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Protomartyr — Relatives in Descent

8

Protomartyr
Relatives in Descent

Domino / 2017

Artista(s)

Protomartyr

15/Nov/2017

Encontrando el sentido de la vida con Protomartyr.

Tal vez uno de los miedos más grandes de los seres humanos, sea el morir asfixiado, o quemado, o ahogado. Pero involucrar al agua va de la mano. Si alguna vez te has atorado con algún alimento o si tienes asma o algo ha impedido el paso a tus pulmones, sabrás que es una de las peores sensaciones de la vida. Ahora imagina, que esa sensación viene precedida de algo que, en apariencia, sería bueno. Como el reír o morir de risa, literal. Una frase a la que pocas veces le ponemos atención, pero que puede describir perfecto el cuarto disco en la carrera de Protomartyr: Relatives in Descent.

Quizá por acá sepamos poco de Detroit, pero es una región fundamental en lo norteamericano y muchas veces para mal. Es esa parte que los políticos quieren esconder. Violencia y pobreza hacen un ambiente poco afable. Es por eso que Protomartyr está harto de hablar de Detroit. ¿Por qué todo tiene que girar en torno al lugar de origen? Aunque también hay que decirlo, a esa latitud le debemos grandes cosas. Si bien los expertos originan el punk en el 77, nada sería sin otros participantes que desde finales de los 60 ya estaban activos. Nombres como The Stooges o Motorcity 5 (MC5), son fundamentales para trazar el mapa de los que idolatran el CBGB o a The Buzzcocks. También años después tendríamos un boom importante para aquellos que les gusta la fiesta larga acompañados de beats oscuros y monótonos, pero esa es otra historia.

Con un bagaje así, no es complicado pensar en por qué Protomartyr suena como suena. Etiquetas hay muchas, desde punk, hasta garage, indie y por supuesto, la más utilizada: post punk. Si ni los mismos expertos que acuñaron el término se pueden poner de acuerdo sobre qué es uno o lo otro, o si el new wave de verdad suena más a New Order y Spandau Ballet que a The Birthday Party o Siouxsie, con Protomartyr tampoco podemos. Pero no es complicado imaginarnos a la banda en un escenario oscuro, con maquillaje negro por doquier y algunos alocados que solo encuentran consuelo en una voz que pareciera furiosa.

Relatives in Descent es el trabajo más maduro de Protomartyr. Suena cohesionado desde el comienzo. "A Private Understanding" es sombrío e hipnotizante, una historia sobre un Elvis que parece haber encontrado una epifanía en las nubes. Epifanía que valió de muy poco, dado que su vida continuó en un espiral descendente hasta su muerte. Es desalentador. Una visión melancólica de lo que a veces significa vivir en sociedad y entender la privacidad del otro. El encontrar el significado al porqué estamos aquí, escuchando un disco de una banda de Detroit, puede que sea imposible, pero esos riffs, las palabras, la voz, todo lo hacen un viaje más catártico.

A partir de ahí, las canciones van por esa temática y por esos ritmos. Es imposible no recordar a Nick Cave por la voz. El Nick frenético y abrasivo, pero también se pueden dilucidar cosas de The Sound (el temprano y más oscuro), de The Danse Society, Cabaret Voltaire y, por supuesto, sus paisanos The Stooges.

Al final Relatives in Descent es como morir de risa, porque es la declaración de una banda que pareciera oscura, pero que al final, entre un par de cervezas y ya en confianza, dicen que no es para tanto, que a veces todo es una ironía. Las bandas así son importantes para encontrarle lo tragicómico a la vida. Si me preguntaran, yo diría que su chofer, el de siempre, hizo muy bien en ponerles todos los días canciones de The Smiths y Morrissey, con algo de esa grandeza se quedaron.

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King Krule — The Ooz

9

King Krule
The Ooz

True Panther Sounds / 2017

Artista(s)

King Krule

King Krule nos envuelve en profundas sensaciones con su oscura voz.

Un artista por más que se esfuerce en crear algo nuevo, siempre estará predispuesto a jugar con los límites del género sobre el que construye. Sin embargo, en ocasiones una mente creativa logra rasgar ciertos tejidos, liberando una bestia al mundo. Archy Ivan Marshall, o mejor conocido por su nombre artístico King Krule, es un modesto genio que ha logrado romper su realidad como músico.

Este joven inglés con una corta carrera, concibió un estilo propio que es difícil describir. Resultaría ocioso crear un subgénero para él, pero su música evoca el jazz de Frank Sinatra y Louis Armstrong, con una radical y la vez sutil mezcla de punk, tri hop y rap. Después de su opera prima 6 Feet Beneath the Moon (2013) y su disco alterno A New Place 2 Drown (2015) –el cuál produjo con su hermano mayor–, ahora regresa para deleitarnos una vez más con The OOZ (2017).

Es imposible escuchar a Krule sin que algo se retuerza dentro de uno. El rango de emociones por el que uno pasa va desde una vaga nostalgia, la clara felicidad o la plena tristeza, y todo en cuestión de segundos. Para los que se inicien con este disco, les quedará claro este poder singular de Krule desde “The Locomotive”, con unos versos que paciera que vamos a bordo de un tren por el que atravesamos una montaña para después salir a una pradera. Esta canción tiene una suave progresión a “Dum Surfer”, en donde Marshall se divierte haciéndose el mismo coros y dando unos riffs que nos iluminan el alma.

El recorrido del álbum es sumamente suave, con algunas piezas que son prácticamente intermezzos instrumentales, como “Sublunary”, “Cadet Limbo”, “The Cadet Leaps” y “La Lune”. Son pequeños respiros que nos invitan a subir a la cálida superficie para descansar, antes de volvernos a zambullirnos a turbias aguas.

En ocasiones, el disco podría llegar a ser monótono debido a que Marshall solo canta en graves con poca variación en sus tonos. Sin embargo, consciente de eso juega con los ritmos como en la frenética “Vidual” o con una batería y bajo a sincopados en “Half Man Half Shark”, además de realizar diferentes efectos vocales. Es importante resaltar que Marshall funge como productor de sus obras y además es multiinstrumentalista, por lo que conoce perfectamente sus limitaciones. Precisamente, otra de las magias de Krule es que a veces con sumamente poco logra crear texturas complejas y sofisticadas.

Ya hacia el final tenemos la homónima “The Ooz”, que se asemeja a una canción de cuna en la que Marshall nos arropa con suaves acordes y distorsiones, en una melodía que gradualmente va subiendo de intensidad.

Definitivamente, King Krule logra trascender más allá de un simple músico para convertirse en un verdadero artista. Su música es altamente recomendable, incluso para aquellos que no les gusten estos géneros que combina, ya que destila pura calidad.

Sus canciones por lo general requieren de escucharlas varias veces para apreciarlas por completo. Con este nuevo lanzamiento, nada más nos queda anhelar que tengamos la oportunidad de disfrutarlo en vivo próximamente en nuestro país, en donde seguro derramaremos alguna que otra lágrima sobre varias sonrisas que se pintarán en nuestro rostro.

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Protomartyr — Relatives in Descent - Indie Rocks!