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Rock & Cinema: [CAPÍTULO 17] Summer of Soul

Rock & Cinema: [CAPÍTULO 17] Summer of Soul

(…O, cuando la revolución no pudo ser televisada). El otro gran festival del verano del 69.

Cuando se escucha sobre un gran festival de música que se celebró en Estados Unidos en 1969 y el cual reunió a miles de personas quienes convivieron de forma pacífica y armónica, inmediatamente a la memoria llegan imágenes del legendario festival de Woodstock, captadas por la lente de David Myers y presentes en la cinta de Michael Wadleigh, Woodstock: 3 días de paz y música (Woodstock: 3 Days of Peace & Music, EUA, 1970), evento donde se presentaron emblemáticos artistas como Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Santana, Crosby, Stills, Nash & Young, Ten Years After, The Band, Grateful Dead, Joe Cocker, Joan Báez y Creedence Clearwater Revival, por mencionar algunos.

Pero en ese verano del 69, en ese mismo estado -Nueva York- pero en un condado distinto, se llevó a cabo otro evento masivo de gran relevancia: el Festival Cultural de Harlem. Organizado por el actor, músico y promotor Tony Lawrence, el evento, además de acercar la cultura a los habitantes de ese conocido barrio neoyorquino; buscaba ser una celebración de la música y la cultura afroamericanos y de alguna forma, funcionar como plataforma para difundir las políticas promovidas por diversos grupos en pos de los derechos y la lucha por la equidad de las personas de raza negra.

Celebrado en el parque de Harlem Mount Morris los sábados entre el 29 de junio y el 24 de agosto de 1969, la totalidad del festival fue filmada por el productor Hal Tochin, pero las grabaciones permanecieron enlatadas por 50 años. Y su contenido fue dado a conocer recientemente, gracias al documental Summer of Soul (…O, cuando la revolución no pudo ser televisada) (Summer of Soul (...Or, When the Revolution Could Not Be Televised), EUA, 2021), dirigido por Ahmir Khalib Thompson, mejor conocido como Questlove.

En dicho largometraje, el actor, músico, DJ, productor y periodista musical incluye extractos de ese material que permiten al espectador ver parte de las actuaciones de Nina Simone; B.B. King; Stevie Wonder; Sly and the Family Stone (quienes curiosamente, también participaron en Woodstock por esas mismas fechas); Gladys Knight & the Pips, Mahalia Jackson y The 5th Dimension entre muchos otros. Y lo complementa con testimonios actuales de varios de los artistas y algunos asistentes a ese evento.

Pero lo más interesante de Summer of Soul (…O, cuando la revolución no pudo ser televisada) no radica solamente en divulgar un evento que pasó casi desapercibido dentro de los anales de la historia de la música –valiéndose tanto del material original como de una rigurosa investigación efectuada por el realizador-; sino por la certera contextualización del mismo, la cual funciona para realzar su importancia dentro de la vorágine de cambios sociales y políticos ocurridos en Estados Unidos en ese momento, cuya sociedad sufría transformaciones radicales, fue estremecida por una racha de abominables asesinatos políticos,  se maravilló con la llegada del hombre a la luna, y estaba inmersa en uno de los puntos más álgidos en la historia de la lucha por la igualdad y en contra de la discriminación racial. Estos y otros temas atraviesan transversalmente el relato.

En ese sentido, el festival (y la película) funcionan no solo como caja de resonancia de los sucesos de esa época, sino que la segunda ayuda a establecer la relevancia del primero más allá del ámbito musical, y lo muestra como un verdadero espacio de expresión –y de resistencia- para la comunidad y las personas de color en esos años convulsos, el cual servía para impulsar movimientos tales como el afrocentrismo, el rescate de sus propias raíces culturales, y el orgullo racial. Ello de alguna forma, lo hizo trascender de un festival musical, a convertirse en todo un acto político.

Por otro lado, este trabajo sobre el en ese entonces denominado "Black Woodstock" (etiqueta un tanto injusta, porque implica una mirada etnocentrista), también consigue captar el enorme crisol multicultural en que dicho festival se constituyó, donde además de los afroamericanos, también se dieron cita representantes de la comunidad cubana, portorriqueña y de otras naciones latinas quienes, ya en retrospectiva, reflexionan sobre las similitudes –musicales y culturales- existentes entre ellos, y como estos espacios permitían evidenciarlas y explorarlas.

Así, Summer of Soul (…O, cuando la revolución no pudo ser televisada), es una formidable obra donde no solo se da cuenta de un destacado (aunque no muy conocido) suceso en el mundo de la música, sino que trae al presente un momento sociohistórico clave, presentándolo en su justa dimensión y analizando sus implicaciones y su posible impacto en la actualidad. Una producción acreedora al Grammy a Mejor filme musical, así como ganadora del Oscar a Mejor Documental, y cuyo momento de triunfo en este último certamen, tristemente se vio un tanto opacado por la bofetada propinada por Will Smith a Chris Rock mientras este llevaba a cabo la presentación de dicha categoría, y la entrega de la afamada estatuilla a Questlove y su equipo.