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A 30 años de 'El León' de Los Fabulosos Cadillacs

A 30 años de 'El León' de Los Fabulosos Cadillacs

"Y que el silencio se convierta en carnaval", hace 30 años Los Fabulosos Cadillacs presentó El León, su propia revolución.

Muchas cosas podemos decir, al final el tiempo le ha dado a Los Fabulosos Cadillacs la vigencia necesaria y la valía en la historia de la música latinoamericana para comprenderlos como algo más que "una banda de ska". Un 22 de mayo de 1992 salió a la luz El León, posiblemente su álbum más emblemático y un bálsamo refrescante para el rock en español, que cruzó una frontera gracias a esta obra.

Si no fuera por la existencia del recopilatorio Vasos Vacíos, El León sería el disco en el que todos piensan al nombrar a la banda liderada por Vicentico, Flavio Cianciarulo y Mario Siperman. Los seguidores de la banda así lo reconocen, ya que El León logra capitalizar en un álbum los más grandes éxitos del proyecto hasta la fecha.

Luego de que la banda atravesara por una serie de transiciones en cuanto a lo creativo y a los cambios de integrantes en 1991, con El León llegaría una nueva oportunidad para reivindicarse y dar un nuevo salto en la industria.

Argentina vivía una transición importante, en el 92 y hacía adelante ya partían bandas como Babasónicos o Illya Kuryaki & The Valderramas que aspiraban a darle un nuevo color a la música; Fito Páez consolidaba su leyenda mientras Soda Stereo llegaba a un nuevo nivel artístico; el rock dejaba de ser distorsión y se convertía en todo menos eso.

¿Dónde quedaban los Cadillacs? ¿Cómo podía una banda 'rebelde', considerada así por sus inicios como un combo de ska que optaba por la diversión, dar un golpe sobre la mesa?

Bueno, mientras el camino en los noventa se inclinaba a buscar sonidos que ocurrían afuera del continente, la agrupación se metió a las venas de Amértica Latina para conseguir influenciarse de la salsa, el cuarteto, el reggae, el bolero, el vals, la samba e incluso la música ranchera.

El resultado fue una paleta de sonidos emocionante y al mismo tiempo sofisticada, ya que la agrupación comenzó a consolidar una imagen elegante, que eventualmente permitió a Vicentico pasar de los shorts con playera en el escenario a los elegantes abrigos color negro. Más allá de la imagen, con El León la banda dio un 'palancazo' hacia un nuevo camino en el que ya no serían esa banda divertida, sino que serían una de las instituciones artísticas y creativas de la música en Latinoamérica.

Los Fabulosos Cadillacs_1992

La muerte y el león del ritmo

El León es un vendaval de éxitos de la banda, impulsados por una agrupación renovada y por la variedad de ritmos. "Carnaval Toda la Vida" es un hermoso inicio, con un tema inspirador que te puede dejar sonriendo o llorando porque "la vida es un carnaval" como decía Celia Cruz, y porque "se te va pasando el tiempo y la vida se te va". Un tema poderoso, sin duda, que apenas es el inicio.

Amenazadoramente llega "Manuel Santillán, El León", una obra que para muchos es el recuerdo de un estudiante que protestó en la dictadura de Jorge Rafael Videla. Aquél "León Santillán" le dijo una frase a la policía que les habría dejado atónitos, recordando que toda la gente "va hacia el mar" junto a sus sufrimientos. Esta ficción se volvió legendaria.

Más tarde en el disco llega "Gitana", "El Aguijón" y "Gallo Rojo", temas que se han metido en el acervo de toda la gente, incluso las que no escuchan esta música. Suenan en las fiestas de XV años, en los bares, en los carnavales, en los estadios, en el Vive Latino, en Lollapalooza, en el Madison Square Garden, en O2 Academy. Es claro que con esta recopilación de temas obtenidos en El León la banda se consolidó para siempre.

