Se desintegra The Whitest Boy Alive

Tras publicar únicamente dos álbumes de estudio, Dreams (2006) y Rules (2009), The Whitest Boy Alive anunció su separación a través de un comunicado publicado en Facebook.

El mensaje compartido fue el siguiente:

"Estimados fans: Ya no componemos o tocamos juntos como The Whitest Boy Alive, las reglas que impuestas por nosotros mismos se convirtieron en una jaula de oro. Gracias por todo el apoyo y el amor que hemos recibido a lo largo de los años, especialmente a México, Roskilde, Hamburgo, Munich, Dusseldorf, Colombia, Geoff McFetridge, WMF, Tape, Atilano Gonzales, Mathias Powerline, Midnight Magic, Dena, The New Wine, Rubies, Kakkmaddafakka, Cafe Cairo, Trebbi, Brisbane, Belgrado, Paradiso, Sarajevo, Fred Falke, Morgan Geist, Tokio, Cat5, Moodymann, John Selway, Nilgün, Jan Simon, Norman Nitzsche, GigMex, K7, Zebralution, Grooveattack, Smalltown Supersound, jódete Ola Borgström, Sleeping Star, Aksara, KangnMusic, Marie Staritz, Saap, Markus Ellmer, Arnold y Sascha Steinfurt."

De esta manera, Erlend Øye, Marcin Öz , Sebastian Maschat Daniel Nentwig se despiden de la banda pero no de sus seguidores, pues planean seguir trabajando en solitario.

Temples estrena remix a "Move With The Season"

Una de las bandas que más ruido ha hecho durante los últimos meses, y que afortunadamente forma parte del cartel del #CC14, Temples, compartió un remix a "Move With The Season", tema incluido en su álbum debut, Sun Structures, lanzado a principios de este año.

La remezcla estuvo a cargo de Beyond The Wizard’s Sleeve, proyecto de los productores británicos Erol Alkan y Richard Norris, y puedes disfrutarla aquí abajo.

Nuevo video de Morrissey

En lo que llega a las tiendas su próximo álbum de estudio, cuyo lanzamiento está programado para el 15 de julio, Morrissey estrenó un nuevo spoken word video para el tema "Earth Is the Loneliest Planet", el cual cuenta con la colaboración de Pamela Anderson y fue grabado en la cima del edificio de Capitol Records en Los Ángeles.

DNVR Fest 2014: Calor infernal y paraíso terrenal

Por tercer año consecutivo se llevó a cabo el DNVR Fest en Culiacán, Sinaloa y, sin duda, fue la vencida, pues logró colocarse como uno de los mejores eventos de música independiente en el norte del país.

A pesar del fuerte sol y el retraso de una hora para dejar que la temperatura cediera un poco, nada fue impedimento a la hora de disfrutar del line up que estaba listo para tocar sus mejores rolas en el escenario.

Si algo pretende el festival, además de traer buena música a Sinaloa, es posicionar y dar a conocer el talento de la escena local. Cerca de las 6 de la tarde subió al escenario Un Triángulo, banda que, acompañada de un hermoso atardecer, deleitó con su agradable indie rock a la audiencia que bailaba a su alrededor, la cual comenzaba a calentar motores para lo que sería un gran espectáculo, pues ya comenzada la música, el calor a todos se les olvidó y algunos hasta optaron por echarse un clavado a la alberca que se encontraba en el lugar.

Una gran sorpresa fue escuchar nuevamente a los chicos de Carnival Animals, que desde que pusieron un pie en el escenario se concentraron en hacer lo suyo, creando un ambiente que evocaba el nombre de su más reciente EP, Stellar Parallax. El público no evitó menear las cabezas suevamente al ritmo de los coros del vocal y al finalizar el suave pero intenso viaje ofrecido por la banda, Los Wifebeaters subieron el volumen de las bocinas y se soltaron la greña para hacernos bailar con sus ritmos de chicos rudos.

