Ciudad: CDMX

30 años de paz y baile: La Maldita Vecindad

¡Ehhh, familia!, ¡palabras dedicadas a todas las muchachas y chamacos que gusten de bailar ese alocado ritmo llamado ska! Y por supuesto a la banda mexicana más longeva de este sabroso ritmo.

¡Vaya!, ¿quién diría que La Maldita Vecindad lleva treinta años de trabajar de sol a sol en el escenario? pensar que cuando muchos de sus fanáticos nacieron, ‘La Maldita’ ya estaba más que consolidada en la escena latinoamericana. Pensar que ellos fueron la primeritita banda mexicana en tocar en Roskilde, Glastonbury y, de no ser por Rodrigo & Gabriela, la única en participar en el famoso show musical de la BBC, Later... With Jools Holland. Todo eso y mucho más nos han dado en ya tres décadas de música y baile.

Tras un breve intro, los meros meros pachucos hicieron su entrada triunfal al escenario de El Plaza dándonos la bienvenida a su cumpleaños y así como en la época prehispánica el lenguaje, las palabras, eran consideradas un preciado tesoro adornadas con la flor y el canto, Roco Pachukote nos comparte palabras de tranquilidad, de respeto al uno al otro, porque así como lo ven con la carne y la piel pegadas a los huesos tiene un montón de buena vibra y baile que dar.

La salsa es un ritmo sabrosón, pero dentro de ella se encuentran letras de tristeza, de mal de amores y terribles cosas de la vida ordinaria y aun así nos mantiene bailando y gozando su cadencia, esa es la manera de sopesar o de liberarnos de la mala vibra, el baile, sobre ese tenor están las canciones de La Maldita cuando dejan caer al escenario “Mojado”, aunque quizá resulta más liberador con el ska ya que en el slam uno recibe y devuelve empujones a diestra y siniestra, ese es el caso de “Solin”, “Un Gran Circo”, “Un Poco de Sangre” y “Pachuco”, esta última fue la segunda rola que nos remonta a la época de oro del cine mexicano.

Para esta celebración se escogió un setlist muy rico y de todo un poco, dándole variedad escuchamos, “Rafael”, “Mujer”, “Lamento” y la más pedida en las redes sociales “Tatuaje”, muy buena elección por cierto, para esta ocasión sonó “El Cocodrilo” llevándonos de nuevo al pasado, mencionando nombres como Juan Orol, Tongolele y Pérez Prado, dándonos una vuelta por las calles del D.F. de hace ya varias décadas.

Después de disfrutar un set de veintitantas 'rolotas' y divisar en las pantallas grandes momentos de La Maldita, fotos, volantes y conciertos, con el ambiente ya muy húmedo y candente de tanto baile, el show parece terminar, cerrando con la última rola de la trilogía que nos lleva a un México cincuentero, “Kumbala” un romance de danzón.

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Comisario Pantera y Club Rodante en El Plaza

Tras haber conquistado el Teatro de la Ciudad, el Lunario del Auditorio Nacional, el Vive Latino y el Teatro MetropólitanComisario Pantera llegará a El Plaza Condesa para continuar con la promoción de su más reciente álbum, Club Rodante, y complacer con lo mejor de su discografía.

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Los boletos ya están disponibles en las taquillas del lugar y a través del sistema Ticketmaster y los podemos encontrar con un precio que va de $350.00 hasta $550.00.

No te quedes sin asistir a este intimo evento, donde los chicos de Comisario Pantera tienen preparadas grandes sorpresas para ti.

Aquí te dejamos una buena canción, que seguro te gusta mucho.

Trust en México

El músico canadiense Robert Alfons, conocido en el mundo de la música electrónica como Trust, visitará por primera vez nuestro país de la mano de Arts & Crafts México.

Los boletos ya están a la venta en las taquillas del inmueble y a través de trust.boletia.com con un costo de $250 en preventa, mismo que se elevará a $290 el día del evento,

Deftones: Un último show después de la tormenta

Tláloc, el dios cuya efigie seguramente apreció Deftones en su visita al Museo de Antropología, no desató su furia la noche de ayer, al menos no como en Guadalajara, donde su presentación tuvo que ser cancelada debido a la tempestad; la catarsis no sería interrumpida y el Pepsi Center WTC comenzó a ocuparse desde temprano.

