El sol se oculta y las almas descansas, y se puede disfrutar el inicio de los conciertos con ropa ligera y buena actitud.

Sistema Bomb, grupo que tiene como integrante a Roco de La Maldita Vecindad abrió el escenario con sus canciones de protesta edulcorantes. Los espectadores no les pusieron demasiada atención, y no tardaron en terminar su acto. 

El día sábado en Cumbre Tajín se trazó una constante en lo que a música se refiere: la aparición de bandas noventeras, algunas aún fuertes y otras con los signos vitales a penas vivos. La Gusana Ciega fue de las primeras. En un día tan caluroso, salió al escenario un Daniel Gutiérrez trajeado para cantar algunos de sus éxitos. A pesar de tratarse de una banda algo vieja y con una discografía corta, algunos fieles corearon las canciones y la música mantuvo esa peculiar y graciosa elegancia tan suya. La Gusana Ciega, además de con sus anécdotas románticas, dejó satisfechos a quienes los escucharon con “Me Vas a Ver Llorar”, “Entra en El Agua” y “Celofán”.

Cuando antes de la banda principal está programado un acto no tan conocido, escuchar se vuelve una espera impaciente, pero Ozomatli logró llenar ese hueco con coreografías, carisma y música bailable. Directo desde California, Ozomatli se deslizó con soltura por géneros tan dispares como la banda, el son, el funk y el rap. Tan versátiles fueron, que ejecutaron en forma de cumbia una canción de Depeche Mode.

Blind Melon perteneció a la categoría de íconos de los noventas por completo debilitados. En conferencia de prensa, declararon que era la primera vez que regresaban al escenario desde la muerte de su vocalista original Shanon Hoon. Intenciones nobles pero resultados poco convincentes. Teniendo un repertorio clásico, la fuerza con la que tocan no resucita la fuerza de sus mejores canciones, confirmando la opinión de muchos que señalaban a la actual versión de Blind Melon como una simple banda tributo. Tocaron “Time” y “No Rain” y dedicaron una canción a Elliott Smith, otro músico que tuvo problemas con las drogas además de su difunto vocalista.

La presentación de The Smashing Pumpkis fue una explicación del por qué Billy Corgan persiste en el proyecto que le diera fama. Sus éxitos continúan vigentes, y su música nueva cumple con los parámetros de la novedad. La nueva alineación de The Smashing Pumpkins salió al escenario para recibir la ovación de un público entusiasta pero algo cansado. Aquello se corrigió cuando un Billy Corgan   sintonizado con su público comenzó su recorrido por las canciones más emblemáticas, como “Bullet with Butterfly Wings”, la conmovedora “Tonight, Tonight”, “Ava Adore”, “1979”, pasando por sus composiciones más recientes como “Oceania” y  una increíble versión de “Space Oddity” de David Bowie.

El concierto se desarrolló con los espectadores alzando los brazos y los celulares, señal que indica satisfacción.

La banda encargada de iniciar la jornada de conciertos en el Nicho de la Música fue La Manta. Aunque con poco público, el quinteto veracruzano amenizó con una interesante fusión de folklore latino y  jazz. Enseguida se presentaron Silvia y Karmen, dúo de pop, ganador del concurso “Tu Banda en Cumbre Tajín”. Después continúo la ex - integrante de Tijuana No!, Ceci Bastida quien presentó temas de su producción Viva la Marea.

Al finalizar Bastida, comenzó el movimiento y la aglomeración.    Los fans de Regina Spektor esperaron gustosos la salida de la artista, para que los deleitara con su dulce voz y destreza en el piano. De pronto, apareció en un llamativo vestido de color plateado, una mujer con una sonrisa encantadora que lo primero que dijo fue: “Gracias México”. La cantante de origen ruso cantó temas como “On the radio” y “You don’t know me” complaciendo a sus seguidores y conquistando al púbico que la escuchaba por primera vez.

Durante el espectáculo, se observó un gran incendio ocasionado por un globo de cantoya. Afortunadamente hubo saldo blanco y minutos después el espectáculo continúo. “Better” fue cantada por la mayoría de los asistentes, quienes no podían contenerse al saber que pronto aparecería el dúo británico que los haría bailar y disfrutar de un gran performance.

Luego de  un poco de espera, el dúo de synth pop más famoso en los últimos 30 años apareció con un show de espectaculares visuales y vestuarios. Los Pet Shop Boys iniciaron la gira Electric en la Cumbre Tajín, ofreciendo un espectáculo siN igua,l con electrizantes visuales y sorprendentes bailarines.

Neil Tennant y Christopher Lowe aparecieron con pantalones negros, camisas con impresionantes puntas negras brillantes y gafas obscuras, haciendo bailar hasta a la zona VIP con las rolas “Axis” y “The last to die”. Las generaciones de fanáticos eran variadas, pero todos vibraron en la misma frecuencia, disfrutando del impecable show de los ingleses.

