Gruff Rhys en la tierra de la indiferencia #DISTRITAL2014

El cantante y compositor galés Gruff Rhys regresó a nuestras tierras una vez más con motivos cinematográficos, siendo esta su tercera visita a la ciudad y su segunda con concierto incluido. Además de presentar el filme American Interior (2014), como bonus se ejecutó gran parte de la reciente placa musical del mismo nombre y posiblemente la mejor de su carrera solista.

En general, el evento fue un cóctel más que un concierto de clausura; una barra libre más un puñado de parlanchines invitados que se esmeraron, de verdad le echaron muchas ganas, para hablar por encima de cualquier músico en escena y dejaron en claro que su presencia era más meritoria que por real interés.

El Bahía Bar es un lugar en la Colonia Juárez en el que se han suscitado grandes y locos shows como UniversLa MiniTK del Miedo y Fuete Billete, pero su confinado y cuadrado espacio posiciona el escenario justo en frente de la barra y el portal de acceso a su costado, permitiendo que varios factores externos opaquen las bocinas si éstas no cuentan con un volumen lo suficientemente ensordecedor, o un artista que de alguna forma no permita que se le pierda interés o atención.

El primero en subir fue Black Fo, proyecto de electrónica experimental de Gustavo Mauricio ‘Catsup’, miembro de Quiero Club y ahora tecladista de Zurdok. Prendió su computadora, saludó y después de tres sutiles canciones en menos de diez minutos, apagó su equipo y se marchó. Obtuvo tan poca atención que ni siquiera lo intentó. Miró a su alrededor y seguramente dijo “¿para qué pierdo mi tiempo?”. Su expresión de decepción fue correspondida con ruidosas pláticas, sólo fue música de fondo para los presentes que ni se enteraron que subió o bajó de la tarima.

Desde el momento en que se veía a voluntarios y no profesionales tras la consola, no era de esperarse una ecualización de primera, pero Gruff apareció temprano y probó el equipo al punto de adueñarse de él y poner su iPod con sus canciones favoritas de fondo; mientras se sentaba detrás de la consola era inevitable pasar a saludar, pedirle una foto o un apretón de manos. La sencillez es parte de su encanto y sus pocos pero fieles seguidores no perdieron tiempo para platicar con él.

Ahora, independientemente de la mucha o poca publicidad que se le diera al evento, Gruff Rhys es una figura de culto en nuestro país que no se presta enormes éxodos de gente o siquiera a convocar más de cien personas; la primera presentación del artista en nuestro país fue en Escenaria para apenas unos treinta o veinte afortunados que tuvieron al artista para ellos solos y ahora lo tendrían que compartir con una ruidosa cantina de barra libre.

Gruff subió con su gorro de lobo recibiendo algunos aplausos. Mientras la gente se amontonaba, comenzó con su versión de “Singing a Song in the Morning”, original de Kevin Ayers. Delicados arpegios acústicos y pequeñas maquinitas de ruido acompañaron la lenta e introspectiva música que caracteriza su carrera solista; una tornamesa que jamás sonó, una bocina de bajos que rechinó y un montón de gente que rápido perdió interés.

Como siempre en su propia dimensión de espacio-tiempo, Gruff se dedicó a cantar y tocar “American Interior”, “Lonesome Words” y “The Court of King Arthur” acompañadas de muchos letreros que comandaban ‘WHOA!’, ‘APLAUSOS’ y ‘GRACIAS’. Avanzó el recital y otro gran factor que lo arruinó se hizo presente: los agresivos camarógrafos que se postraban justo en frente del artista para grabar detalles y bloquear cualquier posibilidad de vista. ¡Cuidado si les dirigías la palabra! Hasta una que otra grosería recibirías si pedías permiso.

Poco menos de una hora y lo mejor de su carrera solista había sonado para el puñado de seguidores aferrados del escenario que cantaron en inglés y galés ataviados con playeras o botones del cantante, mientras que el otro ochenta por ciento de los presentes bebían, reían, platicaban y hasta se saludaban de un extremo a otro.

Gruff se despidió con “Shark Ridden Waters”, omitiendo un encore que constaba de “Fire in My Heart” de Super Furry Animals. Finalmente, recibió algunos obligados aplausos mientras retiraba su equipo y se limpiaba el sudor. A la próxima, Distrital debería escoger a un DJ o algo que no demande atención y sea lo suficientemente ruidoso para no tener que escuchar conversaciones ajenas sobre la música.