La serpiente de gente se disipó en el interior del inmueble y Chino Moreno hizo brillar sus "Diamond Eyes"; aquí nada provocaría que los gritos se ahogaran en agua, que las fuerzas de la naturaleza disolvieran la multitud. Se escuchó el grito de guerra "guns, razors, knives" de "Rocket Skates" y la carrera apenas comenzaba.

"Be Quiet And Drive”, porque el camino es vida como decía Jack Kerouac, auguraba que muy lejos iba a llevarnos este viaje astral y eufórico. "Tempest" para calmar los ánimos y apreciar la nueva música del mensaje de amor inesperado en japonés: Koi No Yokan. "Swerve City" para enaltecer esta obra, la más reciente de Deftones que siempre es recibido con entusiasmo en estas lejanas tierras.

Finalmente, dos recuerdos del galope del pony blanco: "Feiticeira" y "Digital Bath", para sentirnos supremos; "Poltergeist", porque tanta furia nunca es suficiente: "I love you to death"; "Rosemary", para dedicar a almas ausentes. Gritos de mariachi de Chino y Sergio antes de "Passenger" y posteriormente "Change (In the house of flies)", porque no somos los mismos desde que Chi Cheng durmió para siempre, con "Around the Fur" que fue dedicada a su memoria y "Head Up" para que nuestras almas siguieran volando.

Y que el ser supremo al que le prendemos veladoras, ignoramos o rezamos mantras, quien quiera que sea bendiga a aquellos que nos ofrecen odas como "Minerva" seguida de "Root" para acercarnos al réquiem:"7 Words", el ímpetu adolescente y rabioso que sobrevive y necesitan desfogues con la guitarra de Stephen Carpenter acuchillando las sienes, con los impactos precisos de Abe Cunningham en la batería, los ambientes desoladores de Frank Delgado, con el entusiasmo y buen karma de Sergio Vega, y con la voz, el filo, el comando de Chino Moreno, quien refirió que se trataba del último show de la banda antes de meterse de nuevo al estudio.

Solo nos queda esperar por más música necesaria, mientras tanto nos quedaremos con este recuerdo que superó una tormenta, con las canciones de esta banda que quiebra distancias y con noches como esta, en las cuales nuestras penas se quedaron como ecos entre la multitud. Como bien lo dicta el hashtag: #Deftonesporvida.

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Con el alma renovada: Travis

Ayer por la noche, el tan aborrecido Pepsi Center no hizo de las suyas en cuanto a las fallas de audio, más que algunas poco perceptibles que se atenuaban con los gritos del público que a pesar de la lluvia, el tráfico infernal y que se trataba de inicio de semana se dieron cita para recibir de nueva cuenta a Travis en la Ciudad de México.

Tras la presentación del proyecto tapatío Technicolor Frabrics, puntualmente, uno a uno salieron al escenario Dougie, Neil, Andy y finalmente Fran Healy, quienes comenzaron sin mayor preámbulo con "Mother", tema incluido en su último disco. Inmediatamente, "Selfish Jean" desató el furor de las miles de personas reunidas bajo ese techo, que cantaron, brincaron y aplaudieron como si no hubiera mañana.

Siempre se agradece cuando un concierto está lleno de verdaderos fanáticos de la banda estelar, lo que van a quedarse sin voz y no a tomarse fotos con el escenario de fondo, y esta no fue la excepción. Tras interpretar "Moving", el combo "Love Will Come Trough" y "Driftwood" logró que se le erizara la piel a más de uno, que abrazara a quien tenía más cerca y hasta que enjugara algunas lágrimas tímidas.

Posteriormente, "Re-Offender" fue coreada a una sola voz, trayendo devuelta consigo recuerdos de hace más de una década. ¿Quienes éramos entonces y quienes somos ahora? El concierto siguió su curso y tras revelar que había escrito ese tema para su hijo, Fran Healy comenzó a interpretar "Reminder", que fue seguida por tal vez las canciones más esperadas de la noche: "Writting To Reach You", "Side", "Closer" y "Sing".

