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¿Me estoy volviendo viejo o por qué me molesta tanto el nuevo álbum de Weezer?

¿Me estoy volviendo viejo o por qué me molesta tanto el nuevo álbum de Weezer?

01/Feb/2019

Un análisis sobre Weezer (Teal Album).

El primer síntoma de lo que llamo volverse “viejo” en esta era, la época de las redes sociales y de Netflix, no es que la resaca sea cada vez más pesada. Desvelarse es una odisea cuando hay que ir a trabajar al día siguiente. Pagar tarjetas de crédito, la renta o el celular es en lo primero que uno piensa cuando llega fin de mes. Pero no, eso no es lo que llamo volverse “viejo”. No es programar todos los fines de semana eliminando los compromisos sociales: las bodas en Cuernavaca, los bautismos y las comidas familiares. Y no, por supuesto que tampoco es buscar una segunda carrera. Envejecer, por lo menos, lo que yo llamo envejecer es que no te guste el reggaetón. Así que uno puede estar en los veintes y ser viejo.

Mi padre y mis hermanos mayores solían decirme que ya no hacían música como en su época, porque esa “sí era música”. Lo de hoy era puro ruido. En mi casa no se escuchaba música, se vivía con ella. En el desayuno, en la comida, en la cena, siempre había música. Mi familia no sabía estar en amor, sino en la música o era eso como podíamos coexistir, en el amor por la música. Y la batalla eterna con mi padre consistía en defender a Nirvana de los adjetivos contra Cobain. Sigue siéndolo, pero ahora nos entendemos un poco más. Es lo bueno de crecer, la relación con los papás es mucho mejor. De niño viví escuchando a Led Zeppelin, The Doors, Pink Floyd, Bee Gees, Electric Light Orchestra, Metallica, Guns N’ Roses, Tears For Fears, Rod Stewart, Foreigner, The Cranberries y esas viejas compilaciones que incluían a A-ha, OPUS y Toto. En mi casa no había fans de The Beatles. Y me parecía inverosímil que en mi familia no se volvieran locos con algunas canciones de los ingleses comandados por Thom Yorke y su increíble álbum Kid A. Pero así fui encontrando mi camino, buscando nuevos sonidos.

La discusión sobre algunas bandas como Nirvana enardecía el ánimo. Era nuestro deporte. Dice el dicho que con la familia no se discute política, fútbol ni religión. En donde yo crecí eso no importaba, lo relevante era la música. Lo sigue siendo. Y así será hasta que el apellido desaparezca. Estoy seguro. Si bien algunos miembros se han vuelto “viejos” preocupados o angustiados por las obligaciones de sus propias familias, otros seguimos peleando sobre qué etapa de Pink Floyd es mejor. Unos elegimos una forma de vida que nos mantiene cerca de la música. Una vez terminé con una novia porque no pudimos ponernos de acuerdo sobre cuál álbum era el mejor de The Strokes. Una total inmadurez de su parte, porque yo tenía razón. Es First Impressions Of Earth. Escuchar música no es un pasatiempo. Es nuestra forma de vida.

Por eso cuando escuché el álbum de covers de Weezer me sentí molesto, muy molesto. No tiene que ver con que la banda interprete canciones emblemáticas como “Africa” de Toto o “Billie Jean” de Michael Jackson. Es la poca creatividad que puso en cada una de ellas. La nula re-interpretación que hizo con cada tema. El copia y pega de los acordes. Más allá del hecho que se origina en la petición de una usuaria en Twitter para que la banda de Rivers Cuomo tocara un cover de Toto, la critica es porque Weezer hizo nulo esfuerzo para acercarse a esos temas. ¿Por qué era importante o necesario sacar un álbum de covers que son idénticos a los originales?

Sobre el cover hay muchas teorías. Una dice que jamás puede ser mejor que la original. Otra, que al modificarlo, destruyes la versión que el primer artista imaginó. Prefiero aquella que le da el derecho de existir siempre y cuando haya una re-imaginación. Cómo a ti, artista-creador-músico, te hizo sentir esa canción y cómo la muestras al público. No le veo sentido a que sea un espejo pero con otra voz como el caso de este álbum. Trent Reznor de Nine Inch Nails dice que cuando escuchó la versión que hizo Johnny Cash de “Hurt” supo que esa canción no le pertenecía más. De eso se trata. Me fascina por ejemplo la versión que hizo la banda holandesa Tears & Marble del clásico ochentero de Haddaway. El único tema de él, por cierto, que tuvo éxito. En el cover la canción deja de ser un dance-provocativo de fiesta para convertirse en un tema etéreo-meláncolico-sensual, una suplica para no salir lastimado en una relación amorosa. Incluso el sentir cambia.

Entre otros pecados del Weezer (Teal Album) están “Mr. Blue Sky” de ELO, una versión ridícula, por la ausencia de fuerza, de “Paranoid” de Black Sabbath, “Take on Me” de A-Ha, “Everybody Wants to Rule the World” de Tears For Fears y “Happy Together” de The Turtles. La voz de Rivers Cuomo no tiene los matices o las texturas de los originales. La banda no tiene el carisma y sus versiones no están adaptadas a la mirada de Weezer. Es un banda amateur imitando a los originales de una manera perfecta... pero no son ellos, los originales. El mismo bajo, el mismo teclado, el mismo synth, la misma idea de producción. Una calca pues.

Y aquí vuelvo a mi punto inicial. Mi temor es que me esté volviendo “viejo”. Da lo mismo que se trate de reggaetón o no lo que no te guste, ese no es el iceberg completo, sino su punta. Rechazando nuevos sonidos, nuevas forma de mirar el mundo a través de la música, rechazando algo simplemente porque “los originales estaban mejor” como solían decir en casa, negando algo porque incida directamente sobre un recuerdo o porque atente contra esos principios con los que uno va creciendo. Como dice Milan Kundera en La insoportable levedad del ser. “Uno decide algo, ni siquiera sabe muy bien cómo, y esa decisión se mantiene por su propia inercia. Cada año que pasa es más difícil cambiarla”. Quizá debería tomar como una posible broma o guiño de Cuomo a canciones que a él le gustan y relajarme. Mi temor es que esa molestia que siento sea “vejez” disfrazada de argumentos sobre cómo deberían ser o no los covers. ¿Me estoy volviendo “viejo” de acuerdo a mi propio juicio? Espero que no, porque sí me gusta el reggaetón.

Roy Rojas

REDACCIÓN:

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