¿Realmente vimos o escuchamos a Gruff anoche? Pocos podrían decirlo, muchos podrían negarlo, pero nadie estaría de acuerdo.

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The Sonics: Cinco décadas de espera para el pandemónium

Tremenda noche que, entre cantidades nauseabundas de sudor, empujones y tímpanos vapuleados, terminó como un día para marcar en la historia de conciertos proverbiales en la Ciudad de México.

Dicen que hay que brindar honor a quien lo merece, y con esto me refiero a la espectacular presentación de los Twin Tones, encargados de abrir el concierto más legendario de su carrera. Nos aniquilaron con su característico sonido que abraza a Ennio Morricone y al spaghetti western como bandera, pero que también galantea con el surf y con destellos de garage. Si los del D.F. no hubieran tenido encima a uno de los grupos más influyentes de todos los tiempos, esto hubiera sido suficiente para la gente se marchara contenta a casa.

Antes de ir a detalle con el pandemónium causado por los septuagenarios en el foro Indie Rocks!, dispongamos un poco de la memoria para entender la relevancia de este quinteto fundador de inmundicia primitiva en el rock n roll.

Las fechas no mienten y la cronología nos detalla que antes de The Velvet UndergroundThe Stooges o MC5, los de Tacoma, junto con Los Saicos en Perú, y precedidos por pioneros como The Trashmen y The Kingsmen, brindaron uno de los cambios más influyentes en la historia del rock. ¿La tarea? elevar el estado de la música a un nivel de crudeza y frenesí en canciones que no sobrepasan los 3 minutos. ¿Las influencias? El surf, artistas pioneros de la primera ola del rock en el Reino Unido como The Who, The Kinks,  The Rolling Stones The Pretty Things, así como el primitivo rock n roll norteamericano y el blues impuro como estandarte.

Atrás quedarían los ornamentos innecesarios y la indumentaria pretenciosa; esto era música en la que la actitud sobrepasaba cualquier aspecto técnico. Había nacido un hijo bastardo llamado garage y The Sonics era uno de los progenitores; el resto es historia.

Con esto en cuenta, vayamos a los hechos. Han pasado 49 años desde que el indispensable debut de The Sonics pusiera un pie en la historia. Después de una espera que fácilmente dobla la edad de la mayoría de los que acudieron al recinto, el quinteto se presentó por primera vez en la Ciudad de México con un público extasiado que atiborró dicho recinto de la colonia Roma.

Con Rob Lind (saxofón/harmónica/voz), Gerry Roslie (teclados/voz) y Larry Parypa (guitarra) como fundadores y apoyados del carismático y bonachón, Freddie Dennis (bajo/voz) y Dusty Watson (batería), el pandemónium de sudor y ruido primitivo comenzaba.

No importaron las canas, las arrugas, los músculos y las articulaciones que se atrofian por el injusto pasar del tiempo y que impiden que la velocidad de sus legendarios temas se acelere como en 1965. No importó la espera de casi 50 años para recibir a estos pioneros como héroes. Abrieron con “Cinderella” y el recinto entró en una catarsis que desató un mosh pit y, a su vez, una lluvia de cervezas que llegó de manera abrumadora hasta Larry Parypa.

Entre litros de sudor, empujones, olor a cannabis y cerveza, chamarras de piel, asistentes con muletas, fanáticos con vinilos del quinteto y unas canas extasiadas que por primera vez se topaban en un mismo lugar con sus héroes que se aglutinaban con las nuevas generaciones, inmediatamente siguió “Shot Down”, lado B que continuó con la histeria.

Entre algunas rarezas de su longevo catálogo, llegaron también temas nuevos como el rock primitivo a la Little Richard en “Sugaree” y otros de estructura cruda y elemental como “Be A Woman” o “Hey Mamma Look At Little Sister”, que a pesar de no tener la recepción de sus clásicos, sirvieron para que explotara el recinto con lo que todos veníamos a escuchar.

Momentos entrañables del pandemónium fueron los legendarios covers de The Sonics como “Dirty Robber”, la grandísima, “Have Love Will Travel”, “Money (That´s What I Want)” o “Louie Louie,” que por momentos parecen formar parte de la autoría de los de Tacoma.