Sin duda se trató del punto más alto de la noche, hecho que se pudo constatar con los ensordecedores gritos y ovaciones que inundaron el Pepsi Center. Con cada canción se podía sentir como los problemas y angustias que amargaban nuestro corazón y nos asfixiaban el alma se desprendían uno a uno, dejando a su paso sólo paz y tranquilidad.

Tras más de una hora de concierto se presentía que el final estaba cerca y la banda regaló una emotiva "Slideshow", seguida de "Blue Flashing Lights" y "Turn", para continuar con "Happy" y una versión acústica de "Flowers in the Window", en la que únicamente estuvieron acompañados por una guitarra y un pandero.

Finalmente, el show cerró con "All I Want To Do Is Rock" y "Why Does It Always Rain On Me?" dejando claro que el mundo en el que la gente escucha y canta las canciones de Travis no puede ser tan malo y que el día en que la voz de Fran Healy se extinga, éste será un lugar muy triste.

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Quiero Club: 10 años de júbilo

Dos lustros sobre el escenario; una década de electro-pop más empalagoso que gomitas en almíbar. Quiero Club se celebró a sí mismo el pasado sábado en el Plaza Condesa, acompañado de queridos amigos y compañeros de batallas, así como su público tan característicamente apasionado.

Tras el reciente éxito de su cuarto álbum El Techo Es El Suelo y la salida de su fundador y el gran ausente de la noche Gustavo Hernández “Catsup”, parece que la fecha importante inspiró en el colectivo regiomontano una noche de reflexión sobre su trabajo acumulado, traducido en un setlist curado específicamente para esta noche.

Liderados por la carismática Marcela Viejo y la diminuta pero energética Pris González, el grupo empezó con “No Hay Nadie”, canción que también abre su último álbum. Desde el principio hubo una conexión con el público, que cantaba con todas sus fuerzas y hasta celebraba con gritos y aplausos las palabras de las chicas entre canciones a pesar de que poco se les podía entender gracias a la pobre acústica del lugar.

Para el segundo número, “Las Propiedades Del Cobre” del EP Días Perfectos (2011), empezaron a desfilar los invitados de honor, empezando por Ray Jair en dicha canción, Julián Plascencia en “Qué Hacer En Caso De Oír Voces” y los hermanos Blake de División Minúscula en “Minutos Al Aire”; mientras que las notas del bajo en “Días Perfectos” estuvieron bien curadas gracias a Quique Rangel de Café Tacuba.

La energía de los integrantes de la banda no decayó durante cerca de hora y media de música frenética, tiempo en el que no hubo una balada para descansar unos minutos. Luis “Fara” Domínguez se desquitaba en el bajo y vocales, mientras que Rodrigo Martínez, mejor conocido como Boscop Benavente, hacía lo propio en batería (aunque de pie para poder saltar). Pris deleitó al público con su talento para hacer mover un hula hula fosforescente, contorneándose en su entallado traje negro de piel; parecía que no se podía prender más el ambiente para cuando cayeron los globos del techo en “No Coke”, el tema clásico que colocó al grupo en el mapa musical desde un principio.

Entre tanto invitado esperaba que en cualquier minuto subiera “Catsup” a celebrar con su antigua agrupación, sin embargo recordé que Zurdok tocaba en Zacatecas al siguiente día; "rayos”, solo pensé. Para “Let Da Music” (con María Daniela) y “Backstage Drama” el público sabía que el final de la celebración se acercaba, así que bailaba y coreaba con más fuerza. “Dance, you can dance”, cantaban las chicas, como si el respetable del Plaza necesitara permiso.

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Def Leppard: Cuando los grandes van y regresan

No hay remedios infalibles para los vacíos que suelen dejar las partidas. Tampoco hay verdades escritas sobre los modos de atravesar por el dolor sin dejar estragos. La muerte de un grande como Gustavo Cerati, por mucho que haya quedado anunciada cuatro años atrás, no puede pasar desapercibida, ni mucho menos dejar de causar algo, sea mínimo o mayúsculo, en todos aquellos que se han permitido un mínimo de rock en sus existencias.

