a los 16 hacía autorretratos en tráilers y a los 21 tomaba la decisión de abandonar la escuela de arte para trazar una trayectoria musical separada de Bill Nesper, Todd Rockhill y Ryan Seagrist.
Desde la perspectiva de Alison, la década de los 20 se caracteriza por actuar desde la fórmula de “¡Sí, házlo!, ¿Por qué demonios no?, ¡Adelante!”. Pese a su timidez e insistencia por esconderse detrás de los amplificadores, sus coros en “Aerial” y “History is History” reflejaban que su capacidad iba más allá de agregar rimas a los versos de otros. Los anhelos de trabajar sin la ayuda del sello discográfico Fueled by Ramen fueron planteados como planes a futuro cuando Alison conoció a su band y soulmate de toda la vida: Jamie Hince.
Sin meditar sobre los efectos que su decisión podría traer consigo y sin tener a su disposición una cuenta bancaria que le asegurara los pagos de transportes y alquiler, Alison tomó sus cosas y se mudó a Gipsy Hill. “Supongo que cuando tienes 20 no piensas demasiado. Es hermoso porque tomas decisiones que te cambian la vida. Eres capaz de hacerlo porque a esa edad las malas experiencias no te atascan ni rompen. No tienes millones de decepciones. Así es sentirse a los 20: Inmortal, llena de emoción, hermosa y salvaje”, expresó a Huck Magazine en 2016.
Cuando la supervivencia cotidiana depende de £20, recoger instrumentos y sábanas de la basura no resulta desagradable del todo. Vestida con un par de jeans y una camisa de la legendaria bebida azucarada Sunkist, Alison –en ese entonces “VV”– caminaba por Londres para comprar café y pan para tostar. Los entornos urbanos siempre le fueron atractivos por la cantidad de cosas que se podían encontrar en las calles.
Al tener como referentes a Sonic Youth y a la condensación de la energía en el 4-Track Demos de PJ Harvey, la propuesta musical de The Kills hizo que el diario británico The Guardian los considerara como una banda –calificada con cuatro estrellas– que apuntaba a formar parte de la nueva revolución del rock.
Durante el periodo transcurrido entre Keep On Your Mean Side y No Wow (2003-2005), el reconocimiento de Alison Mosshart como una de las mujeres que se unía a figuras como Meg White, Karen O y Courtney Love recayó en su creatividad dentro de la Cultura DIY (Hágalo usted mismo). Además de señalar la presencia de la artista en el escenario con canciones como “Superstition”, “Fuck The People” y “I Hate the Way You Love”, las portadas de NME y Dazed aplaudieron el artwork de los álbumes.
Para finales de 2009, Alison Mosshart y Jamie Hince dejaron de firmar como Kid Tsunami, VV y Hotel. Al ser una producción discográfica que circuló –predominantemente– en MySpace y YouTube, Midnight Boom se convirtió en el principal referente de The Kills. La aparición de “U.R.A Fever” en un promocional de Yves Saint Lauren y de “Sour Cherry” en el soundtrack de Gossip Girl dieron pistas de que la banda se encontraba en una dirección distinta a la de los días en los que grabaron “Restaurant Blouse”.
Las colaboraciones de Mosshart con Placebo, Primal Scream y Arctic Monkeys , así como los hang outs con Alexa Chung y Jessica Szohr y los versos introductorios de “Cheap and Cheerful” y “What New York Used to Be” demostraron que la artista estaba consciente de cómo funcionaba su entorno. No obstante, escuchar sus canciones en series televisivas, ver su nombre en revistas y tener amistades en Dior no significaba que Alison –quien en ese entonces usaba glitter en los párpados, botas doradas diseñadas por Hedi Slimane y prendas animal print– aceptara al pie de la letra las exigencias y caprichos de la industria.
El énfasis en “la entrevista sarcástica” de Derek Blasberg, los comentarios de la supuesta rivalidad con Kate Moss y las constantes críticas de usar el mismo outfit en Coachella, el Reading Festival y el Montreux Jazz Festival dieron pauta a que en ese periodo Mosshart delegara la posibilidad de que su trayectoria musical fuera conducida por los titulares y la lógica mercantil, pues aunque “estaba aburrida de lo barato y alegre”, siempre tuvo en cuenta que “es realmente diferente el grupo de personas que lee revistas sensacionalistas de aquel grupo de verdaderos fans que asiste a conciertos”.