El sudor, la obscena proximidad entre cada uno de los asistentes afortunados y el calor que incrementaba en el diminuto recinto, no impedía que el frenesí continuara y así llegó el cierre espectacular: el clásicazo y pieza icónica “Psycho”, que desató otro lapso de histeria en el público que ahora arrojaba camisetas y hasta una mochila. ¿El encore? Una terna difícil de superar y que corresponde a lo mejor del repertorio de The Sonics: “I Don´t Need No Doctor”, “Strychnine” y la oscurísima “The Witch.”

Los gestos de Rob Lind, que denotaban satisfacción, lo decía todo. La cuenta con México estaba saldada, había sido una noche espectacular. Setenta minutos de ese rock primitivo y directo que inconscientemente provoca que nos oscilemos en una catarsis de júbilo al unísono en algo que simplemente llamamos rock n roll.

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Gorillaz Sound System: Russell Hobbs no es Gorillaz

Al término de la noche, con los pies cansados y los ánimos bajos, no fueron menores los murmullos que anunciaron que todo había sido un fiasco. Las expectativas de más de uno no habían sido satisfechas y un dejo de decepción era perceptible entre las voces que abandonaban el Vive Cuervo Salón. La queja: lo que Remi Kabaka Jr. ofreció bajo el concepto de Gorillaz Sound System, no es lo que el mundo conoció a finales de los noventa de la mano de Damon Albarn y Jamie Hewlett, hecho que para muchos fue un insulto a su condición de fan.

El maratón de beats dio inicio con una atractiva sesión por parte de Frege, trío de mexicanos que mediante sofisticación experimental que transita por el noise y el minimalismo, logró que los pies comenzaran a moverse a un ritmo agradable. Tras ellos, Simpson Ahuevo se adueñó de las tarimas con su hip hop aderezado con ritmos funk y rimas lascivas. No es extraña la elección de este vato norteño para compartir escenario si se considera que hay un vínculo entre éste y Gorillaz, quienes también beben de las aguas del hip hop; sin embargo, para quien escribe estas líneas, ese vínculo es falso e inexistente.

Poco antes de que Remi Kabaka nos mostrara sus habilidades, al escenario subió Andrés Fernández, una de las mentes detrás del bizarro proyecto The Wookies que en su faceta solista, se presentó bajo el pseudónimo de Andre VII. No hubo mejor elección para un warm up efectivo previo al plato principal, pues los remixes de este guanajuatense consiguieron el despabile total del cuerpo en perfecta sincronía con los movimientos de las piernas y los pies.

Llegó la hora: Gorillaz Sound System, en formato DJ Set, subió al escenario para iniciar un recorrido por los tracks ya conocidos de Gorillaz más la suma de beats propios y remixes de otros materiales. Remi Kabaka, ataviado con un penacho, fue acompañado en cada pieza por visuales propios y pertenecientes a la banda de 2-D, Murdoc, Noodle y por supuesto Russell, quien resulta ser su propio alter ego.

Puede que la cuestión de la noche haya sido que tal vez por el formato en DJ set, Kabaka no se apegó tanto a los temas que han elevado a Gorillaz al estatus que tiene hoy día. En lugar de ello dio rienda suelta a la improvisación y creación de remixes que resultaron ajenos para más de uno, pero la respuesta y justificación a ello es muy sencilla: Kabaka, o Russell Hobs, sólo es una de las piezas, pero en definitiva no es Gorillaz. Si partimos de esto, el olor a fiasco y decepción resulta absurdo.

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El hechizo de los metales: Hypnotic Brass Ensemble

Sus inicios nos remontan a cajas de ritmos y rimas que impresionaban a la gente en el metro de Chicago. Desde finales de la década de los 90, han hipnotizado a su público y ganado más adeptos de los que alguna vez llegaron a imaginar. Me refiero a ocho prodigiosos hermanos que con siete instrumentos de metal, bajo y percusiones, mezclan deliciosamente el jazz con hip-hop y otros ritmos como el funk y la electrónica. Hypnotic Brass Ensemble llegó a la Ciudad de México, para presentarse en el Plaza Condesa después de ofrecer un concierto en Cuernavaca. A pesar de que la concurrencia fue mínima, los músicos desgastaron sus instrumentos y dejaron el escenario en llamas la noche del pasado viernes.