La cereza del pastel fue cuando subió al escenario El Enfermo, representante del crew de la Escuela Subterránea de Hip Hop, para acompañar a la agrupación y soltar sus rimas utilizando como base el rock and roll que venía de sus guitarras. Para esas alturas, el público ya estaba bastante entrado en calor, por lo que la llegada de una de las bandas que más ruido están haciendo dentro de la escena metal en el país tenía impacientes a todos los que morían de ganas por sacudir la cabeza. From Alaska alimentó la ansiedad y nos sació hasta el último momento, salpicando a los de la primera fila con su sudor y dejando claro cómo se debe hacer el trabajo sobre el escenario.

Ya había pasado bastante rato y varias bandas que nos hicieron sacar el rocker que llevamos dentro, por lo que llegó la hora de la dulzura y los ritmos tropicales que Caloncho ofreció a un público que definitivamente estaba ahí únicamente para verlo a él. Decenas de chicas se amontonaron en las primeras filas para corear, solas o de la mano de sus amigovios, las rolitas empalagosas que por más de media hora nos hicieron bailar cadenciosamente.

Caloncho convivió con el público y hasta regaló fruta mientras tocaba las últimas notas de su éxito "Palmar", canción con la que se despidió mientas algunas voces a lo lejos se escuchaban gritar: "¡Caloncho, no te vayas!"

Después de las olas de mar con las que el tapatío nos despidió, Toro Metralla salió a escena saludando al público y dando un mensaje de agradecimiento a la existencia del blues, ya que, en sus palabras, sin él no hubieran estado esa noche ahí.

Por momentos, el rock psicodélico de la banda de Jalisco nos transportó a un paraíso terrenal, donde lo mejor era cerrar los ojos y dejarse llevar. Finalmente, Toro Metralla dio paso a la llegada de otro de los grupos más esperados de la noche: The Oaths, que con su música electrónica y de la mano de su sencillo "Overhead" prendió a todos los que habían esperado hasta pasada la media noche, ofreciendo ritmos para lucir los mejores pasos de baile.

Sin duda alguna, The Oaths fue el final indicado para el festival, ya que su música logró despedir el DNVR 2014 como una fiesta con una gran pista de baile.

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She’s a Tease: la lealtad de los seguidores a pesar de todo

Anoche, un considerable cúmulo de personas, se dieron cita en el Lunario para ver el retorno de los regios She’s a Tease, quienes presentaron canciones de su nuevo disco en conjunto con Millonaria.

Eran las 8:20 y el auditorio no estaba en su cupo total, pero Clubz abrió la noche con su EP Texturas, mismo que fue bailado y coreado hasta el último momento. Durante dicha interpretación, Little Jesus fue el invitado de honor, no sólo en la presentación de la dupla regiomontana, sino en toda la velada.

El reloj apuntó las 10 con 20 minutos, y los nerviosos de She’s a Tease por fin salieron a escena profundamente agradecidos con la gente por estar ahí, apoyándolos. El show inició con “Calabozos y Princesas”, seguido de “Long Time Roll”, “Death” y “Ven a Soñar”, para dichos temas, Scott invitó a Rhada Murillo, miembro de Nortec Hiperboreal, quien los acompañó con los coros casi todo el concierto.

Como es bien sabido, Kiko Blake colaboró con ellos para su segundo material de estudio She’s a, por lo que su presencia no fue de sorprender, así comenzó la ráfaga inesperada de nuevos tracks, pues ésa era la finalidad de la presentación: dar a conocer lo que vendría en su próxima producción. A partir de aquí, hubo un stand by en el público, y al mismo tiempo todo cayó en un pozo. No se tenía la más mínima idea de lo que se estaba escuchando e interpretando pues, aunque Scott advirtió que sonarían un tanto distinto a lo ya conocido, una voltereta de 180 grados revolcó a todos sin previo aviso, y lo hizo de una mala manera, She’s a Tease sonaba nervioso, no preparado, aturdidos. ¿El resultado?: algo bastante lamentable.

