Knotfest meets Force Fest: Crónica de un desastre anunciado.
Desde el scouting se olía el cemento fresco del acceso construido para la ocasión y las dudas: obras inconclusas, varillas expuestas, “¿va a ser cashless?”, dice un reportero ante la vista de un módulo rotulado como banco. El scouting de Knotfest meets Force Fest fue la condición para recibir acreditación, y en algunos casos, solo accesos preferentes para los medios citados.
Ante la promesa incumplida de un estacionamiento especial para prensa y 2 horas perdidas entre dejar el coche y acceder al evento, el primer recorrido para explorar el lugar denotaba cierta rareza y dificultad para transitar, varias personas tropezaron en zanjas que dividían el camino empedrado de las jardineras, al caer la noche era cada vez más difícil observar las mínimas indicaciones, los horarios estaban a su tiempo y las bandas se habían presentado sin problemas. The unbreakable Stratovarius había dado cuenta de su maestría sin contratiempos, Papa Roach trajo la nostalgia de vuelta por aquellos años en los que el nu metal dominaba el panorama musical y comercial, Behemoth con un ligero atraso tocó su set ante la vista de aquellos afortunados que en el puente peatonal gozaban de una vista privilegiada, caso surreal ya que incluso una patrulla los protegía de las inclemencias del tráfico vehicular.
Bullet for my Valentine enardeció a una nueva generación de fans de los riffs malditos, una visión fresca del futuro promisorio del género y sus diferentes vertientes, la diversificación y el descubrimiento, luego Belphegor en un escenario muy pequeño para ellos que después sería ocupado por Carcass, gente que aprovechó las bancas de las canchas de basketball para tener una mejor visión.
En el camino de regreso al escenario principal donde tocaría Evanescence, durante el acceso a la sección preferente se originó una especie de cuello de botella entre la multitud. Como experiencia personal y después de asistir a diferentes festivales musicales en México de diferentes géneros, esta es la primera vez que, por suerte, detecté a tiempo que me quisieron sacar el teléfono de la bolsa izquierda lateral de mi pantalón, al sentir el jaloneo comencé a gritar y manotear, afortunadamente no me robaron nada, no corrieron con la misma suerte varias personas alrededor que, después de pasar al espacio abierto de la zona preferente, se dieron cuenta de que ya no tenían sus teléfonos consigo.
Al pasar de un lado a otro del foro entre el espacio que quedaba entre la sección general y preferente, pude observar como algunos elementos del personal de seguridad ayudaban a la gente a brincar la barricada, quisiera entender que por alguna cuestión de seguridad, pero ciertamente, estaban dejando pasar gente que tenía colocadas sus pulseras de sección preferente. Después de llegar al acceso al pit de fotógrafos colocado del lado izquierdo viendo de frente al escenario, observé movimiento de gente de producción sacando tubos de backstage para dirigirlos a la zona de la barricada, Evanescence seguía sin salir al escenario, para ese momento llevaban 30 minutos de retraso.
Ante esta situación decidí caminar al Escenario Tecate a ver la actuación de Godsmack y observar en mi camino que las bancas de jugadores locales y visitantes de la cancha de fútbol no fueron removidas, y bien fueron aprovechadas, así como las gradas, para que los asistentes se sentaran. 20 años tuve que esperar por ver a una banda menospreciada y casi olvidada que con sus riffs tranquilizó mi paranoia por el incidente entre la multitud y casi quitó el mal sabor de boca que dejaba la tierra en el ambiente, tropecé, como muchos, con montones de alfombra rota en el suelo.
Ya de camino de regreso al escenario principal para presenciar el show estelar de la noche, me di cuenta que Evanescence no había salido a tocar, y ante la ausencia de algún responsable de prensa en la carpa dispuesta, sin luz y ubicada a un costado de inmobiliario apilado a modo de escombro, reportero y fotógrafo optamos por retirarnos del lugar, ya que aún debíamos emprender una larga caminata de regreso al automóvil, en la cual volvimos a padecer la falta de logística y comunicación, ya que la puerta por donde nos dijeron podíamos acceder terminado el evento, estaba cerrada.
Después de un largo trayecto afuera del bosque de Aragón y la nula iluminación dentro del estacionamiento, por el cual nos cobraron $250 pesos, emprendimos retirada del perímetro del Deportivo Oceanía, donde se realizará la próxima edición del festival Hell and Heaven. Ya en el camino los mensajes de Whatsapp: “¿estás bien?”, “¿qué está pasando en Knotfest?, ¡retírate de ahí!”, las notas: “Caos en festival de metal”, las fotografías de la batería de Evanescence ardiendo, los comunicados subsecuentes y la repartición de culpas, en este caso, de “grupos de choque” dentro del festival.
Puedo decir en experiencia propia que lo acontecido en aquella fatídica e infame noche para los festivales en México es completamente responsabilidad de Live Talent y la falta de preparación para realizar un evento de estas dimensiones en un terreno nunca antes probado para la ocasión, y que ciertamente no funciona para aglomerar a una gran cantidad de personas. Colocar carpas, mesas, stands sin iluminación, puestos de ropa, un a Villa Medieval cuyos letreros y banderines pendían de juegos infantiles, no es organizar un festival, de buenas intenciones no sobreviven las promotoras de eventos. El hecho de que Exodus, W.A.S.P. (cuyo set también fue recortado) y Rob Zombie tocaran sin mayores contratiempos al día siguiente no remedia lo sucedido o lo que pudo haber sido una auténtica tragedia para los asistentes.
En conclusión y en espera de fincar responsabilidades, que este testimonio quede a modo de relato veraz y sin tapujos de la experiencia propia de un reportero que no pretende callar lo que en verdad aconteció, en el pasado Force Fest realizado en Teotihuacán, terminé mi reseña diciendo: “cada quién hablará de cómo le fue en la feria”, pero en este caso, todo quedó en evidencia incluso en medios internacionales y televisoras locales que tal vez ni siquiera tenían conocimiento del evento o fueron acreditadas, desafortunadamente las malas noticias corren más rápido y no las puedes ocultar, por más que trates de buscar culpables o creer que la gente, los medios, la competencia o las bandas están en tu contra como promotora de eventos.