En punto de las 21:33 horas, Smoov, Baji, Yoshi, Clef, Hudah, Rocco y Cid hicieron su aparición, mientras se proyectaba el video de “City Living”. Las luces rojas hacían que las ejecuciones de esta importante agrupación, fueran mucho más dramáticas. Pronto, algunos de los integrantes se quitaron las playeras y empezaron a animar al público para que bailara al ritmo de la música. Los fans se encontraban más que extasiados, no podían contener la emoción de tener tan cerca a esta inminente agrupación y, sobre todo, estaban maravillados con la calidez y sencillez de los artistas.

Por un momento, Hudah dejó la trompeta y comenzó a gritar “¡Viva México!, we love you”. Enseguida, Smoov se bajó del escenario, se acercó a la valla y cantó cerca de su más fervientes seguidores mexicanos. Este talentoso ensamble demostró su profesionalismo y amor a la música, ya que en todo momento tocaron como si se encontraran ante un recinto abarrotado, haciendo vibrar a cada uno de los presentes. El acompañamiento perfecto lo realizaban el bajista y los percusionistas, quienes transmitían poderosas notas que creaban una alucinante atmósfera.

La versatilidad que este conjunto tiene para hacer sonar sus “cuernos” es simplemente increíble. El sonido finamente saturado con bordes suaves y los frenéticos saltos de la banda generan un espectáculo capaz de transportar a los espectadores por diferentes mundos a punto de explotar, y regresar nuevamente a la calma con un electrizante y sensual ritmo.

El desenfreno llegó con el tema “Party Started” al tiempo que el vocalista gritaba “All the freaks in the house” y todos los presentes saltaban o bailaban intensamente con sus parejas. Las pieles transpiraban, los cuerpos vibraban en una misma frecuencia y las almas se realizaban en el poder de cada una de las mágicas notas de estos carismáticos hermanos.

Después de una hora de tan delirante y dinámico show, Hypnotic Brass Ensemble desapareció del escenario esperando a que la audiencia aclamara por el tan usual y esperado encore. Afortunadamente, no demoraron el volver y calentar nuevamente los motores y hacer estallar El Plaza con su peculiar sonido. Sin duda, un espectáculo que no puedes perderte, ya que te sorprenderás con la capacidad que estos artistas tienen para musicalizar el espíritu.

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Nacho Vegas: Más allá del mensaje, su música

En un Teatro Metropolitan pletórico y entregado, Nacho Vegas culminó la exitosa promoción de su más reciente álbum, Resituación. En punto de las 21:15 horas, las luces del recinto se apagaron y los gritos se encendieron. Un minuto después, con el escenario en rojo y azul, salió el cantautor asturiano acompañado de sus músicos.

La primera canción en sonar fue "Libertariana Song", melodía con mensaje claro que contrastaba con el merchandising oficial del concierto que deambulaba por montones en el recinto, así como con el nombre de Nacho Vegas en la marquesina del teatro rodeado de grandes multinacionales; si bien no me dejó de parecer curioso el ambiente alrededor para el track 9 de un muy político Resituación, tampoco me resultó inquietante ni relevante. Al final estábamos en un concierto, no en una reunión para cambiar el mundo.

Agradeciendo a los asistentes que de inmediato corearon canciones y gritaron su nombre, Nacho presentó "Nuevos Planes", idénticas estrategias, que le valió los primeros coros de la noche, así como los primeros aplausos. Lo mismo sucedería con "Ciudad Vampira" y "Perplejidad", una de las más cantadas, además de "Rapaza de San Antolín" y "Adolfo Suicide", que fue a mi parecer una de las mejores interpretaciones, llena de guitarras energéticas y sólidas percusiones.

Sin embargo, las emociones siguieron creciendo, como sucedió con el combo "Taberneros" -  "Polvorado". La mejor canción de la noche hizo vibrar a todos y cada uno de los presentes; al ritmo de “Si dices: ‘dame tu corazón’, me lo arranco y te lo doy”, los asistentes brillaron y deslumbraron. "Polvorado" en vivo dejó claro que si bien puede ser exagerado cuando se afirma que en México se encuentra el mejor público del mundo, por esta noche en el Metropolitan así fue.

Otro momento destacado fue la interpretación de "Runrún" con su poderosa y significativa frase “Nos quieren en soledad, nos tendrán en común”, que siguió a un mensaje desplegado por los miembros del coro con apoyo del propio Nacho Vegas y en el que se reclamaba al presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Canciones como Actores poco memorables, Cómo hacer crac, Luz de agosto y Un día usted morirá, destacaron en un setlist que incluyó dos salidas y regresos al escenario.