Entre las nuevas rolas estuvieron: “No Deber Ser Tan Malo Pasarlo Bien”, “Desesperando al Amor”, “Las Cosas Que Nos Separaron”, “Sonatas de Amor”, “Jugar Con Nosotros”, una vez terminado este set, los regios se dieron a la tarea de recuperar la atención de los presentes con “Fiebre de Jack”, “Pan y Vino, “Genio de los Deseos” y “Chenoa (Esto es Oro)”, interpretaciones en las que participó Santiago Casillas de Little Jesus.

Solamente hubo un encore, en el cual no pudieron faltar “Datos Íntimos” y “Why?”. Ambos temas satisficieron a sus fans, mostrándose agradecidos por una noche en honor a los 10 años de la banda regia que si no fue bien ejecutada (musicalmente hablando), logró fortificar la lealtad y apoyo de sus seguidores.

Una flor no hace la primavera pero Dread Mar I sí hace reggae

Desde hace mucho no tenemos una primavera decente, una que le haga honor al estereotipo de flores coloridas y un pasto más verde que nunca. Anoche, las gradas del Teatro Ángela Peralta lucieron un paisaje lleno de plásticos azules que simulaban un techo, señal de dos cosas: que, en efecto, la primavera ya no es como antes y que los fans de Dread Mar I son aguantadores ante la ligera lluvia que no duró mucho.

Luego de una complicada logística para darle espacio al cantante de reggae, incluido un cambio de foro, todo quedó listo para que deleitara en una húmeda y fría noche a sus seguidores en un concierto al aire libre.

Dread Mar I saltó al escenario y en realidad no tuvo que hacer gran cosa para que el público se entregará a él, sonaron “Aquella Vez”, “Principio y Fin”, y “Recuerdos”, piezas que fueron ovacionadas y coreadas; de hecho, en casi todo el recital el público cantó de forma frenética, claro reflejo del impacto y aceptación que ha tenido el cantante argentino en los últimos años.

Con una playera blanca, un pantalón morado y sus largas dreadlocks agitándose mientras bailaba, el protagonista y su banda presentaron un show muy sencillo, pero justo lo necesario para enloquecer a sus fans; así llegaron “Arena en nuestras manos”, “Tú Rey”, “Árbol Sin Hojas” y “Si Te Busco”, que mantuvieron  los ánimos encendidos mientras la lluvia amagaba por regresar, aunque nunca lo hizo.

Fue un recital largo en canciones, hubo poco tiempo para discursos, detalle que el público recibió muy bien; no querían parar de bailar en el poco espacio que había de un asiento al otro, así que de pie entonaron “No te amo” y “ Mi amor”.

El cantante, quien constantemente se desplazaba por todo el escenario, tenía pinceladas de simpatía con el público, como acercarse a la valla para saludar mientras cantaba, agradecer cada que tenía oportunidad y gritar "¡Viva México!" siempre que el público llegaba a emocionarle.

“Días de sol nublados”, “Eso lo sé muy bien” estremecieron al respetable, en cuyo universo sobresalían las parejas que se besaban en cada canción y uno que otro al que se le asomaba una lágrima. “Buscar en Jah” fue la canción de despedida, aunque Dread Mar I no tardó en regresar y hacer explotar el recinto con la muy sonada “Tú sin mí” (durante la que un elemento de seguridad no resistió y le ganaron las ganas de bailar y cantar), seguida de “Nada” y “Promesas”; suficiente para que los asistentes abandonaran el lugar con una sonrisa, aunque su reloj apenas rebasaba las 9 de noche.

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Zurdok: Todos te quieren ver

Tras años de espera y con la expectativa gestada durante los últimos meses, finalmente me encontraba en los cómodos asientos del Teatro Metropólitan en espera del concierto cuando, casualmente, mi vecina del asiento de a lado comentó: "¿sabes?, un amigo dijo que no eran muy buenos en vivo". "En la madre, ¡sí es cierto!", por unos momentos me sentí preocupado, retrocedí mentalmente trece años atrás a la última vez que vi a Chetes con Zurdok en el gimnasio del Tec Campus Monterrey, y cómo aquella vez Jumbo los opacó en el pequeño double headliner ante no más de cien personas.