Como parte de su Summer Tour, para el que en algunas ciudades se sumó KISS, Def Leppard regresó a la Ciudad de México para invocar tiempos lejanos y de algún modo repetir lo hecho en 1993, cuando pisaron por primera vez el país. Ayer, como en aquél entonces, contaron con la participación de CODA, agrupación icono y sobreviviente de aquellos años de glam y hard rock. Fueron ellos quienes, aún con un set de apenas cinco canciones, consiguieron dibujar rostros de alegría y emoción tras ejecutar clásicos de su historial y dedicar “Tócame” a Cerati. Gran elección de grupo telonero para completar una noche ochentera que al final terminó por rendir más de un tributo.

Para cuando subieron a las tarimas, Def Leppard se encontró con un público ávido y dispuesto, y para quienes no hubo mejor inicio que “Let It Go”, canción que dio paso a “Action”, cover a The Sweet. Tras este inicio, vino “Animal” y el tiempo se detuvo en 1987, con sus luces neón y lujuria desbordada. “Love Bites” y “Love Like a Man” terminaron un primer acto que abrió un set acústico con dos de los grandes hits de Leppard: “Two Steps Behind” y “Bringin’ On a Heartbreak” fueron el clímax perfecto de una noche de nostalgia y añoranza.

Ya en los albores de un final no deseado, la banda ejecutó los riffs de “Hysteria”, “Rocket” y “Pour Some Sugar On Me”, provocando que el llamado Domo de Cobre entregara todo lo que le restaba dar. Es cierto, muchos años han pasado, pero la banda sigue en forma e interpretando cada canción de forma efectiva, mostrando respeto por la época y público que los vio crecer, hacerse enormes y encumbrarse en la cima que alguna vez pisaron.

No hay duda de que la gran mayoría de los asistentes al concierto de anoche experimentaron ese algo que dejó la partida del maestro argentino. Y aunque ya se dijo que no hay soluciones ni certezas para mitigar las ausencias, sin duda, lo ofrecido por Def Leppard (y CODA en su justa medida), sirvió para hacer de la nostalgia un aliado y recordar que no hay manera de superar lo hecho por los grandes, por quienes sentaron bases y por aquellos que hoy no tienen nada que temer y que, en esa misma medida, saben que pueden irse y regresar en el momento que deseen. Siempre estarán ahí.

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Esta noche es especial, es para Gustavo: Vicentico

Gabriel Fernández es un hombre de pocas palabras, tanto que prefiere que se refieran a él solamente como "Vicentico", y, congruente con esta manera de ser, es raro cuando se dirige al publico más allá de un saludo, pero quienes asistimos a su concierto la noche de ayer sabíamos que había un factor fuera de lo común.

Las luces se apagaron pasadas las nueve de la noche y la ovación era tan ensordecedora que Vicentico jugaba a esconderse detrás del atril de su micrófono. Si bien no era lo suficientemente esbelto para pasar desapercibido, al final no le quedó más que dejar todo con su característica voz y soltar de golpe “Ya No Te Quiero”, “Si Me Dejan” y “Cobarde”; canciones duras y muy emocionales, como gran parte del catálogo solista del cantautor argentino, más lento y campirano que del ambiente de fiesta que lo hiciera famoso con su proyecto original.

El momento que todos sabían que llegaría apareció cuando se dijo en voz alta "para Gustavo" antes de interpretar “El Rey del Rock ‘n’ Roll”, lema que quedó como anillo al dedo y que desató una emotividad de la audiencia única e irrepetible. El mismo Vicentico lo sabía, "guardemos un momento silencio, todos sabemos que esto es único, especial y que no pasará de nuevo" agregó al micrófono para seguir con lo que se sabía: el luto al cantautor Gustavo Cerati que tras cuatro años de estar en coma, falleció el mismo día que Vicentico se presentaba frente al Teatro Metropólitan.

Sin duda, el ambiente era especial; no de fiesta, sino de intensa entrega a las canciones de vida, muerte y amor. Se dejaron escuchar “Siguiendo la Luna”, “El Aguijón” y por supuesto “Basta de Llamarme Así”, de Los Fabulosos Cadillacs, siempre con ese temple tan sereno de Vicentico que no hace alarde de su canon de trabajo, pero sabe quién es y dónde está parado, especialmente cuando el griterío se lo come vivo.