La voz de Tennant provocó una energía mágica en el recinto. Su particular carisma y entrega al público mexicano fue incomparable. Por su parte, Lowe permaneció imponente tras los teclados, maravillando a los espectadores que no dejaron de moverse con los románticos e irreverentes beats.

En un viaje de house, trance y poderoso synth pop, el Nicho de la Música navegó por escenarios deslumbrantes al tiempo que bailaba y cantaba “One more chance/Face like that”” y “I’m not scared”. Dos bailarines hacían de las suyas en el escenario con máscararas de esqueletos taurinos, al tiempo de que Tennat recorría el escenario.

El momento reflexivo de la noche fue con la interpretación de “Invisible” que mostraba el video oficial en la pantalla, el cual voló la imaginación de los fanáticos que se mostraron extasiados de presenciar el regreso apantallante de los Pet Shop Boys.

“Always on my mind” fue coreada sin cesar y finalmente culminaron la noche con “Go west”, haciendo que el público del Tajín olvidara los contratiempos, dificultades y sustos del día.

Asistir a Cumbre Tajín no es solo una experiencia cultural, es un recorrido mágico. El encontrarse de frente con la cultura de nuestros ancestros y tomarse el tiempo de conocer sus tradiciones, estilos de vida y su espiritualidad, es incomparable.

En el Parque Takilhsukut nos encontramos con la aldea principal también llamada Kantiyán. Este lugar es el eje espiritual de Centro de las Artes Indígenas, en donde los abuelos sabios expresan y comparten su conocimiento. Aquí se toman las decisiones más importantes de  las comunidades totonacas  y también acude todo aquel que necesite alguna guía y dirección.

Cuentan que para los jóvenes es un excelente lugar para la obtención de conocimiento y sabiduría. El contar con los abuelos permite mantener el orden y el equilibrio en las familias. Los padres están encargados de guiar a los hijos pequeños y, debido a que el conflicto con los jóvenes es común, los abuelos se encargan de aconsejar y probar las fortalezas de la juventud.

De acuerdo a los abuelos,  ciertos hombres y mujeres, a la edad de 60 años, son llamados -.por una fuerza que desconocen- a servir como guía de su pueblo. Cuentan que ocurre un momento en el que sienten la curiosidad de ir con los abuelos, y éstos les informan que han nacido con el “don”.

En la Aldea Totonaca se encuentran las 16 casas de la tradición, en la que se imparten las diversas actividades artísticas como la pintura, alfarería, obtención de algodón, al igual que la escuela de voladores, entre otras.

En la Casa de la Pintura encontramos obras de artistas de todas las edades, ahí puedes acudir a aprender sobre la elaboración de la pintura a partir de elementos naturales y sobre la visión que los totonacos tienen del arte. Ningún artista firma sus obras debido a que no consideran que les pertenezca. Para ellos, el arte es universal y por lo tanto, propiedad de la humanidad.

En la Plaza de las Artes, los artesanos se reúnen para hacer una muestra y venta de obras hechas a partir de materia prima transformada por los mismos artistas. Son cerca de 400 artistas los que exponen su trabajo en este recinto.

En el Nicho de la Purificación se encuentra el fuego sagrado y se imparten diversas actividades de sanación como el temazcal o meditación con cuarzo.          Es un área espectacular donde solo se respiran relajantes aromas  y tranquilidad. El objetivo de la zona es la armonía con todo lo existente: la naturaleza y el espíritu. A través de danzas, canticos y reflexiones se llega al equilibrio.

Cumbre Tajín 2013 es más que un festival, es el camino hacia nuevos horizontes. En esta ocasión una invitación a renovarse, a renacer. No sigas los mismos esquemas y adéntrate en el universo de la cultura totonaca.

El sol apareció, brillante, directo y fuerte, pero las nubes lo ocultaron tranquilizando el más profundo temor de los asistentes a Cumbre Tajín: tener que empezar el festival cansado, incluso de mal humor, hasta que llegara la tarde. El clima es siempre un factor que influye en los festivales y, todos, a pesar de estar conscientes de la región en la que nos encontrábamos, queríamos y esperábamos un clima no extremoso.

Después de una (excesivamente) lacónica conferencia con Ziggy Marley –en la que las respuestas, aunque breves y concisas, no fueron muy sustanciosas- tuvo lugar la apertura oficial de Cumbre Tajín. Todo lo contrario a lo que fue el jamaiquino, el acto de inauguración fue con la usual verborrea de los gobernadores.

El parque temático comenzó a llenarse de malabaristas, que con sus ula-ula  llenaban de un sentimiento festivo las áreas verdes. Como actividades iniciales, los visitantes pudieron visitar el mercado de artesanías, donde se ofertaban productos manufacturados por los veracruzanos; el catálogo abarcaba desde la artesanía decorativa hasta el tabaco y las artes plásticas. Muchos también se adentraron en los talleres, cuyo interés radicaba en que la mayoría estaban siendo impartidos por totonacas, como lo eran los talleres de artesanías o de danza tradicional. 