La canción más importante es "Siguiendo La Luna", por supuesto. Una balada destructora, un reggae que desde las primeras notas de vientos ya te duele y un Vicentico desangelado que canta dolido y realista en un principio, pero que en los coros deja un sanador "vamos mi cariño que todo está bien, esta noche cambiaré", mirando hacia un futuro mejor.

Esta fotografía se puede traducir a miles de situaciones familiares y de pareja, al grado de que sigue vigente 30 años después.

Con El León nacen muchos mitos que la banda fue construyendo sobre el resto de su discografía. A lo largo de la obra de los Cadillacs la muerte es un tema recurrente, está en "El Matador", en "Saco Azul", en "Los Condenaditos", y en toda La Salvación de Solo y Juan, su ópera rock.

Además de la muerte, la agrupación tiende a recordar a un "león", que podría ser el mismo Santillán o podría ser ese personaje ficticio que acompaña a Los Fabulosos Cadillacs y es reflejo de una agrupación combativa, sentimental y siempre con ganas de más.

Las otras canciones de El León

Pienso que si El León es el 21 mejor álbum en la historia del rock argentino por la Rolling Stone es por más que esas seis canciones mencionadas en un inicio. El álbum es una seguidilla de temas memorables, que van desde lo festivo de "El Crucero del Amor" hasta lo doloroso de "Desapariciones", una canción original de Rubén Blades que toma el tema de las desapariciones forzadas en Latinoamérica, asunto que aún sigue en el dolo de las comunidades latinas.

Toma los males de las relaciones amorosas y el abandono con canciones como "Venganza", "Cartas, "Flores y Un Puñal", "Soledad", "Destino de Paria" y "Ríos de Lágrimas". Sugiero detenerse a escuchar las letras de estas canciones y venir acá a decirme que no tienen poesía o que son olvidables. No es así. Estos temas pegan fuerte.

El álbum se torna combativo con "Arde Buenos Aires", una canción reventada por un bajo medio funk con una base agresiva y que recuerda la violencia de las calles de Baires, una ciudad herida por los años y que, a pesar de haber entrado a la democracia 10 años antes, la gente no estaba del todo bien. Este tema recuerda lo complicado que era ir a un concierto de rock en tiempos de dictadura.

Sorprende que la agrupación nunca deje del lado ese espíritu revolucionario en su discografía, ya sea con historias de ficción o hablando de la situación política en Nicaragua, hay un peso político que siempre hay que reconocer.

El ritmo del león, el ritmo de los noventa

Los Fabulosos Cadillacs hizo en los noventa lo que hoy se le aplaude a los artistas jóvenes: no tener prejuicio a la hora de hacer música. Me resulta gracioso y un poco triste que siga siendo considerada una banda de ska, cuando la agrupación en El León pasa por al menos ocho géneros musicales, y curiosamente se roza con el ska de a poco.

Ese sello que tiene la banda desde hace años la convierte, y lo digo sin miedo, en uno de los proyectos artísticos más evolutivos, experimentales e innovadores en la historia de la industria del rock hispano. Si algún día te avientas un chapuzón por su trayectoria confirmarás esta hipótesis.

Lo que es cierto es que El León es una muestra brillante de talento de la banda. Desde la versatilidad en los ritmos hasta el manejo de toda la banda.

Los vientos en "Siguiendo la Luna" y en "Carnaval Toda la Vida"; los bajos en "Arde Buenos Aires"; las percusiones en "Gitana", "Desapariciones" y "Destino de Paria" son cosas brutales.

Al final, El León fue en muchos sentidos una revolución para Los Fabulosos Cadillacs, una banda que se consagró por no tener miedo a entrarle a otros géneros, a ser político, a hablar de la muerte y las desapariciones y sobre todo, a tener carácter. Quizás, detrás de aquellos autos lujosos se esconde una fiera con "canciones que abrazan hasta el sol". Y quizás también "el refugio del León (Santillán)" está en aquellas "canciones que abrazan hasta el sol" que narra La Salvación de Solo y Juan.

La música salvará al mundo.