Una pausa y el regreso conocido como encore se dio con sus temas más famosos: “Creo que me Enamoré”, “Tiburón” y “Los Caminos de la Vida”. Posteriormente, cuando sus músicos se retiraron, Vicentico procedió a quedarse un rato más y regalar una versión acústica de “Vasos Vacíos” para dejar ir a un público que jamás vivirá algo así de especial y de emotivo. No fue una noche más para Vicentico y su público, esta fue una para recordar. 

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La irónica Película Muda de Paté de Fuá

Sí, el Teatro Metropolitan es un gran espacio con buena acústica y agradable, pero hay ciertas ocasiones en las que la idea de un concierto de música “no tan tranquila” en aquel recinto no checa bien; pero para Paté de Fuá les quedó como anillo al dedo. Tal vez es la decoración del inmueble, las pesadas cortinas rojas, la tipografía de los años 40 o en sí toda la esencia del lugar que creaba un ambiente perfecto para la presentación de Película Muda Parte I.

La presentación de un nuevo disco siempre es un suceso de pánico, principalmente porque no sabes cómo va a reaccionar el público, y a Paté se les notó un poco durante la primera parte en la que presentaban canciones como “Llorarás”, “Corona de Espinas” y “Princesita”, en la que la banda aparecían poco a poco, como su fueran extraños caminando por la calle que casualmente coincidían, mientras Yayo González platicaba sobre aprovechar la obscuridad y el romanticismo de estas nuevas letras para conquistar a quien estuviera a un lado o ya de plano seducir para llegar a un faje lindo y sensual…el público reaccionó bien, con sonrisas, aplausos y abrazos a sus acompañantes.

Un suspiro de alivio para la banda, así se notó, porque ya después, el aire festivo que impregna sus melodías inundaban de nuevo todo, “El Tren de la Alegría”, “Invitación al Vals” y “El Soñador” se fusionaban con las recientes “Mendigo del amor”, “Nubes de Úbeda”, “Te Conozco Mascarita” y “Vamos a Morir” con las que la audiencia se puso a bailar donde podían, aplaudían, cantaban las canciones y daban gritos sabroseadores para los integrantes.

Paté se lució, son grandes ejecutantes y gustan de regalar ante un público sus experimentos sónicos como un serrucho tocado con el arco de un violín, el xilófono, saxofón y acordeón que suenan a folclor latino y a romance europeo al mismo tiempo; eso de transportar con la música es su elemento y para esta ocasión se ayudaron con visuales de caricaturas antiguas, extractos de películas con Chaplin y Fred Astaire, pero había otros que desviaban la atención, figuras neon que no se sentían parte ni del ambiente ni de la música, pero que la banda recuperaba con la habilidad teatral que poseen.

Así, después de casi tres horas de complacer al público tocando las canciones más pedidas, la noche llegaba a su fin con “Muñeca” y “Celoso y Desubicado” y entre los bailes de 'Luri' Molina con Dan Mazor y la maestría con que Demián Cantilo se luce en las percusiones, la banda ya no daba ese aire de ser extraños con un gusto común musical con el que iniciaron, ahora eran Paté de Fuá, amigos, compadres, músicos que contagiaron alegría, baile y sensualidad a un público que -aunque se sabe fan- agradecieron lo nuevo y lo viejo en aquella noche de Película Muda.

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Solo un pensamiento: Los Cafres

Sábado de gran actividad en la capital, calles cerradas por la logística del Maratón de la Ciudad de México, fuertes lluvias, miles de personas en las calles por la quincena, encuentros deportivos y más cosas que se pueden hacer durante un fin de semana, cómo diría Chava Flores:

“Sábado Distrito Federal,
Desde las diez ya no hay donde parar el coche
ni un ruletero que lo quiera a uno llevar
llegar al centro atravesarlo es un desmoche
un hormiguero no tiene tanto animal”.

Pero este día también tenía su encanto y es que el José Cuervo recibiría a Los Cafres para continuar con el paso de su gira por sus primeros 25 años de carrera. Si bien, hace apenas unos meses los argentinos nos visitaron durante el Vive Latino, esto no fue sufciciente para disfrutar como se debe de esta banda considerada como una de las más importantes exponentes del reggae a nivel mundial.

Después de una torrencial lluvia que provocó que las calles aledañas al recinto se inundaran y uno tuviera que cuidarse de los automóviles o caer en un gran charco, el público se fue apoderando del lugar y mientras unos se uniformaban con las playeras de los puestos de afuera, otros ya entraban para poder tener mejor lugar.