Una de las cosas que nos llamaron la atención fue el teatro, y asistimos a la primera y última función de “El mundo que todos queremos”, representada al aire libre en la sede del  Árbol del Zapote. El teatro de evangelización era una de estructura didáctica, de parlamentos directos y con propósitos más que establecidos. En esencia, “El mundo que todos queremos” conservó esas formas, solo que el mensaje fue contemporáneo. Si bien, el teatro de evangelización fue para que los indígenas asimilaras algo externo e impuesto, “El mundo que todos queremos” habló sobre la necesidad de que se conservaran las culturas, las tradiciones, e incluso la naturaleza de nuestro país.

Escrita y actuada por chavos de una secundaria técnica en Papantla, la obra merecía ser escuchada. Tuvimos la oportunidad de platicar con estos jóvenes para saber en qué consistía su proyecto. Producto de motivaciones personales, el guión de la obra estuvo asesorado por una de sus profesoras. Usan Facebook y ven televisión, se consideran totonacas y piensan necesario que “el mundo civilizado y moderno” de México comprenda la clase de riqueza cultural y natural, que la miren de frente no con los ojos de un turista sino que lo sientan como algo suyo, como lo que en verdad es.

Y mientras los pobladores de la región hablan sobre su cultura, exponen sus estructuras, explican cómo todo tiene un trasfondo y un símbolo, otra cosmogonía más actual (y del todo inexplicable) contrastó. A un lado de las danzas milenarias y de los sabios totonacas se llevó a cabo el supersticioso hábito del equinoccio: vestirse de blanco, ir a alguna pirámide, alzar los brazos y cargarse de energía cósmica. Mirar el movimiento de los penachos durante una danza es cautivador, y mirar al turista haciendo yoga frente a la Pirámide de Los Nichos es curioso.

Ya con la energía recargada por el recibimiento de la primavera, pasadas las 18:00 horas, dio inicio el espectáculo del Nicho de la Música en el Parque Takilhsukut. Los Rumberos de Massachusetts cumplieron las expectativas del primer acto. Su música enérgica y bailable comenzó a poner las bases para lo que se volvería una noche satisfactoria, con un hueco llamado Juan Solo. Si bien, su carrera está fundada en la producción independiente, su música cumple con las mismas fórmulas de romántico y sensible. Su presentación fue más bien insípida.

Hasta ahora, las noches han tenido el ambiente perfecto: el calor no sofoca, las bocanadas de viento refrescan, y pareciera que la ebriedad que causa la cerveza tiene más que ver con la alegría que con el atolondramiento. 

Los actos que prendieron más al público  dieron inicio con el grupo español Chambao. Antes de comenzar su presentación, la carismática Lamari agradeció a los totonacas y al público, todo el amor a la banda. Su voz flamenca y los limpios arreglos electrónicos de su banda  hicieron que los fans y los que apenas los escuchaban movieran la cintura. Disponiendo de poco tiempo sobre el escenario, Chambao complació a los asistentes haciendo un recorrido por sus éxitos, como “Pokito a Poko”, “Playas de Barbate”, “Ahí Estás Tú” y “Papeles Mojados”.

Se despidieron y la explanada del escenario se llenó un poco más con gente a la espera de buen reggae. Tras haber declarado en conferencia de prensa que: “lo esencial es comunicarse a través del lenguaje universal de la música y el amor”, el primogénito de la leyenda del reggae, Ziggy Marley, se apoderó del escenario junto a ocho músicos, quienes pusieron a varios a bailar al ritmo del afamado tema “Tomorrow people”. 

El recinto se abarrotó inmediatamente; se respiraba un ambiente muy relajado, pero increíblemente enérgico. Los asistentes se mostraron eufóricos al presenciar por primera vez en México el espectacular show del artista, quien a pesar de haber sido bastante reservado con la prensa, se entregó de lleno al público. Ziggy reafirmó su mensaje de paz con el tema “Justice” y enloqueció a la audiencia con la interpretación magistral de “Get up, stand up”, al igual que “Is this love”.

Después de su despedida, pronto comenzó a oírse entre la multitud el ya tan conocido “otra, otra”, lo cual provocó que la prolífica agrupación regresara para continuar la fiesta de reggae. Enseguida se esperaba la presentación de Juanes, quien después de 40 minutos, llegó a tocar para miles de fanáticos que esperaban con ansia su aparición. Previamente había mostrado el setlist en el que anunció un dueto con Ziggy Marley, lo cual dejó a muchos con los nervios  de punta.

Juanes comenzó a tocar “Could you be loved” cuando, de pronto, apareció un Ziggy muy sonriente listo para arrasar con el primer día de Cumbre Tajín. El colombiano, Juanes, sorprendió aún más, ya que durante la interpretación cantó un verso del bolero “Inolvidable”. Definitivamente, la mejor sorpresa de inauguración del Nicho de la Música.