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Sony Music // RCA Records / 2021
12/Mar/2021
Lejos ha quedado el Kings Of Leon con estética suave de Walls, y un poco más atrás la banda de historias nocturnas y guitarras afiladas de Mechanical Bull. Esa agrupación que no tenía que moverse mucho en el escenario para hacer saltar a la gente en los Lollapalooza o Corona Capital está lejos de su forma y hay que admitirlo, ni siquiera mencionar al estridente cuarteto que coqueteaba con el punk a finales de los dos miles. No es malo si pensamos en la madurez que representa en diferentes sentidos When You See Yourself, su octavo corte a través de Sony Music con RCA Records.
A When You See Yourself se le puede apreciar desde diferentes ópticas. La primera, desde la visión de aquellos esnobs que están a la expectativa de que cualquier nuevo disco que aparezca en el mercado sea un Ok Computer de sus tiempos. Esos que pretenden evaluar únicamente el sonido y dejan del lado el discurso, que les aburren las letras si no son de trap, y que si no hay sintetizadores y elementos super avanzados, entonces no es un buen disco.
Por otra parte, este álbum aún cumple con la función de ser un puente brillante entre el pop, el indie y el folk con el que los escuchas ajenos (que hoy día son muchos) pueden acercarse al rock de una manera amigable y también bajo una visión positiva y un tanto dramática. Eso es resultado de la madurez de Kings Of Leon, que de la mano del alumno de Brian Eno, Markus Dravs, apuesta por las letras y un prolífico ordenamiento en producción, que da como resultado una obra pulcra y acorde a una nueva etapa que ya no busca reventar las radios.
La relevancia y el renombre del cuarteto de Tennesse basta para que un sello transnacional aún confíe en su propuesta, pese a que se hace añeja. Al escuchar When You See Yourself está claro que ningún tema va a sonar de manera contundente en Tik Tok, tampoco formará parte de esas cápsulas que aparecen en Instagram TV sobre minimalismo digital. Tal vez, como ha pasado antes, la respuesta promocional será salir de fondo en las secciones promocionales de ESPN o algún formato consolidado, donde la gente mayor de 30 años diga "Hey, esto tiene ritmo", pero hasta ahí. El asunto se vuelve más disonante a los tiempos modernos cuando recordamos que son cuatro hombres blancos haciendo rock.
Como se mencionó anteriormente, el punto más impactante de When You See Yourself son sus líricas. La agrupación presenta un nuevo nivel en cuanto a estructuras y narrativas que permiten ofrecer diversos panoramas sobre el enamoramiento y las persecuciones que hacemos para encontrarnos con nuestros sueños e ideales.
Kings Of Leon la tiene clara, y nosotros, que ya nos parecen largos los discos de más de 35 minutos, no tanto. Pero en cada metáfora e historia de este nuevo álbum se pueden percibir diferentes sentimientos, mismos que revocan a la identificación y, por supuesto, a lo emocional. "Los placeres de la vida te escupirán en medio de la carretera" como base de "When You See Yourself, Are You Far Away", así como "No es que esta ciudad te liberará, cuanto más miras, menos ves" de "100,000 People" sin duda acaparan la atención.
La búsqueda infinita de ese algo que nunca sabemos que es, y que casi nunca encontramos pero lo definimos como amor es parte de toda la trama sonora del álbum. "Stormy Wheater" forma parte de esas aventuras que parecen peligrosas y dañinas, pero al mismo tiempo son épicas y se tienen que vivir. Por otra parte, el álbum progresa hacia la narrativa del tiempo y lo fácil que es perderlo en temas como "A Wave", "Golden Restless Age" y "Time In Disguise", donde las historias que narra Caleb Followill son un vistazo atrás y parten como un buen consejo para tirar tu ritmo y tu atención en lo que vale la pena.
De manera curiosa, esa devoción del enamoramiento aparece en la parte final de When You See Yourself. La sumisión ante el amor y el ser intensos en cada latido parece algo lejano en pleno 2021 donde estamos todos distanciados en lo emocional. Por ende, "Supermarket", "Claire & Eddie" y "Echoing" representan el punto más alto y auténtico en todo el disco. Son temas que a través de una honestidad romántica se pueden disfrutar y ¿Por qué no?, ser motivo de impulso para volar con el cariño y la responsabilidad afectiva como banderas.