El contador del personal de seguridad avanzaba conforme pasaban los minutos y antes de que dieran las 20:00 horas el Tepexicuapan Sound System acompañado por el Real Stylo fueron los primeros en poner el ambiente de fiesta a esta noche, con temas que abogaban por la libertad personal, gozo y apoyo a la marihuana, acompañados por puños y palmas al aire de los ahí presentes.

Luego de ir preparando el terreno y fungir también como un buen anfitrión y maestro de ceremonias, el Real Stylo abandono el escenario para darle paso a una de las agrupaciones nacionales que poco a poco se ha ido ganando el cariño del público: Golden Ganga.

En el audio local se podían escuchar canciones de Bob Marley, que calmaban la ansiedad de las ya miles de almas que se encontraban en el lugar, fue hasta las 20:30 que los tapatíos fueron subiendo uno a uno.

“Estamos muy contentos de estar aquí en la gran Tenochtitlan con nuestros hermanos mexicas, nuestra raza”, comentó su vocalista Adán para dar paso a lo mejor de su repertorio.

Temas como “Nada es casualidad”,  “Hablar Cantando”, “Amanecer”, fueron haciendo que el vapor de los cuerpos y otros humos fueran subiendo, para crear una atmosfera de armonía que nunca decayó y menos cuando se escuchó “Aire”, “Algo” y “Tú”, temas que fueron agradecidos por besos entre las parejas y uno que otro Don Juan que trataba de impresionar a la chica de junto.

Con la emotiva “Gracias”, Golden Ganga se despidió de sus seguidores para prometer regresar muy pronto y continuar con la promoción de su más reciente producción Energía Libre.

En ese momento las luces se volvieron a apagar, la sala para fumadores y los sanitarios se volvieron a llenar, las cervezas volvieron a recorrer la plancha, mientras el staff de los argentinos comenzaba a hacer el cambio de instrumentos.

Todo iba bien, hasta que el equipo tardó más de media hora en dejar todo listo y poder das luz verde a Los Cafres, los gritos y chiflidos no se hicieron esperar, fue también que en este momento a unos seguidores de la parte de arriba (ya en estado de ebriedad) les salió lo mexicano y comenzaron a gritar como si estuvieran en un estadio de fútbol y le reclamaran al portero contrario.

Por fin luego de ir y venir sobre el escenario, uno a uno fueron subiendo Los Cafres, ya estaba escrito, la fiesta había llegado a su máximo esplendor, sin mediar palabra y luego de un intro que dejó escuchar su gran capacidad musical Guillermo Boneto subió frente al respetable, vestido de una forma muy elegante  y sin mediar palabra se escuchó “Suena la Alarma”.

Siempre con una sonrisa en el rostro y agradeciendo el cariño de sus seguidores mexicanos, que abarrotaron el José Cuervo, Boneto comentó: “Gracias por tanto afecto, siempre nos ha ido muy bien desde la primera vez que venimos a México”.

“Kaos”, “El Ángel”, “El Romano”, “La Foto de Zapata”, se escucharon y desataron aún más la euforia, en ese momento no había nada más que una gran comunión y conexión entre el público y la banda, el momento se había hecho más grande y el recorrido por lo mejor de su gran repertorio musical de estos 25 años no defraudo a nadie.

Luego de un encore, “El Paso Gigantge”, “Barrilete”, “Una Perla en mi Vida” y “Dale!”, volvieron a arrancar los gritos y fue en ese instante en que Guillermo tomó una bandera mexicana y desatara aún más esa locura, Los Cafres son de esas bandas de las que no puedes dar por hecho lo que harán sobre el entarimado, siempre llevan el momento más allá de lo imaginado

Tras una segunda pausa y de nueva cuenta los asistentes de la parte de arriba comenzaran con los gritos, los cuales fueron desaprobados por la mayoría de los ahí presentes, interpretaron “Secreto mío”, “Casi que me pierdo” y cerrar con “Si el Amor se Cae”.

Entre gritos, canto, baile, palmas, playeras mojadas, celulares en alto y demás muestras de cariño, Los Cafres se despidieron para prometer regresar muy pronto.

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