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A 25 años del disco homónimo de Blur

A 25 años del disco homónimo de Blur

10/Feb/2022

La resurrección.

El cuarteto inglés que se enmarañó en 1995 con la contienda mediática por el título de “a ver de qué cuero salen más correas” junto a Oasis, necesitaba una salida rápida; Ahogarse y quedarse estancados en la ola masiva del brit pop o salvarse a sí mismos con un cambio significativo. Para Damon Albarn, Graham Coxon, Alex James y Dave Rowntree la decisión era evidente y fue así como su quinto álbum homónimo salió a la luz un 10 de febrero de 1997.  

La historia de la música quedó marcada después de que la prensa británica creara un circo farandulero con Blur y Oasis como bandas contrincantes. El ganador: aquel que tanto en número de ventas, popularidad y escándalo, destacara por encima del otro. El título: El ícono y digno representante del britpop. 

Pero bueno, no todos los reconocimientos duran para siempre. 

Después del gran éxito de (What’s The Story) Morning Glory de Oasis en Europa y Norteamérica, había un claro vencedor. Esto debido a que la corriente del rock alternativo, grunge y el noise en Estados Unidos (con bandas como Pavement, Beck y la sombra de otras como Nirvana) resurgiera por encima del clásico pop británico que Blur enmarcó en su LP, The Great Escape

Y no es que este compilado fuera malo, pero para algunos aún no existía tal creación que superara a Parklife (1994) —esa crítica social que fotocopió al imaginario colectivo de la época en el país europeo—; y sobre todo, ese chaleco salvavidas que haría flotar la deteriorada relación de la banda.

El último cartucho.

El género que alguna vez hizo brillar al conjunto ya no era el mismo, y fue entonces cuando se permitieron dar un giro radical. En una declaración por parte de Coxon para el documental, No Distance Left to Run, se mostró interesado por el sonido americano: “No había nada de eso que sucediera en la música inglesa (…), así que empecé a escuchar más material de Estados Unidos y de sellos pequeños”, mencionó el guitarrista. Esto cambió el rumbo creativo del conjunto y sentó las bases para esta nueva colección de catorce canciones. 

Por su parte, Damon comenzó a explorar con líricas más personales. La cantante Justine Frischmann (líder de Elastica), se vio involucrada sentimentalmente con el frontman y esto cambió -para bien- sus letras. Un motivo más para dejar de crear personajes y sustituirse como actor principal.

De pronto la presión comercial, construir un hit o la preocupación por perder seguidores dejó de ser un motivo. El ambiente entre ellos inclusive era distinto, declaró Stephen Street (productor de este disco, grabado en Reykjavík, capital de Islandia). 

“En el estudio, después de los primeros días donde sentí que todo el mundo estaba pisando cáscaras de huevo, había un gran ambiente. Creo que fue porque no querían competir con nadie en este disco, querían hacer un disco que ayudaría a mantener a la banda unida”. 

Con guitarras impetuosas, bajos hiper-saturados y riffs atolondrados, Blur construyó su propio bote salvavidas. Temas sobre la heroína (“Beetlebum”) y parodias sobre el grunge (“Song 2”), la muerte por enfermedades de transmisión sexual (“Death Of a Party”), un título del libro de Hermann Hesse (“Strange News from Another Star”), o demás temáticas despreocupadas que al final resultaron “bastante extrañas” como para ser explicadas, según Albarn

Si bien Oasis tuvo su momento, en realidad no lo superó después de su —quizá único—peak. Una sentencia que con severidad y atrevimiento se concluye. 

Al final del día los ingleses no se quedaron atrás y lograron su objetivo. Conquistar sin intención alguna a su audiencia en todo el mundo. Quizá no es coincidencia que el álbum se llame de esta manera. A lo mejor simplemente es eso, Blur y nada más. Un intento por recuperarse a sí mismos de la manera más honesta posible y un claro ejemplo de su multifacética y prolífica carrera. 

Aquí no hay preferencias, pero tras una pelea inservible cada quien se salvó a su manera, y Blur supo como salir a flote por su propia cuenta.