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Los años difíciles del cine polaco: #GIFF2014

Los años difíciles del cine polaco: #GIFF2014

26/Jul/2014

Hablar del cine polaco podría ser algo difícil en un país como el nuestro, donde se tienen apenas algunas referencias; sin embargo, al ser invitado especial del 17º Guanajuato International Film Festival, resulta en realidad en algo obligado.

En conferencia magistral presentada en el Teatro Santana de San Miguel de Allende, Guanajuato, el Dr. Jakub Mikurda nos regaló una muy interesante historia ilustrada del cine polaco.

Con referencia en la historia de un país tradicionalmente dividido y en conflicto, Jakub destacó que su natal Polonia es, desde su posición geográfica, un territorio condenado entre la disputa de grandes potencias; no se necesita mucha imaginación para suponer que estar en medio de Rusia y Alemania no es poca cosa.

Tras ser uno de los países más importantes de Europa, el paso de los años le ha cobrado la factura, además de ponerlo a prueba. De ese modo, como catarsis, artes como la literatura y la pintura funcionaron siempre como medio de expresión de una sociedad en conflicto. De esta manera, sin quedar exento, surgió el primer cine polaco como una oportunidad de encontrarse con una identidad propia.

Muchos eventos fueron parte de la inspiración. Tras la Segunda Guerra Mundial, 6 millones de polacos murieron, lo que dejó imágenes que aún hoy perduran en la sociedad. Después de la derrota de Alemania, el triunfo soviético significó la integración de Polonia al bloque comunista y con ello nuevos tiempos de represión.

Las cosas nunca han sido fáciles en Polonia, donde a pesar de todo la sociedad siempre se expresó en proyectos tan claros como Solidaridad o con algunas “trampas”, como los cineastas locales.

El recorrido de Mikurda nos llevó por los primeros experimentos cinematográficos polacos (previos a la Primera Guerra Mundial), el cine de entretenimiento con tintes hollywoodenses (de 1939 a 1945), el periodo del realismo socialista, en el que el cine formó parte de las herramientas doctrinarias del sistema; y la llamada “escuela polaca”, en la que se verían los primeros pasos de un Roman Polanski que soñó con ser actor antes que director (escuela, que por cierto, tuvo enormes influencias del nuevo realismo italiano).

Sin embargo, a pesar del control bajo el que se encontró en gran parte la historia del cine polaco, los artistas lograban encontrar luz para hacer llegar sus historias. Un ejemplo muy clarificador es Ashes and Diamonds, cinta de Andrzej Wajda, cuyas imágenes lograron lo que las palabras, censuradas por el partido en el poder, no habían conseguido.

De hecho, las imágenes fueron y son un distintivo de una Polonia en la que también se destacaron los carteles cinematográficos que al día de hoy siguen siendo inspiración de la fructífera animación que el cine de aquella nación ha desarrollado.

Muchas palabras faltarían para seguir describiendo el cine del país invitado de honor en el Guanajuato International Film Festival, afortunadamente, en San Miguel de Allende tiempo nos sobra.

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