El MUJAM, ubicado en la colonia doctores, zona rasposa para andar; un lugar con tres pisos atiborrados de todas las figurillas de plástico que tu mente pueda imaginar, fue el escenario perfecto para una de las tocadas íntimas más increíbles y alucinantes (y a la que no asistimos más de quince personas), que se han presenciado en este año.

Se había anunciado una tocada de A Love Electric en las pocas invitaciones al recital que se llevaría a cabo el 22 de agosto, pero mientras Hernán Hecht disfrutaba en Bogotá con otro de sus tantos proyectos y Aarón Cruz andaba haciendo de las suyas en alguna parte del universo, Todd Clouser aprovechó la oportunidad para salir a tocar completamente solo. Normalmente, esto causaría problemas para los que esperaban ver a la agrupación completa, pero al poco quórum presente pareció no importarle en lo más mínimo y estaban más que preparados para disfrutar de cualquier cosa que saliera de la guitarra de Todd.

Justo enfrente de un rostro de color negro, diente de oro y maracas en las manos, salió Todd con su guitarra, rodeado de un increíble sistema de pedales, un loop station y un micrófono doble sobrepuesto en una improvisada base de palo de escoba. Esto no fue lo único improvisado aquella noche ya que, justo en aquel instante, Todd decidió tocar el catálogo de A Love Electric en "...versiones que jamás se van a repetir", enriqueciendo el set con una capa de improvisación en todas y cada una de las piezas.

Al tocar un blues, tradicionalmente, uno muestra su alma al desnudo… y así fue como todo empezó: con un más que recio blues envuelto por supuesto en tintes de melancolía: “Mighty Bird” se construyó como una improvisación más sucia que las calles de Tacubaya.

Riffs y reverberaciones con intenciones coquetamente campiranas también impresionaron al reducido quórum llegando a la mismísima espina en "Never", seguido en algún momento de la velada también sonó una interesante versión de "I'm Affraid of Americans" de David Bowie; por fortuna, las canciones de A Love Electric no se ausentaron y pudimos disfrutar de "Not Hurt", "Lift Me" y no pudo haber cerrado mejor que con la canción que inicia la comunicación de su tercer álbum, "Wake and Shake Your Heart".

Mientras la ciudad estaba hecha un completo caos, tráfico, una torrencial lluvia... unos cuantos nos olvidamos completamente del mundo, debajo de un edificio lleno ilusiones de la infancia, una luz tenue y la increíble guitarra de Todd Clouser. Ojalá hayan estado ahí. 

Las nubes grises siempre son un buen paisaje y anoche parecían ser el marco ideal para una obra que prometía llevar a sus espectadores lejos de su realidad; el Paseo de la Reforma presumía un embotellamiento digno de locos, y una cascadas de adultos contemporáneos entraban al Auditorio Nacional con la esperanza tal vez, de encontrarse con su juventud… pero eso era lo de menos, atrás en el Lunario ya se preparaba un festín que pocos pudieron degustar.

El sold out estaba anunciado. Desde las 20:00 horas el recinto presumía una buena entrada, conforme pasaban los minutos y los vasos de cerveza, el lugar se llenaba; 21:00 horas en el reloj y Mariel Mariel toma el escenario armada únicamente con su guitarra, y desde el primer acorde el público entre admirado y curioso la observaba fijamente, fue cuestión de un par de canciones para que la compatriota del estelar arrancara palmas y e inclusive algunos gritos: había aprobado el examen, un examen de casi 25 minutos.

Sin embargo la gente ya exigía continuar la fiesta, pero ahora con el protagonista, y sin más, Gepe saltó al escenario, con sus dos músicos, dos bailarines y él montado en la batería, dio la bienvenida con “La bajada” y como era de esperarse, todos a bailar.

Gepe lucía pantalón y playera negra, sumando un saco blanco que engalanó con una sonrisa enorme al ver el Lunario  del Auditorio Nacional hasta el tope y festejándole todo. El chileno interpretó “Con un solo zapato no se puede caminar” y “Celosía” hasta que llegó la primera sorpresa de la noche, Carla Morrison aparece y por primera vez en vivo, cantan juntos “Bailar bien, bailar mal” acompañados de Mariel Mariel en la guitarra.

“Fruta y Té” arrancó gritos (y hasta lágrimas) dados apenas los primeros compases, siguiendo con “Bacán tu Casa” las lágrimas inmediatamente se transformaron en sonrisas; el público nunca dejó que el ambiente saliera de la euforia, e incluso, los decibeles por parte de la audiencia subieron aún más cuando Juan Manuel Torreblanca llegó en forma de la segunda sorpresa para interpretar “Por la Ventana”.

Le siguió “Platina”, entre otras;  y ya era hora de la tercera y última sorpresa de la noche, Julieta Venegas, “12 minerales” fue cantada a dueto, complaciendo aún más a los asistentes. El show continuó,  y el cantante se despidió con “Alfabeto”, el público sorprende al artista con algunos globos que recorrían las cabezas de los espectadores.

El chileno regresa al entarimado, y con el sonido de las trompetas de “En la Naturaleza” se suelta un grito de “¡Reggaetón Andino!” que puso al Lunario en frenesí total; Gepe aún se volvió a despedir para regresar una última vez e interpretar dos canciones, clausurando el hora y media de recital con “Un Gran Vacio”.  Hora y media de baladas, historias, y un devenir de emociones.