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Después de casi cuatro años de espera, Lorde regresó a México para presentar Solar Power, su tercer material. Desde muy temprano sus seguidores más jóvenes se dieron cita a las afueras del recinto de la Nápoles para asegurar un buen lugar en la primera de dos fechas. Tal fue la cantidad de gente formada que la misma artista envió a su equipo para que repartieran churros a los cientos de personas que ya se encontraban ansiosas de escuchar todos sus éxitos.
Aún no daban las 20 H y el Pepsi Center WTC ya lucía abarrotado. Miles de personas amontonadas al frente de ambas secciones en pista. Algunos fans alzaban sus vinilos, carteles e incluso el ahora típico Dr. Simi a pocos minutos de que empezara el telonero.
Tras la cancelación de Elsa y Elmar, el encargado de dar inicio a la noche fue el originario de Ohio, Cautious Clay. En punto de las 20:30 H salió al escenario acompañado de su banda para demostrar no sólo su potente voz, sino también su maestría en varios instrumentos como la flauta guitarra y saxofón. Un suave y melodioso R&B envolvió por 30 minutos a todos los asistentes, logrando ganarse el cariño del público sin importar si conocían la música del estadounidense o no.
La escenografía estuvo cubierta por un telón rojo mientras los fans esperaban ansiosamente a que dieran las 21:45 H. Pocos minutos después de lo esperado, las luces se apagaron, la escalera grisácea sobre una base circular giratoria apareció y dentro se vislumbró la silueta de Lorde entonando “Leader of a New Regime” entre gritos desenfrenados de 8,000 personas.
Tras un breve problema con las luces que la misma Ella se encargó de resolver, “Homemade Dynamite” y “Buzzcut Season” continuaron encendiendo la noche. Después llegó el primer momento de interacción con el público en el que la artista (luciendo su look rubio) agradeció a todas las personas que se dieron cita, diciendo que esperó 4 años para volver a México. Además de gritos y aplausos, la audiencia le agradeció con una lluvia de peluches del famoso doctor. “Me dijeron que esto pasaría” dijo Lorde con una gran sonrisa y recogiendo algunos de ellos.
La presentación continuó con temas de su reciente LP como “Stoned at the Nail Salon”, “The Path” y “California”. La cantante realizó su primer cambio de vestuario portando un elegante vestido floral y procedió a interpretar “Ribs”, la cual tuvo que iniciar 2 veces debido a un problema técnico.
Sin duda uno de los momentos más emotivos del concierto fue cuando, desde arriba de su escalera, Ella se tomó unos minutos para sentarse a hablar con el corazón y dar un tierno mensaje de aliento a cada uno de sus seguidores. “He estado ahí, he sentido que estoy sola y nadie me entiende y me senté a escribir una canción sobre ése sentimiento” mencionó sobre una familiar pista de piano que dio inicio a “Liability”, haciendo que más de uno lloráramos mientras cantamos con el corazón en la mano y a todo pulmón.
Durante “Secrets From A Girl (Who’s Seen It All)”, Lorde volvió a cambiar de vestuario, pero esta vez detrás de su escenografía. Su misteriosa silueta se dibujaba mientras su banda continuaba tocando y fue hasta las primeras notas de “Mood Ring” que la neozelandesa reveló su brillante body con detalles rosas bajo los brazos que asemejaban a un par de alas.
“Sober”, “Supercut” y “Perfect Places” consintieron a quienes esperaban más temas de Melodrama. La recta final estaba llegando y Lorde aprovechó para interactuar una vez más con el público contando la historia detrás de su siguiente canción: “Solar Power”. El Pepsi Center entero coreó el tema y procedió a brincar al ritmo de “Green Light”, que también era de las más esperadas de la noche.
Durante el encore, Lorde agradeció a la audiencia una vez más de forma dulce y sincera, comentando que sintió especialmente lindo cuando escuchó que corearon su nombre. En respuesta, el canto de “¡Ella, Ella!” no se hizo esperar y entre lágrimas la cantante dio las gracias antes de iniciar “Royals”. “Team” fue la segunda canción de este último acto y, en agradecimiento a sus 8,000 fans, Lorde interpretó “A World Alone”, desatando la locura cuando bajó a acercarse a la pista.
Lágrimas, sonrisas, saltos y mucho baile fueron parte de la increíble experiencia que es ver a Lorde en vivo. Además de su interesante escenografía, el amor y magnetismo que la neozelandesa tiene con su público mexicano hicieron de este concierto uno de los mejores que ha albergado el Pepsi Center. Sin duda fue una noche que siempre será especial para Ella y todos los afortunados que pudimos ser testigos de su increíble talento.