Mis preocupaciones salieron sobrando porque la banda regia ofreció uno de los conciertos más completos, alucinantes y emotivos del año; una presentación que rozó la delgada línea entre el desmadre y la asombrada contemplación por parte de su público como sólo el grupo mexicano más ecléctico de los últimos tiempos podía hacerlo.

Para el deleite de los verdaderos connoisseurs en las butacas, entre ellos añejos fans del grupo y personalidades de la industria musical nacional, la impecable acústica del Metropólitan ofreció un audio nítido, en el que no se perdía ningún instrumento. Finalmente, Zurdok comenzó tocando "…De Llegar Al Final" detrás de una manta, la cual cayó pocos segundos después mientras Chetes decía "abre los ojos bien" ante un público extasiado, indicio que anunciaba una presentación que cumpliría con las altas expectativas.

Se escuchó "Nadie Te Quiere Ver", "Si Me Hablas Al Revés", "Estático", "Luna" y "Cuántos Pasos?", para la cual subió Alfonso André al escenario a cantar, entre otras. Hubo un poco de descaro en presentar algo de lo menos comercial como la rudimentaria "No Encuentro La Manera" después del éxito comercial más reciente, "Azul Oscuro", y pensé que había habido todavía más audacia cuando entregaron la segunda canción más larga de su repertorio, "Bien o Mal"; sin embargo, al solo tipo blues de Catsup se le recortaron unos seis minutos. "Seguro la siguiente canción es la que todos están esperando..." anunció Chetes, presentando a Tino El Pingüino quien cantó "Gallito Inglés" completo.

La banda recorrió el catálogo de sus tres discos más las dos nuevas canciones con el aplomo y seguridad de un acto que ha regresado después de doce años por la puerta grande, demostrando un virtuosismo en los instrumentos que tarde o temprano saltaba a la vista, como lo cabrón que está Chetes para requintear o lo enérgico que es Maurizio Terracina en la batería cuando se pasa a aquel instrumento.

Mis preocupaciones habían salido sobrando y sobre el escenario quedó bien parado uno de los grupos más logrados, consumados y, ¡claro!, holísticos, de la escena nacional, para el que al parecer lo mejor aún queda por venir. 

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Crystal Fighters: cuando la segunda vez se siente como la primera

Tres años transcurrieron para que estos ingleses con raíces españolas regresaran al DF. La espera terminó cuando se abrieron las puertas del José Cuervo, al cual accesaron tanto seguidores nuevos como viejos, sin dejar de lado a los asistentes estándares que, pese a la lluvia, mantuvieron su curiosidad o ferviente admiración por la banda y llegaron al recinto puntualmente.

El reloj apuntaba las 9:10 y Haciendo el Mal tomó posesión de aquél escenario ambientado  bajo un estilo jungla/cueva, con la interpretación de temas conocidos y algunos nuevos. Normalmente en casi todos los conciertos de grupos extranjeros, al telonero siempre le toca recibir los desdenes del público, pero anoche fue la excepción, la gente coreaba sus canciones, los conocía,  incluso había pancartas en su honor, lo que es de sorprender.

Una hora diez minutos después, por fin, la impaciencia sucumbió con “Solar System”, gritos, brincos, euforia por doquier, toda una emoción disuelta en sudor y empujones al ritmo de los acordes de Crystal Fighters, quienes  continuaron con “Follow”, “LA Calling” y “At Home”. Sebastian, cantaba con una mano en el micrófono y otra con una bandera de México, bailó sin parar, agitando su estandarte continuamente a manera de complicidad con los presentes.

