Contrario a lo que podría parecer, el hardcore no ha muerto. Bien lo dijo Martijn, vocalista de No Turning Back ,el sábado 20 de Julio en el Araga Bar de Guadalajara, donde la banda holandesa congregó a fieles seguidores de la escena para demostrar que mantienen viva la esencia del hardcore.

A esta fiesta se unieron también proyectos importantes de la ciudad como Forjando tu Derrota, Siempre Fuertes, Pifas, además de los ya conocidos héroes locales Beneath the Horror y Senda de Honor; sumados a ellos nos visitaron desde el Distrito Federal y Monterrey Por Cada Enemigo y Vengeance is Mine respectivamente. El público, como es acostumbrado en estas reuniones, consistía en jóvenes llenos de energía que disfrutaban de cada canción como si fueran parte de las bandas.

Pasadas las 11:30 los holandeses salieron a la pequeña tarima del bar para ofrecer una presentación llena de poder; No Turning Back llegó a Guadalajara para interpretar temas de su último álbum titulado No Regrets (2012) pero también cortes de sus otras placas. El frenesí comenzó con “Stand & Fight”, de su más reciente disco, para después soltar una cascada de éxitos entre los que destacaron “Do You Care?”, “Never Give Up” y “Take the World”, por mencionar solo algunos.

El sonido, a pesar de que no era del todo nítido, no impidió que los asistentes hicieran de ésta una noche de brincos, patadas y muchos golpes al aire. Cada canción hizo resonar el pequeño bar y puso eufórica a la gente, quienes tiraban golpes a diestra y siniestra, subían al escenario a cantar, a hacer stage diving o simplemente a sabrá-Dios-que-carajos-hacer.

En una tocada hardcore lo que más importa no son las razones sino las acciones. Los menos experimentados en estos rituales recibían el embate de los demás en las costillas, algunos sufrían de pisotones y los menos ágiles terminaban en el suelo. Todo parte de este folklore contemporáneo, el cual, a final de cuentas, siempre resulta ser catártico.

20 minutos antes la 1 de la madrugada, tras un repaso por su extensa carrera, No Turning Back demostró su amor por México en forma de tatuaje en la pantorrilla de uno de sus integrantes y se despedían de sus acérrimos fans agradeciendo su asistencia. La gente sale al frío de la noche, algunos emocionados y otros cansados, pero eso sí, todos llenos de sudor por una increíble, rápida y salvaje tocada.

Si bien Holanda es un país en donde la mayoría de su gente prefiere el metal y a los DJs de música electrónica, hay quienes buscan arriesgarse con distintos géneros como los jóvenes de No Turning Back, que mantienen viva una flama que empezó en los 70’s y pocos continúan con dignidad y honor. Lo han hecho desde hace más de 15 años y lo seguirán haciendo por muchos años más. Su nombre es prueba de ello. 

La noche de ayer el trío argentino Poncho se presentó al lado de la banda local Vicente Gayo en el Imperial; dúo tal para cual que complementó una noche idónea en pleno corazón del D.F., llena de jóvenes (y no tan jóvenes) en busca de ritmos que hiciera de su fin de semana algo fuera de lo normal.

Como parte de la promoción de su segunda producción discográfica Carnaval,  Poncho hizo su aparición en punto de las 23 horas. Envueltos en un ambiente relajado, Leandro Lopatín (ex guitarrista de Turf),  Fabián Piccian y el reconocido DJ Javier Zuker, abrieron pista con su electro-pop, deleitando los presentes bajo la luz escarlata del propio recinto.

Después de la media noche Vicente Gayo apareció en el pequeño e íntimo escenario, con toda la energía que Poncho había dejado a su paso y con una audiencia superior en número, Josué Ortiz, Armando Castellanos, Javier Sánchez  y  Alan Ortiz se dispusieron a dar un show de calidad como el que están acostumbrados presentar. Como ya es costumbre en todo concierto, mientras la agrupación interpretaba “Fin de Transmisión” con interacciones fugaces entre el vocalista y el público, los fans más cercanos al escenario documentaron a detalle todo con sus celulares.

Tras algunas dificultades técnicas la presentación continúo con lo mejor de su repertorio, desde la muy coreada “Interpretaciones Sin Razón”, hasta “Desarmar Teorías” y  “Laberintos”,  el cuarteto logró una vez  más cautivar a los escuchas con la sencillez que los caracteriza.

Al final nos quedamos con ganas de escuchar un poco más de ambas bandas, cosa que no siempre sucede, y para nuestra fortuna Poncho no se retiró sin antes recordar que hoy, sábado 20, tocarán al lado de Nortec Collective Presents: Bostich+Fussible en el Teatro Metropólitan, ofreciendo una oportunidad más para encantar los oídos. Por sí fuera poco, el próximo 28 de Julio los argentinos también formarán parte de la premiación MTV Millennial Awards en punto de las 8 pm por el famoso canal.

Un auténtico recorrido por su discografía fue lo que presentaron ayer por la noche los Babasónicos ante su público mexicano en el Teatro Metropólitan.

Desde una hora antes del show las calles aledañas al recinto se preparaban para recibir a miles de personas que no podían perderse este magno concierto, el cual fue de los últimos que la agrupación ofrecerá para promocionar su último álbum A Propósito editado hace ya dos años.

La fila se hacía cada vez más grande y las playeras de la selección albiceleste no podían faltar portadas por algunos de los asistentes. Poco antes de las nueve de la noche, uno a uno fueron ocupando su lugar en el escenario los integrantes de la agrupación, todos vestidos elegantemente para arrancar los primeros gritos de la noche y dar inicio la velada con su tema “Montañas de agua” de su segundo disco Trance Zomba, que los colocó dentro del mapa de las bandas latinoamericanas a seguir en 1994.

