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A 15 años del ‘Howl’ de Black Rebel Motorcycle Club

A 15 años del ‘Howl’ de Black Rebel Motorcycle Club

Black Rebel Motorcycle Club, rock oscuro como una sombra y misterioso como un fantasma.

El rock & roll puede adoptar todo tipo de formas y de manera constante se mantiene en transformación. Aunque mientras algunos están más preocupados en el futuro, otros han encontrado su inspiración en el pasado. Aunque hurgar en el blues y demás estilos que prevalecieron antes de la llegada de Chuck Berry y Elvis Presley es una actividad que muy pocos practican en la actualidad, a pesar de los enriquecedores resultados que ofrece.

Dentro de los grupos actuales interesados en conocer los orígenes de la música destaca Black Rebel Motorcycle Club. El proyecto nació poco antes del cambio de milenio y desde el nombre se aprecia un fuerte interés por los tiempos antiguos. En su caso, fue inspirado por la ficticia pandilla de motociclistas que aparece en el filme The Wild One de 1953.

El trío ganó notoriedad por su sonido oscuro y grasoso que emergió durante el florecimiento de The Strokes, Yeah Yeah Yeahs y The Libertines. Fue cuando el nu metal perdió adeptos y los pantalones apretados ganaron popularidad. Aunque en realidad existen más similitudes con otras agrupaciones de su misma generación como Interpol y The Kills. Son todos los que en lugar de buscar frescura prefirieron sonidos deprimentes y melancólicos.

Diferentes orígenes, un mismo destino

Parte del estilo adoptado por el tridente se debe a los orígenes de sus integrantes. En primer lugar está el cantante y bajista Robert Levon Been, quien es hijo de Michael Been de The Call. Por lo mismo, toda su vida estuvo rodeado de discos y transcurrió entre estudios de grabación y conciertos alrededor del mundo. Nunca tuvo dudas en que deseaba repetir el estilo de vida de su padre.

A su vez, la otra pieza fundamental del grupo es el guitarrista y vocalista Peter Hayes, quien siendo apenas un veinteañero se unió como músico invitado a The Brian Jonestown Massacre. Aunque su estancia fue efímera le sirvió para determinar que era el camino que deseaba seguir.

Junto a ambos se sumó Nick Jago, quien durante los primeros años sería el baterista de la banda. Después de grabar dos álbumes que tuvieron una buena recepción de la crítica, el momento decisivo ocurrió con el tercer LP en el que existió un notorio cambio de sonido.

Cuando el 22 de agosto de 2005 se publicó el álbum existían expectativas demasiado elevadas; sin embargo, algunos se sintieron decepcionados porque en lugar de repetir la fórmula de los trabajos previos se optó por salir de la zona de confort. En primera instancia, lo más notorio es que se trata del disco más relajado que ha hecho el grupo y en el que prevalecen los sonidos acústicos. La electricidad sí tiene apariciones dentro del material pero no como protagonista sino como elemento secundario.

La canción encargada de ofrecer la bienvenida es “Shuffle Your Feet", una pieza con una fuerte inclinación hacia el gospel y los cantos religiosos que practicaban los afroamericanos a inicios del siglo pasado. Por el estilo recuerda de inmediato a la música que protagoniza el soundtrack del filme O Brother, Where Art Thou? de los hermanos Coen.

“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura...”

Pero aunque a nivel musical existen cambios, en la composición e inspiración de las letras prevalece el gusto por la contracultura americana. El mismo título del LP es un homenaje al poema más famoso del escritor Allen Ginsberg.

Por otra parte, una de las influencias más grandes que el trío siempre ha tenido es Bob Dylan. En el tema “Ain't No Easy Way" es donde mejor se aprecia tanto en cuanto al sonido de la guitarra y armónica como a la manera de cantar sobre desamor sin caer en cursilería. A la fecha es una canción que no puede faltar en sus conciertos y así ha quedado constatado todas las veces que el grupo ha visitado México, siendo la última como acto estelar de la primera edición del festival Hipnosis.

Aunque en su momento el material estuvo rodeado de críticas, el tiempo ha sido su mejor aliado. A pesar de lo valioso que es mantenerse aferrado a un mismo sonido, también se corre el peligro de quedar estancado y jamás avanzar. Por eso, el mayor desafío que un músico puede enfrentar es alejarse de sus zonas conocidas y adentrarse en nuevos terrenos.