"Fairytale" remata con los contundentes "Te amaré hasta que acabe el día" y "el sol encontrará su lugar para brillar", bajo la esperanza de que el tiempo pueda sanarnos y al mismo tiempo nos haga encontrar las respuestas de lo que nos limita, solo hay que ser pacientes y al mismo tiempo intensos.
When You See Yourself tiene un ambiente domesticado, es un disco relajado donde la pragmática de la banda es ofrecer sonidos reconfortantes y al mismo tiempo dignos de apreciación, más que de sorpresa y energía. El tema inicial, en compañía de "100,000 Pepole", "Supermarket", "Claire & Eddie" y "Fairytale" apuestan por arreglos de guitarra cinematográficos y órganos livianos, así como pianos y guitarras acústicas.
Otros temas como "The Bandit", "Stormy Wheater", "A Wave" y "Golden Restless Age" tienen bajos juguetones, mismos que se empalman con arreglos de voz un poco más agresivos y una dinámica sonora que parece colorida y te invita a mover la cabeza en cualquier instancia. Sin duda tendrán presencia en la mega gira que les espera para la segunda mitad de año, si es posible.
Solo en algunos momentos, como es el caso de "Time In Disguise" y "Echoing", Kings Of Leon se deja seducir por las distorsiones y los crujientes solos de guitarra. El frenesí tiene su espacio y es aprovechado de manera sabia, como un latido de una banda que sabe a donde se mueve, sabe ser tranquila pero al mismo tiempo sabe morder y rasguñar.
When You See Yourself es una cara nueva de Kings Of Leon, tal vez una que no pasará a la historia, pero si es una bastante honesta y genuina. Te invitamos a disfrutar de este álbum a continuación.
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Wonderwheel Recordings / 2021
11/Mar/2021
El equinoccio de primavera está por llegar y el azote del calor que trajo consigo nos transporta a los paradisiacos ecosistemas tropicales. Mismo efecto que ha surtido tras el arribo de Útera, el segundo álbum de la cantautora y productora argentina, Kaleema, material que editó el 12 de marzo mediante Wonderwheel Recordings.
Quien proyectó la cosmovisión de saberse y sentirse hija de la madre naturaleza, en harás, de compartir su inquietud por hacer un llamado a dejar de consumirla, destruirla y saquearla.
Conmoción que decidió transformar en un viaje musical empapado de atmósferas cálidas (casi selváticas) y texturas orgánicas y electrónicas compuestas, producidas y escritas desde su home studio en Buenos Aires, Argentina.
Y que hoy, hemos podido abordar en está reseña, a partir de la atención y escucha del mensaje que se nos presentó en Útera y su ensamble de piezas abstractas. Como es el caso de “Círculo de Arena” un ejercicio de indagación musical que dista pero hermana a los sonidos habituales que Kaleema solía presentar en su anterior referencia discográfica, Nómada (2017).
Y que en está nueva entrega, la productora argenta refiere que un círculo de arena figura como su hábitat personal interior al que recurre para sincerarse consigo misma, sin temor a ser juzgada y así sanar sus heridas personales.
Una experiencia de autoexploración que se mimetizó con las texturas auditivas que protagonizó la electrónica ambiental de Útera y sus frecuencias sintéticas —como orgánicas— que te mantendrán sujeta al hilo conductor de esta expedición sensitiva.
Viaje que se mantiene extendido en “Ololiuqui”, pieza que fue bautiza en alusión a la planta alucinógena ‘ololiuhqui’ usada en rituales curativos prehispánicos de la región mesoamericana de América Latina. Donde Kaleema recuperó parte de está abstracción nacida de las bondades de la naturaleza para trasladarlo a su imaginario personal.
Además, el orden del álbum permitió hacer brillar con lucidez a las piezas instrumentales como "Ambrosía", "Rama Negra" o "Purpura" que cobraron vida mediante el uso de sintetizadores analógicos, alientos andinos, prodigiosas cuerdas e instrumentos idiófonos para establecer nexos de conexión sónica entre las piezas que si cuentan con vocales y las que no.
Así culminamos con la homónima “Útera” la última pieza que redondea la experiencia sónica de feminidad y misticismo en franca conexión con las energías que la matriarca tierra esparce hacia las diversas formas de vida que la habitan.
Así que, sí eres parte de la audiencia que consume música para alcanzar la plenitud personal y además te preocupa estimular tus estados mentales y reflexivos, seguramente encontraras tiempo para darle mente y cabida a esta producción discográfica.
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