Inesperadamente, sonó “Love Is All I Got”, sencillo aparentemente poco popular, ya que sólo algunos se emocionaron al oírla; continuó “Champion Sound” y “Bridge of Bones”, al término de ésta, Graham dirigió unas palabras, expresando su agradecimiento y pidiendo un “grito de buena vibra”, para que todo el mundo lo escuchase pues el amor, la fuerza y felicidad, eran el objetivo principal a transmitir durante su gira Cave Rave.  Ya con la atmósfera afectiva, se escucharon “You & I”, “Love Natural”, “No Man” y “Plage”.

Pasadas las 11, sobrevino una pausa al concierto, acompañada por un solo del baterista Andrea Marongiu. El cuarteto regresó para tocar “Are We One”, “In The Summer”, “I Do This Everyday” y  “Separator”, mismo que dio paso a al único encore. Ya con las luces apagadas, todos, absolutamente todos aclamaban “I Love London”, aplausos, gritos y silbidos tarareando “Cielito Lindo”. De pronto, se encendieron las luces, todas aquellas deslumbradas miradas vieron su deseo cumplirse.

La noche culminó con “Xtatic Truth”, tema que dejó sin aliento, pero con un muy buen sabor de boca. Así,  recíprocamente agradecidos, satisfechos, Crystal Fighters superó de sobremanera su show tiempo atrás en Pasagüero, bajo una celebración digna de presenciar, de disfrutar hasta el último instante, que refuerza su crecimiento artístico y entrega en cada presentación.

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Adanowsky: Miles de cogidas en un viernes de quincena

Tras el calentamiento con la argentina Daniela Spalla, el tecladista de Adanowsky apareció para tocar “Welcome To My  World” y, sin mayor preámbulo, dar paso al resto de los músicos: dos coristas, un baterista, un bajista y un guitarrista.

Adán vestía pantalones blancos y un saco del mismo tono, sin camiseta abajo. Con los labios pintados de rojo, la primera canción que interpretó fue “Get up and Fight”, seguida por “Dancing To The Radio”, “I Don't Love you”, “J'Aime Tes Genoux” y “Crossing The Line”.

Jodorowsky agradeció estar en México y dijo: “Es quincena. Les pagaron, ¿no? Así que hay algo positivo. Estamos aquí para romper las ilusiones de la vida cotidiana". A estas alturas, ya se había mostrado como todo un entertainer, sorprendiendo con las coreografías que realizó junto a las coristas, sus ya clásicos giros, una suerte de moonwalk y su mano en la pelvis al estilo Jackson.

Después tocó “You're My Lover”, tras la cual se quedó solo para recordar a Amador y al Ídolo, sus dos “amigos muertos”. Entonces comenzó a sonar “Me Siento Solo”, seguida por “Déjame llorar” en una entonación más cercana a las versiones de mariachi que a la de su propio disco. Finalmente, sus músicos reaparecieron para tocar “Estoy Mal”.

Jodorowsky dio por terminada la tristeza y continuó con “Orgasmic and Divine” y “Sexual Feeling”, para la cual explicó: “Todos somos productos de una cogida. Aquí veo miles de cogidas, así que aunque sus padres sean católicos, se echaron una pinche cogida. Ahora quiero que cuando Raúl haga su solo de guitarra, todos saltemos”.

Tras la serie de saltos se escuchó “Rock Me”, con una introducción más larga, y antes de que acabara los músicos dejaron solo al baterista, quien siguió tocando, para luego regresar y continuar con el mismo tema, al que le siguió  “Jump” de Van Halen interpretado por el guitarrista, puesto que Adán había a abandonado el escenario.

Con una chamarra de piel negra, Adanowsky reapareció para tocar “Would You Be Mine”, acompañada por la presentación de cada uno de sus músicos, quienes brillaron con sus respectivos solos y bailes. Después del encore, Jodorowsky se acercó al público, besó a un par de mujeres y sorprendió con la interpretación del tema Ghostbusters, con el que hizo bailar a todos. Finalmente salió y reapareció de nuevo con el saco blanco y cantó “Let's Bring It Back”.

Luego de 90 minutos de música, el cantante y sus carismáticos músicos se despidieron y abandonaron el lugar en medio de gritos de “otra, otra”.

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