Rock & Cinema: [Capítulo 12] Terror en el estudio 666. Posesiones, Comedia y Rock & Roll

Dedicado a Taylor Hawkins (1972-2022).

En el imaginario colectivo de la historia del Rock & Roll, hay un apartado especial acerca de los procesos creativos adoptados por determinados solistas y agrupaciones para concebir sus obras. Algunos de estos procesos incluyen el confinamiento (por días, semanas e incluso meses) en un estudio de grabación, donde tal o cual solista o agrupación, busca que la musa inspiradora llegue mientras trabajan dura e incansablemente en su música. En grados extremos, el o los artistas en cuestión incluso llegaban a encerrarse en estudios ubicados (o construidos) en una casa o en algún lugar apartado, con el fin de concentrarse y no ser interrumpidos por distracciones externas.

Pero en ocasiones, la musa tardaba en manifestarse, y la prolongada espera se tornaba agotadora, transformando la reclusión en una experiencia desgastante, estresante e incluso angustiosa, haciendo que un cordial ambiente de trabajo se tornase en algo tóxico, donde desde luego no tardarán en surgir las diferencias creativas, las confrontaciones y los pleitos e incluso, no pocas veces; la grabación de un disco fue el detonante para la desintegración de una banda.

Por otro lado, también abundan los relatos sobre experiencias extrañas experimentadas por músicos y/o su staff durante la producción de alguna obra determinada. Algunas de estas experiencias resultaron inexplicables, y se asociaron con una “mala vibra” o de plano, con una presencia sobrenatural en el lugar.

Estas anécdotas inspiraron a Dave Grohl (guitarrista, cantante y frontman de la banda Foo Fighters) una historia que es desarrollada por los guionistas Jeff Buhler (especializado en filmes de horror tales como Cementerio maldito, Masacre en el tren de la muerte, La maldición renace) y Rebecca Hughes (experta en comedias televisivas, quien ha participado en series como Grounded For Life o Cracking Up), y filmada por BJ McDonnell (mejor conocido por sus videoclips para la banda de thrash metal Slayer). El resultado es Terror en el estudio 666 (Studio 666, 2022), donde se combina el horror con la comedia.

Mezclando realidad con ficción, la película es protagonizada por el propio Grohl, acompañado de Taylor Hawkins, Pat Smear, Rami Jaffee, Nate Mendel y Chris Shiflett, sus compañeros en Foo Fighters quienes, al igual que él, aquí se interpretan a sí mismos. 

La historia inicia cuando la banda está atorada con la producción de su décimo álbum. Por sugerencia -y demanda- de su manager Jeremy Shill (encarnado por el actor y comediante Jeff Garlin), aceptan recluirse en una idílica mansión ubicada en Encino, California. Allí buscan enfocarse para trabajar en su nueva producción. 

Casi desde el primer día de su arribo, cosas raras comienzan a pasar, y no tardan en suceder una serie de accidentes y decesos extraños. Al mismo tiempo (y tras un tenebroso hallazgo) Dave comienza a comportarse de forma obsesiva, iracunda y extravagante. De modo paralelo, tiene un “golpe de genialidad”, y empieza a componer una pieza poderosa, de larga duración y que cuesta trabajo concluirla. Y eso tensa a todos.

El resto de los miembros del grupo obviamente se dan cuenta de que algo no anda bien. Y no tardan en averiguar que esa residencia fue el escenario de un horrible crimen donde los miembros de una banda llamada Dream Widow fueron asesinados de forma brutal por su líder Greg Nole (Marti Matulis), quien luego se suicidaría. Greg estaba obsesionado con las artes ocultas y con un misterioso libro del cual obtuvo la clave para componer una pieza musical con el poder de desatar el caos y la destrucción en nuestro mundo. Y Grohl (poseído por el espíritu de Nole), está decidido a terminar de una vez por todas de componer tal canción, sin importar que deba matarlos a todos para conseguirlo. Por su parte, los músicos harán lo posible porque esto no ocurra, por devolver a la normalidad a Dave, por conservar sus vidas y, de paso, salvar al mundo.

Hay varios detalles que ayudan a reforzar la combinación entre realidad y ficción en Terror en el estudio 666. Por ejemplo, el álbum referido en la cinta no es otro sino el décimo en la discografía de la banda: Medicine at Midnight, el cual efectivamente fue grabado en California, en la misma casa donde se rodó esta producción y transcurre toda la trama. Y Dream Widow, la banda ficticia que forma parte medular del relato -y cuyos fragmentos musicales se escuchan en el largometraje- sí existe, aunque en realidad se trata de un proyecto del propio Dave Grohl inspirado en el thrash metal de los ochenta.

Asimismo, cuenta con cameos de variados músicos, entre los que se puede mencionar a Lionel Richie (en una hilarante aparición); al guitarrista de Slayer, Kerry King (quien funge como el asistente de la banda); y a Steve Vai, quien, aunque no puede verse a cuadro, sus manos y sus requintos se aprecian en varias escenas. 

Mención aparte merece la aparición del veterano director de cine John Carpenter interpretando a un ingeniero de sonido. Y es que, además de cineasta; Carpenter es también un músico y compositor. Y de hecho (junto con su hijo Cody) diseñaron el score para este filme. 

La presencia de Carpenter (en todos sentidos), funciona para subrayar esa atmósfera de cine de horror y gore setentero y ochentero que la película busca emular estética y narrativamente hablando, echando mano también de numerosas referencias a ese tipo de cine en diferentes escenas. Todo ello mezclado con el humor relajiento y desparpajado el cual se pueden apreciar en varios de los numerosos videoclips de la banda.

Así, Terror en el estudio 666 resulta una obra disfrutable, que ahora (tristemente) ha cobrado un emotivo valor especial, al tratarse de la última actuación frente a cámaras del recién fallecido Taylor Hawkins, convirtiéndola así en un inesperado testamento cinematográfico.