La noche terminó con "El mercado de Sonora" y un Nacho Vegas que lamentaba tener que regresar a España la mañana posterior al concierto. Más allá del contenido de su música, Vegas dejó en claro que lo suyo, hacer música, lo hace bien. Los asistentes al concierto en el Metropolitan así lo confirmaron, aplaudieron y corearon.

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Pallbearer anuncia nuevo disco

La agrupación de doom metal Pallbearer ha terminado de afinar los detalles para el lanzamiento de su nuevo álbum de estudio, sucesor de Sorrow and Extinction publicado hace dos añosel cual será editado por Profound Lore Records y se podrá conseguir en todo el mundo a partir del 25 de agosto.

Titulada Foundations of Burden, dicha producción fue grabada y mezclada por Billy Anderson (Sleep, Eyehategod), e incluirá sólo 6 temas; mientras que el arte corrió a cargo de Animetalphysical, seudónimo del ilustrador Sean Reynolds Williams.

Deerhoof & Xiu Xiu: de lo inquietante a lo perturbador

Con motivo del quinto aniversario de Errr Magazine, el Plaza Condesa ofreció una noche de esas que conforme pase el tiempo, irá retomando relevancia en la sensatez y nebulosa memoria de los asistentes. ¿Concierto de culto?, es muy temprano para entrar en conclusiones nubladas por la inmediatez del tiempo, pero sin duda una gran y extraña noche.

Después de las proyecciones de Light & Noise y Happy Nation, así como una breve lectura breve de los dos primeros libros editados bajo el sello Errr Books, llegó el momento para que Deerhoof, banda californiana de noise rock, o más bien, de género indescifrable, desatara el caos sonoro en el recinto. Con más de 20 años de carrera, una vasta discografía y encabezados por su tremendo baterista, Greg Saunier, esta agrupación es digna de que juntemos las palmas al unísono.

Si sus discos de estudio ya ofrecen un parámetro del sonido trastornado e incoherente que los caracteriza, en vivo esto se convierte en una verdadera demencia sonora. ¿A qué suena Deerhoof en un escenario? Pon a uno de los mejores bateristas que existen en California destruyendo una taróla al más puro estilo de Dave Grohl y mézclalo con una exótica vocalista/bajista japonesa que suena a Naoko Yamano de Shonen Knife, pero aún más desafinada. Encima de eso, embárrale dos guitarras disonantes que te harán pensar en Sonic Youth, NirvanaSpacemen 3The Melvins o hasta el punk meloso de Los Ramones; una combinación discrepante, pero letal. De esas bandas de las que Kurt Cobain hubiera sido fan.

Desde las coreografías infantiles de su extraña vocalista, Satomi Matsuzaki, con un estilo vocal que deja la extraña apariencia de tener únicamente una estructura monosilábica; un brillante cover a los Ramones en “Pinhead” y temas de demencia instrumental como “Let' Dance The Jet”, que fácilmente podría ser una canción de Frank Zappa; hasta momentos más convencionales y digeribles como en "I Did Crimes For You" e intentos lastimosos de la banda por comunicarse en español con el complaciente público mexicano.

Me quedó con la cátedra insensata de su baterista, la brutal apertura del cuarteto en “Fresh Born”, “Twin Killers”, que podría ser una versión desquiciada de “All Apologies” de Nirvana, “Bad Kids To The Front”, otro momento de disonancia pura en “Dummy Discards A Heat” y los ritmos cacofónicos y dispares en “Come See The Duck.”

Ya desorientados por el caos desatado, aún nos esperaba un ejercicio aún más inquietante y perturbador; una prueba para nuestra salud mental: Xiu Xiu, grupo californiano de post punk, o mejor dicho, un embalaje de perversión y oscuridad industrial y electrónica personificado por instrumentación de percusión electrónica como base, efectos, sintetizadores y una voz que compila lo más turbio de Nick Cave, Robert Smith, Trent Reznor, Morrissey, Nico y Alan Vega.

Escuchar a estos tipos es como entrar a los rincones más perversos en la cabeza de otro lunático como David Lynch. La mente trastornada de su vocalista, Jamie Stewart, junto a Shayna Dunkelman, eleva entre percusiones minimalistas y texturas oscuras un discurso desgarrador sobre perdida, desilusión y frustración como mensaje principal.