A principios de noviembre de 2015, Felisha Tolentino y Lisa Butterworth visitaron la residencia de Alison en Los Ángeles. Durante su estancia, Butterworth tuvo la fortuna de tener una charla breve con los miembros de The Dead Weather. Dodge and Burn tenía dos meses de lanzamiento y para esas fechas Pitchfork, SPIN y Rolling Stone lo habían evaluado como un álbum con extremos histéricos, una competencia dinámica de ritmos y la construcción de personajes en “Rough Detective” e “Impossible Winner”. Ante las distintas reseñas –que en promedio dieron un 8/10–, Dean Fertita y Jack Lawrence (LJ) reconocieron el trabajo lírico de Baby Ruthless: “Sus letras son increíbles. Son como una bomba que te explota en el cabello”.
Desde que tiene memoria, Mosshart ha "escrito visualmente", pues para ella “el performance y la pintura siempre van de la mano”. En reiteradas ocasiones, Jamie Hince ha señalado que su "lyrics machine” abusa de los de adjetivos –basta recordar los versos de “Baby Says”–. Pese a que las observaciones de su bandmate y mejor amigo son relevantes dentro de su carrera, Alison Mosshart nunca ha marcado un límite entre experimentar con los colores sobre el óleo y los riffs de la guitarra. ¿Cómo no remitirse a “Black Tar” cuando se está observando “LOS TRACHAS” y “Tourists on New York” y viceversa?
Además de la vinculación nata que existe entre ambas actividades, los tours en diferentes ciudades con diversos estímulos sensoriales se han vuelto materia prima para la artista. Dentro del imaginario de Alison, las 24 horas del día son prolíficas. “El concierto dura una hora o dos, ¿Qué se supone deba hacer con las otras 23?" cuestiona a Noisey Vice. La idea del movimiento y la simultaneidad entre personas, actividades y emociones fueron lo que entre 2013 y 2015 inspiraron las 121 piezas de Fire Power: Life on the Road y tres años después a obras como “Eaten Alive”, “Two Sailors in a Hurricane” y “Termino del año”, estas últimas como parte de la colección Side Effects.
A pesar de su rechazo por las faldas, los vestidos y los cánones que establece el modelaje, Alison Mosshart ha estado presente en las campañas de Eddie Borgo, J. Lindeberg, Equipment, Vogue y LNA Clothing, pero lejos de sentirse presionada por el círculo que la rodea, la artista considera considera que el vestirse forma parte de su expresión: “Mi estilo es una mezcla de mi vida, historia y cosas que me interesan”.
La afirmación que hizo para Leslie Mckenzie del Hollywood Reporter en 2018 fue un paralelismo de la personalización de una de sus 80 chaquetas de cuero. El trabajo artístico de Dana Louise Kirkpatrick fue una forma de recitar un poema con todas las cosas que la describen: La música, el arte y los automóviles.
Durante una entrevista en el programa START MAKING SENSE, Alison explicó a Jehnny Beth el simbolismo central de la chaqueta. Además de remitir a una de sus películas favoritas (Vanishing Point, 1971), el Black y White Shark son considerados como una extensión de su persona y espacio creativo. Desde pequeña, ha encontrado en el movimiento elementos que la motivan a escribir o pintar; siempre lleva un cuaderno y una cámara mientras conduce.
A sus 40 años, Alison Mosshart conserva la mayoría de sus hábitos difíciles de romper: Toma café todas las mañanas, hace huecos en sus chalecos para guardar su cajetilla de American Spirit, lee el New York Times, visita sus restaurantes preferidos –Patterson House y Rolf and Daughters– y a veces, se da tiempo para ver Narcos y Parts of Unknown.
Sin tomar en cuenta su presencia en los escenarios, las exhibiciones de pintura o fotografía, es una persona normal que considera que estar entre Nashville, Los Ángeles, Londres y los escenarios de cada metrópoli del mundo es la manera más estable de vivir.
Tras verla en todas sus facetas, las únicas palabras que encuentro para describirla son: mujer de decisiones rápidas con efectos duraderos. Su mudanza instantánea de Florida hacia Londres es la causa de que a la fecha considere que su hogar está en todas partes: “Estar de gira me acerca más a las personas. Mi mundo es expandido, está bien y me funciona”.
Desde los días en los que se escondía en su recámara para entonar los coros de “Half Fiction”, Alison Mosshart decidió que ser invisible era su estado favorito. Después de teñirse el pelo de rubio, rosa, azul y naranja, mantiene como parte de su personalidad escribir en lugares en donde todos estén atentos a los partidos de fútbol americano y nadie la reconozca.
Confiesa que “nunca cierra la boca”. Le agrada estar cerca de la gente, pero no siempre siente la obligación de socializar. Le gusta conducir en los límites de velocidad y guarda sus multas de tránsito a lado de sus vinilos de Tom Petty e Iggy Pop. Afirmar que lo único que ha cambiado durante estos años es su edad y color de cabello es la forma más fácil de decir: “No me siento responsable por nadie más, solo por mí”.