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A 30 años del 'Pretty On The Inside' de Hole

A 30 años del 'Pretty On The Inside' de Hole

La relevancia de Courtney Love se sostiene hoy.

Quiero hablar del disco debut de Hole sin obviar lo que significa para los fans de Nirvana cualquier atisbo de algo valioso que venga de Courtney Love. Nos encanta asumir que sabemos qué pasó con Kurt, y al mundo le queda perfecto que todo sea siempre culpa de la mujer que él amó y porque precisamente no cumple con el rol que una mujer supuestamente debe cumplir. Ella ya había demostrado su fuerza como compositora mucho antes de estar con él, y eso así nomás no se le reconoce.

Cuando Pretty On The Inside (Caroline Records,1991) se publicó, vendió más copias que los primeros discos de Nirvana hasta que salió Nevermind (DGC Records, 1991). Es un disco que nace del desgarro y de la rabia, cuya naturaleza encuentra hogar en el noise y el punk escupiendo letras sobre sexismo, drogas y violencia. Todo esto producto de la misma rabia de Courtney, pero consolidada por la que aporta Kim Gordon de Sonic Youth, como coproductora.

Hole se formó en 1989 dentro de la escena del grunge, con fuertes influencias del punk y el ruido de la época. Un ejercicio muy interesante para conocer cómo era esa escena es leerse los textos extensivos de Love contando anécdotas de cómo escribía canciones en los baños de sus shows. Desde el inicio, Hole no se mostraba como el tipo de banda atractiva con una mujer cantando, sino que llamó la atención por lo chocante que era verla decir esas letras.

En su momento, Pretty On the Inside fue muy bien calificado por su crudeza, pero hoy para Courtney el disco es ‘inaudible’. Musicalmente, el disco es interesante en sí mismo, claramente, pero lo que termina de volverlo un disco de cabecera son sus letras que revelan la profunda oscuridad de lo que una mujer siente. O al menos eso fue lo que me atrajo a mí, verme reflejada en un disco que me daba poder a la vez de mostrarme la peor decadencia.

“Teenage Whore” es una favorita del disco, por supuesto, pero también lo es la que la sigue en orden, “Babydoll”. Un disco que peca muy poco de momentos repetitivos, pero que compensa con una rendición noise de Clouds de Joni Mitchell.

Te puede caer mal porque crees que debió salvar a Kurt (¿?), porque dice alguna que otra estupidez (unas más preocupantes que otras) o porque acusó de plagio a tu artista favorita. Pero independientemente a las diferencias que existan con respecto a si es agradable o no (por lo general no lo es), este álbum se consagró como la primera evidencia de su capacidad artística, de su alma llena de poesía. Larga vida a Courtney Love.