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Festival Marvin: Entrevista con Buzzcocks

Festival Marvin: Entrevista con Buzzcocks

El punk no muere, solo se reinventa.

Uno de los géneros musicales más prolíficos del siglo xx es el punk. A través de sus acordes básicos se han desarrollado subgéneros que persisten hasta nuestros días. Una de las bandas primigenias de este movimiento fue Buzzcocks, quienes siguen en activo después de más de cuatro décadas.

“Iniciamos como una banda que partía de la inspiración de una generación. Como un estandarte para luchar por un mundo más justo para los jóvenes. Nuestra mayor influencia fue el trabajo que Sex Pistols había realizado y que nos llevó a crear una banda. Al inicio solo éramos una banda local, pero nos gustaba crear sonidos y adaptarnos a lo actual, era una forma de protesta, pero mejorada porque era musical. Ese era nuestro mayor diferenciador ante el momento político que había en Gran Bretaña y, en general, en el mundo”.

Steve Diggle fue una de las adiciones que tuvo la banda después de su primer show. Esta adición a la banda fue hecha por el poderoso Malcolm McLaren, un personaje que dominó la escena musical independiente durante gran parte de los 70 y 80, pues su personalidad atrayente y jugosos ofrecimientos para las bandas que iniciaban sus carreras. McLaren es un personaje obscuro dentro de la música, pero su influencia trajo consigo grandes avances en la historia de la música.

“Mi relación con McLaren fue profesional. Es claro que él tuvo una gran influencia en nuestra generación pues llevaba al estrellato a las bandas desconocidas, pero nosotros ya como banda siempre mantuvimos una distancia con lo que nos decía que quería hacer. Mantener una independencia siempre es necesario para poder crear música, por eso nunca aceptamos seguir sus planes ni nada similar. Lo único que él aportó fue sumar a la banda a talentos que en conjunto sonaban mucho mejor, pero nada más”.

El punk es un género totalmente político, está creado como un discurso que va en contra el establishment de la época para regenerar un sistema a partir de los jóvenes. No hay política sin punk y viceversa. Una de las bandas que más desarrolló este discurso fue precisamente Buzzcocks.

“Lo político siempre se ligó con nosotros. No había otra forma de desarrollar música, vivíamos en un momento de quiebre político por la situación en el mundo y en nuestro barrio, que era donde la desigualdad comenzaba. Crear sonidos que ligaran ese descontento era nuestra misión, pues era darle voz a todas esas personas que no tienen voz ni voto en las decisiones que se tomaban y nos afectaban a todos. Los 70 fue una década dura, fue terminar con el sueño de la comuna para todos y el regreso del conservadurismo de mano dura que buscaba matar los sueños de todos nosotros. Por eso tocamos, para defender nuestro derecho a soñar”.

Cuatro décadas después el punk ha cambiado y el objetivo también, ahora es un sonido que llega a las masas y está muy cerca de lo comercial. Las nuevas generaciones no entienden la lucha musical y política que cientos de personas vivieron para poder tocar y hacerse escuchar. Hoy el punk queda en el atril como un género madre, pero sin comprender qué lo hace ser así. Bandas como Buzzcocks se encargan de mantener esa llama encendida.

“Conectar con las nuevas generaciones es complicado, pero partimos de lo mismo de siempre, buscar una conexión sobre la inconformidad del mundo. Toda generación está inconforme y la música los ayuda a expresar ese descontento antes de llegar a tomar las calles o buscar un cambio de régimen más duro. Cuando toco frente a una audiencia joven, lo primero que busco es dejar en claro que somos iguales que si hay años de diferencia, pero que buscamos un cambio en lo mismo. Debemos reformar este mundo y por eso tocamos y tenemos un público que nos sigue. Ese es nuestro objetivo, no dejar que el descontento pare y encauzarlo para lograr el cambio necesario. El punk existe por eso, por lograr ese cambio que todos queremos, para mejorar nuestro mundo y nuestras vidas porque la música es el arte que jamás le pertenecerá a las élites sino que lo hacen las clases bajas”.

“Mi recomendación para todos esos jóvenes que ven en la música el escaparate para sus ideas, es: nunca dejen de creer y de crear porque sólo así el mundo podremos cambiar”.

El punk siempre vivirá y no como una momia en el museo sino en nuestras ganas de lograr un cambio y hacer de este mundo algo mejor. Luchar contra los poderes fácticos y demostrar que los seres humanos comunes podemos revolucionar los sistemas y darle poder a la gente. En un contexto tan horrible como el actual, música sincera como la de Buzzcocks nos ayuda a seguir creyendo.