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Wire — Mind Hive

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Wire
Mind Hive

Pinkflag / 2020

Artista(s)

Wire

02/Mar/2020

Mind Hive: la vigencia del pasado en Wire.

La creencia popular, es que las viejas mentes viven en la nostalgia. Recuerdan los “buenos años”. Poseen la verdad de lo que tiene calidad y lo que no. Porque muchas veces, la memoria juega un papel importante en cuanto a emitir juicios de valor. Seguro que hay películas, libros o videojuegos que marcaron una determinada etapa de nuestras vidas, y, cuando se vuelven a visitar, la experiencia es completamente diferente. ¿Mala? Quizá no. Solo somos personas diferentes. Cambiantes. En la historia de la música, hay varios camaleones que acaparan los pensamientos. El más obvio puede ser David Bowie, Beck entra en esa categoría con paso firme, Neil Young podría caer ahí, aunque en un rango más reducido. Lo que es cierto, es que muchas veces en ese rubro, se olvidan las viejas mentes de Wire

El periodo inmediatamente posterior al punk y al mítico año 77, es una explosión parecida al del 69 —cuando la influencia de las guitarras británicas, el uso del LSD y una mentalidad enfocada a las libertades, dejaron huella en la historia de la música—. Normalmente se suele denominar como post punk a todas esas bandas que tenían cierta agresividad, oscuridad y monotonía, pero que en su repertorio guardaban más que los legendarios dos acordes del punk primigenio. Pero el término es ambiguo. Era más un ardid publicitario para atraer a jóvenes a las tocadas, que un género como tal. Por ahí también viene el new wave, el new romantic o el art rock/punk. La sutileza de sus fronteras es tal, que hay varios artistas que caben en una u otra clasificación. A finales de 1977, Wire lanzó Pink Flag y, para muchos, cambiaría o por lo menos afectaría de cierta forma la historia de la música. Canciones cortas, reminiscencias punk, glam quizá, rock tradicional. Un collage de 21 canciones y 35 minutos y medio que ha servido como punto focal para bandas tan dispares como Black Flag, R.E.M. o Elastica

Hoy, el 77 queda muy atrás. 43 años han pasado desde aquellos minutos de innovación. Los “buenos años”, ya terminaron. Lo curioso de Wire, es que parecen no regirse por las reglas de naturaleza. Colin Newman, vocalista y guitarrista de la banda, dice que puede escribir la letra de una canción en 5 minutos. La imaginación es una buena arma para tratar de adivinar cuántas canciones habrá en el tintero. 2020 es el año de Mind Hive, el nuevo material de unas viejas mentes. “Be Like Them” irrumpe con una distorsión que podría caber en una canción de thrash o rock pesado. ¿De verdad el cantante tiene 65 años? “Sé como ellos”, dice. Los simbolismos están ahí. “Te dicen que seas como ellos”. El viejo y vigente discurso del poder aparece en una canción que podría dar pistas sobre lo que se avecina en el disco. 

“Cactused” es como revisar las páginas de un anuario. El Wire de los 80 aparece sin caer en repeticiones. No suena anacrónico. Suena a ellos. Quizá si esta canción la hubiera hecho otra banda de veinteañeros, se pensaría que es la siguiente promesa en la música. Pero no es así, son los mismos genios de siempre. “Primed and Ready” plantea cuestiones. El tono de este disco podría definirse como crítico, sin caer en la protesta. Una de las virtudes de los londinenses ha sido la propuesta discursiva, aunada a la musical. Las masas controladas, el mundo decadente, la falta de identidades o las radicalizaciones, son tratados sutilmente entre guitarras oscuras. Y aquí entra el lado metamórfico. “Off the Beach” casi pareciera el Paul McCartney de “Hope of Deliverance”, para dar paso a “Unrepentant”, canción que sigue con un aura ensoñadora, hipnotizante. Algo completamente diferente al principio del disco. Los maestros del disfraz haciendo lo que mejor saben. 

“Shadows” vuelve a lo distópico. Las muertes maquinales. ¿De qué habla? Un futuro ensombrecedor. Con ella, Colin Newman y esa voz que suena a las canciones favoritas de toda la vida parecen preparar una transición. “Oklahoma” regresa con la energía envolvente. La voz más gruesa. Las sutilezas de la producción musical impecable, las distorsiones digitales. Un cambio más en un trayecto de media hora. “Hung” suena alarmante. Los mismos efectos te lo advierten. Hay algo inquietante en la escucha. Pocas palabras que sirven para el trance. Una canción para cerrar los ojos y dejarse llevar —con precaución— a donde nos lleve la memoria. Y luego, ese camino termina en “Humming”. Los sempiternos rusos y lo que representan en temas de masas —al menos en la cultura popular—, emergen con una canción que termina de solidificar la esencia del Mind Hive, ese concepto en el que pareciera que solo somos obreros de un poder superior. 

Dicen que las mentes viejas viven en la nostalgia, pero Wire ha conseguido escapar del bucle. Suenan vigentes, interesantes y vivos. Han arrancado todas las etiquetas posibles y consumado su identidad. Quién sabe en donde termine la aventura de los londinenses, pero al menos en cuatro décadas diferentes, han dejado algo que, por lo menos una vez en la vida, vale la pena visitar.