Podemos pensar en Nitzer Ebb, Sisters Of Mercy, Peter Murphy, The Smiths, Suicide, Silver Apples, Joy Division o la época más oscura de Bowie, pero Xiu Xiu es una bestia de una especie aún más turbia y angustiante; desde los pasajes industriales y desesperanzadores de “Archie Fades” hasta la perversión fetichista en “Black Dick.” Desde homenajes escalofriantes como en “Ian Curtis Wishlist”, a piezas terroríficas marcadas por la multiculturalidad californiana como en “Naco”, “New Life Immigration” y “Botanica de Los Angeles.” Y para el cierre, “I Luv The Valley Oh!”, una de sus canciones más escalofriantes y representativas.

Una noche no apta para todo público y un quinto aniversario que transitó entre lo inquietante y lo perturbador. 

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Rebel Cats se reinventan con la ayuda de sus amigos

Rebel Cats

Rebel Cats y sus Amigos

Discos Valiente

2014

Luego de un año entero de trabajo, que comenzó desde que se les ocurrió hacer el disco hasta que terminaron de grabarlo, Rebel Cats por fin presenta el ambicioso Rebel Cats y sus Amigos.

En lugar de regalarnos nuevas canciones, los felinos reinventaron algunas de ellas con la ayuda de invitados especiales de la talla de Tito Fuentes, Luis Humberto Navejas, Abulón, Marcela Viejo, Pascual Reyes, Comisario Pantera, Pato Machete, Álvaro Henríquez y hasta el mismísimo Johnny Laboriel, entre otros.

La decisión tomada por el cuarteto de rockabilly podría no tener sentido para algunos, incluso se pensaría que tomaron el camino fácil, pero no fue así; se y trató de todo un proceso de reimaginación y reinterpretación de su sonido para entregar viejos temas, con la excepción de “Mala Influencia”, que parecen nuevos.

Al escuchar cada uno de los 17 temas incluidos en este álbum, es fácil identificar el estilo propio de los colaboradores, quienes definitivamente se entendieron muy bien en el estudio con Vince, Vincent Van Rock, Lalobilly y Chucho. A pesar de que cada tema tiene lo suyo, vale la pena destacar el emotivo “No Hagas Caso a tus Papás”, que fue grabado por Johnny Laboriel antes de que fallecer. El famoso cantante le dio su toque a la canción y le imprimió el estilo característico del rock & roll de antaño que tuvo sus mejores épocas en México hace ya algunas décadas.

También sobresalen “Cuando no Estoy Contigo”,“Mala Influencia”, en la que se cuenta la historia de una pareja que sólo quiere pasarla bien; “Gato Rebelde”, que suena más movida gracias al sello del Dr. Shenka en las vocales; “El Boogie de la Noche Oscura y Fría”, que resulta más bohemia; y “Tuve un Sueño”, en la que se nota de inmediato la aportación del vocalista de Los Tres.

Rebel Cats está a punto de cumplir su primer su década de vida, así que este material llega en muy buen momento de su carrera, pues funciona para que tanto la banda como nosotros hagamos un repaso de su trayectoria en la a veces complicada escena del rock nacional. Rebel Cats y sus Amigos es un buen disco y realmente vale la pena que le den una escuchada, seguramente se pondrán a cantar y también les darán ganas de bailar.

Con este trabajo, la agrupación capitalina deja en claro la calidad de su música y que siempre es bueno contar con la ayuda de tus amigos.

Teddybears vuelve con luz del sol

Hace tres años, Teddybears lanzó un EP de nombre No More Michael Jackson, y después de eso, nos quedamos esperando un trabajo que por fin llegó a nuestras manos. "Sunshine", que cuenta con la participación de la reina jamaiquina del dancehall, Natalie Storm, es todo lo que esperaríamos de los escandinavos: pop, electrónica, rock, hip hop, reggae y punk en un hit veraniego que en breve le estará dando la vuelta al mundo.

Por si el ritmo pegajoso, explosivo y bailable de esta canción fuera poco, Patrik, Joaquim, Klas y Paul decidieron acompañarla con un video en el que los rayos laser que salen de una vagina son el protagonista principal. Además, elementos neon, armas doradas y los Teddy montando caballos en una playa, entre otras cosas, complementan una propuesta visual divertida y rompedora.

¿Qué les parece?

SBTRKT comparte "Temporary View"

De nueva cuenta, SBTRKT contó con la colaboración de Sampha, su compañero en Young Turks, quien prestó su voz para un nuevo tema titulado "Temporary View".