Con la extravagancia que lo caracteriza, Adrián Dargélos salió a cantar ataviado con una jatata, mejor conocida como turbante árabe, y durante todo el espectáculo no paró de brincar y bailar sensualmente por el escenario, motivo que dejó a más de una mujer sin voz por los gritos que este provocaba y es que, aparte de ser un gran músico, es uno de los frontman más queridos dentro de la escena del rock en español.

“¿Están listos para lo que sigue, boludos?”, preguntó el mismo Adrián antes de que interpretaran “El Baile”, nueva canción que formará parte de su próxima producción Romantisismico que se estrenará en septiembre próximo. El set continúo con “D Generación”, “Malón” y “Koyote”, estás dos últimas fueron la sorpresa para los fans de hueso colorado que han seguido a Babasónicos desde sus inicios.

A pesar de las pocas palabras que dirigieron hacia su público, únicamente para agradecer los aplausos, los asistentes no pararon de cantar durante el resto del show, donde los asientos del recinto pasaron a segundo término y más cuando se escucharon “Pendejo”, “El Colmo”, “Flora y Fauno” y “El Ídolo”, esta última una de las más coreadas de la noche.

Por un momento el Teatro Metropólitan se volvió a oscurecer, pues aparentemente el concierto había llegado a su fin; pero como es costumbre los gritos de “¡otra, otra!”, provocaron que la banda volviera a encender las luces de colores que los acompañaban para complacer a las más de tres mil almas que abarrotaron este emblemático foro de la Ciudad de México.

De una forma que solo se puede definir como único, esta agrupación que, como dirían sus compatriotas Los Auténticos Decadentes, le trajo la elegancia al rock, dio por finalizada su presentación con “Yegua”,  “Putita” y “Los Calientes”, no sin antes agradecer el cariño y anunciar su actuación el próximo 03 de Noviembre en el Auditorio Nacional. 

Tres másteres de la música se encargaron de bajar el telón de Alterna Jazz. Michael Manring, Trey Gunn y Alonso Arreola se aplicaron a fondo y dieron cátedra con su gran dominio del bajo; cada uno con su sello particular, en solitario y juntos.

La impartición de técnicas tuvo su preámbulo, Sara Valenzuela, organizadora del evento, fue la encargada de introducir la asignatura sonora que se extendió por cerca de 180 minutos trepidantes en el Centro Roberto Cantoral que lució a un 95 por ciento de su capacidad.

Segundos después de que se anunció la tercera llamada, se apagaron las luces del recinto y Sara hizo una semblanza de cada una de las sesiones de Alterna Jazz. Además, reveló una sorpresa: “hoy se graba un disco por estos músicos arriesgados y propositivos. El concierto será un viaje estremecedor y los hará volar”.

20:48 horas, Alonso comenzó la clase y fue recibido por una calurosa ovación. Entre luces purpuras comenzó la ejecución que resultó sólo una introducción y bienvenida a sus comparsas. El primero en sumarse fue Trey Gunn (King Crimson y Tool), quien entre aplausos se sentó en una silla y acomodó el bajo sobre sus piernas con las cuerdas hacía arriba; el último en aparecer, Michael Manring (Attention Deficit), también ocupó su lugar siendo el más aclamado.

Mientras Arreola marcó la base de la pieza tenue, Gunn, asemejando a un  pianista, crujió las cuerdas de su bajo, y Manring aderezó con acordes precisos que junto a los demás se mantuvieron en una línea delicada que fue rematada poderosamente.

Tras la intensa apertura, Alonso quedó solo en escena y expresó: “Hace tres noches iba (en un auto) con Trey y chocamos. Después de ello trate de dormir y tuve una pesadilla; resultó esto:”. Y comenzó una intima conversación con su bajo. Mientras el músico murmuraba, sus manos le respondieron con notas graves y mucho groove.

Al final de su set en solitario, un toque especial matizó el lugar. Parte de lo que el músico creó, fue grabado y repetido por un aparato encargado de reproducirlo mientras siguió creando ondas sonoras. Fue una descarga brillante con estilo rocker, sobre todo cuando tocó el bajo como si fuera una poderosa guitarra.

Al finalizar se desprendió de su instrumento principal y recordó que al año pasado viajó a África con Trey, quien volvió a la tarima. Los bajistas, con ukelele en mano, interpretaron una melodía con base africana.

Después llegó el momento de Gunn, quien exhibió su clásico estilo sustentado en el rock progresivo. Fue un as intenso y vibrante; mostró un poderío sólo comparado con el de un titán. Constantemente rasgó las cuerdas de su bajo y marcó fuertemente las pisadas de sus dedos, transformándolas en sonidos potentes y estilizados.

Ya solo faltaba Michael Manring, quien ejecutó tres largas piezas que constataron su alta escuela. Pareció tener dedos de acero y que se multiplicaban, golpeó y jaló tan fuerte las cuerdas de el instrumento como si las quisiera romper. Por algunos segundos las notas quedaron suspendidas en el ambiente, como si tuvieran eco pero sin estar distorsionadas. Los años no pasan de en balde y el virtuoso de 53 años de edad, mostró su experiencia y calidad adquirida durante varios años; además, lució tres bajos distintos.

Cerca de la media noche, los tres buenos camaradas se juntaron en el escenario y entregaron una pieza más. Al final y abrazados, recibieron las palmas unánimes e intensas de los asistentes, que en su mayoría estaban de pie.