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Beach Fossils en el Lunario

Beach Fossils en el Lunario

José Luis Rangel
Cortesía Eyescream / Guacamole Project

Cortesía
Eyescream / Guacamole Project

27/Jul/2018

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

Lunario del Auditorio Nacional

Artista(s)

Una trampa efectiva que hizo que todos se fueran a sus casas satisfechos.

Vaya verano que estamos teniendo. A ratos vemos el sol por la ventana y cuando salimos a encontrarlo ya estamos huyendo de la lluvia. Quizás por eso (o por la temporada de Leo, el eclipse lunar o mercurio retrógrada) tanta gente se dejó caer ayer por el concierto de Beach Fossils. De alguna manera se sentía incongruente la presentación de la banda de Brooklyn en el Lunario, quizás por la cercanía con el Auditorio Nacional, o por la lluvia que caía afuera. De cualquier forma, el verano en la ciudad está siendo inhóspito y hay que tomar las oportunidades de sol como vengan, por virtuales que sean.

De abrir la velada se encargaron los jovencitos de Sadfields, musicalmente cercanos pero temáticamente alejados de la banda principal. Siempre es un placer ver al trío y escuchar su shoegaze ortodoxo, bien hecho, torrentes disciplinados de sonido que siempre pasan todas las pruebas técnicas. Apoyados por una expresiva iluminación, los tres músicos sureños intentaron poner tristes al respetable público, pero un compromiso ineludible con el desmadre mantuvo el ánimo general arriba.

Tras una primera aparición en el escenario de Dustin Payseur –que levantó gritos– la banda comenzó el último show de su gira americana. La espera había sido considerable. Las guitarritas jingly de la banda mandaban lejos la imagen de la lluvia que debía estar cayendo y generaban una burbuja donde los asistentes, extremadamente jóvenes y extremadamente entusiasmados, podían darse de codazos con veraniega alegría. Es apasionante que en los conciertos aún haya enamorados del rock que sientan que deben dejarlo todo en cada show como aquellos que anoche iniciaron el slam desde que la banda neoyorquina inició su set con "Generational Synthetic", de su álbum revelación de 2013 Clash the Truth. Inmediatamente Tommy Davidson soltó la guitarra eléctrica para entonar "This Year", parte de su último lanzamiento Somersault (2017). La popular "Down The Line" también llegó muy al principio del set. Para ese punto, ya daba igual si lo que seguía era surf rock, dream pop o shoegaze porque uno sabía que de menos se iba a llevar dos o tres empujones bien dados.

El problema es que la ilusión tropical no puede durar para siempre. Tras dedicarle una canción a sus amigos de Wild Nothing y dar el inevitable discurso en el que se distanciaban de la política exterior de Estados Unidos (que parece haberse convertido en el pase de rigor para todas las bandas gringas que vienen a México) Beach Fossils desapareció del escenario, parecía, con la convicción de que no había habido momentos memorables en este cierre de gira. Quizás por eso regresaron tan animosos al encore, pidiéndole a la gente que escogiera la siguiente canción. Por ahí se escuchó "In Vertigo" y "Social Jetlag", pero la elegida fue "Sugar" (presentada como "Azúcar"). Al público parecía emocionarle este nuevo intento de interacción de la banda. Por eso, tras dos canciones más y un shot de vodka, Dustin decidió que era tiempo de provocar ese momento inolvidable que a veces parece ser manda en los conciertos de rock. Tommy se puso en el bajo y bromearon un momento sobre ser Red Hot Chili Peppers. De entre el público, escogieron a unas cuantas personas y las subieron al escenario. Todos juntos entonaron "Wonderwall". Aquello era una trampa en toda regla, pero una trampa efectiva que hizo que todos se fueran a sus casas satisfechos y con energía renovada para enfrentarse al verano.

José Luis Rangel

REDACCIÓN:

José
Luis Rangel

Cortesía Eyescream / Guacamole Project

FOTO:

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Eyescream / Guacamole Project